La nueva moda del K.O. por diversión [Archivo]

PEDROELGRANDE

01-12-2013, 18:28:10

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Foto: Shutterstock.com
El pasado mes de noviembre los medios de comunicación volvieron a hacerse eco de ataques relacionados con un juego llamado Knockout que ya ha ocasionado varias muertes con un factor común: un solo golpe para provocar el K.O. de una víctima elegida al azar. Mito o realidad, la prensa ha comenzado a dar la voz de alarma ante estos ataques que tienen atemorizados a miles de ciudadanos en EEUU.
La primera vez que se citó públicamente este juego fue en 1992, cuando el periódico The Day, de Connecticut, publicó en páginas interiores que algunos jóvenes hablaban del Knockout. Días después, la leyenda se convirtió en hechos cuando un grupo de adolescentes fue acusado de robo y asesinato a un estudiante en Cambridge, Massachusetts. En aquel entonces los expertos aludieron que se trataba de una leyenda urbana, nadie sabía exactamente qué juego era. Al mismo tiempo, otros se aventuraron a opinar que esas prácticas violentas no sorprendían lo más mínimo dentro de una sociedad enferma.
Desde entonces, numerosos casos se han sucedido en otras ciudades de EEUU, fundamentalmente en los estados del norte del país. Al principio los ataques eran confundidos con delincuencia callejera, pero lo extraño es que los atacantes huyen sin robar. Parece que el juego no señala un perfil de víctimas concreto, pueden ser desde personas que salen a correr por Central Park, hasta ancianas con la compra o jóvenes en bicicleta que se dirigen al trabajo. Aunque últimamente las informaciones oficiales apuntan a un aumento de agresiones contra la comunidad judía y de color.
El pasado mes de noviembre, en Brooklyn, una mujer, de 78 años, afirmó que fue golpeada en la cabeza y que acto seguido el asaltante abandonó el lugar sin tocar las bolsas de la compra que llevaba ni su bolso. El miedo se extendió en el parque de Borough, en la misma zona, cuando apareció la noticia hace unos días de un joven que había sufrido una agresión a manos de cuatro desconocidos que fueron arrestados, más tarde tres de ellos fueron puestos en libertad.
A pesar de que todos los casos comparten una misma característica, la policía de Manhattan sigue sin tener pruebas suficientes para difundir oficialmente que estas acciones están relacionadas con un juego organizado en línea, aunque no descartan esta posibilidad, y continúan las investigaciones que apuntan a razones de tipo racial. Sin embargo, se ha llegado a tal extremo que actualmente comienzan a plantearse si deben aconsejar o no a la población tomar precauciones a causa de dicho juego. De hecho, existe una preocupación generalizada sobre si estas acciones violentas podrían cobrar fuerza. Mientras tanto, muchos funcionarios, como el alcalde de Filadelfia, se niegan a calificar como agresiones de un juego estos asaltos callejeros y prefieren no darle ninguna credibilidad, para evitar ataques similares. En cambio, funcionarios de Siracusa, en el estado de Nueva York, ya han reconocido que al menos en uno de los dos ataques producidos este año el agresor estaba jugando al Knockout cuando ejecutó el “golpe de gracia”.
Independientemente de si se trata de un juego o no, lo que está claro es que uno de los factores más peligrosos que los expertos resaltan es la glamorización de la violencia por la violencia, por pura diversión, y el entretenimiento que encuentran estos jóvenes en la caza de un desafortunado anónimo que se cruza al azar en su camino para eliminarlo de un solo golpe.
Desde que algunos juegos de rol y videojuegos irrumpieron en la vida de miles de jóvenes, mucho ha cambiado la manera de relacionarse. Lejos de ser de viva voz, se desarrollan a través de micrófonos y chats en sus consolas con las cuales se conectan a una realidad virtual que los desconecta de lo real. En aquel momento, nadie sabía el impacto que todo aquello tendría pero, después de más de veinte años, la sociedad comienza a recoger las tempestades de una juventud en muchos casos alejada de una educación basada en los valores que vive en una atmósfera bañada por un hedonismo imposible de frenar.
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