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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
17-06-2014, 18:27:16
Un buen análisis para entender mejor lo que le espera al gobierno reelecto los próximos cuatro años.

La gobernabilidad del Ave Fénix

Por: Juanita León, Lun, 2014-06-16 23:56

Como un Ave Fénix y de la mano de César Gaviria, Juan Manuel Santos resurgió de las cenizas de su segunda campaña presidencial en las últimas semanas antes de la elección, como lo había hecho hace cuatro años ayudado por el estratega J.J. Rendón. Esta vez, como la pasada, tuvo que dar un paso al costado y pedirle a los ciudadanos que no votaran por él sino por la paz como antes lo había hecho con Uribe.

Así como en el 2010 se vio obligado a hacer alianzas que cambiaron la faz de su gobierno y le abrieron una oportunidad a la ley de víctimas, en el 2014 la coalición de centro-izquierda que permitió su triunfo quizás también posibilite las reformas democratizadoras que está pactando en la Habana.

¿Tendrá la gobernabilidad necesaria para hacerlo? La Silla hace un balance de los factores que le dieron margen de maniobra en el 2010 y que áun mantiene; los que perdió en esta elección y los nuevos con los que cuenta.

Lo que mantiene

* Los indicadores económicos siguen siendo buenos:

Santos recibió el país con una situación macroeconómica excelente, inversión internacional creciente y niveles manejables de desempleo.

Todas esas variables se mantienen actualmente y no se prevé un deterioro de los indicadores lo que le da un colchón importante a Santos para su gobierno.


* La comunidad internacional lo sigue apoyando:

Uno de los logros de Santos en el pasado cuatrienio fue haber mejorado radicalmente la relación con los países vecinos y haber mantenido una buena relación con Estados Unidos. Esto se mantiene en este período.

De hecho, en un acto inusual, la ONU lanzó días antes de las elecciones de segunda vuelta un informe sobre lo que Colombia ganaría con la paz que fue leído por muchos de los que asistieron como un espaldarazo evidente a la candidatura de Juan Manuel Santos.

Las embajadas de los países europeos están a la espera de que el gobierno les diga cómo pueden apoyar el esfuerzo de paz.

Los países de Unasur están avalando los diálogos en la Habana. El vicepresidente de Estados Unidos Joe Biden llega hoy con el mensaje de que el proceso de paz debe continuar.

Mejor dicho, Santos tiene a la comunidad internacional de su lado hoy como la tuvo durante su primer período.

* Los medios lo siguen apoyando:

Santos ha contado con apoyo mediático desde el primer día de su gobierno y a juzgar por la alineación de los grandes medios durante la campaña esta situación no se prevé que cambie en los próximos años. Es una prensa que en términos generales es liberal y ve con buenos ojos el esfuerzo de paz.

Lo que ganó

Un mandato claro por la paz:

La vez pasada, Santos fue elegido con la promesa de profundizar la Seguridad Democrática y la confrontación contra las Farc y terminó abriendo una mesa de negociación con la guerrilla. Dado el sentimiento de traición de muchos de sus electores, aupados por Álvaro Uribe, solo hasta el clímax de esta campaña Santos comenzó a defender activamente el proceso de paz. Hasta entonces, su posición frente al proceso parecía vergonzante.

Ahora, dado que su campaña giró exclusivamente sobre la promesa de llevar a feliz término las conversaciones de la Habana, el proceso de paz se convierte en el hilo conductor explícito de su gobierno (lo que le daría el foco del que careció los últimos 4 años).

Además, cuenta con mayor legitimidad para negociar la paz pues su empeño contó con el respaldo no solo de la clase política tradicional, sino de los movimientos sociales, de una porción importante del empresariado urbano, de los intelectuales, de los medios, de la comunidad internacional, lo que ayuda a blindar el proceso.

Es posible que con este mandato claro el Presidente logre encontrar finalmente su propia voz para ejercer un verdadero liderazgo.

* Uribe ya no tiene ninguna paternidad sobre su gobierno:

Como dijo Carlos Cortés en su blog de La Silla, “con los resultados del domingo, Santos enterró de una vez por todas la perorata uribista de la traición”. Santos fue elegido para hacer lo que de verdad quiere y no lo contrario a lo que prometió hace cuatro años, lo que lo libera de la presión de Álvaro Uribe. No de su oposición pero no tener ya la culpa le permitirá hablarle a todos los colombianos y no exclusivamente al expresidente.

* Tiene una coalición que le permitiría hacer reformas más audaces:

Santos ha dicho en varias ocasiones que “es un traidor de su clase” por el tipo de cosas que quiere hacer.

Si mantiene la coalición de centro-izquierda que lo ayudó a elegir tendría un mayor capital político para emprender las reformas trascendentales en el campo y en la política que ha acordado con las Farc.

La izquierda tiene muy poco poder en el Congreso pero tiene mucha capacidad de movilización social. Hasta ahora esa movilización ha sido en contra del gobierno de Santos. Si el Presidente es leal a esa coalición podría poner “la calle” de su lado.

* Sin la necesidad de reelegirse, podría arriesgar más:

Durante los primeros cuatro años, Santos intentó varias reformas que terminó echando para atrás ante la presión de grupos de poder. Otras las anunció pero no se atrevió ni a presentarlas. Unas, muy importantes, sí las realizó como la Ley de Víctimas y la Reforma a las Regalías.

Es posible que sin la necesidad de conseguir los votos que sabía que no eran suyos para reelegirse, en este período Santos esté más dispuesto a arriesgar su capital político para sacar adelante la reforma a la salud, a la justicia y a la educación. Y que ya habiendo elegido, eche para atrás la promesa de campaña de reversar la Reforma a las Regalías.

Lo que perdió

*Santos ya no tiene una coalición política tan grande:

Cuando llegó a la Presidencia en 2010, su Unidad Nacional contaba con más del 70 por ciento del Senado. 60 por ciento de los concejales. 65 por ciento de los gobernadores. 50 por ciento de las alcaldías. Con la entrada del Partido Verde a la coalición, estas cifras fueron aún mejores.

Su nueva coalición es más pequeña: con solo tres partidos, tiene 47 senadores, lo que lo deja rehén del partido de la U o del Liberal. Cualquiera de los dos que amenace con salirse lo dejaría vulnerable frente a la bancada uribista del Centro Democrático, que ahora se convierte en la oposición más frontal al gobierno.

* Ya no tiene la zanahoria de la reelección:

Tener la posibilidad de reelegirse es una condición que suele darle más poder al presidente en ejercicio pues ocho años en el desierto burocrático es un sacrificio muy grande para cualquier político o partido. En cambio cuatro, o los últimos dos, es un tiempo suficiente para sobrevivir políticamente dandole palo al presidente.

* Ya no puede pararse con la misma libertad de la mesa de negociación:

Santos ahora tiene un mandato claro de la mayoría de los colombianos para negociar la paz con la guerrilla, lo que le da legitimidad a las negociaciones. Pero, al mismo tiempo, al haber convertido las negociaciones de la Habana en su principal bandera de reelección le podría quitar márgen de maniobra frente a las Farc, pues saben que ahora Santos tiene un mayor imperativo de sacar adelante las negociaciones.

* La Fuerza Pública ya no está cohesionada detrás de él:

Uno de los hechos más graves que quedaron en evidencia en esta campaña es la politización de un sector de militares y policías en contra del Presidente. Una pérdida grande teniendo en cuenta el prestigio con el que Santos abandonó el Ministerio de Defensa.

* Santos quedó en deuda con la maquinaria:

La Silla habló con personas cercanas a políticos que le pusieron miles de votos a Santos en la segunda vuelta y coincidieron en que el Presidente no les había ofrecido previamente nada (adicional a pagarles la logística de sacar la gente a votar) a cambio de mover la maquinaria a su favor. Pero la próxima semana vienen a Bogotá a una reunión con el Presidente y “van a ver con qué sale”, dijo uno de ellos.“Les tienen que dar juego porque ellos ganaron las elecciones”.

Esos apoyos no son gratis. Si lo hubieran sido habrían sacado a la gente a votar desde la primera vuelta. Algunos tecnócratas en el Gobierno temen que el costo de esta elección es que varios de ellos serán reemplazados por cuotas de los caciques. Esto solo se sabrá en un par de meses. Pero si es así, dada la sobrerepresentación legislativa que tiene el sector terrateniente en el Congreso, Santos podría perder márgen de maniobra para adelantar las reformas sociales en el campo que ha pactado en la Habana.

* Santos quedó en deuda con la izquierda:

La Silla supo que el apoyo de los Progresistas a la campaña se dio por su convicción acerca de la paz y también con la expectativa de que Santos respetaría las medidas cautelares de la Cidh que evitarían la destitución de Petro.

El apoyo de los líderes verdes, de Clara López y de otros sectores sociales como el movimiento Lgbti o los movimientos sociales afro e indígenas no implicó ningún compromiso por parte de Santos. Sin embargo, todos tienen expectativas para este período: por ejemplo, para que Santos pase una ley limitando las facultades del Procurador. O para que no siga impulsando la ley de seguridad ciudadana presentada por el Ministro de Defensa Pinzón que penaliza a los que bloqueen vías públicas durante las protestas.

Si Santos gobierna con un gabinete igual de cachaco, uniandino y homogéneo al de sus primeros cuatro años y si no profundiza el contenido social de su gobierno, la izquierda y los movimientos sociales que lo apoyaron podrían movilizarse activamente en su contra pues verían sus expectativas frustradas.

* Santos quedó con una parte - no toda- la clase empresarial:

Como quedó claro en esta campaña, una porción importante del empresariado urbano acompaña a Santos y a su esfuerzo de paz. Pero otra porción de los empresarios, más ligados al campo o al sector industrial, estuvieron en esta campaña en contra de él.

Fuente: La Silla Vacía