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Ver la Versión Completa Con Imagenes : por Democracia Now!: La neutralidad de la red en peligro, una vez más


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
17-05-2014, 21:07:59
http://thumbnails111.imagebam.com/32721/9f3c4f327203971.jpg (http://www.imagebam.com/image/9f3c4f327203971)



Autor: Amy Goodman y Denis Moynihan
País: Estados Unidos
Región: Norteamérica
Fuente: Democracy Now!
Michael Powell es el hijo del General Colin Powell. El mayor de los Powell conoce bien los asuntos de guerra. Como es bien sabido, fue él quien el 5 de febrero de 2003 expuso ante la Asamblea General de Naciones Unidas los argumentos en defensa de la invasión a Irak, basándose en pruebas erróneas de la existencia de armas de destrucción masiva. Powell considera ese discurso como una dolorosa "mancha" en su trayectoria. Por lo que resulta particularmente sorprendente que ahora su hijo presagie que el Gobierno de Obama enfrenta la amenaza de una "Tercera Guerra Mundial".

Michael Powell es el presidente de la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones (NCTA, por sus siglas en inglés), que constituye el principal grupo de presión de la industria de la televisión por cable. Es también ex director de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por sus siglas en inglés), el organismo encargado de dictar las normas de telecomunicaciones del país. Su actual blanco de destrucción es la neutralidad en la red. El campo de batalla es en Washington, D.C., dentro del cuartel general de la FCC. Los mayores proveedores de servicios de Internet, compañías como Comcast, Time Warner Cable, AT&T y Verizon, aúnan fuerzas para terminar con la neutralidad de la red. Millones de ciudadanos, junto a miles de organizaciones, otras compañías, artistas e inversores intentan salvarla.

¿Qué es la neutralidad de la red? Es el principio fundamental de que cualquier persona en la red puede acceder a cualquier otra, de que los usuarios pueden acceder con la misma facilidad a un pequeño sitio web lanzado desde un garaje que a uno de los principales portales de Internet como Google o Yahoo. La neutralidad en la red es el amparo contra la discriminación con el que cuenta Internet. Y entonces, estos grandes proveedores de servicios de Internet, ¿para qué querrán eliminar algo tan bueno? Por codicia. Los principales proveedores de servicios de Internet ya obtienen inmensas ganancias. Pero si se les permite crear una Internet de varios niveles, en la que algunos proveedores de contenido paguen más para que sus páginas o sus aplicaciones web se carguen más rápido, podrían obtener ganancias extra. Recordemos que los usuarios ya pagan para acceder a Internet. Ahora, compañías como Comcast pretenden cobrarles también a quienes se encuentran al otro lado de la conexión de Internet, con lo que recaudarían miles de millones de dólares provenientes tanto de los usuarios como de los proveedores de contenido.

De eliminarse la neutralidad de la red, los principales proveedores de contenido, ya consolidados y con vasto capital, pagarán por el privilegio de que sus contenidos sean accesibles a través de una "vía rápida" en Internet. Los sitios web más pequeños y las nuevas aplicaciones no tendrán el mismo acceso, y quedarán atascados en los carriles de circulación más lenta. La era de los nuevos emprendimientos austeros impulsores de innovación llegará abruptamente a su fin. Ya no se fundarán compañías de alta tecnología en dormitorios de residencias estudiantiles. Llevará más tiempo cargar esos sitios que los ofrecidos por las grandes compañías.

La Comisión Federal de Comunicaciones es una típica agencia reguladora "cooptada" por las empresas a las que debería supuestamente regular, y cuyos funcionarios suelen alternarse entre la función pública y el trabajo para esas empresas. El actual director de la FCC, nombrado por el Presidente Barack Obama, es Tom Wheeler, que previamente fue presidente de la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones, cargo que hoy ocupa Powell, y luego encabezó el grupo de presión de la industria de las comunicaciones inalámbricas. Básicamente, Tom Wheeler y Michael Powell intercambiaron posiciones el uno con el otro. Lamentablemente, ambos llevan adelante la misma tarea: representar los intereses de las grandes empresas.

Fue durante la dirección de Michael Powell que la FCC declaró a la industria de la banda ancha "servicio de información", limitando así el alcance de las regulaciones en dicha industria. En su reciente discurso de apertura de la asamblea anual de la Asociación Nacional de Cable y Telecomunicaciones, Powell calificó esta medida como "un cambio hacia una normativa más laxa". Sin embargo, la elevada retórica de Powell no pasa el test de la risa. El servicio de banda ancha en Estados Unidos, en promedio, es de una calidad muy inferior a la de otros países, y mucho más caro.

Los activistas pretenden que la FCC vuelva a declarar a la banda ancha como servicio público, tal como lo es el servicio telefónico. Imaginemos lo que sucedería si a las compañías telefónicas se les permitiera reducir la calidad de nuestras llamadas porque no pagamos extra por un servicio de primera clase. O imaginemos lo que sucedería si el agua que sale de nuestros grifos fuera menos pura que el agua del vecino, porque ellos sí pagan extra por agua de mayor calidad. Estos servicios están regulados. Todo el mundo accede al mismo servicio, sin discriminación.

El pasado mes de enero, un tribunal federal anuló la normativa de la FCC para una "Internet Abierta", argumentando que si bien la FCC tiene la facultad de regular Internet, sus normas no seguían ninguna lógica. Al declarar apropiadamente el servicio de Internet como servicio público, la FCC puede regularlo, legal y sensatamente.

Casi dos millones de personas ya se han pronunciado a favor de la neutralidad en la red y están exhortando a la recategorización del servicio de Internet. Ese es el acto que según Michael Powell provocaría la "Tercera Guerra Mundial". Michael Powell puede amenazar con iniciar una guerra a causa de ciertas políticas, pero debería tener cuidado con lo que desea. Como director de la FCC, allá por el año 2003, lideró los esfuerzos que hubieran permitido una mayor concentración en los medios, lo que provocó una fuerte reacción pública. Finalmente, las normas permisivas que él propuso fueron derrotadas. El Congreso aprendió la lección tras las manifestaciones contra las leyes para la regulación de Internet conocidas como SOPA, Ley de Cese a la Piratería en Internet, y PIPA, Ley de Protección de la Propiedad Intelectual. El clamor en su contra fue mundial e implacable.

Ahora, el centro de atención es la Comisión Federal de Comunicaciones. Tom Wheeler tiene la oportunidad de escuchar a millones de ciudadanos preocupados y corregir los errores del pasado. O puede seguir las órdenes de Michael Powell y su ejército de presión. Si lo hace, en su trayectoria quedará también una mancha indeleble.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
18-05-2014, 17:03:09
La Internet que conocemos
por Jose Alcántara
La irrupción de las tecnologías digitales en nuestra sociedad brinda una serie de posibilidades de desarrollo que hacen palidecer, por su profundidad y sus implicaciones, a la transformación acontecida como consecuencia de la invención del telégrafo. Esa afirmación no es arriesgada, pese a que lo parezca. Si el telégrafo hizo emerger los grandes bloques internacionales que evolucionaron y se desarrollaron hasta la estructurada política de bloques de la guerra fría, las nuevas telecomunicaciones digitales conllevan la sincronización de agenda pública no sólo entre determinados países que den lugar a un bloque, sino a escala global. Se da lugar así a un mundo en que se reacciona, más que nunca, de forma instantánea a los grandes eventos que tienen lugar en cualquier remoto lugar del planeta.

Pero mucho más allá de la mera superación de la política de bloques de naciones para dar paso a un mundo en que la instantaneidad de las comunicaciones iguala y crea una agenda pública global, la Internet tal y como la hemos visto crecer y desarrollarse desde un espacio marginal ocupado por hackers y soñadores a finales de la década de 1980 capaces de declarar la independencia del Ciberespacio,1.1 hasta llegar a ser en 2010 una matriz en la que se encuentran embebidas las comunicaciones de millones de personas. Aunque, mucho más allá de eso, ve cómo en mitad de la mayor crisis económica acaecida desde los años treinta del s. XX se vuelven hacia ella cada vez más ojos en búsqueda de soluciones, de unas aspiraciones de crecimiento económico desde dentro y desde fuera sectores de la economía que la ignoraron durante años.

No cabe, por tanto, minusvalorar la importancia que las nuevas tecnologías de la comunicación, cristalizadas en Internet, tienen para el devenir del mundo tal y como lo conocemos. El mundo en el que vivamos dentro de diez años será el reflejo del uso, extensión y desarrollo que hagamos de estas tecnologías. En ese sentido, vale la pena detenerse a observar qué características tiene Internet que la hayan ayudado a convertirse en lo que es, para ser más conscientes de qué se puede mejorar en la Red y, sobre todo, de qué podemos perder si permitimos que sucesivas modificaciones de su estructura modifiquen drásticamente el modo en que funciona.

Para acometer esta tarea resulta muy valioso analizar cómo ha funcionado Internet desde el día en que fue diseñada hasta ahora, deteniéndonos en sus principios rectores -y siendo el de la neutralidad de la Red el mayor de ellos-, pasando por las consecuencias directas que nacen de tener como principios rectores ésos y no otros -y siendo su estructura distribuida la más destacada-, para llegar a ver qué se esconde tras el discurso que aboga por una ruptura con la tradición de Internet y las consecuencias prácticas e inmediatas que, para todos nosotros, tendría la adopción de una reforma que destruya el modo en que se concibió la Red. Que destruya aquello que la ha convertido en la herramienta a la que recurrimos cada vez más para informarnos, comunicarnos y, de forma creciente, desarrollar nuestra actividad económica.

PEDROELGRANDE
18-05-2014, 17:48:32
La Red neutra

Existe una gran ambigüedad en torno a qué se afirma cuando se dice que la Red es neutra, qué implica y qué se requiere para que se mantenga este carácter neutro: para que se defienda la neutralidad de la Red. Por ello resulta de gran interés aclarar, para que se disipe toda duda, qué es y qué representa exactamente la neutralidad de la Red. De qué profundidad es la huella que deja en Internet, al permitirle ser ese tejido en el que todo se desarrolle.

Neutralidad, el principio rector

La neutralidad de la Red es no la columna vertebral sino la médula espinal que mantiene a Internet como lo que es; no es el esqueleto sino el sistema nervioso que mantiene viva y alerta, capaz de emitir respuestas, a la Red.

Que Internet sea una red neutra equivale a afirmar que en Internet nadie puede privilegiar ni bloquear una conexión entre dos nodos cualquiera de la Red. De este modo, una vez tengo acceso a Internet -lo cual conlleva generalmente el pago de la tarifa convenida con un Operador que preste servicios de acceso a la misma- nada ni nadie, ni siquiera -y especialmente- el operador con el que tengo contratado mi acceso a Internet puede impedirme que conecte con un nodo cualquiera.

Esto significa que, además del carácter distribuido de Internet sobre el que volveremos en profundidad en el próximo capítulo y que dificulta mucho las labores de censura y control de la información, existe un factor más que vela para que nadie ni nada en Internet tenga el poder de ejercer un bloqueo que restrinja la libre interconexión, información y comunicación de los usuarios. Este factor no es sino el carácter neutro de la Red y emana de algo tan sencillo, y breve de explicar, como que un bit -la únidad básica de información en la era digital- es siempre, y únicamente, un bit. Sin importar el todo, sin importar para nada la pieza mayor de información -mensaje, noticia, obra cultural o de ocio- de la cual el bit forma parte, un bit es siempre un bit y, tomado de forma independiente, resulta indistinguible de cualquier otro. Esta noción tan básica es la que justifica la imposibilidad, sin atentar contra nuestra lógica ni contra todo lo que atendemos como razonable, de querer tratar de forma diferente el tráfico de datos en Internet en función del tipo de mensaje que se transporta o en función de cuál es el servidor que te ofrece esos datos. Esta noción tan básica es la que nos ayuda a entender porqué la neutralidad es algo consustancial a la Red y porqué, más allá de toda excusa, su eliminación obedece únicamente al deseo de crear escasez artificial, cuando en la Red opera la lógica de la abundancia -como veremos en el próximo capítulo- en un determinado producto. Crear escasez artificial de un producto en base a manipulaciones para encarecerlo, para tener más control sobre un mercado con el fin de que sea menos mercado real, para seguir jugando en la era y el entorno digital con unas reglas propias de una época y un medio ahora anacrónicos que permitan dar lugar a un futuro afortunadamente ucrónico. Un futuro en el que la Red y todas las nuevas oportunidades que nos brinda, desde nuevas vías de aprendizaje y comunicación a la emancipación y la internacionalización de la pequeña y mediana empresa cuyo acceso a mercados remotos depende de que la Red siga siendo neutra como hasta ahora, no existan ni hubieran existido nunca.

Es muy importante resaltar que la neutralidad de la Red no hace referencia en ningún caso, al coste ni del acceso a la misma, ni al coste de los servicios que se pueda hacer uso en ella. Contra toda falacia que desde sectores interesados se pueda lanzar al viento, la neutralidad de la Red hace referencia tan sólo al carácter indistinguible de los bits, esas unidades mínimas de información digital, y al hecho de que toda limitación artificial al modo en que estos bits fluyen atendiendo a criterios espurios representa un atentado contra la razón y contra el bien general, que se beneficia mucho más de una Red libre en la que la presencia de más y más personas es un acicate a la participación y a la innovación.

Así, la defensa de la neutralidad de la Red se presenta no como una opción sino como la única puerta válida para los que sabemos que Internet tiene el potencial de transformar el modo en que se organiza la sociedad, dando origen a un mundo mucho más humano y cercano, en el que las personas se vean más desarrolladas y más representadas, que el que se construyó en torno a bloques con la revolución industrial y los sistemas de comunicaciones del s. XIX como el telégrafo. Para los que creemos que Internet es mucho más que una nueva jukebox digital, para los que creemos que Internet es una herramienta destinada a transformar el mundo de forma que emerja un mundo nuevo que sea mucho mejor, más justo y meritocrático, defender la Red tal y como la hemos conocido desde sus inicios, y ello implica defender la existencia de una red neutra en la que no sea posible la priorización ni el bloqueo arbitrario de conexiones, es mucho más que una opción. Cuando se tiene el compromiso de defender el mundo que conocemos para que sea tan libre como pueda llegar a ser, tan rico como pueda llegar a ser y tan justo como pueda llegar a ser, defender una red neutra es el único camino.

Neutralidad: libertades y diversidad

Por todo lo anterior, la neutralidad de la Red es la garante de todas las libertades que tenemos en Internet. Aunque aún existen personas que se empeñan en diferenciar las libertades existentes en la Red como algo diferente a nuestras libertades, eso es una falacia.

La falacia que afirma que en la Red existe una especie de libertinaje ilimitado al que hay que poner freno a toda prisa se ampara en la errónea asunción de que la extinción de las libertades en Internet no tiene consecuencias para nuestras libertades fundamentales. Eso sería cierto en un mundo donde todas nuestras comunicaciones y nuestras principales herramientas, desde el teléfono a la banca pasando por el correo electrónico y el comercio online, no usaran tecnología digital y no estuvieran canalizadas a través de Internet. Pero resulta que el mundo en que vivimos hace un uso intensivo y creciente de la tecnología digital y de Internet. Y no hay marcha atrás, de forma que no tiene sentido diferenciar unas pretendidas libertades digitales que fueran un subgrupo de algo mayor y más general. No: existen solamente libertades que hay que respetar si no queremos sucumbir ante un totalitarismo rampante que devenga una sociedad de control. No hay lugar para la diferenciación de esas libertades ni para asumir que unas son prescindibles.

La defensa de las libertades en Internet, con la libertad de información y la libertad de comunicación a la cabeza, pasa necesariamente por la defensa de la neutralidad de la Red. Sólo en una Red neutra se puede garantizar que, de forma arbitraria, no se impida ni se bloquee la conexión con una determinada fuente, un determinado nodo de la Red. Sólo en una Red neutra se puede garantizar que, de forma arbitraria, no se impida ni se bloquee la capacidad de emisión de información de un determinado usuario de la Red.

Esto es de vital importancia porque, pese a lo que se repite desde el tópico fácil, ésta no es «la era de la información»; no en el modo en que la entiende el tópico fácil. Desde ciertas instancias se mantiene que la revolución es que la información otorga una autonomía y un poder a quien la posee. Eso no es nada revolucionario: fue siempre así, desde el principio de los tiempos. Lo revolucionario es que ahora todos podemos tener acceso a esa información y, sobre todo, que todos podemos emitir nuestra propia información. Pero todo ello depende de que la Red siga siendo neutra.

De esta neutralidad nace también la diversidad tan propia de la Red: diversidad de ideas, desarrollos y conocimiento. Diversidad, también, de proyectos empresariales. Y es que si algo caracteriza a Internet y las nuevas oportunidades que encarna es la capacidad de desarrollar negocios con una menor barrera de entrada, que es marginal en numerosos ámbitos que se centran en el aprovechamiento de las tecnologías digitales pero reposan toda su capacidad de subsistencia en el hecho de que la Red siga siendo neutra.

Que las barreras de entrada se hayan reducido conlleva que un mayor número de actores puedan jugar un papel como proveedores de diversos servicios, lo cual se traduce en la existencia de una mayor competencia y eso, en términos finales, desemboca en una serie de beneficios para el ciudadano y para la sociedad en general. A menudo, desde el entorno de las grandes corporaciones se comenta, con cierta malicia, que los defensores de la neutralidad de la Red lo que exigen es que todo sea gratis. Eso es falso. En la Red muy pocas cosas son gratuitas, y ninguno de los grandes servicios prestados por estas corporaciones lo es. En la Red neutra que conocemos existe mayor competencia que en el viejo mundo regido por normas materiales donde impera la escasez de producto como ordenador de mercados. Pero no hay que igualar ese cambio de reglas a todo es gratis, porque no es cierto: desde la cuota de acceso al coste de mantenimiento de un servidor si se desea tener presencia online en Internet, pasando por el precio -a veces en metálico, a menudo en transferencia de información personal con propósitos publicitarios-1.2 de todos y cada uno de los servicios de los que hacemos uso en Internet.

Y todo esto: la diversidad, las libertades, la sana competencia y todo lo que hace de Internet ese nuevo mundo de la riqueza y las oportunidades pende de que la neutralidad siga siendo el principio rector de Internet. Mantener y cuidar esta diversidad, alentarla y permitir su desarrollo es, de este modo, imprescindible para tener una sociedad digital sana. Y ya que el mundo en el que viviremos el resto de nuestra vida va a ser digital, es algo que vale la pena preservar.