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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
armando2007
10-02-2013, 18:00:41
La patria tiene rabadilla y perniles
Por: DANIEL SAMPER PIZANO | 8:17 p.m. | 09 de Febrero del 2013

Hace años, cuando Álvaro Uribe aún no montaba en triciclo y el presidente Juan Manuel Santos tenía un perro llamado Kazán I de Chichimoco, el pollo era un manjar en Colombia. Las familias pudientes solo lo comían los domingos y las no pudientes esperaban hasta diciembre para saborear una presa de gallina. Se decía entonces que “cuando un pobre come pollo, o está enfermo el pobre o está enfermo el pollo”.

Uno de los milagros menos comentados de la economía colombiana es la reducción del precio del pollo, hasta el punto de que ahora la carne de ave de corral es 20 por ciento más barata que la de vaca, cuando costaba el doble hace medio siglo. Al mismo tiempo, ocurre un fenómeno cultural apasionante, y es que el pollo, antiguo rey de manteles exclusivos, se volvió el plato más popular de la comida nacional. Cada región tiene su receta predilecta, pero lo que se come en todo el país es pollo asado. La revista Donjuán opina que “supera en popularidad al ajiaco, la bandeja paisa y el sancocho”. También, a la lechona tolimense, el arroz atollado valluno, la mamona a la llanera y el cuchuco boyacense. El pollo asado viene a ser, en el orden gastronómico, lo que el sombrero vueltiao en el sartorial.

Cada colombiano despacha 13 pollos al año y, aunque la proporción es inferior a la de varios países vecinos, se duplicó entre 1998 y el 2008 y hoy representa el 45 por ciento de la carne que ingiere el país. Según la revista especializada La Barra, por cada pollo que se asa en el carrusel de un restaurante con aprobación sanitaria, giran cinco en asaderos informales. Acosado por patrióticas nostalgias he buscado en medio mundo un pollo jugoso y dorado que se parezca al colombiano, y ninguno le llega a la rabadilla. El de Colombia tiene un sabor especial, no necesita cubiertos, se come frío o caliente, se acompaña igual con refajo o con vino, une a las familias y está al alcance de todos los bolsillos.

Los elogios anteriores son preámbulo indispensable para lo que voy a advertir. Y es que la industria avícola nacional, cuya prosperidad convirtió al pollo en artículo de consumo proletario y emplea a casi 400.000 personas en cerca de 1.000 municipios, está amenazada por las importaciones contempladas en el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. La pelea es profundamente desigual, como sucedió con la del sombrero vueltiao y las imitaciones chinas. Estados Unidos consume casi el doble de carne de pollo per cápita que Colombia, pero prefiere la pechuga a los cuartos traseros. Como los gringos no sabían qué hacer con los desechos, los enviarán aquí amparados por el TLC. A las partes que ellos desprecian se suman las gallinas viejas (“que cumplieron su ciclo productivo”). En enero de este año llegaron solo 22.672 kilos de gallinas jubiladas y no se ha tocado la cuota de cuartos traseros de enero y diciembre. Esto significa que apenas se utilizó el 5,5 por ciento del cupo de las primeras y que “se abre la posibilidad para importar un máximo de 2,06 millones de kilogramos” de cuartos traseros (El Espectador, 1-31-2013). Nos aguarda una avalancha.

El beneficio inicial para los colombianos –sin mirar la calidad– es que comprarán pollo importado barato. Pero, a la postre, cuando la producción nacional de aves se vea seriamente afectada, los importadores subirán los precios y, ya sin competencia, nos tocará volver a los tiempos del triciclo de Uribe. Por otra parte, la importación obliga a que los productos permanezcan congelados todo el tiempo, pero hay sospechas de que esto no está ocurriendo, lo que constituye una amenaza contra la salud. Todo ello hace que acoja con entusiasmo la propuesta de comer pollo colombiano fresco: hay que defender el plato más popular y uno de los más sabrosos de nuestra mesa.

(Por si acaso: no conozco a ningún criador de pollos, nunca he hablado con un dueño de asaderos y no tengo el más mínimo interés comercial en ramo alguno de comida. Soy solo un humilde consumidor que esgrime, indignado, su pernil a la brasa.)

Daniel Samper Pizano
[email protected]



Fuente El Tiempo

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
RICARDO69
10-02-2013, 18:17:18
En cambio nosotros, cuando comíamos gallina era porque la situación estaba muy mal y ya tocaba comerse lo poco que había en la finca... jeejejej

Isidorito
10-02-2013, 19:07:48
Me imagino que ahora saldrán los mismos indignados del sombrero vueltiao a defender su pollo nacional.

nemcatacoa
10-02-2013, 20:34:54
jajajajaj enserio? entonces porque el KFC no es colombiano,

que chichipatada, es andar con ese falso orgullo patrio como si no fuera casualidad

wessy
10-02-2013, 21:05:12
jajajajajaja que caja de tema xD

--Navarro--
10-02-2013, 22:06:08
yo como unos 30 al año ;- O

OPHIUCHUS
11-02-2013, 01:31:55
Lo último es comer gallinazo asado de la tienda de doña Cocksucker :).

paisafe
11-02-2013, 10:51:57
me gusta solo la gallinita criolla...............y lo como mas bien poquito

Heráclito
11-02-2013, 13:25:34
Cuando se estaba negociando el TLC con Estados Unidos, uno de los capítulos que más controversia causó fue la importación desde Estados Unidos de los cuartos traseros de pollo por su precio reducido. La negociación fue muy dura en este aspecto y no tengo claro si se aplicará una salvaguardia, es decir, se restringirá su importación por un período de tiempo muestras se adapta a las nuevas condiciones del mercado la industria avícola nacional.

No es, como algunos amigos foristas parecen entenderlo, un rasgo de patrioterismo el que nos lleva a defender el pollo colombiano, sino un renglón económico que se va a ver fuertemente golpeado por el TLC, poniendo en grave riesgo 400.000 empleos.

En un TLC hay renglones de la economía que deben adaptarse, otros que definitivamente saldrán ganando y unos más que desaparecerán. ¿Podrá la industria avícola colombiana subsistir? Las proyecciones de los expertos dicen que no. Que ésta es una de las industrias que inexorablemente desaparecerán.

Un ejercicio de memoria: en la década de los sesenta del siglo pasado Colombia era autosuficiente en la producción de trigo, pero hubo una cosecha récord en Estados Unidos y con ella inundó el mercado mundial. Colombia no protegió a los cultivadores criollos y a la vuelta de poco tiempo se arruinaron. Pero la cosecha récord pasó y los precios subieron, pero Colombia ya no producía al trigo que necesitaba y hasta la fecha lo sigue importando.

Y así podríamos seguir hablando de otros productos como el algodón, pero eso es harina de otro costal. El pollo colombiano, que es la materia de este comentario, está en trance de extinción.

--Navarro--
11-02-2013, 16:53:38
Un ejercicio de memoria: en la década de los sesenta del siglo pasado Colombia era autosuficiente en la producción de trigo, pero hubo una cosecha récord en Estados Unidos y con ella inundó el mercado mundial. Colombia no protegió a los cultivadores criollos y a la vuelta de poco tiempo se arruinaron. Pero la cosecha récord pasó y los precios subieron, pero Colombia ya no producía al trigo que necesitaba y hasta la fecha lo sigue importando.



tengo entendido que tiene que ver también con la Apertura Económica. el maíz o el trigo que se cultivaban bastante en la Sabana de Bogotá, el valle de Ubaté (de donde es mi familia) y otras partes, dejaron de ser rentables comparados con la ganadería de leche y la gente se abocó a eso. recuerdo que en mi casa paterna se cultivaban resto de cosas y todavía algo (incluso aumentó un poco en los últimos años, me da la impresión)

Heráclito
14-02-2013, 13:11:36
tengo entendido que tiene que ver también con la Apertura Económica. el maíz o el trigo que se cultivaban bastante en la Sabana de Bogotá, el valle de Ubaté (de donde es mi familia) y otras partes, dejaron de ser rentables comparados con la ganadería de leche y la gente se abocó a eso. recuerdo que en mi casa paterna se cultivaban resto de cosas y todavía algo (incluso aumentó un poco en los últimos años, me da la impresión)

Ese fue el puntillazo dos décadas después y como en todo, se reemplazaron los cultivos que quedaban y que generaban poca o ninguna utilidad por otras actividades agropecuarias, como la que citas. Es lo que va a pasar hacia el futuro con la industria avícola, que no va a desaparecer, pero si va a dejar de ser un renglón importante de la economía colombiana.