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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
01-06-2014, 18:26:56
Un recuerdo a la historia siempre es bueno en estos momentos de confusión, sectarismo y soberbia.

Sin derecho al desencanto

Hay elecciones que son rutinarias pues no implican grandes cambios. Pero hay otras que son decisivas pues marcan el destino de una sociedad por décadas.

Por: Rodrigo Uprimny

Y en esos momentos críticos, la pasividad, el desencanto o las vacilaciones de los sectores democráticos y progresistas pueden tener resultados trágicos.

Un ejemplo perturbador fueron las elecciones parlamentarias en 1932 en Alemania. El nazismo era el partido más votado, con un tercio de las curules. Pero Hitler no tenía mayoría, por lo cual no podía hacerse nombrar canciller. El centro y la izquierda hubieran podido formar un gobierno de coalición y tal vez hubieran bloqueado a Hitler. Pero, por las divisiones entre socialistas y comunistas, no pudieron hacerlo. En enero de 1933, el presidente Hindenburg terminó entonces nombrando como canciller a Hitler, quien, aprovechando los poderes de excepción, acabó con la democracia en pocos meses.

La división de la izquierda en 1932 permitió que los nazis llegaran al poder, aunque nadie de izquierda hubiera votado por Hitler.

Un ejemplo tranquilizador fue la elección presidencial en Francia en 2002. Pasaron a la segunda vuelta Chirac, el candidato de la derecha republicana, y Le Pen, el líder de la ultraderecha. Ningún candidato de la izquierda pasó pero, frente al peligro de que Le Pen llegara al poder y afectara gravemente la democracia, los socialistas, los comunistas y los verdes no se abstuvieron sino que votaron masivamente por Chirac, pero precisando que no por ello apoyarían su gobierno. Chirac, con el voto de la derecha republicana y de una izquierda unida contra la extrema derecha, ganó la presidencia y la democracia francesa se mantuvo.

Hoy Colombia vive una de esas elecciones cruciales pues la diferencia entre la extrema derecha de Zuluaga y la derecha de Santos no es menor. Sus programas económicos tienen semejanzas, sin ser idénticos, pero sus visiones políticas son muy diversas en temas claves, como la búsqueda de la paz negociada, el reconocimiento de las víctimas y el respeto al Estado de derecho, a la oposición y al pluralismo.

El triunfo de Zuluaga y del uribismo no sólo acabaría el proceso de paz, sino que desmontaría además lo que nos queda de Estado de derecho. Piensen no más en que el próximo presidente nombrará a tres de los nueve magistrados de la Corte Constitucional.

Muchos colombianos sienten desgano y desencanto para esta segunda vuelta y están tentados a quedarse en la casa el 15 de junio o a votar en blanco, pues ninguno de los dos candidatos los seduce. Entiendo ese sentimiento pues en la primera vuelta no voté por ninguno de ellos, por su insensibilidad frente a la igualdad. Pero Santos y Zuluaga no son para nada iguales y esta elección es crucial y no rutinaria. Siento entonces que no tengo derecho al desencanto y debo participar. Y que un voto en blanco no ayuda a evitar el retorno del uribismo. Y por ello votaré por Santos, por la defensa del Estado de derecho y con la esperanza de una paz negociada.

Fuente: El Espectador

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Clark Ken
01-06-2014, 19:00:57
te falto poner en el post :


Con el patrocinio de "" Juan Manuel Santos Presidente "'Hemos hecho mucho, falta mucho por hacer"

+Wilfred
02-06-2014, 17:04:10
Algunos por el odio tan estúpido que le tienen a Uribe no están pensando con claridad y sensatez. Aunque si bien es un odio hasta cierto punto justificado, no podemos caer en ese absurdo juego de que la paz depende enteramente de darle continuidad a un gobierno ineficiente y mezquino.

Santos cometió un gran error: convirtió el proceso de paz en un propósito con fines netamente electorales. Muchos nos molestamos con Uribe por su retórica de cero tolerancia con sus contradictores, pero acaso no estamos viendo en Santos la misma táctica de polarización endémica?

La paz tiene que ser y entenderse como una política de Estado. El cambio de posición de Zuluaga puede sonar oportunista, pero quiero pensar que él ha sido más consciente de lo que acabo de mencionar, y por ello estaría dispuesto a darle una oportunidad a la paz negociada, pero exigiendo unas condiciones básicas, que viéndolas bien no son irrealizables.

A falta de dos semanas aún no tengo una decisión final para las próximas elecciones. Lo único que puedo afirmar es que no votaré por Santos.