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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
PEDROELGRANDE
17-03-2013, 19:08:32
/ Voy y vuelvo
Por: ERNESTO CORTÉS FIERRO |




La revocatoria, por sí sola, no garantiza que las cosas mejoren.

Dicen que van más de 400.000 firmas. Que el número de movimientos que apoyan la salida del alcalde Gustavo Petro supera la decena. Que hasta las clases populares están con la revocatoria.
Es legítimo que se expresen así quienes perciban que el Alcalde no cumple con su papel de gobernante o que su proceder es errático o que sus actuaciones amenazan la convivencia social. Lo que no está claro es qué hay de cierto en todo lo que se dice. La revocatoria es tan válida para quienes la promueven como injusta y confusa para aquellos que la rechazan.
Los amigos de la iniciativa confían en que el bajo porcentaje con que Petro llegó a la Alcaldía –apenas el 30 por ciento de quienes votaron– facilitará las cosas; añaden que su gestión ha sido deficiente –las encuestas lo confirman–, que toma decisiones sin rigor técnico –ahí está el caso de las basuras–, que no sabe comunicar, que la ciudad ha retrocedido, que despilfarra, no gerencia, que la quiere endeudar, que no reconoce aciertos de gobiernos anteriores...
En privado, el Alcalde confía en que, llegado el caso, la ciudadanía saldrá en masa a la plaza de Bolívar para defender su gestión: 600.000 pobres con el mínimo vital de agua gratis, pasajes más baratos en el transporte público, reducción histórica de homicidios –lo cual es reconocido en Naciones Unidas–, un pico y placa más generoso, el destrabe del metro, la intervención social del ‘Bronx’, un nuevo modelo de evaluación para los colegios, una Secretaría para la Mujer, más acceso a salud y educación, etc.
Hasta aquí, nada distinto a lo que ha sucedido siempre: un sector quiere una cosa y el Alcalde muestra otra. Excepto, eso sí, el estilo. Hay quienes quieren revocar al Alcalde porque no soportan el enchape y arrogancia de su gobierno, en donde hasta para dar una buena noticia echan un ‘vainazo’ o apelan a la antipática frase de “nosotros tenemos el poder”. Y entonces el debate toma un cariz político: a quien hoy lidera la revocatoria lo tildan de uribista y de haber apoyado a Samuel Moreno, mientras que a Petro lo rotulan de populista e improvisador. No tengo la bola de cristal para adivinar en qué parará todo. Tal vez en nada. Firmar para revocar a un alcalde es fácil, votar para que así sea, no tanto. Ningún proceso de revocatoria en el país ha prosperado. Pero ojo: en esta ocasión, estamos en precampaña y Bogotá ya es ‘trompo de poner’ de aspirantes que se frotan las manos.
En lo personal, no me sorprende tanto que se estén buscando firmas como la explicación que se da a la hora de estamparlas. Esta revocatoria puede terminar convertida en el depositario de un sinnúmero de amarguras contenidas: desde la incertidumbre que generan algunas propuestas de Petro hasta la pérdida de mar en San Andrés. No es chiste, me lo dijo un taxista: “A Santos y a Petro hay que sacarlos por haber regalado medio océano”. Podrá haber razones válidas, como la falta de planeación o de resultados, pero la ciudad no está en la sin salida, aunque sí debería estar mejor.
La revocatoria, insisto, es un mecanismo legítimo, pero más allá de victimizar al Alcalde no hallo aún la razón contundente que la inspira. Puede que esté equivocado, pero revocatoria se merecían los concejales del ‘carrusel’ de contratos o el propio Moreno, para citar un caso. Y ahí nadie dijo nada. El Procurador terminó destituyéndolo por no vigilar bien las obras. Pero promover la revocatoria porque no gerencia o va mal en las encuestas... no sé. A Peñalosa lo quisieron revocar por todo lo contrario: exceso de gerencia. En el caso de Petro, prefiero que sean sus ejecutorias las que lo premien o lo condenen.
Ahora bien, Petro está haciendo méritos para terminar como el más impopular de los alcaldes, pues además de la antipatía que despierta en ciertas capas de la sociedad bogotana, en el sur ya no lo ven como el adalid. Y allá están recogiendo firmas.
Lo dice el concejal Carlos Vicente de Roux: la forma burda como esta administración ha abordado el manejo de temas sensibles –fondos de desarrollo, comedores comunitarios, colegios por convenio, casas vecinales, jardines infantiles– ha generado animadversión hacia el gobierno. Porque se trata de asuntos que tocan las fibras más sensibles de las comunidades afectadas, y aunque nadie discute que se hagan ajustes, se falla en la estrategia, a juicio de De Roux.
Me perdonarán ustedes la simpleza, pero si pudiera llenarme de razones para revocar a alguien –no importa que no sea un alcalde– lo haría por temas que me amargan hondamente como ciudadano: no ver cebras en la vía, asistir al triste espectáculo en que se ha convertido TransMilenio, con vendedores ambulantes, estaciones invadidas y la imagen desoladora que ofrece la troncal de la 10a.; con unas montañas que ya no vemos y parques que ya no construiremos; con microextorsiones y microtráficos a la orden del día; regalando pescados sin enseñar a pescar. Yo no animo la revocatoria de los opositores, pero tampoco me seduce la ciudad que Petro quiere reinventar, solo aspiro a que este sea un mejor lugar para vivir, y no creo que la revocatoria, por sí sola, me lo garantice.
ERNESTO CORTÉS FIERRO
Editor Jefe de EL TIEMPO

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
OPHIUCHUS
21-03-2013, 00:17:04
Eso no prosperará.

PEDROELGRANDE
23-03-2013, 09:03:10
Eso no prosperará.

Retornaría el carrusel...