PDA

Ver la Versión Completa Con Imagenes : Las narconovelas, un fenómeno de descomposición social


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
06-10-2013, 16:40:35
Como de costumbre, el gran escritor nicaragüense nos lleva de la mano por los grandes temas de nuestra región, está vez, por el género literario de la narconovela, ejemplo de una cultura mafiosa que todo lo permea, lo corrompe, lo destruye.

Un síntoma de los tiempos su fortalecimiento en México, donde los narcos campean el asedio de las autoridades colombianas, donde ha crecido su poder hasta poner en jaque al Estado, al igual que lo hizo Pablo Escobar en lel siglo pasado.

Un tema de reflexión.

Los reyes de la baraja

Por: SERGIO RAMíREZ |

6:21 p.m. | 05 de Octubre del 2013

La novela del narcotráfico ha crecido como una espuma sanguinolenta y hoy en día, en México, florece mejor en las tierras del norte, donde se señorean los capos, desde Sinaloa hasta Chihuahua.

Los narcotraficantes entran en las novelas como héroes perniciosos, pero héroes al fin y al cabo. Héroes con dinero y poder, a veces superior al institucional, violadores de la ley y a la vez benefactores de los pobres, extravagantes como todo nuevo rico, cargados ellos y sus mujeres de kilos de joyas, los fusiles Kalashnikov, bañados en oro de 24 quilates y sus pistolas automáticas, también doradas, incrustadas de rubíes y diamantes, mismo material de sus retretes.

Un día, le digo a Élmer Mendoza: “Deberíamos visitar juntos el museo que el Ministerio de Defensa ha instalado en la Ciudad de México, y que no está abierto al público, y ya me avisará cuando haya obtenido el permiso”. Allí se exhibe en vitrinas toda la parafernalia que acompaña a los mandamases de la droga, una muestra de cómo han llegado a crear su propia cultura, ahora arraigada en México como antes en Colombia: el modelo del narco extravagante fue Pablo Escobar, adornado a la vez de crueldad y de munificencia.

Hay una narcocultura, sin duda. La crueldad ritual, brutal o refinada, símbolos, códigos, ritos, la abundancia y el despilfarro, el mal gusto y la exageración; una cultura de poder, donde las vidas humanas pierden relieve y todos quienes caen en el cono de sombra de los barones de la droga se vuelven peones, y morirán o sobrevivirán según convenga o no a los intereses de su poder despiadado.

Y despiertan en los más pobres, entre los que reclutan sus sicarios, la esperanza de enriquecerse de la noche a la mañana, oportunidad que solo ellos pueden depararles; así entran en la leyenda popular, en los corridos donde se cantan sus hazañas, en las telenovelas y, por qué no, en las novelas, algunas convertidas a telenovelas, como La reina del sur, de Arturo Pérez Reverte. Porque la novela de narcos está para contar todo lo que el narcotráfico tiene que ver con el poder y con la muerte, la corrupción de las autoridades y su impotencia, el sometimiento y el envilecimiento, la compra de voluntades y complicidades, y trata de hablar desde las entrañas de los carteles, allí donde las fronteras entre el bien y el mal dejan de existir.

La novela del narcotráfico ha crecido como una espuma sanguinolenta y hoy en día, en México, florece mejor en las tierras del norte, donde se señorean los capos, desde Sinaloa hasta Chihuahua. Es por eso por lo que hablaba antes de Élmer Mendoza, quien ha convertido a Culiacán en el escenario del certero personaje de sus novelas, el zurdo Mendieta, un policía melancólico que se ocupa poco de la ética porque no le ayuda a sobrevivir, metido en una selva de corrupción y de crimen, y viene a resultar en el habitante de dos mundos, el de la indefensa ley que representa y el de la maraña delictiva de los traficantes, valiéndose a veces del auxilio de los narcos para resolver sus casos.

Pero Élmer no ha encontrado solamente un personaje para sus novelas, sino también un lenguaje cortante, perspicaz, ingenioso y económico porque no tiene desperdicio, destila humor negro, implacable, atractivo porque sublima el habla popular, que es la de los narcos y policías.

Nos encontramos la última vez en Medellín y, mientras desayunábamos con Óscar Collazos, sonó en la distancia el estallido de unos cohetes. Fiesta de un santo patrono, dije yo. No, han coronado, dice Óscar. Cuando un embarque de droga logra llegar a Estados Unidos, es porque los narcos han coronado, y suenan los cohetes celebrándolo. Hay que apuntarlo, me digo. Cosas así van a dar siempre a las novelas.

Sergio Ramírez

Fuente: El Tiempo

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Misos
07-10-2013, 09:34:20
Cada quien quiere sacar su tajada de esta descomposición social. Los canales de televisión, mostrando las "azañas" y marañas de estos individuos

Heráclito
08-10-2013, 10:01:39
Cada quien quiere sacar su tajada de esta descomposición social. Los canales de televisión, mostrando las "azañas" y marañas de estos individuos

Es inevitable. Así como lo fue y han sido material de literatura, cine y TV la mafia italiana, incluso con productos de alta calidad como "El padrino" o "Los Soprano", lo será por mucho tiempo el narcotráfico.