Por: Adalberto Santana/ México. Los sueños de la derecha

[Ayudante De Santa]

[PEDROELGRANDE]

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Las amplias izquierdas latinoamericanas a lo largo de su historia han tenido una gran aspiración, la que se puede resumir en su búsqueda por la toma del poder y con ello transformar las crudas realidades de las injusticias sociales de las grandes mayorías. Esa aspiración se materializó con la llegada al poder por medio de la democracia electoral con el triunfo mayoritario de Hugo Rafael Chávez Frías a la presidencia de Venezuela en 1998. Con esa victoria y su arribo a la presidencia en febrero de 1999, comenzó propiamente en Venezuela y en gran parte de los países de América Latina y el Caribe una nueva etapa en su historia. Así, los inicios del siglo XXI mostraron que esas izquierdas llegaran a gobernar: Luiz Inácio Lula da Silva en Brasil del 1 de enero de 2003 al 31 de diciembre de 2010 y posteriormente con Dilma Rousseff de enero de 2001 a la fecha; Néstor Kirchner de 2003 a 2007 y posteriormente dos periodos de Cristina Fernández de 2007 a nuestros días en Argentina; Leonel Fernández en República Dominicana cuyos últimos dos periodos abarcaron de 2004 a 2012 y que hoy continúa con Danilo Medina; Tabaré Vázquez de 2005 a 2010 y posteriormente con José Mújica de ese último año a la fecha en el Uruguay; Evo Morales en Bolivia desde el 26 de enero de 2006; Michelle Bachelet de 2006 a 2010 en Chile; Manuel Zelaya del 27 de enero de 2006 a su derrocamiento por un golpe de Estado de la derecha el 28 de junio de 2009 en Honduras; Rafael Correa en Ecuador desde el 15 de enero de 2007 al momento actual; Daniel Ortega también en dos periodos desde 2007 a la fecha en Nicaragua; Fernando Lugo quien asumió la presidencia el 15 de agosto de 2008 hasta el 22 de junio de 2012 cuando se gestó un golpe de Estado en su contra en Paraguay; y Mauricio Funes quien es presidente en El Salvador desde 2009.

Así, para las llamadas derechas latinoamericanas esta situación de encontrarse con gobiernos progresistas, ha sido uno de sus mayores fracasos políticos. En otro momento a través de dictaduras militares o elecciones fraudulentas impedían que llegaran las izquierdas al gobierno. En el momento actual, en los comienzos de la segunda década del siglo XXI (2013), estas derechas tratan de arroparse y generar una dinámica común y regional para revertir el avance y evitar la consolidación de las fuerzas progresistas latinoamericanas en el poder. Pero sobre, todo lo más preocupantes para esas derechas es reconocer que la hegemonía popular va deteriorando su poder económico y por lo tanto su capacidad política.

Golpes preventivos para evitar que esa política emancipadora se afianzara fue lo que instrumentó la derecha en Venezuela en 2002 al dar el fallido golpe de Estado contra el presidente Chávez. Situación que fue revertida por la gran movilización y capacidad organizativa de los más amplios sectores populares venezolanos. Seis años después esta política golpista fue desarrollada en Honduras contra el presidente Zelaya, la gran represión militar y la falta de capacidad y organización popular fueron elementos esenciales que fortalecieron el poder de la derecha en ese país centroamericano. Situación semejante se generó en Paraguay con el golpe de Estado en contra del presidente y ex obispo Fernando Lugo.

En nuestros días con el fallecimiento del comandante Hugo Rafael Chávez Frías el 5 de marzo de 2013, y la convocatoria a nuevos comicios presidenciales en la República Bolivariana de Venezuela, la derecha de ese país sudamericano no quiere perder la oportunidad de recuperar el poder que perdió hace catorce años. Es el sueño de la derecha venezolana y latinoamericana. Ellas valoran en su amplia dimensión lo que ha significado el proceso democrático y emancipador que en la región comenzó a gestarse con la llegada al poder del chavismo. Por ello, para su propia sobrevivencia conocen que Venezuela es un punto estratégico en el mapa político latinoamericano. Anhelan revertir la Revolución Bolivariana, y ello implicaría resquebrajar el esquema de poder que han ganado las izquierdas latinoamericanas.

Ese es su sueño, sin embargo, tienen su más grave debilidad en no contar con la capacidad de generar un nuevo golpe de Estado y por ello tratan de desestabilizar a Venezuela. Perdieron el control de las fuerzas armadas, pero aún más, a pesar de contar con recursos financieros y mediáticos, no han podido resquebrajar la capacidad organizativa de los amplios sectores populares que son la gran fuerza organizada y combativa del chavismo que detenta el poder. De ahí que viven la gran pesadilla que anuncio desde 1635 don Pedro Calderón de la Barca: “y los sueños, sueños son”.