Todo es igual, nada es mejor. Las inútiles polémicas

[Ayudante De Santa]

[Heráclito]

Denunciando no se escapa de las inútiles polémicas en donde todos caemos en la trampa. Un buen texto para reflexionar. Al que le caiga el guante que se lo chante (yo ya lo hice)

14 MAR 2015 - 8:57 PM

Todo es igual, nada es mejor

ÚLTIMAMENTE ME HE ENFRASCADO en varias polémicas inútiles y exasperantes a través de Twitter. Aunque cada polémica haya sido distinta en el tono y en el tema, todas tienen el mismo patrón: Yo digo que en el país X sucede una situación Z que me parece deplorable. De inmediato uno o varios tuiteros dicen que eso que ocurre en el país X, pasa también en el país Y, que generalmente es Colombia, o Estados Unidos, y que por lo tanto la crítica al país X carece de validez. Doy algunos ejemplos:

Por: Héctor Abad Faciolince

Tuiteo con asco que Daniel Ortega, el presidente de Nicaragua, haya nombrado canciller a su esposa, y a su hijo ministro encargado de la negociación con China del canal interoceánico, y a otras dos hijas como asesoras a sueldo del Ejecutivo. De inmediato una connotada politóloga dice que el nepotismo no es monopolio de Nicaragua, que aquí el hijo de un expresidente es viceministro, que hay hijos de senadores que trabajan en embajadas, que Santos iba a nombrar, pero no nombró, a su hijo en un puesto público, que es lo mismo y aquí sólo somos más solapados. Naturalmente uno preferiría un país en el que los cargos se entregaran por concurso de méritos, y que no influyeran las relaciones familiares. Cuando me pregunto si no sería peor que doña Tutina de Santos ocupara el cargo de Ángela Holguín, o que Martín Santos estuviera al frente de la venta de Isagén (no digamos de una concesión a un empresario chino para hacer un improbable canal en el Darién), entonces se me acusa de que lo único que pretendo es defender a Santos.

A mí me importa un pito defender o atacar al Gobierno, bien sea a este o a cualquier otro. No estoy, a priori, a favor o en contra de nadie. No aspiro a ningún puesto ni hago ni pido favores políticos; simplemente analizo. Y creo que cuando digo que la situación de Nicaragua es peor que la de Colombia no estoy cometiendo ninguna exageración. Dar una puñalada y chuzar con un alfiler son actos violentos, sin duda, pero casi todos estaríamos de acuerdo en que la puñalada es peor. Los que no quieren entender dirán que el alfilerazo fue en el ojo, o que estaba envenenado. Son los mismos que creen que cuando en el Padre Nuestro se habla del pan de cada día, la alusión al pan es sólo al pan.

Otro ejemplo: tuiteo una noticia horrenda. Que ISIS degüella en público a cuatro homosexuales en Mosul. De inmediato saltan los tuiteros del “todo es igual, nada es mejor”. Que en la Revolución francesa también había guillotina; que en Medellín mataron un travesti el año pasado; que en el estado de Utah aprobaron el fusilamiento como método de pena de muerte. Cuando pregunto cuándo jubilaron la guillotina en Francia, o si lo del travesti es una política de Estado, o si lo de Utah es también por el “delito” de ser homosexual, se enojan conmigo. Es como si fuera igual condenar a alguien por ser homosexual que por ser asesino en serie. Aunque uno esté en contra de la pena de muerte en cualquier caso, creo que no es difícil distinguir el nivel de oprobio.

Último ejemplo. Tuiteo: “‘En Venezuela hay separación de poderes’: Ernesto Samper no decía una mentira tan grande desde los tiempos del Elefante”. De inmediato saltan los tuiteros a decir que en Colombia es igual, que nuestras cortes están más podridas que las venezolanas, que me fije en Pretelt. Y sí, la crisis de la Corte Constitucional es grave, pero esa misma Corte aprobó la unión de parejas del mismo sexo, negó la tercera reelección a Uribe, despenalizó el aborto, y los magistrados no son títeres del Ejecutivo.

Muchas personas convierten una discusión precisa en una discusión moral general. Si uno dice que en el país X la tasa de homicidios es 10, y en el país Z la tasa es 140, y que 10 es mejor, siempre salta el que dice: es igual porque no se debe matar a nadie. Todo lo comparan con el paraíso, no con lo que es mejor o peor. Como en el tango de Gardel, todo se pone al mismo nivel: “vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos”.

Fuente: Semana