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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
12-08-2014, 10:03:40
Para reflexionar:

Santos, segundo tiempo

A nuestra generación no le corresponde construir la paz sino finalizar la guerra

http://www.las2orillas.co/wp-content/uploads/2014/08/santospaz.jpg

A encomendarse a todos los santos, no sólo a Juan Manuel, que de aquí en adelante el cuento se pone azaroso y enmarañado. Buenos deseos hay, pero ya se sabe, el camino al infierno está repleto de buenas intenciones, verdad verdadera que ya se presiente en el desfile espectral de un hombre carcomido por el odio y la venganza, seguido de sus huestes repletas de Cabales y Obdulios, que con eso queda todo dicho.

Pero el problema es que no es solo Uribe y su fundamentalismo. Son muchos años, demasiados, de una guerra que nos enseñó a sacar lo peor de nosotros, comenzando por la vida, devaluada hasta el punto de convertirse en mercancía. Volverla sagrada es tarea de muchos años, de varias generaciones, de no pocos tropiezos, de desazón, esperanzas y frustraciones.

El recuento de horrores abisma no solo por su barbarie sino por el país que nos tocó en suerte. ¿Cómo hemos podido sobrevivir a tanta miseria humana? ¿Cómo puede haber lugar aún para la esperanza, para el perdón, para la reconciliación? El “corte de franela” de la vieja violencia, las torturas en los establecimientos militares, las desapariciones, las matanzas indiscriminadas, los genocidios de grupos políticos, los falsos positivos, los campos de concentración selváticos, las minas antipersonales, los desmembramientos, el desplazamiento infinito…

En el horizonte hay un quizás, hay dos enemigos conversando, y aunque los colmillos se asoman de vez en cuando, el que hayan estado sentados frente a frente durante dos años, da pie para pensar que esta vez es la vencida. El optimismo es frugal, con remiendos aquí y allá, porque si algo hemos aprendido a lo largo de este infierno, es a desconfiar. No es la primera vez. Se intentó desde Guadalupe Salcedo y Dimas Aljure, en los lejanos años cincuenta, y el odio se atravesó como vaca muerta.

El genocidio de la Unión Patriótica, los magnicidios de Galán, de Jaramillo, de Pardo Leal, de Pizarro…dieron un portazo en las narices a la reconciliación. Demasiados intereses en pugna. Una extrema derecha feudal dispuesta a todo para conservar sus centenarios privilegios y una extrema izquierda resuelta a devolverles el favor en igual medida, es el escenario. Terror de parte y parte, y en el medio, millones de víctimas poniendo los muertos y enterrando el futuro.

Hay esperanza, sí, por fortuna. Nunca antes se había avanzado tanto, nunca como ahora se había planteado darle un golpe de timón a Colombia y enfrentar el futuro con reformas que desde López Pumarejo se han querido llevar a cabo, pero que se han visto frustradas por quienes no quieren que nada cambie. Un nuevo modelo para el campo y el regreso de millones a sus tierras es una tarea descomunal, pero si al menos se cumple en parte, Colombia empezará a ser diferente.

Equidad es la meta; la educación, la herramienta; la terminación del conflicto armado, su cimiento. En La Habana se juega el futuro, pero no es el futuro. Este presente de diálogos, de construcción de la confianza, de cambiar las balas por votos, de pensar en un país incluyente, es apenas la puerta de entrada para lo que todos queremos de Colombia y ahí está la paradoja.

A nuestra generación no le corresponde construir la paz sino finalizar la guerra. La convivencia pacífica, la tolerancia, el respeto a la vida, la moral pública, la conformación de un país incluyente, todo eso es la paz y no lo veremos. Sólo nos corresponde abrir la puerta. Varias generaciones, quizás lo que resta del siglo, cada una avanzando por la cuesta empinada de la reconciliación, pondrá su cuota para alcanzarla.

La buena noticia es que por este largo y tortuoso camino ya estamos dando los primeros pasos. Pero son tan pocos y tantos los enemigos, que la fragilidad de nuestro empeño puede llevarnos a un nuevo fracaso. Empero, tengamos claro que de nosotros, sólo de nosotros depende que se sigan dando nuevos pasos hacia la paz. De nadie más.

Fuente: Las 2 Orillas

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Marinero Falton
12-08-2014, 10:22:54
Se nos vienen muchos, muchísimos años de violencia cien veces peor que la que había en tiempos de Uribe mientras se firma ese supuesto tratado de paz. Muchas gracias por los que votaron por Santos, las millones de victimas que se vienen (y ya están muriendo) se los agradecen.

W.Shockley
12-08-2014, 11:53:58
Santos hizo algo que hace cierto tiempo parecía imposible. Resucitó políticamente al narco-samperismo. El bojote como secretario de Unasur, el funesto fiscal Gomez Mendez de ministro de justicia, Cristo de Ministro del interior. Solo falta que le de un puesto a Mogollon, y otro al deslenguado Ramero Bejarano.
Y parece que que ya hay rebelión dentro de la "Unidad Nacional". Como era de esperarse, la mermelada no alcanzó para todos, y los políticos costeños, los responsables de la victoria santista, le están reclamando que no les dieron suficientes ministerios.

Heráclito
12-08-2014, 14:49:23
Se nos vienen muchos, muchísimos años de violencia cien veces peor que la que había en tiempos de Uribe mientras se firma ese supuesto tratado de paz. Muchas gracias por los que votaron por Santos, las millones de victimas que se vienen (y ya están muriendo) se los agradecen.

Terminado el conflicto armado, los que perdieron los privilegios van a tratar de parar la construcción de la paz, pero esos serán los coletazos de la guerra. Y como se dice con claridad en el artículo, lo que se firma en La Habana es la terminación de la guerra. La construcción de la paz, como ha pasado en otros lados, es una tarea que se llevará muchos años, los que se demore borrar de nuestro chip la violencia.

Al margen: voté por Santos y, aparte del alivio de impedir que los chacales de la guerra volvieran al poder, me complace que el proceso que se lleva en La Habana no se haya truncado y siga avanzando. Buenas cosas le esperan a Colombia en los próximos años, después de la desmovilización de la guerrilla.

+Wilfred
12-08-2014, 22:03:53
Terminado el conflicto armado, los que perdieron los privilegios van a tratar de parar la construcción de la paz, pero esos serán los coletazos de la guerra. Y como se dice con claridad en el artículo, lo que se firma en La Habana es la terminación de la guerra. La construcción de la paz, como ha pasado en otros lados, es una tarea que se llevará muchos años, los que se demore borrar de nuestro chip la violencia.

Al margen: voté por Santos y, aparte del alivio de impedir que los chacales de la guerra volvieran al poder, me complace que el proceso que se lleva en La Habana no se haya truncado y siga avanzando. Buenas cosas le esperan a Colombia en los próximos años, después de la desmovilización de la guerrilla.

Admirable optimismo y ojalá lo que estás pensando ocurra. Pero yo aquí pensando en los últimos días he llegado a preguntarme si la paz en verdad es posible y he llegado a la conclusión de que la paz va más allá del mero hecho de que un país no esté en conflicto. Es un concepto tan complejo y que implica tantas variables, además de las nacionales.

No sé, compañero. Como todo colombiano, quisiera que algún día tantas barbaries dejaran de ser el pan de cada día, pero si por poner fin a una parte de la violencia de este país vamos a sacrificar nuestros principios, entre ellos el más importante de todos, la justicia, yo prefiero que no se llegue a ningún acuerdo ni que cese el combate. Prefiero una guerra verdadera a una paz de mentiras!

Y con respecto a los "chacales de la guerra", supongo que estás haciendo alución a Uribe. No es que me esté volviendo uribista, pero sí he sentido que muchos hemos sido muy injustos con él y lo hemos acusado de ser un guerrerista. Si bien aplica un discurso muy fuerte, yo estoy empezando a ver que en realidad no es un guerrerista. Él, como todos, quiere paz, pero ha sido más consciente que otros líderes en este país con respecto al tema de la paz.

Marinero Falton
13-08-2014, 07:37:40
Terminado el conflicto armado, los que perdieron los privilegios van a tratar de parar la construcción de la paz, pero esos serán los coletazos de la guerra. Y como se dice con claridad en el artículo, lo que se firma en La Habana es la terminación de la guerra. La construcción de la paz, como ha pasado en otros lados, es una tarea que se llevará muchos años, los que se demore borrar de nuestro chip la violencia.

Al margen: voté por Santos y, aparte del alivio de impedir que los chacales de la guerra volvieran al poder, me complace que el proceso que se lleva en La Habana no se haya truncado y siga avanzando. Buenas cosas le esperan a Colombia en los próximos años, después de la desmovilización de la guerrilla.
Dios mio que odio contra Uribe, usted si duerme por las noches? Le duelen hasta el alma las supuestas muertes de Uribe, pero cuando las Fart tiran cilindros bombas a iglesias llenas de niños, ah no, eso son muestras de esperanzas para la paz, eso se acepta porque no "es de Uribe".

Tyler Durden
13-08-2014, 08:17:06
Santos hizo algo que hace cierto tiempo parecía imposible. Resucitó políticamente al narco-samperismo. El bojote como secretario de Unasur, el funesto fiscal Gomez Mendez de ministro de justicia, Cristo de Ministro del interior. Solo falta que le de un puesto a Mogollon, y otro al deslenguado Ramero Bejarano.
Y parece que que ya hay rebelión dentro de la "Unidad Nacional". Como era de esperarse, la mermelada no alcanzó para todos, y los políticos costeños, los responsables de la victoria santista, le están reclamando que no les dieron suficientes ministerios.

Los costeños son buenas personas, pero sus políticos son el peor cáncer que ha dado este país... podridos asquerosos.

+Wilfred
13-08-2014, 10:35:06
Dios mio que odio contra Uribe, usted si duerme por las noches? Le duelen hasta el alma las supuestas muertes de Uribe, pero cuando las Fart tiran cilindros bombas a iglesias llenas de niños, ah no, eso son muestras de esperanzas para la paz, eso se acepta porque no "es de Uribe".

No sé si sea odio pero así como Uribe se ha sabido ganar el aprecio de muchos, también ha sabido como ganarse el desdén de muchos otros. Pero suponiendo que lo odie (cosa que no creo porque Heráclito no tiene aspecto de ser alguien que odie), habría de malo algo en ello?

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Heráclito
13-08-2014, 19:10:29
Admirable optimismo y ojalá lo que estás pensando ocurra. Pero yo aquí pensando en los últimos días he llegado a preguntarme si la paz en verdad es posible y he llegado a la conclusión de que la paz va más allá del mero hecho de que un país no esté en conflicto. Es un concepto tan complejo y que implica tantas variables, además de las nacionales.

No sé, compañero. Como todo colombiano, quisiera que algún día tantas barbaries dejaran de ser el pan de cada día, pero si por poner fin a una parte de la violencia de este país vamos a sacrificar nuestros principios, entre ellos el más importante de todos, la justicia, yo prefiero que no se llegue a ningún acuerdo ni que cese el combate. Prefiero una guerra verdadera a una paz de mentiras!

Y con respecto a los "chacales de la guerra", supongo que estás haciendo alución a Uribe. No es que me esté volviendo uribista, pero sí he sentido que muchos hemos sido muy injustos con él y lo hemos acusado de ser un guerrerista. Si bien aplica un discurso muy fuerte, yo estoy empezando a ver que en realidad no es un guerrerista. Él, como todos, quiere paz, pero ha sido más consciente que otros líderes en este país con respecto al tema de la paz.


Destaco el artículo y lo publico en Denunciando porque aclara muchas cosas que parece no se tienen claras en amplios sectores de la opinión nacional.

Veamos:

Lo que se va a firmar en La Habana no es la paz sino el fin del conflicto armado, primer paso hacia la paz, es cierto, pero no es la paz.

Los "principios". hablemos de los principios y qué se entiende por justicia. Este punto ha sido arduamente discutido a lo largo de muchos años en los conflictos armados donde se han dado conversaciones para terminarlos y esto dio pie para la llamada justicia transicional, es decir, una justicia aplicada a las condiciones especiales del conflicto.

Lo primero que se vio es que es imposible juzgar y condenar a todos los actores del conflicto. Iniciar y llevar a feliz término 20 o 30 mil investigaciones es una utopía, por eso se estableció que debían juzgarse los crímenes emblemáticos, los más graves y eso, seguramente (porque no se ha discutido todavía) es lo que va a ocurrir en Colombia.

Lo segundo es que la pena de prisión no necesariamente es la única opción. La pena de prisión es una creación reciente, con algo más de 200 años de ejercicio y pretendió reemplazar a las brutales penas como desmembramientos, torturas, ejecuciones, etc. Ahora, aparte del castigo, la pena también debe reparar a la sociedad. Encerrar por varios años es una alternativa, pero otra es que los sancionados pongan todos sus esfuerzos en reparar el mal hecho. Una forma podría ser (reitero, esto no se ha empezado a discutir) el desminado, otra, garantizar la devolución de los desplazados a sus tierras, una más, indemnizar económicamente a las víctimas, sin olvidar contar la verdad. Estas, más la combinación de la pena de prisión son posibilidades para el post conflicto.

Ahora, aquí se parte de la base de que la culpable de todo lo acaecido en Colombia es la guerrilla y se olvida a los demás actores. Por eso es bueno recurrir a fuentes confiables como El Centro de Memoria Histórica, ente gubernamental, creado en el gobierno anterior, para investigar la verdad de lo ocurrido, entre 1958 y 2012.

Aquí una muestra gráfica (sobre las masacres) que nos ayuda a entender lo que pasó y el gran reto que enfrenta no solo el gobierno sino el pueblo colombiano si de verdad quiere empezar a construir la paz y viene como anillo al dedo el viejo dicho: "Conocer un problema es empezar a resolverlo":

http://www.denunciando.com/attachment.php?attachmentid=2305408&stc=1&d=1407973714

Como bien se ve, el 58.8% de las masacres ocurridas en este lapso las realizaron los paramilitares (favorecidos con amplas gabelas en el gobierno Uribe), mientras que a la guerrilla le corresponde el 17.3%. Dicientes cifras y por eso, una buena recomendación para ver la realidad del país es leer esta valiosa investigación hecha por especialistas, lejanos de los odios partidistas o el fardo ideológico de las verdades reveladas y el mundo poblado de los buenos que habitan en el lado propio y los malos en el contrario.

Ahora bien, o todos en la cama o todos en el suelo. Ea claro que el fin del conflicto armado debe cobijar a todos por igual. La justicia transicional que se aplicó con tanta largueza a los paramilitares, es justo que se aplique también a los guerrilleros y a los agentes del Estado, en los que encontramos desde generales hasta soldados rasos, exministros y otros altos funcionarios

Esto a la larga es lo que va a pasar y veremos que generales como Arias Cabrales y Uzcátegui, o coroneles como Plazas Vega, se beneficiarán con las penas alternativas, excepto, por supuesto los incursos en crímenes de lesa humanidad que, como el gobierno lo señaló en el Marco jurídico para la Paz, refrendado por la Corte Constitucional, no podrán ser elegidos como congresistas.

No habrá indultos o amnistías como sucedió en el caso del M-19 que también cometió crímenes de lesa humanidad como el asalto al Palacio de Justicia o la ejecución de José Raquel Mercado. Habrá justicia transicional, que es bien diferente.

Ahora, la tarea de empezar a construir la paz es, como dice el artículo, tarea de muchos años, pero el punto de partida es la terminación de la guerra. La paz como tal es una tarea demorada y difícil. Sembrar en las nuevas generaciones el respeto a la vida, derrotar la corrupción, crear un país de oportunidades para todos, acabar con la inequidad, fortalecer la educación, crear un país incluyente, eso es lo que llamamos paz y no está a la vuelta de la esquina. Es un descomunal esfuerzo en que deben empeñarse los gobiernos de aquí en adelante, y todos los colombianos.

¿Se va a conseguir? Claro que sí. Pero necesita terminar la guerra, no sólo la de la guerrilla, sino la de la ultraderecha. Lo bueno es que la una vive gracias a la otra. Un país construyendo la paz no necesita violentos de derecha ni de izquierda.

Estamos a las puertas de finalizar la guerra que, como dice el artículo, es abrirle la puerta a la paz, pero no es la paz. La paz, que es el desarme de los espíritus, y un país para todos, la vamos a construir entre todos.

Respecto a Uribe, puede decirse lo mismo de Timochenko, o del general Rito Alejo del Río, y de todos los que son como ellos. Fueron los protagonistas de la guerra y su contribución a la paz es hacerse a un lado. La paz la construyen los estadistas. Los violentos no entienden de eso.

+Wilfred
13-08-2014, 19:22:35
Todo eso suena muy bonito, Heráclito. Pero sucede que esta gente (las Farc) anda diciendo que ellos no están de acuerdo con el Marco Jurídico para la Paz por aquello de que plantea penas y eso va en contra de todo interés que tienen.

El Procurador lo dijo, ellos buscan impunidad total y a viva voz lo confirman. Te pregunto yo a vos si crees que un proceso con miras a terminar una época de violencia puede llegar a buen término cuando la contraparte tiene ese tipo de actitud.

Si vos lo crees, pues bueno, estás en tu derecho. Pero si da rabia ver cómo la gente se mete esos pajazos mentales de que va a haber paz mientras todos los días alguien muere por culpa de esos miserables.

Heráclito
13-08-2014, 19:29:50
Dios mio que odio contra Uribe, usted si duerme por las noches? Le duelen hasta el alma las supuestas muertes de Uribe, pero cuando las Fart tiran cilindros bombas a iglesias llenas de niños, ah no, eso son muestras de esperanzas para la paz, eso se acepta porque no "es de Uribe".

Calma, calma, amigo marinero. El odio es la estatura del miedo y, para mi fortuna, no lo padezco.

Dice el viejo dicho: "Al que le caiga el guante que se lo chante". Para que vea, no me refería a Uribe. El senador es apenas una de las cabezas de la ultraderecha feudal. Los "chacales de la guerra" , a propósito, éste apelativo que no es mío, pero me parece muy bien puesto (su autor es el laureado escritor Juan Gabriel Vásquez) se refiere a todos los que viven de la guerra, a un sector de militares que conspiran en la sombra, a otro sector de los ganaderos que no quieren perder sus privilegios, a fanáticos que se esconden en la sombra patrocinando ejércitos oscuros como el de "antirestitución de tierras", a los despojadores, a los corruptos, a los comerciantes de armas, a las Bacrim y a un largo etcétera.

Y si el senador Uribe quiere engrosar el ejército de la paz, bienvenido sea. Difícil creerlo, pero todo es posible en la "viña del Señor". Y uno que otro milagrito no nos vendría nada mal.

güeva
14-08-2014, 00:35:31
Destaco el artículo y lo publico en Denunciando porque aclara muchas cosas que parece no se tienen claras en amplios sectores de la opinión nacional.

Veamos:

Lo que se va a firmar en La Habana no es la paz sino el fin del conflicto armado, primer paso hacia la paz, es cierto, pero no es la paz.

Los "principios". hablemos de los principios y qué se entiende por justicia. Este punto ha sido arduamente discutido a lo largo de muchos años en los conflictos armados donde se han dado conversaciones para terminarlos y esto dio pie para la llamada justicia transicional, es decir, una justicia aplicada a las condiciones especiales del conflicto.

Lo primero que se vio es que es imposible juzgar y condenar a todos los actores del conflicto. Iniciar y llevar a feliz término 20 o 30 mil investigaciones es una utopía, por eso se estableció que debían juzgarse los crímenes emblemáticos, los más graves y eso, seguramente (porque no se ha discutido todavía) es lo que va a ocurrir en Colombia.

Lo segundo es que la pena de prisión no necesariamente es la única opción. La pena de prisión es una creación reciente, con algo más de 200 años de ejercicio y pretendió reemplazar a las brutales penas como desmembramientos, torturas, ejecuciones, etc. Ahora, aparte del castigo, la pena también debe reparar a la sociedad. Encerrar por varios años es una alternativa, pero otra es que los sancionados pongan todos sus esfuerzos en reparar el mal hecho. Una forma podría ser (reitero, esto no se ha empezado a discutir) el desminado, otra, garantizar la devolución de los desplazados a sus tierras, una más, indemnizar económicamente a las víctimas, sin olvidar contar la verdad. Estas, más la combinación de la pena de prisión son posibilidades para el post conflicto.

Ahora, aquí se parte de la base de que la culpable de todo lo acaecido en Colombia es la guerrilla y se olvida a los demás actores. Por eso es bueno recurrir a fuentes confiables como El Centro de Memoria Histórica, ente gubernamental, creado en el gobierno anterior, para investigar la verdad de lo ocurrido, entre 1958 y 2012.

Aquí una muestra gráfica (sobre las masacres) que nos ayuda a entender lo que pasó y el gran reto que enfrenta no solo el gobierno sino el pueblo colombiano si de verdad quiere empezar a construir la paz y viene como anillo al dedo el viejo dicho: "Conocer un problema es empezar a resolverlo":

http://www.denunciando.com/attachment.php?attachmentid=2305408&stc=1&d=1407973714

Como bien se ve, el 58.8% de las masacres ocurridas en este lapso las realizaron los paramilitares (favorecidos con amplas gabelas en el gobierno Uribe), mientras que a la guerrilla le corresponde el 17.3%. Dicientes cifras y por eso, una buena recomendación para ver la realidad del país es leer esta valiosa investigación hecha por especialistas, lejanos de los odios partidistas o el fardo ideológico de las verdades reveladas y el mundo poblado de los buenos que habitan en el lado propio y los malos en el contrario.

Ahora bien, o todos en la cama o todos en el suelo. Ea claro que el fin del conflicto armado debe cobijar a todos por igual. La justicia transicional que se aplicó con tanta largueza a los paramilitares, es justo que se aplique también a los guerrilleros y a los agentes del Estado, en los que encontramos desde generales hasta soldados rasos, exministros y otros altos funcionarios

Esto a la larga es lo que va a pasar y veremos que generales como Arias Cabrales y Uzcátegui, o coroneles como Plazas Vega, se beneficiarán con las penas alternativas, excepto, por supuesto los incursos en crímenes de lesa humanidad que, como el gobierno lo señaló en el Marco jurídico para la Paz, refrendado por la Corte Constitucional, no podrán ser elegidos como congresistas.

No habrá indultos o amnistías como sucedió en el caso del M-19 que también cometió crímenes de lesa humanidad como el asalto al Palacio de Justicia o la ejecución de José Raquel Mercado. Habrá justicia transicional, que es bien diferente.

Ahora, la tarea de empezar a construir la paz es, como dice el artículo, tarea de muchos años, pero el punto de partida es la terminación de la guerra. La paz como tal es una tarea demorada y difícil. Sembrar en las nuevas generaciones el respeto a la vida, derrotar la corrupción, crear un país de oportunidades para todos, acabar con la inequidad, fortalecer la educación, crear un país incluyente, eso es lo que llamamos paz y no está a la vuelta de la esquina. Es un descomunal esfuerzo en que deben empeñarse los gobiernos de aquí en adelante, y todos los colombianos.

¿Se va a conseguir? Claro que sí. Pero necesita terminar la guerra, no sólo la de la guerrilla, sino la de la ultraderecha. Lo bueno es que la una vive gracias a la otra. Un país construyendo la paz no necesita violentos de derecha ni de izquierda.

Estamos a las puertas de finalizar la guerra que, como dice el artículo, es abrirle la puerta a la paz, pero no es la paz. La paz, que es el desarme de los espíritus, y un país para todos, la vamos a construir entre todos.

Respecto a Uribe, puede decirse lo mismo de Timochenko, o del general Rito Alejo del Río, y de todos los que son como ellos. Fueron los protagonistas de la guerra y su contribución a la paz es hacerse a un lado. La paz la construyen los estadistas. Los violentos no entienden de eso.

Excelente aporte. A ver si dejan de repetir como loras el cuento de que las víctimas de la guerrilla son más, que las masacres de las guerrillas son más, etc.

EL*BARTO
14-08-2014, 09:04:01
Dicen que las segundas partes no son buenas... y ya estaba comprobado con el dr. senador expresidente