Rusia celebra en estos días el Día de la Victoria

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El colorido patriótico del Día de la Victoria

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Foto: RIAN
Rusia celebra en estos días el Día de la Victoria, una gran fiesta que une a los rusos de todas las generaciones, dentro y fuera de Rusia, y a todas las personas en el mundo que recuerdan a los héroes de la guerra contra el nazismo.
Las tradiciones de la fiesta del 9 de mayo se han ido formando durante todos estos años y adquieren nuevos vivos matices también en siglo XXI.
El acta de capitulación incondicional de la Alemania nazi fue firmada en un suburbio berlinés de Karlhoste, el 9 de mayo de 1945, a las 0.43, hora de Moscú. En la tarde del mismo día, la noticia sobre la Victoria se transmitió por la radio nacional. El país la estaba esperando durante todos los mil cuatrocientos ochenta días de la durísima guerra. La alegría del pueblo no tenía límite. Las plazas de las ciudades se llenaron de personas que reían y lloraban de felicidad. El 24 de junio, tras un mes y medio de intensos entrenamientos, en la Plaza Roja de Moscú tuvo lugar el legendario desfile de la Victoria. En los dos primeros años de posguerra, el 9 de mayo fue un día no laborable, cuenta el director científico de la Sociedad Histórico-militar de Rusia, profesor docente de la Universidad de Relaciones Exteriores de Moscú, Mijaíl Miagkov:
—Posteriormente, sin dejar de ser una fiesta, pasó a ser un día de trabajo y solo en 1965 recuperó su condición originaria de un día de asueto. Para ese momento ya se había cambiado toda una generación. Los soldados del frente se habían tornado veteranos.
Quienes alcanzamos a verlos a mediados de los años sesenta durante los festejos del 9 de mayo recordaremos para siempre esta imagen. Salían a las calles luciendo todos sus galardones de guerra. En su mayoría, eran aún personas de mediana edad. Viéndolos uno se sentía orgulloso de su país y seguro en el día de mañana. Ahora son cada año menos, pero los que han quedado todavía están de pie, prosigue Mijaíl Miagkov:
—Al igual que antes, nos fijamos en ellos, nos sentimos orgullosos de sus hazañas y tratamos de imitarlos. No siempre nos resulta. ¿Pero quién, si no ellos, contará a las jóvenes generaciones lo mucho que sufrió este país antes de lograr la Victoria? ¿Quién hablará del peligro mortal que amenazaba a nuestra Patria, cuando el enemigo estaba a las puertas de Moscú? ¿Quién, si no ellos, recordará como desde Moscú y Stalingrado, a orillas del Volga, llegamos hasta Berlín?
En 1965, el vigésimo aniversario de la Victoria se celebró con un desfile militar por la Plaza Roja de Moscú que a partir de ese año pasó a ser tradicional. También hubo paradas de tropas en otras ciudades del país. En 1990, esta gloriosa tradición se interrumpió por cinco años. Luego la recuperamos. Y esto es muy importante, dice el psicólogo y escritor Serguéi Kliúchnikov:
—Los jóvenes empezaron a darse cuenta de que somos un solo país, un solo destino y una sola trayectoria histórica. Y que esto es un orgullo. La gente siente necesidad de lo verdadero y auténtico. Quiere saber que hubo épocas con valores más amplios que el dinero y el entretenimiento. En cierto sentido podemos decir que la nación está recuperando su “salud histórica”.
En el siglo XXI han surgido nuevas formas para conmemorar la Gran Victoria, sugeridas por personas jóvenes. Tales como la acción Cinta de San Jorge que se celebra por noveno año consecutivo con participación de millones de personas en Rusia y otros cien países. Las tiritas de tela de colores naranja y negro que los voluntarios entregan a los transeúntes en diversas ciudades del mundo se han convertido en un nuevo símbolo y recuerdo de la Victoria.
Este año, en todo el territorio de Rusia, desde Kaliningrado hasta Vladivostok, se celebró por primera vez una acción llamada Marcha del Regimiento Inmortal. Columnas de jóvenes pasan por las calles portando grandes retratos de sus familiares excombatientes de la Segunda Guerra Mundial. Están juntos en esta marcha simbólica. Y el acto central de los festejos del 9 de mayo es, como de costumbre, el desfile militar en la Plaza Roja, este año con participación de once mil soldados, más de cien vehículos de combate terrestres y sesenta y ocho aviones militares. Por la noche, al igual que hace sesenta y ocho años, habrá salvas de cañón en honor de la Gran Victoria.
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