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Ayudante De Santa
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armando2007
04-12-2013, 22:44:38
El destino trágico de Yésica, asesinada mientras trabajaba en un bar
Por: LEO MEDINA JIMÉNEZ |
7:23 p.m. | 03 de Diciembre del 2013

Yésica Ríos Vanegas, de 24 años, falleció de un disparo. Tenía una hija de año y un mes de nacida.

Yésica temía por su vida y, por eso, había cambiado de trabajo. Decía que la perseguía un sino trágico. El lunes en la noche los temores que la acosaban desde hace un mes se convirtieron en realidad, cuando terminó en la línea de fuego entre un sicario y su víctima. Un disparo acabó con su existencia.

El episodio ocurrió en el bar conocido como ‘el Cacho’, en la calle 38 sur, la que separa a Corabastos del barrio María Paz (localidad de Kennedy) y que es considerada como una de las más peligrosas de Bogotá. Allí, en esa calle que une la carreras 86 con el sector de Patio Bonito, hay una especie de mercado negro donde se dan cita jíbaros, delincuentes y prostitutas, quienes se confunden con vendedores de cachivaches y artículos de segunda mano de dudosa procedencia.

Yésica Ríos Vanegas, de 24 años, era oriunda de Bogotá y tenía una hija de un año y un mes de nacida. Era la cabeza de su familia, conformada por su mamá y su chiquilla. Las tres vivían en arriendo en el segundo piso de una casa, ubicada a dos cuadras de su sitio de trabajo, por el que ella pagaba 430 mil pesos mensuales.

Hasta hace un mes, trabajó como administradora de un motel de Patio Bonito, donde ocurrió un crimen que la dejó con un recuerdo que no terminaba de perseguirla. Una noche de sábado, al lugar llegó una pareja que pidió una habitación para ‘pasar un rato’. Se trataba de una trabajadora sexual del sector que iba acompañada por un cliente.

El encuentro de la pareja no terminó bien y de un navajazo en el cuello el hombre le quitó la vida a la trabajadora sexual. Luego huyó. No se sabe qué motivo el crimen y el homicida aún está prófugo.

Yésica quedó aterrada con lo sucedido. “Nunca voy a olvidar el rostro de ese hombre”, repetía constantemente. Temía que el asesino regresara por ella y ese fue el motivo que la llevó a buscarse otro trabajo.

La oportunidad se le presentó en ‘el Cacho’. En realidad no hay un aviso o una razón social que identifique a este lugar con ese nombre. Le dicen así, porque a la entrada hay instalado un juego conocido por los viejos tahúres con esa denominación. Se trata de una mesa circular con números, en la que se reúnen varios jugadores para apostar plata. El ganador lo designa una esfera que se lanza al tablero en busca del número mayor.

Yésica no entendía bien el juego. Por lo menos eso le había dicho a ‘su viejita’, la mamá que se quedaba cuidando de su bebecita mientras ella trabajaba. Su labor consistía en servir las bebidas de los clientes, los que frecuentan esa azarosa calle, y luego cobrarles la cuenta. Trabajaba de 9 de la mañana a 9 de la noche. Para los gastos de su casa, se redondeaba por lo menos un millón de pesos entre sueldo y propinas.

El pasado lunes, cuando faltaban 30 minutos para acabar su turno, le llegó la fatalidad al bar ‘el Cacho’. Le llegó a la carrera, cuando un hombre se escudó detrás de ella y detrás de él también arribó otro hombre que portaba un arma de fuego.

Un disparo retumbó en ‘el Cacho’, apagó la vida de Yésica y dejó huérfana a una bebecita de 13 meses. Luego sonó otro balazo, que apenas hirió en un brazo al hombre que se había escondido tras de ella. Entonces, el homicida abandonó el sitio como había llegado, a la carrera.

A Yésica la levantaron entre cuatro personas y la llevaron cargada a la carrera hasta el Cami de Patio Bonito, a 25 metros de donde ocurrió el episodio. Para ella era tarde. Había perdido la vida de forma instantánea y los médicos nada podían hacer por revivirla. El balazo le había dado en el corazón.

El llanto de una madre y abuela conmovía a quienes la observaban. Su llanto iba desde el desconsuelo de perder una hija (sentimiento inexplicable), ver a su nietecita huérfana y sentirse desamparada en el mundo.

“Ella, con su trabajo, era quien respondía por nosotras. Ahora no sé qué voy a hacer. A mi edad, 65 años, nadie me daría trabajo. Mi hija era una mujer luchadora.”, solo atinó a decir doña Ana Fabiola, la mamá de Yésica.

La mamá de la víctima espera el pronunciamiento, saber cuánto va a ser la recompensa por información que permita capturar al hombre que le quitó a su hija.

Mientras tanto, dos homicidas: el que desencadenó la pesadilla que persiguió a Yésica y el que la volvió realidad, siguen por ahí, libres. Sus víctimas mortales reclaman por ellos para que se haga justicia.


Fuente El Tiempo

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
proyectofenix
04-12-2013, 23:49:48
No pero, que insensatez, estamos jodidos con estos asesinos.....

QUEMANTANALETA
05-12-2013, 07:18:09
Que triste historia y lo mas triste es q esto sucede todos los días y a todas las horas en cualquiera de nuestras ciudades.

anmalobo
05-12-2013, 10:30:57
Que historia tan triste, ojala agarren a la lacra que le disparo

SlayerSlave
05-12-2013, 11:09:14
sociedad de mierda...