La gripa de Zuluaga [Archivo]

+Wilfred

22-06-2014, 13:02:13

María Isabel Rueda - El Tiempo

¿Es posible que el gobierno de Santos se pueda sentar con la oposición uribista?
Lo pide la lógica. Si vamos a firmar un proceso de paz con las Farc, es absurdo no poder dialogar con la otra mitad del establecimiento político. Pero, francamente, el expresidente Uribe parece una causa perdida. A él no le sirve sino que a los cabecillas de las Farc los metan a la cárcel.

Queda abierto un posible entendimiento con Óscar Iván, con Marta Lucía y con muchos de los casi siete millones de sus votantes, para que pasado mañana –si se da– avalen y conviertan el proyecto de paz de Santos en una política de Estado y en un propósito de país. Lo creo posible. Porque lo único sustancial que están pidiendo las Farc es que no los metan presos, algo que el propio diario The Wall Street Journal de la semana pasada considera inevitable en un proceso de paz realista. Del resto, todo es concebible: básicamente la entrega de una plata y unas tierras a los desmovilizados, que no despierta gran oposición nacional. Aquí no van a cambiar ni el modelo económico ni el statu quo. Ni a los ricos les quitarán las cuentas en las Islas Caimán.

En este orden de cosas, me llama poderosamente la atención que el candidato Óscar Iván Zuluaga se haya desaparecido o lo hayan desaparecido durante la última semana de campaña, con la disculpa, real o no, de una laringitis. Poco usual en un candidato que acarició con razones sobradas la idea de ganar las elecciones.

¿No será que angustiosamente Zuluaga comprendió en la recta final de su campaña que si seguía las directrices de su jefe, Álvaro Uribe, su gobierno sería inviable?

Primero, porque le exigía negar el conflicto interno y seguir reduciendo el tema a una negociación con terroristas. Un verdadero oso, cuando los más importantes países del mundo y hasta la banca internacional avalan oficialmente lo de terminar el conflicto interno en Colombia.

Segundo, porque Uribe le exigiría a Zuluaga prácticamente declararles la guerra a Venezuela y Nicaragua. Con la oposición venezolana hay que hacer una mayor apertura, teniendo en cuenta que la están aplastando y que es medio país con vocación de gobierno cuando explote lo de Maduro: mucho menos inteligente y mucho más peligroso que Chávez. Pero eso se hace con mañita, no tanta como la ineficaz de la Canciller, pero tampoco enfrentando a Maduro con que la única alternativa de su imperio antidemocrático es la guerra con su vecino.

Tercero: está el problema del hacker. Aun cuando es real, la gravedad de su trascendencia está por verse. Dependerá de lo que la Fiscalía confirme en los próximos días. Las redes sociales son tirapiedras por naturaleza. Un fenómeno viral en internet puede desbaratar a un candidato o ser manipulado para levantar con artilugios cibernéticos su prestigio. Eso hasta ahora se suponía que no era judicializable, aunque por naturaleza sea guerra sucia, de un lado o del otro. Es totalmente normal que el hijo joven de un candidato convenza a su papá de la necesidad de manejar su imagen en las redes sociales. Hasta ahora, todas las pistas publicadas sugieren la posibilidad de que el hacker Sepúlveda sea más bien un embaucador (salvo prueba en contrario, que aún no conocemos); pero ha quedado un caso abierto al arbitrio de una justicia politizada. Esa preocupación familiar también pudo ser definitiva en la desaparición del candidato durante la recta final de su campaña.

En resumen, durante su convalecencia de la gripa, el excandidato Zuluaga tiene que haber estado pensando mucho en cómo manejará su futuro liderazgo. Por su gallardía y por su votación, tiene las credenciales para intervenir en que la paz santista se vuelva una paz nacional. Y no dar motivos para que los caricaturistas lo pinten como la mula que arrea Uribe bajo su fusta.
Entre tanto… ¡Ay! Si los colombianos pudiéramos ser un solo día como su Selección...