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Ayudante De Santa
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Los mejores licores
Heráclito
08-12-2013, 12:15:24
Dudé en postear este artículo en deportes, pero es un logro que involucra a toda la sociedad, por eso lo pongo en esta sección, un justo homenaje a un hombre que nos regresó la confianza en un deporte de multitudes, demostrando que con seriedad, esfuerzo y honestidad se pueden conseguir las metas. Un ejemplo para el país.

Por qué José Pékerman es el personaje del año?

Por: JUAN ESTEBAN CONSTAÍN |10:16 p.m. | 07 de Diciembre del 2013

http://www.eltiempo.com/deportes/futbol/IMAGEN/IMAGEN-13266386-2.jpg
Jugadores y cuerpo técnico celebran la clasificación

Muy pronto su estilo fue símbolo de seriedad y del éxito. Con discreción y cortesía, con trabajo.

Este año, el personaje del año en Colombia es un argentino. Como lo será en muchos otros países del mundo, supongo. Incluso en la Argentina, donde todos los años, claro, el personaje del año suele ser un argentino. Solo que el nuestro, sin hablar tanto, sin cargar a ningún niño, sin bendecir a nadie desde el balcón, obró un milagro de verdad: le devolvió la fe del fútbol a Colombia, y puso a su Selección en el Mundial luego de una agónica sequía de 16 años con sus días y sus noches. (Lea también: la carta de Pékerman a los colombianos)

Habrá quien diga que en un país como el nuestro, donde hay tantos problemas, es una exageración que el fútbol llegue a ser tan importante y trascendental. Y sí, es una exageración. Pero es que esa es otra de las virtudes del fútbol, y acaso una de las razones por las cuales es tan importante y trascendental para nuestro país, y para muchísimos otros en el mundo entero: por las pasiones que desata; por las exageraciones y lealtades que inculca y autoriza.

El fútbol es un acto de fe –a favor o en contra: no hay religión sin descreídos– que se renueva en el corazón del hincha con cada partido y cada gol, cada jugada magistral e inolvidable, cada balón dividido que es el mejor resumen de la vida.Y aunque Colombia no haya sido nunca una gran potencia futbolera y nuestra tradición no sea tampoco la más rica ni la más famosa, acá también le rezamos a la pelota, por qué no. (Vea el especial de los personajes del año)

Hay un hecho inquietante, con respecto a nuestro fútbol, que quizás ya algún sociólogo debe de haber estudiado en serio, hasta el fondo. Algún sociólogo o algún adivino. Me refiero a que aquí, desde hace mucho, la Selección Colombia ha sido el único “proyecto de nación” (como dicen) que ha funcionado de verdad, por absurda y superficial que parezca la hipótesis. Lo que no lograron entre nosotros ni la política ni la guerra, lo logró muchas veces el deporte.

Por eso José Néstor Pékerman es el personaje del año en Colombia. Porque llegó a trabajar con discreción, sin conceder con las presiones y las truculencias de siempre. Porque muy pronto su estilo fue el símbolo de la seriedad y del éxito, y porque encontró por fin un equipo, sacando lo mejor de cada uno de sus jugadores. Porque ganó los partidos que tenía que ganar y remontó los que tenía que remontar, cosa increíble aquí, y lo hizo con la mejor estrategia: con su manera de ser y de jugar.

No son pocos los que creen que este técnico entrerriano es el mejor de América, o uno de los mejores. Y lo demostró cuando dirigía los equipos juveniles de la Selección Argentina, con los que ganó tres mundiales: en el 95, en el 97 y en el 2001. Luego, en el 2004, se hizo cargo de la Selección de mayores, y con ella fue al Mundial del 2006 en Alemania: una Argentina ordenada y promisoria que salió por penaltis en cuartos de final, perdiendo contra el local. Fue él el secreto gestor de la primera convocatoria de Messi a una Selección de su país.

José Pékerman nació en Villa Domínguez, en la Provincia de Entre Ríos, el 3 de septiembre de 1949. Descendiente de una familia de judíos ucranianos, su papá lo llevó muy pronto (a los tres meses) a vivir en el sur: en el Puerto de Ibicuy, donde el tren desembocaba en el Río Paraná para que los turistas cruzaran en barco a la otra orilla. Cuenta el periodista Ignacio Turín que allí pusieron un bar los Pékerman: el padre y la madre, Óscar y Raquel, y los dos niños: Luis y José, que no hacía más que jugar a la pelota. Luego, buscando un mejor destino, se mudaron a Buenos Aires.

Un día, en sus años de juventud, Pékerman enfrentó con el equipo de su barrio a la 7ª división de Argentinos Juniors. Ese día le ofrecieron entrar al club de La Paternal, y dijo que no porque primero estaba el estudio. Su papá, que debía de ser un hombre sensato, lo convenció de lo contrario, y así empezó a entrenar con el equipo en el que debutaría en primera, el 21 de agosto de 1966: casi 9 años estuvo allí el aguerrido mediocampista, hasta 1975 cuando lo vendieron al Medellín.

La historia se ha contado muchas veces desde que volvió a nuestro país, ahora como técnico de la Selección Colombia: Pékerman jugó en el Medellín hasta 1978, cuando una lesión en la rodilla, una sombra que venía arrastrando desde los días finales de Argentinos, lo sacó para siempre del fútbol profesional. Aquí nació su primera hija; aquí le dijeron en el equipo que se recuperara, que siguiera cobrando su sueldo. Dice Luis Fernando Afanador que no lo hizo porque hacerlo habría ido en contra de sus principios, y entonces se fue.

De regreso en la Argentina, Pékerman vivió el Mundial de ese año manejando un taxi por las calles de Buenos Aires, mientras en los estadios la gente gritaba los goles de la Selección: una Selección en la que él mismo habría podido jugar si otra hubiera sido su suerte, y que fue campeona el 25 de junio de 1978, no exenta de polémicas y suspicacias. Él, mientras tanto, recogía pasajeros en su Renault 12, pues ningún trabajo es deshonra. Al contrario.

El estilo de su fútbol

En 1981 volvió al fútbol decidido a ser técnico, y en ese empeño tuvo el apoyo de Ricardo Trigilli, su viejo entrenador en Argentinos. Hizo el curso, recuperó su interés por la táctica y el juego. Con su mentor fue a dirigir a Chacarita, primero, y luego volvió a su casa, a La Paternal. Se hizo cargo así de las divisiones inferiores del club que lo había visto nacer, y sacó adelante un exitoso proyecto formativo de casi una década. Entonces se fue a Colo Colo por un año y medio, primero a las juveniles y luego al equipo grande.

Pero los dirigentes de Colo Colo decidieron no seguir con Pékerman porque tenía, a su juicio, un gran defecto: creía en los jóvenes y en los proyectos a largo plazo, en el trabajo; y creía también que los resultados en el fútbol son justo eso: la suma y el producto de un esfuerzo juicioso y metódico, un estilo, y no un botín que se debe perseguir porque sí, a ciegas cada partido, en nombre de una presunta eficacia que pocas veces logra serlo de verdad.

Ese aparente fracaso, como antes lo había sido el de la lesión en su rodilla, sirvió para que Pékerman encontrara un destino mejor: en 1994, por encima de todas las ‘roscas’, entró a la AFA como técnico de los equipos juveniles. Para entrar tuvo que ganarse un concurso; su proyecto fue el mejor y el más serio. Vino entonces su racha memorable de tres mundiales sub 20, y luego su nombramiento como director general de selecciones. En el 2004, tras el retiro de Marcelo Bielsa, asumió la Selección de mayores, con la que fue al Mundial y llegó a cuartos de final.

Pero para Pékerman no estar con Argentina entre los cuatro mejores equipos del mundo era un fracaso, una profunda tristeza que se le veía en la cara ese día de los penaltis contra Alemania, y al volver al país presentó su renuncia irrevocable. De nada sirvieron las súplicas de Julio Grondona, de los jugadores, de los hinchas: la decisión ya estaba tomada. Se fue entonces a disfrutar de sus nietos y a vivir, y solo un año después volvió a sentarse en el banco: en México, primero con el Toluca y luego con los Tigres de la UANL.

Su llegada a la Selección Colombia, el 5 de enero de 2012, fue casi un hecho providencial. Cuando acá ya nos resignábamos a estar contando centavos el día final de las eliminatorias, cuando parecía que todo iba a quedar en las manos fallidas de los mismos de siempre, como en El día de la marmota, algo pasó. No es necesario entrar en detalles, para qué. Pero algo pasó y las estrellas se alinearon para que Pékerman llegara al país a dirigir la Selección.

Y muy pronto su estilo fue el símbolo de la seriedad y del éxito. Con discreción y cortesía, con trabajo. ¿Que el equipo no siempre deslumbró? Claro que no, ninguno lo hace ya. Pero clasificamos bien que era el objetivo, con cosas que fueron justo las que tanto nos faltaron en estos años de amargura: con identidad, con garra, con orden y estrategia. Con fe: la fe que habíamos perdido y que Pékerman, con su voz parsimoniosa y su manera de entender al jugador, nos devolvió. Con su manera de ser y de jugar.

Es una exageración, sí, pero eso es lo bonito del fútbol, como decía un viejo poeta. Y quizás aquí ya aprendimos la lección –toquemos madera, nunca está uno a salvo– y sabemos que el triunfalismo en Colombia es un contrasentido, un pésimo augurio. Que nadie aquí empeñe su casa para irse a vernos campeones del mundo, porque trae mala suerte. Por Dios (por vos, Diego), que Pelé no nos mire ni nos nombre. Que esta vez nos ahorre su abrazo de la muerte. Él y Mick Jagger: que le hagan fuerza a Brasil, al que sea, no a nosotros.

Este año el personaje del año en Colombia es también un argentino. Con su sonrisa y su cara de Roger Waters. El nuestro se llama José Pékerman e hizo un milagro de verdad.

JUAN ESTEBAN CONSTAÍN
Escritor, columnista de EL TIEMPO y autor de '¡Calcio!'
Especial para EL TIEMPO

Fuente: El Tiempo

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
INDIVIDUAL
08-12-2013, 12:18:04
aqui queda bn
el viejo calladamente se gano el corazon del pueblo

eddievoleibol
08-12-2013, 12:27:26
.....no se...ojalá no estemos cayendo en excesos perjudiciales.......!!!!!!

Heráclito
08-12-2013, 12:29:21
Complemento:

El DT de la Selección Colombia les escribe a los lectores

Por: JOSÉ NÉSTOR PÉKERMAN |10:16 p.m. | 07 de Diciembre del 2013

'Trabajaremos unidos, para que la clasificación sea el inicio de un camino triunfal', dice Pékerman.

Es un placer para mí estar ante esta computadora para darle forma a este saludo, en agradecimiento a la mención con la cual me están honrando en este momento. Es un orgullo, un gran honor para mí tamaña distinción que me llena el alma. (Vea el especial de los personajes del año)

No es nuevo hacer mención a lo que siento por Colombia, y lo dije en reiteradas ocasiones: fue uno de los grandes motores que me impulsaron a aceptar la propuesta de tomar la Selección. Es un sentimiento que se remonta a los tiempos en que este país me abrió los brazos para darme el cálido recibimiento como jugador en aquellos hermosos años, y que me dieron no solo maravillosas anécdotas y vivencias, sino también amistades que hasta el día de hoy mantengo. Y como si fuera poco, Colombia me dio a mi primera hija, que lleva los colores de este país a flor de piel. Es cierto que estuve alejado muchos años, pero dicen que el destino y el tiempo son sabios y ambos me devolvieron a estas tierras.

Colombia es un gran país, del cual siempre he tenido la mejor imagen, en el que vivo con gusto y por el que he trabajado con orgullo en momentos importantes de mi vida. Es muy difícil poder explicar con palabras la gratitud que genera el recibir tanto afecto, tanto cariño y el estímulo que a diario nos demuestran en cada calle, en cada esquina, en cada mensaje.

Pero sería muy egoísta de mi parte de seguir estas líneas en primera persona, porque Yo, hoy, somos Nosotros. Todos somos parte de esto tan hermoso que día a día se va generando y consiguiendo peldaño a peldaño, con cada esfuerzo, con mucho corazón y empuje por parte de todos los que componemos esta gran familia; y no porque así pensamos llamarla, sino porque así la sentimos a esta Selección.

Sabíamos, cuando comenzamos este camino, que no sería fácil, que nadie nos regalaría nada, pero nadie nos iba a sacar la idea de la cabeza. La oportunidad de devolver a Colombia a un Mundial, al lugar donde claramente merece estar y sin duda debía ser así, tras largos 16 años de negación, larguísimos para la mayoría e impensado quizás para muchos de nosotros que sabemos y vivimos un país donde el aroma a fútbol se respira, se vive en cada esquina, en cada barrio, por todos lados. Siempre tuvimos esa fe, ese destino en la cabeza, ese sueño… que empieza por clasificar. Y así, el sueño de todos llegó y estaremos en Brasil.

Este es un gran país, que en la unión sabe encontrar la fuerza. Así lo conseguimos nosotros. Un grupo maravilloso, de grandes profesionales, excelentes jugadores, pero más excepcionales aún como personas. Que brotan de alegría ante cada reencuentro, ante cada convocatoria y ante cada vez que representan al país. A nivel individual no tenemos dudas y sabemos que seguirán creciendo aún más y este es solo un punto de partida. Ojalá, como lo dije varias veces, muchos de nuestros jugadores lleguen a los clubes top del mundo. Así lo harán, no tengo duda. Llegaran esos momentos.

Es cierto, hoy estamos en los primeros puestos del ranking FIFA y vaya que es un orgullo. Y logramos ser cabezas de serie. No lo niego, otra emoción muy grande. Pero el gran orgullo, la mayor emoción, es que estemos también en los primeros puestos del corazón de cada uno de los colombianos que nos acompañan y que viven, así como nosotros, haciendo fuerza y apoyando en cada momento a esta gran familia. Porque ese sí es un gran anhelo de muchos, pero un privilegio para pocos: llegar al corazón de la gente. Y como decía allá por aquellas primeras líneas hoy me siento… nos sentimos unos privilegiados por eso.

Trabajemos unidos, para que esta clasificación sea solo el inicio de un camino triunfal, porque si triunfa la Selección, triunfamos todos: cuerpo técnico, jugadores, asistentes, dirigentes, periodistas y cada uno de los 46 millones de colombianos. Porque como dije antes, no somos uno, somos todos.

Así tendremos encendida por mucho tiempo la llama con los colores de Colombia, alimentada con la expresión del fútbol de los jugadores, y el valor natural que da la fuerza de este maravilloso país.

Gracias, por hacernos parte de esto…

JOSÉ NÉSTOR PÉKERMAN
Técnico de la Selección Colombia
Especial para EL TIEMPO

Fuente: El Tiempo

QUEMANTANALETA
09-12-2013, 07:19:30
Algo clave para este éxito fue la discreción y hermetismo con q afronto cada partido. La prensa en este país es dañina y muy pocos de verdad saben lo que dicen.


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Tyler Durden
09-12-2013, 07:21:12
Me parece muy bien.
En vez de poner a alguno de estos políticos de shit que tenemos.

cesar coy
09-12-2013, 09:10:51
El único partido en el que salió a la cancha a enfrentarse a las camras fue cuando perdimos contra Uruguay. En los triunfos dejaba que fueran los jugadores los que mojaran pantalla.

Muy distinto de aquel otro DT que en las derrotas solo sabía esconderse histerico con los jugadores y en los triunfos salía a la mitad de la cancha a recibir la ovación de las tribunas mientras bailaba el pilurino