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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Lula apoyó a los condenados por el "mensalao"


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
24-11-2013, 19:31:36
por Página12

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"Es preciso respetar la historia de las personas y la ley", sostuvo el ex mandatario durante un encuentro con alcaldes en el gran San Pablo. El actual presidente del PT, Rui Falçao, también se solidarizó con los condenados.

El ex presidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva criticó el proceso llevado a cabo por el Supremo Tribunal Federal (STF, Corte Suprema) contra políticos del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), condenados por participar en los escándalos de corrupción que sacudieron a Brasil en 2005 denominados mensalao. "Estamos juntos", dijo Lula a José Dirceu y a José Genoíno por teléfono, después de conocer la orden del STF para encarcelarlos el jueves, según informó ayer el diario O Estado de Sao Paulo. La puesta en prisión de Dirceu, Genoíno y otros diez condenados por el mensalao fue ordenada por el presidente del STF, Joaquim Barbosa, luego de que el plenario del tribunal resolviera el miércoles que las penas podían hacerse efectivas antes de que se analizaran los recursos presentados por los abogados defensores. "Parece que la ley sólo vale para el PT. La ley es para todos y eso vale para nosotros y para ellos", dijo Lula en declaraciones recogidas por medios locales, sin citar procesos judiciales similares contra políticos de partidos opositores.

"Hoy tenemos compañeros condenados. Tenemos sentencia dada. La pena de cada compañero está determinada ya, pero lo que no se puede es pisar encima de las condenas de las personas. Es preciso respetar la historia de las personas y la ley", sostuvo el ex mandatario. Durante un encuentro con alcaldes en la localidad de Santo André, en la región metropolitana de San Pablo, Lula consideró, también, que el éxito del partido creó un odio diseminado contra el PT.

Dirceu y Genoíno fueron trasladados ayer por vía aérea a Brasilia, donde fueron recluidos primero en la sede de la Superintendencia de la Policía Federal y luego en la cárcel de Papuda. La red de sobornos a legisladores conocida como mensalao (mensualidad) fue denunciada en 2005 y provocó, entre otras cosas, la caída de Dirceu como ministro de la Casa Civil (jefe del gabinete) de Lula y su reemplazo por la actual presidenta, Dilma Rou-sseff, así como la de Genoíno de la presidencia del PT, entonces y ahora el partido gobernante. El gobierno de Rousseff anunció que no se pronunciará sobre el caso: "Hemos acordado no hablar sobre este asunto", afirmó el secretario general de la Presidencia, Gilberto Carvalho.

Por su parte, el ex director del estatal Banco do Brasil Henrique Pi-zzolato, que fue afiliado al PT y recibió una condena de 12 años de prisión, se fugó a Italia, donde espera ser amparado por tener ciudadanía de ese país. Pizzolato había informado a través de una nota que huía a Italia para evitar la prisión ordenada por el Supremo Tribunal Federal, que lo condenó a 12 años de cárcel. "Dado que no vislumbro ninguna chance de tener un juzgamiento ajeno a motivaciones político-electorales, que tiene el carácter de un proceso de excepción, decidí hacer valer mi derecho a la libertad para tener un nuevo juzgamiento en Italia", afirmó Pizzolato.

En su nota, el ex director sostuvo que espera ser juzgado por un tribunal italiano que no se someta a las imposiciones de los medios empresariales, tal como está expresado en el tratado de extradición entre Brasil e Italia. En cambio, el ex tesorero del PT Delubio Soares, considerado el operador de las maniobras ilegales del PT y del gobierno de Lula, se presentó en la sede de la Policía Federal en Brasilia, donde lo esperaba un grupo de militantes de su partido. Delubio Soares era el encargado de operar con bancos que lavaron dinero para el PT y de negociar el pago de gastos de la campaña electoral de Lula, según la sentencia del Supremo Tribunal Federal. Las autoridades brasileñas ya se pusieron en contacto con Interpol, la organización internacional de cooperación policial con sede en Lyon, Francia, dijeron fuentes policiales.

El gobierno de Rousseff optó por evitar declaraciones ante la prisión de Dirceu y otros miembros del PT. La mandataria había expresado en la semana, a través de su perfil de la red social Twitter, su compromiso de luchar contra la corrupción sin hacer mención ni a Dirceu ni a ninguno de los imputados. "Ser presidenta de la República significa exactamente vigilar y proteger la cosa pública, cuidar del bien común, prevenir y combatir la corrupción", había asegurado.

Por otra parte, la oposición brasileña afirmó que el oficialista PT busca debilitar al Supremo Tribunal con sus críticas a la sentencia. "El Supremo Tribunal Federal es una institución fundamental del sistema democrático que tiene que ser preservado y no debe ser atacado permanentemente como lo hace el PT", declaró el senador Alvaro Dias, del opositor Partido de la Socialdemocracia Brasileña.

La Justicia juzgó en diciembre pasado la red de corrupción tejida por el PT en 2002, cuando Lula ganó por primera vez las elecciones, y que según consideró probado la Corte le permitió costear campañas y sobornar a otros cuatro partidos que le dieron al gobierno la mayoría parlamentaria. En un comunicado después de expedirse las órdenes de prisión, el presidente del PT, Rui Falçao, había señalado en una nota de solidaridad con los militantes condenados que la decisión hería el principio de la amplia defensa y había calificado el juicio como injusto y con connotaciones políticas.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
24-11-2013, 20:48:08
Brasil: cuando la justicia es puro espectáculo



Autor:Eric Nepomuceno
País:Brasil
Región:Suramérica



Por fin, se logró la foto ansiada: José Dirceu, quizás el más consistente cuadro político de la izquierda brasileña, y José Genoino, un ex guerrillero que llegó a presidir el PT de Lula, llegando a la cárcel.

Termina así un juicio que empezó, se desarrolló y terminó bajo intensa presión mediática. A lo largo de meses, y con transmisión en directo por televisión, se atropellaron principios elementales de la justicia, se abrió espacio para que varios de los magistrados hicieran gala de histrionismo singular, y se llegó a sentencias propias de un tribunal de excepción.

Jamás de presentaron pruebas sólidas de que existió el mensalão, o sea, la distribución mensual de dinero a parlamentarios para que aprobasen proyectos de interés del gobierno de Lula da Silva. Lo que sí hubo, y de eso sobran pruebas, evidencias e indicios, fue el trasvase de recursos para cubrir gastos y deudas de campañas de aliados. Es lo que llaman en Brasil de caja dos –una contabilidad irregular e ilegal–, parte intrínseca de todos los partidos, sin excepción, a cada elección. Es crimen previsto y pasible de sanciones, pero en el ámbito del Código Electoral, no del Código Penal.

La denuncia surgió en 2005, a raíz de una entrevista del entonces diputado Roberto Jefferson, aliado del primer gobierno de Lula (2003-2007). Poco o nada adicto a las normas elementales de la ética, el diputado quiso avanzar en recursos públicos más allá de lo admisible por las elásticas y nunca escritas reglas del juego político brasileño. Dirceu, todopoderoso jefe de gabinete de Lula, lo frenó. En represalia, Jefferson lanzó la denuncia.

Ha sido el combustible perfecto para una maniobra espectacular de los conglomerados mediáticos brasileños, que desataron una campaña casi sin precedentes. Resultado: la caída de Dirceu, y de rebote, de otra figura emblemática del PT: su presidente nacional, José Genoino.

Todo lo demás fue accesorio. Devastar la popularidad de Lula e impedir su relección en 2006 eran, en verdad, el objetivo central del conservadurismo. Ocurre que Lula se religió en 2006 y luego eligió a su sucesora, Dilma Rousseff, en 2010.

Y en 2012 empezó el juicio. Dirceu se transformó en blanco preferente de la ira antipetista en particular y antizquierda en general. Estaba condenado, por los medios, desde el primer minuto de la primera sesión del juicio en la corte suprema. Anestesiada y conducida a ciegas por un bombardeo inclemente y sin tregua de los medios de comunicación, la conservadora clase media aplaudió el juicio de excepción y las sentencias dictadas como si fuese el fin de la corrupción endémica que atraviesa todos –todos, sin excepción– los gobiernos desde hace siglos. Se pretendió –y se logró– transformar el juicio en una medida ejemplarizante de la justicia.

Ha sido la victoria de la gran hipocresía. El gran engaño.

Dominado por magistrados cuya hipertrofia de egos alcanza el estado terminal, empezando por su presidente, Joaquim Barbosa, el Supremo Tribunal Federal no se mostró tímido a la hora de imponer innovaciones jurídicas, como condenar sin pruebas.

Una curiosidad: a principios de 2003, cuando era postulante a una plaza en el Supremo Tribunal, el entonces fiscal federal Joaquim Barbosa buscó a Dirceu, jefe de gabinete recién estrenado. Presentó un pedido rutinario: apoyo para que fuese elegido ministro de la corte.

Dirceu lo recibió, y comentó: Ojalá llegue el día en que postulantes como usted obtengan la indicación por sus propios méritos, y no por indicaciones políticas como la que me pide.

Fue elegido porque Lula quería ser el primero en nominar un negro para la corte. De origen humilde, Barbosa construyó su trayectoria gracias a un esfuerzo descomunal. Tenía méritos propios para llegar adonde llegó. Pero no llegó por ninguno de ellos.

Antes, intentó ingresar en la carrera diplomática. Fue rechazado por su personalidad insegura, agresiva, con marcas de resentimiento social, como indica el examen sicológico que lo reprobó.

En Brasil, el sistema judiciario está, como toda la estructura de poder, plagado de vicios de raíz. La conducción mediática y con espectacularidad del juicio que llevó Dirceu y Genoino a la cárcel es prueba cristalina de los desmandes de la corte suprema.

Barbosa expidió las órdenes de prisión de manera irregular, a propósito. Más que detener a Dirceu y Genoino, era necesario exponerlos a la execración pública.

Genoino sufrió una delicada cirugía cardiaca el pasado julio. Barbosa lo sabía. Aun así lo forzó a ocho horas de traslado, y que fuese llevado a una celda común, sin medicamentos ni atención médica. Padeció picos de presión arterial, terminó en una clínica. Sólo entonces Barbosa autorizó que permaneciera internado.

Alguna vez, más temprano que tarde, se sabrá la verdad por detrás de esa farsa, construida y alimentada por la prensa y consagrada por la corte suprema.

Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de PEDROELGRANDE . Un aspecto muy importante que se olvida para tener en cuenta y mantener en mente es que los temas se traen para sano debate y no para irremediables diferencias. Saludos.
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