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Ver la Versión Completa Con Imagenes : 'Quiero morir en una tarima': Maía


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
HOMER.
18-03-2013, 12:59:14
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Equivocada y hasta loca; eso dijeron de maía cuando en pleno ascenso musical se desapareció.

Muchas veces dije ‘No’ a ser artista, pero nunca dije ‘No’ a ser cantante”. La sencilla frase que parece una contradicción define los caminos por los que han transitado las dudas de Maía. En su casa sobre los cerros bogotanos, con forma de caracol y paredes blancas, a la que se accede luego de transitar una estrechísima escalera de varios metros y ondulaciones, Mónica Andrea Vives Orozco lanza un generoso chorro de suero sobre las arepas de yuca que nunca faltan en su nevera.
Por estos días duerme menos de cuatro horas. Nunca ha podido conciliar el sueño antes de las dos de la madrugada y ni siquiera es capaz de rendirse sabiendo que antes de las 6 estará en pie para los ensayos de La pista: “A esa hora no me llama nadie, nadie me habla y me pregunto cosas; escribo”. La introspección y la tristeza son los momentos más propicios. Sin embargo, viendo su sonrisa amplia, de labios gruesos y ojos brillantes, es difícil imaginarla juagada en llanto. Paradójicamente, cuando más éxito tuvo, cuando su nombre más se pronunció y cuando recorrió el continente y se lanzó como la promesa juvenil de la canción en la comunidad latina de Estados Unidos, fue cuando más asustada estuvo y cuando alguna lágrima derramó para luego abandonarlo todo y desaparecer de los reflectores.
“Creí que lo de ser artista no era lo mío; estaba revaluando lo que estaba pasando”. En el 2002, cuando se lanzó su Niña bonita en Colombia y Estados Unidos, todas las apuestas la daban como ganadora en esa difícil maratón que es la carrera artística: “Maía era un producto, pero no dañino para nada. A mí me gustaba cantar, estaba la oportunidad, había sueños de por medio; lo que pasa es que todo ocurrió muy rápido y mi procesador cerebral no lograba llevar a cabo todas las tareas”.
Tenía 20 años y no era dueña de sí. “No conocía nada de este medio, era cero vanidosa, muy estudiosa, supernerd. Muchas cosas pasaron, muy bonitas y por las que me di cuenta de que por ahí no quería ir. No me arrepiento pues cuando eres inexperto, tienes que dejarte asesorar. Tenía una lógica y sentido común, pero hay que conocer más del mundo del entretenimiento. Lo que muchos pensaron, y están en su derecho, es que al retirarme en el 2005, después de Natural (su segundo álbum), cometí el error más garrafal pues iba en plena subida. Pero no sé si hubiese hecho plop o si no hubiera subido más; o si no tenía tan desarrollado el profesionalismo para hacer lo que pensaban que podía. Ahora me siento preparada y están pasando cosas que no ocurrieron antes. Están poniendo a prueba mi arte, mi corazón, mi profesionalismo, mi personalidad; y cuando a las personas les gusta o no lo que hago, no me siento juzgada sino simplemente que pertenezco al mundo del entretenimiento”.
A gusto, así se le siente a esta barranquillera que habla duro, que suelta una que otra palabrota entre frase y frase y que todo lo acompaña con dichos y refranes que muestran su sentido común, el que le ha permitido hacer las cosas a su manera.
Podrían pensar que fue soberbia, sobre todo aquellos que lo apostaron todo o la disquera que la convirtió en su producto estrella. “Podrían pensarlo; pero resulta que si no estoy contenta, el gran proyecto no funciona. Estaba montada en una película muy chévere, pertenecía a un proyecto que se llamaba Maía, en el que yo cantaba, pero sentía que no tenía profundidad ni contenido; y a veces pasaba por soberbia pero sin tener idea. Contaba de mi vida, mis comienzos, lo que viví, pero no había contenido cuando hablaba de lo que pasaba en el proyecto. Quiero tener claro cómo patear la pelota, o es mejor no patearla. Por lo menos, yo quiero acercarme al arco o pegarle al palo”.
¿Qué la empuja a cantar?
Siempre quise que en mi vida estuviera el canto, por hobby, por cantar en algún lado; pero ser artista es diferente. Dejé de hacer discos después del 2005, me sentí bloqueada. Con todo el éxito y lo que pasó al principio, podían decir misa; a mí me faltaba una pata del proceso.
Renunció al estrellato...
Pasó un mes y sufrí ansiedad; salían conciertos, pero seguía reacia. Ahora me doy cuenta de que no puedo vivir sin una tarima. No puedo vivir del aire, soy adicta a esa adrenalina. Mi oxígeno es cantar en una tarima con público. Pero tenía que vivirlo para entenderlo y entregarme a esto de ser artista como yo quería; no solamente ser un producto sino crear proyecto de vida. Me puse a tocar como loca pues me di cuenta de que esa era mi respiración y comencé a revisar qué le gustaba a la gente de mí, qué le gustaba que cantara, qué me gustaba a mí cantar, y comencé a crear. Buscaba el panorama claro de lo que yo quería que fuese Maía. Me di cuenta de que Maía en tarima era Mónica Andrea. Que la voz es de Mónica Andrea, y Maía le presta la estética. Y cuanto más las acercaba, más lo disfrutaba. Cuanto más dejaba de cumplir un rol de niña bonita, más me alegraba la vida. Fue cuando le dije a Sony que estaba lista para volver. Ese disco del regreso por eso se llama Instinto, porque me dejé llevar por mi intuición.
¿Cómo eran los sueños de la Mónica Andrea que ganó el concurso del 98 (Colombia Suena Bien), la Maía del 2002 y la de ahora?
La del 98 quería entrar a la universidad, por eso le dijo no al premio. En el 2002 estaba el sueño de ser artista, pero sin metas claras. Cada situación era un sueño: salir en TV, vender un disco, hacer un concierto, pero también era difícil aguantar un show, que la voz tuviera una buena técnica. Ahora recupero de la Maía 2002 las mariposas en el estómago, pero ya con metas. Quiero que el mundo me conozca. Si se pueden tirar trofeos a la egoteca, ¡chévere!
Decían que era la nueva Shakira...
Cuando comencé sí, porque no tenía una identidad clara. Nunca voy a ser como Shakira porque no soy Shakira, y no quiero decir que no pueda llegar a donde ella llegó, sino que voy a tener otro destino, otra vida. Canto diferente, tengo una percepción de la música diferente; obviamente hay una admiración impresionante, pues no solo es talentosísima sino inteligentísima.
¿Molestó eso?
En algún momento, ¡claro!, pero uno vive de comparaciones. Siempre habrá una referencia, y las comparaciones son odiosas, pero hay que aguantarse el brinco. Es algo con lo que hay que vivir.
De verdad, ¿qué tanto le hizo falta la fama?
La fama no existe. Si crees en eso, te vienes abajo. Busco el éxito, el respeto. No he llegado a ninguna discoteca a decir ‘¿No sabes quién soy yo?’. Siempre pago mi cover. En el momento en que creas lámpara, no puedes pedir que no te molesten. Decido cuándo prendo mi lámpara, y solo es cuando estoy en una tarima o frente a una cámara.
¿Fácil envanecerse en un medio con tanto aplauso?
Ya ha pasado con el proceso, porque fui un sol de mediodía con Niña bonita. Y es cuando llego a mi casa, a mi cocina, a mis perros, a mi vida, a mis papás, a Diego (su esposo), y eso me encarrila. El ego lo tenemos todos. Le pido a Dios todos los días que no me afecte pues todos los problemas de este planeta se deben al ego. Cuando estoy en una tarima, es un momento de paz, de euforia, celestial. No me siento más importante que nadie sino haciendo algo para lo que estoy diseñada. Siempre el ego estará y habrá sus cositas, como que en Twitter tienes mil comentarios buenos y el malo te friega el día. Cuando eso ocurre llamo a Diego, vengo a mi casa o voy para Barranquilla, mi guarida, a almorzar con mis papás (Rafael y Mónica) y me cargo. Veo a mi abuela (Fanny Lalinde), hablamos de la vida, recibo consejos. Esa es mi isla, donde recreo la coraza de buena onda para estar tranquila.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
HOMER.
18-03-2013, 12:59:53
¿Y ha recibido tomatazos alguna vez?
He tenido conciertos, no con tomatazos, pero sí con gente muy, muy parca, seria, ajena. Antes me apabullaba, ahora el reto es ganarnos a esta gente. A veces hasta el final tengo que hacer muchos esfuerzos. A veces se logra todo o solo con los del frente; pero con que uno me aplauda, significa que todavía tenemos esperanza.
Llegó a odiar ‘Niña bonita’...
Sí. Creo que dejé de odiarla cuando comencé a cambiarla y a hacerle arreglos. El odio que tuve no fue hacia la música sino hacia cómo la estábamos manejando. Hoy la gente ve que me lo estoy gozando y se conecta.
¿Qué quiere decir con su canto?
Empoderamiento femenino, pero sobre todo del ser humano. Cero canciones suplicantes. No las hago, y no porque no quiera pedir perdón ni lo sepa hacer, sino porque hay maneras de pedir perdón y seguir adelante sin continuar arrastrado... y eso es algo que se ve mucho en la cultura latina. Me rehúso. Es el estado para revisar qué paso vas a dar más adelante, que te prepara y no que te hunde en la tristeza. Hay que levantar la cabeza y seguir adelante.
En estos tiempos, Maía prefiere componer con alguien, y a quien más se acerca es a Daniel Roa: “Yo llego con un orden de sonidos y él me pone la contracara. Eso enriquece la canción”. Discreta y muy reservada con lo privado, son pocos los que saben que hace siete años comparte la vida con Diego, un productor de comerciales de TV al que conoció en el 98, cuando ganó el concurso. Entonces hubo un pequeño interés que no se concretó. La vida volvió a ponerlos varias veces por la misma senda y ahora es su partner: “Él comprende que no es el amor de mi vida sino el hombre de mi vida, porque el amor de mi vida es la música. Es difícil que alguien entienda eso. No me pone problemas por los horarios porque también trabaja en el medio y está enamorado de su profesión”.
En enero pasado estuvieron en Curazao, allí se hicieron los tatuajes que tienen en los brazos. Son runas. El de ella dice ‘Yo amo a Diego’. “Estamos casados por el famoso rito del trasteo (risas)... Y hemos durado más que otras parejas que se han casado. A los dos nos parece una tontería gastar plata en algo como eso; es mejor regalarnos un viaje”.
Maía, la que estudió en el Alemán de Barranquilla, que vivió cerca a Bremen (Alemania) dos años y medio y dos más en Chicago, tiene 30 años, fue profesora de alemán e inglés durante su época universitaria y ahora la ronda el pensamiento de tener hijos después de los 35. Su nuevo tema en el mercado, Antídoto, es tal vez parte del exorcismo para las inseguridades del pasado. “En Alemania, durante el intercambio, tuve mi primer novio. Allá todos eran monos o pelirrojos y ojiazules. Yo, la antítesis: bemba colorá, pelo rizado y negro, morenoide. Todos me miraban como a un alien. Antes, en el colegio Alemán, yo no levantaba. Estaba enamorada de un compañero, le hacía las tareas y todo, pero no pasaba nada. Cuando allá vi que los muchachos comenzaron a caerme pensé que tenía oportunidades en la vida y que no solo era buena persona.
Cuando regresé a Colombia, obviamente la patilla me había crecido, tenía bigote, la gafa, más repuestica… era Betty la fea. En Chicago bailé jazz, me fue muy bien, y me adelgacé. Descubrí la cera y volví a vivir, pues supe que tenía ojos. No era monoceja, pero sí me cubrían todo el párpado. Comencé a cuidarme el pelo pues había sido surfista, tenía la piel quemada por el sol, como un mapache, con manchas. Hoy no hago nada del otro mundo pero me cuido, pues sé que la cara es para el público. También comencé a explorar mi parte sexi, pues he sido muy varonil en mi carácter, y eso es intimidante.
¿Para qué le sirvió estudiar ingeniería mecánica?
Pulió la manera como pienso, como craneo y para organizar el trabajo. Me llama la atención la ingeniería de sonido, estoy pendiente de las mezclas y del show. Puedo salir mal en un concierto, pero no con un mal sonido.
¿Cómo es el combate de egos en ‘La pista’, con tanto artista en escena?
¡Muchacho!… Eso son flechas que pasan y pasan. No es fácil. Son muchas personalidades. Los hay muy tímidos, unos que han tenido una vida muy difícil, unos muy ruidosos, como yo; pero lograr compaginarnos, y cuando nos fuimos conociendo, se ha ido aflojando. Al comienzo no teníamos claro que este programa no es para nosotros, que solo somos líderes de un equipo. Ahora almorzamos juntos, echamos cuentos, mamamos gallo; ya se maman más la situación de que uno sea boquisucio, otro sobreactuado... Nunca había estado con tantos artistas juntos y al final eso nos da seguridad, pues al enfrentar tus inseguridades, te fortaleces. Cada uno está matando sus propios demonios, y eso también corta el ego.
En el álbum más reciente, Instinto, está escondida una canción que le hace un nudo en la garganta. Es Ciénaga, la que compuso su abuelo materno Rafael Orozco Lalinde y que en todas las reuniones le escucho entonar con guitarra, desde que ella tenía 2 años. “Le decían Príncipe y escribió el tema cuando salió de Ciénaga (Magdalena), muy joven. Todos los sobrinos y nietos la cantábamos. Mi papito -así le decía- se fue para el cielo hace seis años. Era mi llave. Cuando se me prendió el bombillo y hablé con Sony para hacer el disco, sentía que me debía a mí misma poner esta canción, sin producción, solo con guitarra y voz, como él la cantaba”.
Y cuando la canta es muy emotivo. No siempre lo hace, pero siempre le cuesta no llorar.
¿Cómo asegurarle a un ‘fan’ que no se va a recluir otra vez y que no lo va a dejar colgado de la brocha?
También lo pensaría. Es posible que tenga una racha de muchos discos o uno cada dos años, pues soy muy meticulosa. Si la gente va a una tarima, compra un disco o una boleta, hay que ser respetuoso con eso. Voy a seguir cantando y haciendo música. El break también era buscarme; ya me encontré, pero sé que hay un pozo de cosas que voy sacando.
¿Hay Maía para rato?
No sé cómo será el proceso, pero sé que ahora me lo gozo. Y de lo que estoy segura es de que quiero morir en una tarima.

INDIVIDUAL
18-03-2013, 13:00:43
Esa mujer canta sabroso

AndrewMack
18-03-2013, 13:11:03
La mejor voz esa negra bonita, un talentazo

!HANK!
18-03-2013, 13:19:32
ademas esta riquisima