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armando2007
19-08-2013, 21:11:08
Imponen uso de semillas transgénicas
nov. 10 de 2012
By: Sandra Uribe Pérez, Unimedios

Aunque ya comenzó a despegar, el impulso a la locomotora del agro no es suficiente ante el desafío de los TLC. En este contexto, un aspecto que requiere toda la atención del Gobierno, si no se quiere perder el patrimonio genético existente y la soberanía alimentaria, es la regulación de las semillas.

Durante siglos, los campesinos han dado sustento a las regiones del país. Así, han impulsado las tradiciones alimentarias y han legado, junto con las comunidades indígenas y afro, un conjunto de saberes ancestrales relacionados con la tierra que constituyen parte del patrimonio inmaterial de los colombianos.

Y, aunque la locomotora del sector, una de las cinco prioridades del presidente Santos, persigue reivindicar este papel –a través de la consolidación de la paz en el campo, la creación de “cientos de miles de empleos” y la transformación productiva con miras a duplicar las exportaciones–, los esfuerzos y las políticas sectoriales son insuficientes e ineficaces.

En su informe de rendición de cuentas, el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) reporta que el producto interno bruto (PIB) sectorial fue el 2,2% en el 2011. Si se compara la cifra con la de los tres años anteriores, en los que la agricultura no creció, esto es un avance. Pero el rezago va mucho más allá de este indicador.

TLC y semillas

El MADR reconoce “las condiciones adversas en que fue negociada la agricultura” en algunos de los tratados de libre comercio. Habrá oportunidades de negocio, pero su entrada en vigencia “tendrá desventajas para aquellos sectores sensibles de la economía que no se modernicen, innoven y ganen eficiencia productiva, pues quedarán por fuera de la nueva dinámica competitiva”. La producción de azúcar, arroz, fríjol, maíz, sorgo, soya y algodón podría verse afectada.

Al respecto, el Observatorio de Seguridad Alimentaria y Nutricional (Obsán) de la Universidad Nacional de Colombia, prevé “la desaparición de sectores agrarios” y “la dependencia de víveres importados”.

Una preocupación más es la aprobación de la Ley 1518 de abril 23 de 2012, como prerrequisito para la firma de dichos acuerdos. A través de esta, se respalda el Convenio Internacional para la Protección de las Obtenciones Vegetales (es decir, de organismos genéticamente modificados o transgénicos), o UPOV, de 1991. Según la ONG Grupo Semillas, este “permite la privatización y monopolio de las semillas, desprotege las nativas y criollas y provoca su desabastecimiento”.

Sus repercusiones ya empiezan a causar desazón en el país. Muestra de esto son las incautaciones de más de dos mil bultos de semillas de papa (en la Unión, Antioquia) y de arroz (en Campoalegre, Huila) por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), reportadas por miembros del Pacto Mundial Consciente (www.pactomundialconsciente.net).

Esta situación se debe a que el UPOV 91, la Ley 1032 de 2006 (que modifica el artículo 306 del Código Penal) y la Resolución 970 de 2010 del ICA, entre otras normas, protegen a las semillas manipuladas, prohíben la siembra, el uso y la multiplicación de las criollas y penalizan el uso de las protegidas legalmente y de aquellas “similarmente confundibles” con estas. Las penas varían entre los cuatro y ocho años de cárcel y las multas van hasta los 1.500 salarios mínimos.

Según la profesora Catalina Toro Pérez, coordinadora de la Maestría en Biociencias y Derecho de la UN, “Colombia es uno de los países más ricos en biodiversidad, pero en virtud de estos convenios y tratados está en peligro de perderla”. En este contexto, la bioseguridad debería jugar un papel preponderante. Como dice el profesor Gustavo Buitrago, investigador del Instituto de Biotecnología de la UN (IBUN), el país debería “sopesar el uso de estas tecnologías”, teniendo en cuenta que en transgénicos “no hay riesgo cero”.

Comunidades y academia

El panorama muestra que las comunidades están en camino de perder su soberanía alimentaria, la riqueza de sus saberes tradicionales y el patrimonio genético relacionado con las variedades nativas y criollas. Esto último debido a la posibilidad de contaminación de sus siembras con semillas transgénicas, por efectos de la polinización.

Buscando opciones ante esta realidad, varios pueblos indígenas, amparados en los derechos que les conceden la Constitución y el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), han declarado sus tierras como territorios libres de transgénicos (TLT) para proteger, entre otras semillas, diferentes razas de maíz. Es el caso de San Juan Nepomuceno (Bolívar) y del resguardo del pueblo zenú en San Andrés de Sotavento (entre Sucre y Córdoba).

Según Rivel Chate, exgobernador del resguardo de Yaquivá (Inzá, Cauca), allí se trabaja también en la recuperación de la huerta familiar –desaparecida debido a los monocultivos– como eje de la “dignidad” alimentaria, de su cultura e identidad, a partir de la construcción y puesta en marcha del colegio agroecológico Semillas del Saber o Jiisá Fxie (en lengua nasa yuwe), con apoyo de la UN y otras entidades.

En el sur de Bolívar, Córdoba y Sucre, y en especial de los Montes de María, la participación de cerca de ochenta organizaciones de pequeños productores también ha sido clave en un proyecto de producción de ñame que usa semillas de calidad, según cuenta el profesor Buitrago.

La producción limpia y la agroecología son otra opción a la que se unen las comunidades, las organizaciones ambientales y la academia. Un ejemplo de este interés es la creación (en el año 2010) del Doctorado en Agroecología, que tiene el apoyo conjunto de la UN y de las Universidades de Antioquia y de California.

La “modernización” y la competitividad no pueden ir en contravía del rol histórico de las comunidades. Si al Gobierno le interesa realmente la “seguridad alimentaria nutricional con base en la vocación agropecuaria del país” y tener “campesinos trabajando y viviendo dignamente en el campo”, debe encontrar un equilibrio que valore sus semillas y sus saberes.

Fuente UN Peridico

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Mashiro
20-08-2013, 08:29:52
Sus repercusiones ya empiezan a causar desazón en el país. Muestra de esto son las incautaciones de más de dos mil bultos de semillas de papa (en la Unión, Antioquia) y de arroz (en Campoalegre, Huila) por parte del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), reportadas por miembros del Pacto Mundial Consciente (www.pactomundialconsciente.net).

Como le vamos a prestar atención a investigadores de la Universidad Nacional si ya RAP, personaje de alta credibilidad (recordemos el caso Sigifredo López), dijo que aquí no pasa nada.

Yo le creo.