PDA

Ver la Versión Completa Con Imagenes : Las clínicas de garaje donde transgeneristas cambian su cuerpo (Ojo imagenes fuertes)


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
►Shep◄
04-10-2014, 07:26:15
Se inyectan fluidos y aceites para lograr la fisonomía de una mujer. Sus vidas penden de un hilo.

http://www.eltiempo.com/contenido/bogota/IMAGEN/IMAGEN-14635460-2.jpg
Foto: Abel Cárdenas / EL TIEMPO
Jacqueline Aponte salvará su vida con varias operaciones. Yomaira tiene su cuerpo desfigurado luego de las múltiples intervenciones con aceite de bebé.

Huele a piso recién encerado, su cama está tendida con sábanas rosas como acabadas de planchar y en la pared no hay más adornos que unas fotografías de ella, esas con trajes llamativos y una cabellera siempre rubia que le traen tantos recuerdos, buenos y perversos.

De los viejos techos de una casa en San Cristóbal Sur se desprenden matas, de algunas brotan flores que Yomaira riega con frecuencia. Mira sobre todo una pomposa y amarilla, su preferida.

Ya en su cuarto se para en una esquina y, despojada de toda pena, deja caer en un piso de madera todas sus prendas. Todas. “Mire. Esto fue lo que me hice; quedé solo en cueros. Me dicen monstruo”.

Su cuerpo es como un campo de batalla en el que la piel se rompe, se desprende, se escurre, supura. Del joven huilense que a los nueve años se dio cuenta de que los cuerpos masculinos, como el de él, eran los que le atraían queda poco, o nada.

Su vida activa como gay comenzó luego de haber recibido una golpiza de sus padres. Eso pasó cuando leyeron una nota redactada por un profesor en la que les contaba que su hijo se le había insinuado. “Me escapé y me fui a trabajar de panadero a un pueblo. Ahí comencé a sostener relaciones sexuales con hombres. Miraba revistas de travestis y soñaba con ser así de bonita”.

Esa vida de impulsos frenéticos lo llevó a Bogotá cuando solo tenía 20 años. No tenía dinero, pero sí, la convicción de ser mujer. “Llegué a consumir hormonas. Los travestis de la peluquería me contaron que eso se podía hacer. Se consiguen en cualquier droguería”.

Así transcurrieron diez años de su vida en la que como una oruga, su cuerpo se fue convirtiendo en mariposa. Sus senos se desarrollaron y su cabellera todos los días era más frondosa.

Todo ese tiempo se prostituyó. Sus días de mujer joven se desvanecieron en antros de perdición en Chapinero. “Gané bien pero me dieron muchas golpizas los policías, los clientes y hasta las maricas”.

Cuando llegaba a su casa la vida no mejoraba. Le hacían encerronas y le tiraban piedras. “Un día me tocó defenderme con un puñal”. Con dificultad llegaba a su pequeño cuarto, ese que tardo años en conseguir porque arrendarle a travestis es peligroso. Eso le decían.

A los 33 años quiso retomar su rumbo, dedicarse a la belleza y en ese momento, cuando sus senos comenzaron a caerse quiso reactivar su belleza. “Me inyecté un aceite que se usa para engordar a las vacas viejas. Lo conseguí en una veterinaria. Así engrosé mis piernas, buenas nalgas, me veía bonita”. Su vanidad le pedía más.

Entonces decidió inyectarse aceite de bebés. En el bajo mundo lo mezclan con colágeno y así fue que le confió sus pómulos a otro travesti. “Me sentía llamativa, sexy”. A pesar de que su cuerpo comenzaba a envenenarse un día se fumó un cigarrillo de marihuana, se dejó vendar y con dos inyecciones dejó entrar 2.400 centímetros cúbicos de aceite a sus senos. “Se me pararon”, dice, no se sabe por qué, después de tanto dolor, con una sonrisa.

Fue hasta que su cuerpo comenzó aumentar de temperatura y sus ojos se escondieron detrás de unos inmensos turupes que Yomaira supo que había comenzado su deformación. “Cuando el médico me vio me dijo: te mataste. Por qué no me consultaste”. El líquido migró por su cuerpo, engrosó su esternón, se fue a la ingle, al escroto, infectó lo que pudo hasta llevarla a un hospital.

Todos sus ahorros se esfumaron en medicamentos y citas. Está confinada a ver cómo su cuerpo se abre de repente y comienza a sangrar. Esa historia se repite todos los días en la ciudad, en barrios pobres y peluquerías de barrio.

Allí se esconden las transgeneristas como alguna vez lo fue Jacqueline Aponte, una de las defensoras más acérrimas de esta población en Bogotá, de la que no hay ni cifras.

A los 38 años cuenta que vivió el mismo proceso de identidad cuando era niño, solo que en una familia que nunca la abandonó. También conoció la prostitución, muchas veces en peluquerías fachada del barrio Venecia, y sintió asco de lo que hacía por la necesidad de tener dinero y la imposibilidad de conseguir un trabajo diferente y bien pago.

Nunca quiso ser una mujer de medidas exageradas. Desde niño fue delicado. “No quería ser un gay normal. Deseaba transformar mi cuerpo. Comencé con hormonas que conseguía en droguerías de barrio. Así logré que mi voz no se engrosara. Incluso usé unas que se les da a especies vacunas”.

Un momento de vanidad se convirtió en el preludio de su tragedia. En un pequeño apartamento del barrio Las Lomas le dijo sí a una intervención con polímeros. “Fue hace 7 años; yo tenía 31. Creí cuando me dijeron que eran inofensivos”.

El resultado fue satisfactorio hasta que los glúteos de Jacqueline comenzaron a cambiar de color, su cuerpo se llenó de masas que brotaban en su piel y sus testículos se inflamaron. El dolor es indescriptible. “Acabo de superar una etapa de parálisis que me llevó a usar muletas, a no volver a trabajar, a tener que hacer activismo desde mi casa. Estoy segura de que el 90 por ciento de las mujeres transgeneristas tienen biopolímeros en su cuerpo”.

Hoy el tratamiento médico que podría salvar las vidas de estas y muchas más mujeres ‘trans’ es más costoso que lo que les hubiera significado una operación de reasignación de sexo. “Incluyendo prótesis glúteas y mamarias”, dice Jackeline.

Las barreras de acceso para esta población, muchas veces sin seguridad social, son incontables, y los especialistas que se le midan a tratar sus cuerpos son pocos.

Cada segundo estas dos mujeres se preguntan cuánto vivirán. Jackeline está en una carrera contra el tiempo para salvarse y Yomaira ve como sus posibilidades laborales se hunden en la imposibilidad de comprar sus instrumentos de peluquería.

En el afán de tener un cuerpo de mujer, de encajar en una sociedad que les cierra puertas, que las maltrata, quedaron en el limbo de un cuerpo desfigurado. “Si no logro una operación puedo sufrir de necrosis. El tejido de mi piel puede morir. Incluso tendrán que amputar partes de mi cuerpo”.

Cada intervención cuesta 15, 18, 20 millones. La vida de quién sabe cuántas más mujeres ‘trans’ pende de un papel, una tutela, una demanda, una diligencia demorada que pesa cuando se está al borde de la muerte. “A la sociedad le digo que decidimos mostrar nuestros cuerpos para que se den cuenta de que el mundo ha cambiado. No todo está hecho en blanco y negro. Es más que una necesidad estética”.

Todo se consigue en la calle sin ningún control

Por 250.000 o 500.000 se compran los fluidos, por 8.000 las hormonas. No hay quién controle su venta ni las intervenciones de garaje en manos inexpertas de peluqueros o esteticistas. El riesgo para ellas, las transgeneristas, comienza en el primer instante en el que piensan en transformar sus cuerpos, un lastre más para la población LGBTI más discriminada. Según la Secretaría de Planeación, los y las transgeneristas son quienes en mayor proporción perciben rechazo, maltrato verbal, agresión física o maltrato psicológico.

El 99,68 % de ellos expresan que han sido discriminadas o sus derechos vulnerados y limitados por cualquier razón. El 19.86 % de las personas de los sectores LGBTI son percibidas como un riesgo para la comunidad. El 45.26 % de quienes los ven así lo justifican por aspectos relacionados con ir en contra de lo establecido, como la moral y las costumbres, la idea de familia, Dios, entre otras.

Sus posibilidades de trabajo se limitan a la prostitución o la belleza en barrios marginados. Los trámites para una reasignación de sexo realizada por profesionales es en repetidas ocasiones fallida por considerársele un tratamiento estético.

La Secretaría de Salud le hace seguimiento a varios casos para lograr que la atención en casos, como el de Yomaira o Jackeline, sea integral pero a simple vista se ve que falta más, empezando por un censo que identifique cuántas mujeres están viviendo este mismo drama.

Fuente:
CAROL MALAVER
Redactora de EL TIEMPO


Las historias de Yomaira y Jackeline se repiten todos los días en la ciudad, en barrios pobres y peluquerías de barrio.

Los trámites para una reasignación de sexo realizada por profesionales es en repetidas ocasiones fallida por considerársele un tratamiento estético. Sus posibilidades de trabajo se limitan a la prostitución o la belleza en barrios marginados. En su deseo de tener cuerpo de mujeres, se arriesgan a someterse a tratamientos caseros con sustancias peligrosas que dejan graves secuelas físicas y emocionales en su vida.

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636321-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636324-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636335-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636377-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636383-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636395-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636397-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636400-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636415-2.jpg

http://www.eltiempo.com/contenido/multimedia/fotos/bogot1/IMAGEN/IMAGEN-14636475-2.jpg

Fuente: Archivo y fotos de El tiempo

Que partida de hptas los que se aprovechan de la necesidad de estas personas :Scream_Emoticon:.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
QUEMANTANALETA
04-10-2014, 09:58:22
marica la gente esta muy loca

cianuro de vida
04-10-2014, 12:23:44
impresionante...

winzip890
05-10-2014, 08:25:39
Eso pasa por pura y física vanidad

Sent from my HTC One using Tapatalk

London Calling
05-10-2014, 12:13:06
Eso pasa por pura y física vanidad

Sent from my HTC One using Tapatalk

No tanto vanidad, es el afán por conseguir un cuerpo acorde con su identidad de género.

!!! OoOops !!!
05-10-2014, 13:49:19
Freaking people!!!!!

Aceptemonos como somos!!!
Ya se ... diran q para mi es facil x q soy hermoso, inteligente y humilde, pero de vdad q esta gente fea, bruta y tarada ve estas consecuencias y se hacen los del testiculo grande!!!

INDIVIDUAL
05-10-2014, 17:29:09
como dice opppss es mejor aceptarse como somos y no regalar la plata y la salud

Heráclito
06-10-2014, 17:14:27
La presión social, la falta de recursos y la exclusión en la que viven, aparte de la carencia de ayuda psicológica, las arrojan en manos de personas inescrupulosas que se lucran con sus deseos de feminizar su cuerpo.