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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Joe Quimby
30-05-2013, 17:48:33
Procurando contra la paz

Por: Cristo García Tapia

Vaya y venga, que el ex presidente Uribe ande promoviendo en escuelas, colegios universidades, cuarteles y cuanto tumulto encuentra, la cátedra guerrerista con la cual pretende retornar al poder.




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Y, aunque ya está bueno de esa predica perniciosa con la cual ensaya, envenena y predispone mentes y espíritus y sugestiona al conjunto de individuos que creen en su mesiánicas ofertas, ese es su estado natural.
Y, consecuentemente, responde a su estrategia de oposición al Presidente Santos de negociar el conflicto armado con las guerrillas de las FARC- EP.
Un discurso sin pies ni cabeza, argumentado en la discutible premisa de la Seguridad, de la cual no es que en su mandato de ocho años hayamos los colombianos gozado de ella más y mejor que en uno cualesquiera de los gobiernos de cuatro años que antecedieron al suyo.
O en este que corre.
Y si así hubiese ocurrido, habría que cuantificar los costos, todos, para saber y concluir que han sido los más altos y gravosos que nación alguna haya podido sufragar para dar la apariencia de seguridad, que es el dividendo que ahora cobra Uribe para invertir en su empresa disociadora y de menoscabo del espíritu de pacificación que alienta a los colombianos.
Que el presupuesto para la Seguridad Democrática se multiplicó, despilfarró y gastó en dudosas operaciones militares y de inteligencia, costo económico, tal vez no venga a configurar el asunto más sensible de cuanto hoy alardea Uribe; tampoco lo es el desatino en el manejo de la política exterior, principalmente con las naciones con las cuales compartimos fronteras e identidades afines; ni las cadenas interminables de corrupción, incompetencia y venalidad, propiciadas por altos personeros de su gobierno hoy presos, prófugos o exiliados por recomendación suya.
Sus acciones más cotizadas y sobre las cuales paradójicamente alardea y cobra dividendos inflados, son aquellas que llevaron a la consolidación de la ilegalidad en diversos frentes y actividades de la vida nacional y de cuya expansión y fortalecimiento dan buena cuenta la inseguridad que hoy cínicamente le endosa a un Gobierno en el que parte de sus ministros, altos ejecutivos, embajadores y cúpula militar, son de su más sentida entraña, dogma y doctrina.
Algo que aun puede enmendar el presidente Santos si no quiere que su programa, Prosperidad para todos, naufrague, vuelvan los falsos positivos, las locomotoras no prendan, las carreteras y ferrocarriles no avancen, la salud se convierta en lucro incesante y fuente inagotable de corrupción, que fue cuanto creció, se desarrolló y reprodujo en los ocho años de Uribe.
Y si la Paz con las FARC y otras guerrillas es un derecho de los colombianos que ya empieza tomar forma, es el momento para desvirtuar el discurso guerrerista de Uribe procurando que sus voceros, con o sin representación en el Gobierno, no sean el palo en la rueda que atasque ese vivo clamor de los colombianos.
Que Uribe ande en todas esas, reiteramos, es su estado natural y su malsana estrategia proselitista, pero que el Procurador General de la Nación sea quien anticipe la primicia de la ilegalidad de los acuerdos que llegaren a suscribirse y sus “nefastas consecuencias”, es asunto que de seguro será el tiro de gracia a las conversaciones de La Habana.
Coincidencias, dirán, entre cucarachas del mismo calabazo contra la Paz.
En tanto se fragua la negociación con las FARC y otras guerrillas, debe incrementarse, hasta su aniquilación total, el combate al narcotráfico, la ilegalidad armada y la corrupción, que nos dejó el espejismo de la Seguridad Democrática.
*Poeta
[email protected]
@CristoGarciaTap