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Ver la Versión Completa Con Imagenes : ¿Por eso nos hemos matado tanto?


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
03-10-2014, 16:17:56
¿Por qué nos hemos matado así durante estos 60 años? Es la pregunta que surge en cuanto se leen las 65 páginas repletas de colombianidad santanderista que componen los acuerdos logrados entre el Gobierno y las Farc.
Por: Patricia Lara Salive

¿Por qué nos hemos combatido así, si en ellos no se exige nada que no corresponda a lo que debería hacer cualquier presidente liberal eficiente?
¿Quién, medianamente inteligente y con una dosis mínima de buena fe, puede oponerse a lo negociado allí, esto es, a que el campo salga de su atraso, a que se amplíe la democracia y a que se acabe el narcotráfico?
¿Quién puede no estar de acuerdo con que lo primero se haga creando un fondo de restitución de tierras provenientes principalmente de baldíos, de extinciones de dominio y de otros predios que se obtengan sin que se afecte el derecho a la propiedad privada? ¿Quién puede no querer que esas tierras se distribuyan entre los campesinos de manera gratuita y facilitándoles además crédito, riego, asistencia técnica y posibilidad de comercialización?
Algunos pueden creer que cuesta demasiado cumplir con ese primer tema de la agenda y que él implica aumentar impuestos. ¡Sin embargo ese dinero sería poco si se tienen en cuenta los beneficios que traería la paz!
Pero ese no es el meollo del asunto: el punto es, por una parte, que constituye una vergüenza para el establecimiento que el campo esté en ese grado de postración y que lo que se propone en los acuerdos no se haya realizado hace décadas (algo parecido, pero más hacia la izquierda, intentó hacer el presidente Carlos Lleras con su reforma agraria al final de los 60).
Y el otro tema crucial es que en este país hundido en el legalismo, donde hacer cualquier cosa es tan difícil, y donde tanta Procuraduría-Contraloría-Auditoría-Fiscalía, etc., lo paralizan casi todo, el Gobierno pueda ejecutar siquiera la mitad de lo que allí se plantea. Ojalá lo haga: ¡así el campo daría un salto adelante! ¡Pero que tenga la capacidad gerencial para realizar lo propuesto en materia agraria, es su inmenso desafío!
Y, hablando de narcotráfico, ¿quién puede no estar de acuerdo con que se sustituyan los cultivos de coca por otros que les permitan a los campesinos subsistir si se les da la debida asesoría? ¿O quién puede oponerse a que se prevenga el consumo de drogas, se intensifique la lucha contra el crimen organizado, a que las Farc se comprometan a “poner fin a cualquier relación que en ‘función de la rebelión’ se hubiese presentado con este fenómeno” y a que colaboren en la eliminación de las minas quiebrapatas?
¡Salvo los narcotraficantes, nadie puede oponerse a ello!
Tal vez al acuerdo de participación política se opongan la extrema derecha o los que adoran al expresidente Uribe hasta el punto de que le creen cualquier cosa. Quizás ellos no quieran que se promueva “una cultura democrática de tolerancia en el debate político” y que “los antiguos enemigos dejen de tratarse como tales y se traten como adversarios políticos”. Pero incluso ellos tendrían que estar de acuerdo con que se les garantice seguridad a los desmovilizados y juego limpio en la política.
¡Eso es todo lo acordado en La Habana! Así que el pánico generado con lo negociado hasta hoy, es producto de la calumnia, o de la mala fe, o de la ignorancia, pero no de la verdad.
Ahora, como corolario de lo anterior, surge una pregunta: ¿será que a los de las Farc les va a suceder lo mismo que al coronel Aureliano Buendía, quien hasta el final de sus batallas se dio cuenta de que sólo peleaba por orgullo?