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Ver la Versión Completa Con Imagenes : La anécdota entre un tal Ronaldo Nazario Da Lima, y un tal Zinedine Zidane


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
anderson.90
23-07-2013, 12:18:58
Ronaldo. El fenómeno y sus amigos

« Tengo que dejarlo, mi cuerpo me ha abandonado.» En realidad, lo exacto, lo que Ronaldo Nazario da Lima debería haber explicado era que su cuerpo había terminado de abandonarle del todo. Pero ni había tiempo para contar lo que llevaba dentro ante aquella muchedumbre de reporteros, ni las lágrimas iban a permitir que su garganta se desanudara, ni tenía ganas de otra cosa que no fuera acabar con aquello. Los últimos años, la suma de males había subido hasta la glándula tiroides y el sobrepeso del que no podía escapar afectaba a sus articulaciones con efecto fulminante. Ese punto final entre micrófonos y cámaras, con la camiseta corinthiana respaldándole, no era sino la metáfora de su vida. Son poquísimos los jugadores que han disfrutado de condiciones atléticas como las suyas en la historia del fútbol: rapidísimo, potente, coordinado. Técnicas: golpeos y controles con las dos piernas, máxima precisión, detalles de sublime imaginación. De carácter: valiente, ganador. Estas dos últimas fueron las que sostuvieron a Ronaldo cuando mucho antes de su despedida paulista su cuerpo le empezó a abandonar.

El PSV Eindhoven sabía que tenía en su equipo a un super-dotado de apenas 17 años. Pero sabía igualmente que algo no funcionaba bien en la rodilla de su fenómeno. Un problema en el tendón rotuliano, la zona más delicada de un jugador, le paró durante varios meses. Tuvo que ser operado para corregir la lesión. Del PSV pasó al Barcelona, donde maravilló en el terre-no de juego, pero fue vistiendo la camiseta del Inter cuando el mundo se sobrecogió con la imagen de una rodilla desplazada hasta el muslo porque el tendón que la sostenía se había partido en dos. En el suelo, llorando de miedo y dolor, estaba Ronaldo, el mejor delantero centro del planeta. El inabarcable goleador estaba a punto de pasar a la Historia como una leyenda rota a la misma edad en la que otros comienzan su carrera. El Inter se reunió con el jugador. Gabinete de crisis. Allí mismo decidieron que si el número uno en este tipo de cirugía, tan grave y tan rara, era un profesor universitario que operaba en un hospital público de París, no quedaba otra que ir a compartir espacio con los asegurados franceses en cualquiera de las modestas habitaciones de su clínica. Le esperaba la sabiduría del doctor Gerard Saillant, un quirófano dispuesto a devolverle la salud a una pierna destrozada y un cuarto veinte veces más pequeño que su alcoba. Le esperaba también un año como mínimo de trabajos solitarios hasta volver a pisar un campo de juego. Si había suerte.

Tres días después de la operación, cuando le pareció prudente, llamó a la clínica parisina una periodista española, una de las más reconocidas en la profesión, la barcelonesa Cristina Cubero. Pero no era la profesional quien estaba al otro lado del teléfono, sino una amiga del jugador que mucho tiempo después de aquello sigue asegurando que no conoce mejor ser humano que aquel muchacho carioca tumbado en París.
—¿Qué tal, Ronnie?
—Bien, solo.
—¿Cómo que solo?
—Sí, los que querían salir en la foto ya se han ido.
Rodrigo Paiva, el antiguo jefe de prensa de Flamengo y luego responsable del cuidado de los futbolistas de la selección brasileña, era su única compañía. El único con más interés en acompañarle que en parecer que le acompañaba. El problema es que Rodrigo debía atenderle día y noche y corría el riesgo de ser ingresado en otra habitación para una cura de reposo. Cristina ni lo dudó. No esperó al primer avión. Cogió su coche y, al día siguiente, estaba organizada la nueva jornada. La mitad de los amigos de Ronaldo, Rodrigo, por el día. De la cena al desayuno, sobre un colchón esquinado junto a la cama del paciente, Cristina, la otra mitad de la compañía. La tarea consistía en acercarle las cosas, pues el astro debía mantener la inmovilidad más rigurosa, vigilar la medicación con la obligatoria dosis de calmantes cuando el sufrimiento crecía, frenar las visitas de curiosos profesionales y, sobre cualquier labor, darle calor al amigo.

Los curiosos profesionales podían ser lo mismo periodistas sin pudor que desahogados con séquito. Un prototipo de esta última especie le tocó en lidia a Cristina nada más darle el primer relevo a Paiva. Fue decir hasta luego Rodrigo, y aparecer por esa puerta el mismísimo Al-Saadi Gadafi, el hijo futbolista de Muamar (*) con toda su brigadilla de siniestros guardaespaldas. Pues empezamos bien, pensó la catalana. Dicho lo cual para sus adentros procedió a la firme negativa: gracias por todas las flores, pueden dejarlas junto a la puerta, Ronaldo agradece el detalle de la expedición libia con usted a la cabeza, pero está descansando y como soy la responsable de que lo haga, de verdad, aquí no pasa nadie. No sabe usted con quien está hablando, etc. Pero no pasó.
Al cuarto de hora del desagradable safari, llegó otra visita. No era un amigo de Ronaldo; en todo caso, un colega contra el que se había enfrentado alguna vez, pocas, porque tampoco llevaba mucho en Italia el recién lesionado. Discretamente le dijo a Cristina que si podía entregarle en su nombre a Rony la cesta de fruta que llevaba. «Pasa y se la das tú, le va a emocionar.» Desde entonces fue cada noche a la misma hora con dos cestas, una para Ronaldo, otra para Cris. El muchacho de la fruta se llama Zinedine y le apodan Zizou. El apellido ya lo sabéis.



Relato tomado del libro: El Futbol Tiene Música, Jose Antonio Martín Otin

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
MIKE SHINODA
23-07-2013, 12:23:51
muy buena la anecdota