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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
08-10-2013, 10:11:38
Visto desde afuera, el país marcha como debiera. Hay problemas de ejecución, hay sectores de la producción que no han recibido el suficiente impulso, hay distancia entre el presidente y sus gobernados, pero Colombia hoy es un país mejor que hace cuatro años.

La economía va por buen camino, tanto que los inversionistas extranjeros siguen llegando, cada vez en mayor número, no sólo por las oportunidades de crecimiento, sino por la seguridad que les brinda un Estado serio en sus políticas y eficaz en el orden interno.

La gran deuda social de varias décadas de violencia se comenzó a pagar. Nunca antes, y esto ha recibido elogios de los expertos internacionales, un país se había embarcado en una cruzada por restituirle las tierras a los desplazados y la reparación a las víctimas del conflicto.

Tampoco nunca antes se había golpeado con tanta contundencia a la subversión y a la delincuencia común. Mes tras mes, caen los cabecillas, se les reduce el terreno de influencia, se les bloquean sus fuentes de financiamiento.

También se la ha metido el diente al comercio exterior y a la infraestructura, demorada por un invierno feroz y unas adjudicaciones sospechosas que en la administración pasada se concedieron con largueza, las que tocó enderezar para beneficio de la nación.

El desempleo ha retrocedido con cifras históricas, la pobreza se ha reducido, se acomete en este momento una reforma a la salud que si bien no es tan radical como se quisiera, comienza a ponerles orden a los mercaderes de la salud.

Y así muchos logros, pero una propaganda negra, llena de lugares comunes, ha creado un espejismo de terror, de miedo, de caos, que sólo proviene de sus mentes calenturientas y obtusas, pero tan bien difundida que al final muchos colombianos han terminado por creerlo como cierto.

El culebrero ha seguido fielmente el dogma de Goebbels. Entre más grande la mentira, más fácilmente la creen las masas. Sólo hay que repetirla, convertirla en slogan, para que se convierta en “verdad”.

Pero ignoran los embaucados colombianos que la pesadilla no es la que describe esta ultraderecha fascinerosa. La verdadera pesadilla es ella misma, ama y señora de vidas y bienes, que desde el siglo diecinueve ha venido asolando el país y que, a punta de mentiras desprestigia a un gobierno que la quiere poner en cintura.

Los Goebbels criollos

Por: GABRIEL SILVA LUJÁN |

7:50 p.m. | 06 de Octubre del 2013

A riesgo de sonar paranoico, es evidente que hay una campaña para sumir al país en la desesperanza y en el temor.

Los países también sufren de depresión, de cambios de humor, de tendencias bipolares, de ansiedad y esquizofrenia. Igualmente, de euforias e, incluso, de alucinaciones y confusión. Si acostáramos a Colombia en un diván, el médico tratante diría que el diagnóstico es evidente. El país está sufriendo sin duda de un cuadro esquizofrénico, con un estado depresivo agudo y tendencias suicidas.

Cuando se analizan las encuestas recientes en profundidad se observa que la mayoría de los ciudadanos niegan la realidad. La ficción y la irracionalidad se han tomado las mentes de los colombianos. De un país con esperanza, optimista y con anhelos de superación hemos transitado a un estado de ánimo tremendista y catastrófico.

Hoy, dos terceras partes de la población creen que vamos por mal camino, hacia el despeñadero. Cuando se les pregunta por los temas específicos, como el empleo, el crecimiento económico, la inflación, la criminalidad y otros asuntos de interés colectivo, la brecha entre la percepción y la realidad es infinita.

Los hechos son irrefutables, y si se miran con objetividad las cifras y los resultados, no deberían existir razones para ese pesimismo generalizado. El país lleva tres años generando –mes a mes– más puestos de trabajo. El desempleo hoy está muy por debajo del que se heredó del gobierno anterior. La cifras de lo que ha ocurrido con la pobreza son muy alentadoras. Más de dos millones de personas lograron salir de una condición de pobreza extrema.

La restitución de tierras –a pesar de su complejidad– sigue avanzando. La reparación y el reconocimiento de las víctimas –que era un acto insurreccional para la administración Uribe– hoy son vigorosas políticas de Estado. Los programas sociales del Gobierno han tenido un impacto significativo y medible sobre la primera infancia, sobre la nutrición, sobre la escolaridad, sobre el bienestar de millones de familias.

La seguridad –que es el mejor ejemplo de la esquizofrenia colectiva– nunca antes había estado mejor. Mientras que al país lo convencieron de que estamos perdiendo la guerra, el ministro Pinzón les ha dado a las Farc esos golpes mortales con los que siempre soñó Álvaro Uribe. La tasa de homicidios, atentados y secuestros sigue descendiendo vertiginosamente. Todo ello parecería que desapareció de la conciencia nacional. Un ataque severo de amnesia social.

Obviamente, no todo es perfecto, pero no se compadecen los resultados obtenidos con las alucinaciones catastróficas que hoy tienen los colombianos. ¿Por qué el país está colonizado por la desesperanza y el negativismo? ¿Por qué los ciudadanos están tan divorciados, en sus sentimientos, de la realidad? Y la más importante de todas: ¿quién gana con todo esto?

A riesgo de sonar paranoico, es evidente que hay una campaña para sumir al país en la desesperanza y en el temor. Siguiendo las recomendaciones de Joseph Goebbels, el ministro de propaganda del régimen nazi, el uribismo se ha dedicado –con el Polo– a sembrar el miedo. No en vano se unieron para promover los paros, los cuales, sin duda, tuvieron el efecto deseado de crear en la mente de los colombianos la ficción de un país en caos.

El terrorismo no solo es poner bombas. También se trata de perturbar a la gente con ideas de cataclismos para que pierda la serenidad y se entregue, como borregos, a manos del caudillo redentor. Si el ánimo colectivo no cambia de rumbo, se acerca otra noche de los cuchillos largos.

Díctum. Todos los días aparecen hechos nuevos. Y Uribe sigue evadiendo su responsabilidad de dar explicaciones.

GABRIEL SILVA LUJÁN

Fuente: El Espectador

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
SlayerSlave
08-10-2013, 11:47:10
muy cierto, este articulo, a pesar de venir de silva,, es el constante bombardeo de informacion sobre la habana, que se les va a entregar el pais, que blablalablaba, repiten los titeres uribistas,,,desinformar es el objetivo.......

Miguelito87
08-10-2013, 14:25:32
Excelente artículo (aunque creo que Silva ya había publicado algo similar), retrata como el "patrón del mal" en su afán de beneficiarse a si mismo y satisfacer su deseo de poder, manipula a la masa (como lo predijo Ortega y Gasset) para crear desconcierto y dependencia en un caudillo totalitario. Lo más triste, es que hay gente que le cree y se deja manipular. Acá esta nuestro chavismo, sólo que es de derecha y viene en empaque de gamonal y no de militar.