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Ver la Versión Completa Con Imagenes : En sus 71 años: Danny Trejo, un caradura de buen corazón


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Tyler Durden
16-05-2015, 10:41:00
http://www.elcolombiano.com/documents/10157/0/580x500/0c67/580d365/none/11101/NKDJ/image_content_23314908_20150502234734.jpg

A Danny Trejo le gusta el café. Se sirve una taza bien caliente y lo revuelve con paciencia. Cae la tarde de inicio de primavera en Austin, Texas, y un viento helado acompaña por momentos la estancia en esta ciudad. Trejo cumple hoy 16 de mayo 71 años.

Es un hombre calmado, llega sigiloso al salón del hotel donde será la entrevista, camina despacio, sin hacer mucho alboroto. Se ve más bajo de lo que aparenta. Sus 1,67 metros de estatura parecen 1,90 en las pantallas de cine. Saluda con gracia, llega bien abrigado con buzo y pantalón deportivo gris. Su camisilla negra deja ver parte del tatuaje de su pecho, ese en el que se ve la figura de una mujer y que fue votado como el más reconocido del mundo por la revista International Tattoo. Trae tenis blancos, impecables, y un sombrero negro.

Se sienta en el sillón escogido para hablar de su vida, de sus proyectos, de su trabajo. Se quita el sombrero, lo tira al suelo y esboza con una carcajada: “Me siento como un papá”. Para muchos actores, quienes han compartido el set en las cerca de 285 películas que ha hecho, es un papá.

Las mellizas Avellán, Electra y Elise, quienes trabajaron con él en las dos películas de Machete y compartirán presentación en los Space Awards, hablan con emoción al referirse a Danny Trejo como un protector y de quien han recibido los mejores consejos a la hora de rodar escenas de acción.

Nadie como él para generar miedo con una mirada, para saber hacer pausas en momentos impensables en una película de acción, para manejar diferentes armas y demostrar más fiereza con ellas en la mano. Cuentan que grabando Machete Kills les dio toda una cátedra de actuación.

“Sáquenle el jugo a la escena”, les dijo, “nada de disparar a la loca. Disparen, griten, muevan los hombros y disparen de nuevo, vuelvan a gritar y disparen otra vez”, cuenta Electra, gesticulando muecas propias de esa escena de acción.

Tras la lección grabaron la toma y el director de la película, Robert Rodríguez se acercó feliz al actor.

—¿Qué les dijiste a las chicas?, preguntó.

— “Desde ahora soy su entrenador”, respondió Trejo.

******

El actor tiene los ojos verdes, se pierden en su cara de expresión ruda y brusca. Lleva, como es habitual verlo en las películas, su pelo largo, negrísimo y liso, lo agarra desde la parte baja de su cabeza. La cola de caballo cae 10 centímetros por su espalda. Algunas canas acompañan su bigote y sus patillas.

Habla con la tranquilidad de un hombre mayor, con acento chicano y voz gruesa, de esas que retumban, pero que siempre contrasta con una sonrisa contagiosa, que por instantes se convierte en carcajadas. Hay momentos en los que frunce el ceño y levanta la mirada al techo. Lo hace para buscar el momento más feliz de su infancia, y reconocer que no tiene ningún recuerdo alegre en sus primeros años de vida.

Los padres de Danny Trejo son mexicanos pero él nació en Ecko Park, Los Ángeles, Estados Unidos. Conoció la violencia, las drogas y los problemas muy joven. Su tío Gilbert fue el mentor de una carrera inicial como drogadicto y delincuente. A los 8 años probó la marihuana, a los 12 la heroína, a los 14 años ya era un malhechor. Su juventud y parte de su adultez la pasó en malas compañías. Estuvo preso cinco años. Esa era su película en ese entonces, drogas y crimen. No se enorgullece de ello, pero aprendió la lección.

“Tú hablas con un actor y te dice que a los siete años sabía que quería ser actor. Yo quería ser vendedor de drogas”. La cárcel moldeó su carácter. En 1969, a los 25 años, salió de prisión y se prometió a sí mismo no volver a ese lugar y enfocar su vida en servir a los demás. Concentró su vida en el trabajo social, en ser consejero de quienes querían alejarse de las drogas. La actuación llegó por accidente, de esos que se confunden con la palabra destino.

Un joven en medio de su rehabilitación entró en crisis. Trabajaba en una película, lo llamó, le pidió ayuda, necesitaba su presencia como guía. Allí en el set de Runaway Train (Escape en tren) en 1985 comenzó una historia en el cine que no ha terminado. Fue a asesorar a su muchacho y le dieron un papel, necesitaban un tipo como él. En la cárcel fue campeón de boxeo en las categorías liviano y wélter. Lo contrataron como entrenador de pelea para los actores. Tenía experiencia y buen golpe y por eso terminó siendo el peleador villano de la película. Sin pensarlo se embarcó en una aventura que cambió su vida para siempre.

—¿En qué momento se sintió un artista?

—”Todavía hoy no me siento actor. Mi trabajo es ser guía de los adictos para salir de ese mundo. Mi pasión es hablar con los chicos y alejarlos de las drogas. Para mí, la actuación es diversión, yo actúo para divertirme y que el público se divierta”.

Trabajador incansable
Cuentan quienes han trabajado a su lado que es tan responsable y laborioso que en las grabaciones llega dos horas antes y se va dos horas después. No se considera un ícono del cine de acción, ni tampoco del cine latino, “yo soy un trabajador social” insiste, y lanza una frase para la posteridad: “El gran problema para un actor es recordar que todo el mundo piensa en uno como una estrella de cine, mientras nosotros no nos vemos así. Mi trabajo es como el que haría un pintor, un electricista, quizá un poco más glamuroso que otro trabajo, pero no es más importante que el que hace el chico que arregla televisores. Así lo veo y así lo quiero ver”.

Su fórmula del éxito y la felicidad es la misma que aplica cada vez que está en un set de grabación: mirarse al espejo, entender que no es el responsable de su vida, permitir que las cosas fluyan y dar gracias. En su inglés, que combina muy poco con el español, esboza una palabra que menciona tantas veces como puede en medio de la charla: “Diosito”. Él deja todo en manos de Diosito, y le agradece todos los días.

—¿Cuál es el secreto de su vitalidad?

—”Estoy por cumplir 71 años, duermo 3 o 4 horas diarias, Diosito me dio la vida que tengo hoy, soy bendecido cada vez que me levanto”.

—¿Pero, cómo se mantiene en forma?

—”Camino mucho, troto un poco, levanto pesas y hago algo de boxeo, no mucho pero algo. Me gusta la comida de mar pero me como sin problemas una hamburguesa, ya me toca trabajar más en el gimnasio pero no me privo de comérmela”.

Su carrera ha sido tan larga que no es raro que lo reconozcan varias generaciones, desde los más pequeños seguidores de Spy Kids, hasta los jóvenes que disfrutaron Machete y los adultos que lo recuerdan en Desperado.

Ser un vocero para los jóvenes es una de sus obsesiones, por eso sus malos años los transforma en una cátedra a la hora de hablar en un espacio que considera fundamental: los colegios. Su meta es alejar a los muchachos de las drogas y el alcohol. Al hablar de su mensaje mueve con intensidad las manos, abre los ojos y habla fuerte: “los problemas son menores si te alejas de las drogas y el alcohol. La educación es la clave para lo que quieras hacer”, es lo que dice en las escuelas de Estados Unidos.

Pero entregar ese mensaje no es fácil. “Captar la atención de los chicos es muy complicado, para un niño de 10 años tu no eres ‘cool’, pero la bendición de Diosito es que yo entro a esos colegios y los chicos me miran impresionados: —miren el tipo de Spy Kids, no, es el de Machete—, y ellos quieren oír lo que ese personaje les quiere decir y ahí yo aprovecho y entrego mi mensaje”.

El hecho de que el público, los directores o la industria lo cataloguen como un actor que solo maneja elementos cortopunzantes y echa bala por doquier lo tiene sin cuidado. No hay ningún papel que hubiera querido hacer y no hubiera podido. Ha hecho de todo: comedia, acción, series, buenas y malas películas, para él es pura diversión. Actuar es un pasatiempo. A él se le iluminan los ojos cuando habla de más de 40 años de trabajo uniendo familias, sacando muchachos de las drogas. “Milagros”, dice, en los que trabaja todos los días.

—¿A qué le tiene miedo?

—“A mi exesposa (risas). No es cierto, aclara. El miedo para mí es falta de fe, y como mi fe es y siempre será fuerte, yo no tengo miedos”.

Los Space Awards
El set en croma, de fondo verde, de esos para trabajar efectos especiales es en el que se graban los promocionales de los Premios Space. Desde el director, el camarógrafo y asistentes tienen los zapatos enfundados en una malla azul menos él, el actor principal, el presentador de los galardones que premian las mejores escenas de acción de las películas. Para los directivos del canal es un ícono, así él no se lo crea. “Humilde, sin aires de divo e inagotable”, dicen en medio de las grabaciones al preguntar por su actitud.

Verlo en escena es pasmoso. Mueve con la destreza de un boxeador todo su cuerpo a la hora de lanzar un puñetazo. “¿Mi pelo está bien?”, pregunta en tono de broma, la producción dice que sí a carcajadas. “Tiene una energía maravillosa”, se escucha decir en murmullo, el director le pide una y otra vez que simule que golpea algo con el bate de béisbol, no hace reparos y al terminar dice en español: “¿otra vez?”.

No le importa repetir, le importa la perfección. La perseverancia hace parte de su carácter.

—Un consejo para quienes empiezan en la actuación.

—“No permitas que nadie te diga que no puedes hacerlo. ¿Te dicen que hay mucha competencia? Pues tendrás competencia también siendo plomero”.

—A propósito de los premios Space ¿qué debe tener una película de acción para ser buena?

—“Yo lo llamo las cuatro b (las palabras comienzan con b en inglés): Bullets (balas), babes (nenas), bombs (bombas) y blood (sangre). Todos en el recinto se ríen y él concluye: “no me lleves al drama, yo amo la acción, lo mío es la acción”.

Después de grabar los promocionales, Trejo viajó a Dallas a grabar con Adam Sandler la película The Ridiculous 6, regresó luego a Austin a seguir sus compromisos con el canal Space y de nuevo a Dallas. Sigue siendo un actor con el que muchos quieren trabajar. Su representante recibe 20 guiones semanales, solo 3 libretos pasan el primer filtro, el segundo lo da el pago: “Me divierto pero también hago dinero”.

Termina el día con Danny Trejo. Se va con una bolsa de café colombiano que reconoce por el olor, tiene una prima en Bogotá que le trae café. Quienes están allí le piden fotografías. Con las mujeres sonríe, con los hombres gesticula para la posteridad una mala cara, propia de sus papeles. Sabe cómo agradar a la gente. El caradura es para las películas, el buen corazón para la vida real.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
--EL CAPO--
16-05-2015, 13:06:56
ERDA 71 y no parece ome

Hannibal Lecter
16-05-2015, 15:57:24
esta enterito dany

cesarj
16-05-2015, 17:55:42
hacia rato queria leer una entrevista de este actor gracias por la info