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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Hebert Veloza, ‘H.H.’, el hombre de las cuatro guerras


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
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31-10-2013, 08:36:24
http://static.iris.net.co/semana/upload/images/2013/10/30/363027_215553_1.jpgEver Veloza fue condenado por un juez de justicia y paz.

Foto: El Espectador.

Durante los tiempos duros de la violencia paramilitar, pocos sabían su nombre: Hebert Veloza García. Sencillamente lo llamaban con dos letras: ‘H.H.’. Ahora cuando un Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá lo condenó a 7 años de prisión –en la que se convierte en la primera condena contra los grandes



capos de grupos armados ilegales y la número 15 que se profiere en 8 años de puesta en marcha la Ley de Justicia y Paz- su alias vuelve a estar en primera plana.

Los cargos por los que se le acusó son aberrantes: desaparición forzada, desplazamiento forzado, concierto para delinquir, porte ilegal de armas, homicidio en persona protegida, secuestro, actos de barbarie, actos de terrorismo, hurto agravado y reclutamiento ilícito. Para él, sin embargo, no fueron acciones monstruosas sino cosas normales que pasan en las guerras. Y si de algo sabe él, es precisamente de guerra.


Por algo lo llaman también como el hombre de las cuatro guerras. En efecto, según un reportaje de SEMANA, en su edición impresa, había vivido la primera como miliciano de las FARC en Turbo, cuando aún era camionero. Después cambió de bando y se unió a las autodefensas de los Castaño, donde llegó a ser uno de los hombres de confianza de Vicente y Carlos. A mediados de los años 90 se convirtió en el comandante de los paramilitares en todo el eje bananero. Y lo más importante: controlaba la salida de cocaína en todo el Golfo de Urabá. Los narcos de todo el país le pagaban peaje por este paso, lo que lo convirtió en uno de los hombres más ricos de la región. Los crímenes en los que participó son innumerables.


Incluso se le atribuye la participación en acciones realizadas por las autodefensas en Medellín, como el asesinato de Jesús María Valle, y en Bogotá, como el atentado contra Wilson Borja.


A principios del año 2000 se instaló en el Valle del Cauca, de donde es oriundo, y se puso al frente del Bloque Calima, cuyo dueño era Diego Murillo, ‘Don Berna’. Un frente dedicado al narcotráfico, pero al que se le atribuyen delitos atroces como la masacre del Naya. En esta región estaba cuando entregó las armas en 2004, y parecía que su vida daría un giro hacia los negocios y la política. De hecho, en sus fincas ubicadas en el corregimiento El Dos de Turbo, se iniciaron ambiciosos proyectos de agroindustria. Reunía a empresarios y políticos que lo trataban con denodado respeto, ya que era parte del estado mayor negociador de las AUC. Invirtió en empresas de aseo, entre otros negocios. Hasta cuando volvió a las armas.


De él se tuvo noticia cuando un grupo liderado por Pedro Oliverio Guerrero, ‘Cuchillo’, atacó una finca en Meta donde estaba ‘H.H’. Éste logró escapar, pero no dos mujeres que se encontraban con él y que fueron asesinadas brutalmente, una de las cuales era su compañera sentimental. Desde ese momento la guerra fue inclemente. ‘H.H.’ junto a Vicente Castaño y alias ‘Don Mario’ crearon un ejército al que popularmente se le conocía como Los Paisas, y cuyo objetivo era doblegar a ‘Cuchillo’ y apropiarse de las rutas del narcotráfico en los Llanos Orientales. Pero estaba en estas cuando fue capturado.


Miembros de la Dijín llegaron a una finca ubicada entre Bolombolo y Tarso. Al darse cuenta de que sería capturado, Veloza quiso escapar lanzándose al río Cauca. Cuando se vio en riesgo de morir, desistió de su huida y pidió ayuda. Junto a él había cinco personas más, tres fusiles, 13 celulares y un computador portátil. Con esta detención, la Policía se anotó uno de sus mayores éxitos.


Entonces se inició su juicio. Desde una austera sala en una cárcel de Nueva York (Estados Unidos) ‘H.H’, oyó la condena de siete años de cárcel como pena alternativa proferida por el Tribunal de Justicia y Paz en Colombia. El exparamilitar extraditado en el 2009, ahora inicia una nueva guerra, según su propio testimonio: contra la conciencia que no lo deja dormir en paz pues confesó más de 3.000 actos violentos duran los años que fue un cruel protagonista de la violencia.

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