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Ver la Versión Completa Con Imagenes : La colilla más mortífera de la historia del fútbol


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Tyler Durden
15-05-2014, 07:28:25
http://fotos02.farodevigo.es/2014/05/12/646x260/colilla-mortifera.jpg


Sam Firth tenía 86 años. El 11 de mayo de 1985 se sentó en su habitual localidad en la vieja tribuna de Valley Parade para disfrutar de la fiesta del ascenso. El Bradford City había certificado una semana antes el regreso a Segunda División, una categoría que no pisaba desde 1937. Demasiado tiempo de espera. Pocos aficionados como Firth podían explicar mejor las diferentes penalidades que había pasado el club. Incluso treinta años atrás había ocupado el cargo de presidente durante unas cuantas temporadas. Para él aquella tarde, con el cielo encapotado, era una jornada festiva. Once mil personas llenaban ese día el estadio dispuestos a compartir con los futbolistas un momento histórico para los Bantams que por fin podría compartir categoría con el Leeds United, el odiado vecino que siempre les miraba por encima del hombro. Se agotaron las entradas y las invitaciones. Incluso hubo futbolistas que los días anteriores bromeaban con el hecho de que sus exnovias, aparcando por un momento el orgullo, les telefoneasen en busca de una localidad. Firth asistía feliz a lo que muchos consideraban un "carnaval". Convertido en un símbolo para la grada como corresponde al hincha más veterano, estaba convencido de que posiblemente estaba viendo su último gran momento como seguidor del Bradford. A sus 86 años, con numerosos achaques, pisar Valley era uno de los pocos placeres que ya se permitía su cuerpo. Por eso fue de los más lentos en reaccionar en el momento en que el humo comenzó a asomar a su espalda. Faltaban apenas cinco minutos para llegar al descanso del partido contra el Lincoln cuando el olor a quemado comenzó a impregnar el bloque G de la tribuna del estadio. Las llamas no tardaron en ser visibles mientras el público trataba de ponerse a salvo como buenamente podía. Firth tomó el camino equivocado. Salió el dirección a las puertas del estadio que se encontraban cerradas para evitar que la gente que había en el exterior se colase. La edad y su falta de reflejos le impidieron salir del infierno en el que en apenas unos minutos se convirtió el graderío. Sam Firth, expresidente del Bradford, se convirtió en la más ilustre de las 56 víctimas mortales de la tragedia de Valley Parade. Murió en el lugar y el día en que más feliz se había sentido como aficionado del Bradford.
El desastre del que ayer se cumplieron 29 años fue un cruel guiño del destino. Hacía muchos años que los ingenieros municipales habían advertido del riesgo de incendio que había en el viejo estadio, especialmente en aquella grada. Con el paso del tiempo bajo la tribuna se había acumulado una enorme cantidad de basura que el público iba tirando cada día de partido. Nadie limpiaba esa zona con lo que la amenaza de que se produjera un desastre aumentaba cada día. Una simple cerilla podía provocar una tragedia se había reflejado en un reciente informe. Por eso el ayuntamiento de Bradford y el club había decidido poner remedio a esa situación. Unas semanas antes se había aprobado la reforma de la grada y sustituir al fin los viejos asientos de madera por hormigón. El encuentro ante el Lincoln era el último que se disputaría en Valley Parade tal y como se conocía hasta ese instante. El primer partido en Segunda División ya se jugaría con una grada completamente nueva. Lo más irónico de lo sucedido aquel 11 de mayo es que mientras una parte del estadio se consumía en medio de las llamas, a un centenar de metros se encontraba apilado el material que el lunes siguiente sería utilizado para comenzar la reforma.
La amenaza se cumplió al pie de la letra. Fue una colilla que algún aficionado lanzó por debajo de los asientos el que provocó el incendio. Alimentado por la basura acumulada en la zona, la madera de la grada y el aire que aquel día había en Bradford, el estadio no tardó en convertirse en una hoguera gigante. Apenas tres minutos tardó la grada en transformarse en una enorme pira mortal. Los aficionados que poblaban esa zona del campo comenzaron a saltar hacia el terreno de juego, el camino hacia la vida. Los que trataron de huir por las puertas del estadio o se refugiaron en los servicios murieron. Todo el mundo trató de prestar su ayuda para sacar a los espectadores de lo que se había transformado en un horno que llegó a al. Incluso el técnico local, Terry Yorath, que tenía a su mujer y a su hija en una zona de aquella grada. Cruzó el campo, las ayudó a saltar al terreno de juego y luego se dedicó a colaborar en que otros aficionados se pusiesen a salvo. El fue uno de los héroes de aquellos infernales instantes. Los bomberos apenas tardaron cuatro minutos en presentarse, pero ya era imposible controlar el fuego. El público se agrupó en el césped mientras la grada se consumía. Ya no se podía hacer nada. A partir de ese instante solo quedaba por conocer con exactitud el tamaño de la tragedia. Los datos eran aterradores. 56 personas murieron y más de 250 resultaros heridos. La mayoría de los fallecidos o eran menores de veinte años o mayores de 65, los que más dificultad encontraron en huir con rapidez del fuego. El infome elaborado por Oliver Popplewell resolvió que un cigarro fue el causante del incendio y que los extintores de aquella zona se habían retirado por miedo a los hooligans, un error que resultó trascendental porque en el primer momento, cuando apareció el humo, fueron varios los policía que trataron de utilizarlos e impedir que aquello fuera a más. La madera y las viejas costumbres del fútbol hicieron el resto. Bradford jugó la temporada siguiente de prestado en diferentes campos de la zona, pero la herida de aquel 11 de mayo nunca se curó. La jornada de ayer, como todos los años, la dedicaron a acordarse de gente como el bueno de Sam Firth.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
INDIVIDUAL
15-05-2014, 08:11:15
Move a deportes no es noticia

GABRIEL
15-05-2014, 08:17:00
ak esta bien el post


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