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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
chido666
22-11-2012, 19:18:58
La Historia de un homosexual y su degenerada familia

Antecedentes:


Saben, tengo muy mala suerte con las mujeres, no me considero feo, pero suerte con el sexo opuesto no lo tengo. Solo dos novias he tenido y de eso ya pasaron varios años. Así que a mis 19 años, con mis pelotas llenas de leche, sin mucho dinero para tirarme a una puta, pero con el suficiente para mitigar el sofocante calor con unas frías cervezas, entré a ese bar donde pasaban películas pornográficas para entretenimiento de la clientela.

Era mi rutina semanal, tratando de encontrar una puta barata que quisiera coger y si no la encontraba, entraba a ese bar, miraba una o dos películas, y ya inspirado, llegaba a casa y me masturbaba con frenesí hasta quedar seco, para aguantar otra semana sin sexo. El bar estaba a reventar pero tuve suerte de encontrar una pequeña mesa, cuando me sirvieron la primera cerveza, el mesero sentó a otra persona, argumentando que la mesa era para dos.

Que buena esta la morenota, mi amigo. –Me dijo, sobándose la entrepierna-. No se como puede aguantar esas dos vergotas al mismo tiempo, me encanta como se le mueven las chichotas.

-“Que pedo con este guey” –pensé-. Anda más ganoso que yo.

Mire a mi acompañante, tendría unos 24 años, bien parecido, se miraba elegante, de dinero, oliendo agradablemente a colonia, con una sonrisa que contagiaba confianza. Tenía ciertos rasgos afeminados, pero muy sutiles.

Empezamos a platicar de no sé que cosas, mencionando de vez en vez frases alabando la belleza de las protagonistas en las películas. Yo invite algunas rondas de chevez pero él pagó la mayoría, ya me sentía un poco mareado, cuando siento su mano recorrer mi muslo y posarse en el enorme bulto de mi entrepierna, produciéndome escalofríos.

-¡He! Calmado. –Le dije, apartándole la mano con brusquedad-. Me estas confundiendo pelao, Yo no le hago a eso, Si he sabido que eres marica pura madre que te dejo sentar conmigo.

-Discúlpame amigo. –Me dijo con tranquilidad y con una sonrisa en su rostro-. Lo que pasa es que me caes muy bien, y soy muy efusivo. Fue un reflejo inconsciente, te juro que no vuelve a pasar.

No se porqué, pero al mirarlo a los ojos, su sonrisa… Olvidé lo sucedido, y volvimos a platicar animadamente de una que otra tontería. Y fue entonces que le pregunté:

-Oye, en verdad ¿eres Maricón?

-Si.

-Pero ¿por qué hombre? Si las mujeres son tan hermosas.

-No es que quisiera ser Marica, sino fue por varias circunstancias ajenas a mi voluntad, casi un accidente de la vida

-¡A chinga! Como esta eso…
-Ven. Vamos a mi departamento. –Me dijo sonriendo, a la vez que agregaba-. No tengas miedo, no vamos a ser nada malo si no quieres, jeje. Ahí tengo más cerveza y vino. Y te cuento mi triste historia de porque soy como soy.

De camino a su Depa, me contó lo siguiente:


La historia:


No hace muchos años, era muy pobre, vivía con mi madre y mi hermana.
Era una casa muy fea, de madera muy vieja, con grandes agujeros y rendijas por donde se filtraba el aire.

Mi madre nos contaba, que nuestro padre a diario llegaba borracho y nos golpeaba a los tres, hasta que un día se le pasó la mano, a mi madre la golpeo hasta dejarla irreconocible, a mi hermana le produjo daño cerebral, a pesar de crecer físicamente, su mente se quedó en esa edad, doce años. Y yo, perdí el habla y un poco de movimiento motriz, pero la mayoría de la gente pensaba que me pasaba lo mismo que a mi hermana, por lo que todos nos trataban como si fuéramos todavía unos niños.

Recuerdo un día en que mi mamá me sujeta con sus manos las mejillas, esta tan cerca de mí, que puedo apreciar lo hermosa que es, sus ojos verdes, son tan grandes y hermosos, su nariz es pequeña y respingada, sus labios son gruesos y carnosos, su aliento es cálido y refrescante a la vez, es tan linda mi mamita.

-Mi amor, -me dice-, me voy a dormir un ratito, no quiero que me despiertes por ningún motivo. Si alguien viene, diles que no estoy, Ah! Y no hagas ruido, ¿está bien?

-Con señas le digo que Si.

Mi mamá se quitó el pantaloncito corto de mezclilla; mirándome con dulzura, me sonríe con su blanca sonrisa mientras se saca la blusa y se desabrocha el sujetador, liberando sus enormes pechos que se bambolean sensualmente; su piel blanca contrasta con el color café de sus aureolas y de sus largos y gruesos pezones. Se baja su diminuto calzón blanco con dificultad, ya que lo tiene completamente metido entre sus enormes nalgas, su estrecha cintura hace que su trasero, se vea eróticamente descomunal. Una vez desnuda por completo, se acuesta en la cama, la cual estaba cubierta con tela mosquitera (Especie de cortina de gasa o tela fina, completamente transparente, que se coloca colgada sobre la cama, cubriéndola, para impedir que piquen o molesten los mosquitos).

Mi hermana Teresa, me grita –Con su voz de niña inocente pero que hace algo malo-. Desde la otra habitación, para que vaya a ayudarle. Corro al otro cuarto, al entrar, les hago señas para que guarden silencio, con el movimiento de mis manos, señaló que mi mamá se va a dormir. Mis primos: Rafael, Manuel y Francisco, se intercambian miradas misteriosas, y sonríen maliciosamente.

Teresa ya esta muy desarrollada, su busto redondo, es tan enorme. tiene cintura pequeña, redondas y paradas nalgas así como sus piernas torneadas. A sus 20 años es ya toda una mujer pero en su mente es tan solo una niñita más. Tere, mueve su bello rostro con dificultad, sus ojos verdes, iguales a los de mi madre, me buscan afanosamente, esta boca abajo, tiene los brazos hacia atrás, esta riendo con fuerza, tiene su falda enrollada en la cintura, sus piernas morenas están abiertas, mostrando sus calzoncito rosa con dibujos de ositos; mi primo Beto, esta sobre de ella.
Le hace cosas feas… Mañas, se le nota una enorme erección, la cual frota continuamente sobre el trasero de mi dulce hermanita, con una mano, le sujeta los brazos y con la otra, le magrea el busto. Mi primo Ángel, tiene las piernas alrededor del cuello de mi hermana, y tomándola de la nuca, restriega su pene duro y parado a través del pantalón, sobre el angelical rostro de Teresa. Quiero ayudarla, pero antes que me de cuenta, mis primos Pablo y Luís me someten fácilmente.

Ahora recuerdo, jugábamos a las luchas con mis primos: Manuel, Rafael, Beto y Luís eran hijos de mi tío Roberto, en cambio Francisco, Ángel y Pablo era hijos de mi tío Esteban. Manuel, Rafa y Pancho eran los de mayor edad, recuerdo que no les gustaba las chicas de su edad, sino que tenían predilección por las mujeres mayores. Ángel y Beto, eran los medianos, y los de menor edad, Luís y Pablo.

Las parejas en la lucha eran: Manuel, Rafa, Tere y yo; contra, Pancho, Ángel, Beto, Pablo y Luís.

Mis primos mayores: Manuel, Rafa y Pancho; simulando que luchaban, se fueron al cuarto de mi madre. Estaba preocupado, no quería que hicieran ruido y la fueran a despertar. Pero no podía quitarme a mis primos de encima. Beto le hizo una seña a su hermano Luís; Él, junto con Pablo, a la fuerza y a empujones, me llevaron hasta otro cuarto, mientras entre los forcejeos, veía como le bajaban los calzones a mi hermana, y Ángel, se bajaba el cierre de su cremallera.


Estuvimos luchando por un tiempo, hasta que me rendí. Me soltaron, y los tres nos dirigimos hacia la otra habitación. Al llegar, Beto le estaba metiendo la verga a mi hermana por el trasero, mientras Teresa, le mamaba la verga a mi primo Ángel.

-¿Que le están haciendo? –le dije con señas a Luís-.

-Quieren rendir a Tere, pero no se deja.

Se bajaron los pantalones hasta los tobillos, y se acercaron a mi hermana, para que les chupara la verga a ambos, mientras Ángel, se colocaba ahora, en el lugar de Beto; le abría las prietas nalgas a mi hermana y le metía la verga. No alcanzaba a ver, si la penetraban por el culo, o solo le frotaban la verga, entre las prietas carnes de mi hermanita.

-Ya ríndete Tere, -le dije en mi lenguaje (moviendo las manos y los dedos)-. No les vas a ganar, ya son muchos contra ti sola.


Continuará....

Autor: Chido666


Nota: la historia no esta terminada, la voy ir haciendo en partes... Si hay comentarios, continua la historia :), si no, se termina :sad:

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Stone Cold
22-11-2012, 22:11:24
pinta bien el relato

chido666
23-11-2012, 11:37:13
Me dirigí con cautela al otro cuarto, sin hacer ruido, para que no me descubrieran mis primos, y sobre todo, para no despertar a mi mamá; me acerqué cuidadosamente. Mis tres primos estaban a un lado de la cama de mi madre.


-¡Vaya cuerpazo de la tía! Que culote tiene, ya la tengo bien parada, me duele de lo dura que esta, me la voy a jalar. –Dijo Manuel, mientras se sacaba una verga gorda y morena de glande rojizo-.


Los demás lo imitaron, y pronto, estaban alrededor de mi madre, jalándose la verga desesperadamente.



-Que chichotas tiene mi tía, como se me antoja mamárselas. –Dijo Rafa-.


La casa se lleno de un olor a verga, mientras los tres, se la pelaban con una furia desconocida, hasta parecía que se la querían arrancar.


Desde meses atrás venían haciendo lo mismo. Utilizaban a sus hermanos, para distraernos a Teresa y a mí. Buscaban cualquier pretexto, para ver a mi madre cuando tomaba la siesta, sabían que siempre lo hacia desnuda. Pero esta vez estaban dispuestos a todo. Rafa no aguanto la excitación, y moviendo la tela mosquitera, se subió cuidadosamente a la cama con mi madre, le manoseo los enormes senos con delicadeza, después de haber catado sus pechos durante un rato, se dedico a mordisquear y lamer su trasero, estrujándolo a manos llenas. Mi madre se estremeció por completo, cuando le pasó la lengua por toda la raya del culo, sacudiéndose violentamente, pero no se despertó. Se intercambiaban, primero Manuel, después Rafa, y por último Pancho. No paraban de lamer su trasero, chupando su dulce almejita de vez en cuando. En ocasiones, metían alguno de sus dedos en su panochita, lo hacían cuidadosamente al principio, pero a medida que pasaba el tiempo, tomaban más confianza, ahora Rafa, penetraba con su dedo, la cuevita de mi madre, aumentando su ritmo, haciendo que las embestidas, fueran cada vez más rápidas y violentas. Manuel, clavaba dolorosamente sus dedos en los gordos senos de mamá, para que no se le escaparan sus erectos pezones con el continuo bambolear. En un momento de locura, Rafa, con sus manos, agarró las enormes nalgas de mi madre, y sin medir las consecuencias, metió su rostro, en la raya del culo de mamá, y se lo mamó con desesperación.



Estaban como locos, la calentura y el deseo malsano por mi madre desbordó sus sentidos y explotó. A los pocos minutos, Manuel quitaba a Rafa y tomaba su lugar, después de unos minutos, fue Pancho quien le mamaba el culo y todas las nalgas a mi madre, con exasperación.


Mi madre se quejó fuertemente, logrando que mis primos, saltaran temerosos fuera de la cama a ocultarse. Todos con el corazón en la mano, veían con alegría, que mi madre no se despertó, solo cambio de posición. Ahora mostraba impúdica su preciosa pelambrera, lo tenía bastante cuidado, un pequeño triangulo de vellos rojizos como el fuego, perfectamente recortados. Los tres miraban hipnotizados como los enormes globos de carne subían y bajaban al ritmo de su respiración, después bajaron su vista hacia su coñito que mostraba el indecoroso color rosado de su rajita, un humectante brillo resaltaba de los labios vaginales, sus jugos de hembra en celo desbordaban acusadores de su excitación.


Manuel se colocó en medio de sus piernas y pasó su lengua a lo largo de su raja, lentamente al principio, y rápidamente después, mientras mis otros primos exploraban sus enormes tetas, hasta alcanzar las sensibles cimas. Se las pellizcaron, se las estrujaron, y le mamaron las chichotas a mi madre. Nada mas sentir su húmeda lengua buceando en su cuevita, arranco el primero de sus orgasmos, siendo este tan fuerte, que sus fluidos bañaron su cara. A Manuel, no solo no le importo el baño, sino que siguió succionando con avidez en la almejita, hasta encontrar la gruesa pepita de su clítoris; que, por la excitación, asomaba descarada. Manuel la sujetó de las corvas, le levantó las piernas y se las abrió completamente, mientras chupaba salvajemente la panocha de mi madre.


El muy bestia, la chupo de un modo tan brutal, que temí en todo momento, que se despertara; consiguió llevarla al instante, a las puertas de un nuevo orgasmo. Y en el preciso instante, en que este, empezaba a invadirle dulcemente; el muy insolente, le introdujo uno de sus dedos en el agujerito del culo.


Al mirar el rostro de mi madre, distinguí una sonrisa de satisfacción, era imposible que no despertara con tanto movimiento, ella, que tenia el sueño tan sensible, y ahora, con un dedo incrustado en su totalidad en su culo, era obvio que estaba fingiendo, se hacia la dormida, y mis primos, tal vez lo sospecharon, porque sin importarles ya nada, se desnudaron por completo.


Manuel se posicionó en medio de sus piernas, las separó aun más, y colocando su enorme verga morena en la panochita de mi cachonda madre, se la metió hasta que chocaron sus gordos huevos. Con una violencia salvaje, metía y sacaba su falo de las entrañas de mi madre, ella se quejaba fuertemente, las tetas saltaban sin cesar, de un lugar a otro, hasta que Rafa se las sujetó con angustia, se las estrujaban endemoniadamente. Rafa tenía una de las manos permanentemente ocupada, estirando uno de sus erectos pezones. Pancho se acercó y se adueñado del otro pecho, chupando y succionando el pezón, como si le fuera la vida en ello. Mientras Manuel, amasaba y apretaba con ambas manos, las enormes y blancas nalgas de mi madre, mientras arremetía con fuerza, perforándole inmisericorde su delicado conejito. Gruño grotescamente, mientras se derramaba en su interior, besándola agradecido.


-¡Que rico tía!, muchas gracias, ¡que panocha tan rica tiene!, toma toda mi leche putita, tiita linda, que rico se siente cogerla, esta bien buena tía, ¡Uy! ¡Que rico!.


Rafa se fue al baño y trajo una toalla mojada, y pacientemente limpió a mi madre, después, colocándose en medio de sus piernas, le metió su larga verga hasta el fondo. Mi madre soltó un leve quejido. Rafa colocó las piernas de mamá sobre sus hombros y empezó a moverse con violencia mientras la besaba en la boca y en el cuello, estuvo unos minutos así. Después le dio vuelta, le mamo la cola, le puso algo blanco y brilloso y se la clavó por el culo, mi madre se quejaba pero seguía sin despertar, la gruesa barra de caoba, desaparecía poco a poco, pero imbatible, dentro de las inmensas nalgas de mi madre, mientras se quejaba y jadeaba medio muerta. El rechinar de la cama se hizo insoportable, el mete y saca fue salvaje, hasta que después de unos minutos sacaba su gorda verga de las nalgas de mi madre quedándole un enorme agujero abierto. Todos se juntaron para verlo de cerca, después de unos segundos, del culo palpitante de mamá, salían muy despacito, goterones de semen que mi primo le acababa de depositar en lo más profundo de su ser.


Pancho también se la cogió por la panocha con violencia, se escuchaba un extraño sonido “chac, chac, chac” cada vez que movía su vientre para meterle la verga a mi madre. Después de unos minutos la volteó y acariciando sus enormes nalgotas, pasaba la punta de su verga por toda la raya de su culo. Aprovechando la cantidad de líquido que rezumaba ya de su sufrido agujerito, apoyó la punta de su gigantesco rabo en la entrada y sin piedad, se la ensartó hasta que sus gordos testículos rozaron sus nalgotas. Después de unos minutos, se la encajó en medio de sus chichotas, y estuvo unos minutos cogiéndola por allí, cuando le llegó el orgasmo se la introdujo en la boca, pero fue tanta la leche que le daba a mi madre, que ésta tosió, sacándoselo hasta tenerla fuera de sus labios. Mi primo seguía escupiendo leche, manchando por completo el rostro de mi madre y parte de su sedoso cabello.


Manuel y Rafa se unen a Pancho y se arrodillan a un lado de la cabeza de mi madre, le pasan sus largas y chorreantes dagas por su carita, acarreando el semen desparramado y llevándolo hasta su linda boquita. Cuando terminaron, con la toalla húmeda la estaban limpiando.


Desde que empezaron a cogerse a mi madre hasta que la última gota de semen fue depositada en su boquita, yo estaba paralizado, no podía despegar los ojos de esas vergas poderosas, llena de venas, rugosas, duras, olorosas, vergas llenas de leche de macho… ¿Qué sentirá mamá tener esas boas tan gordas entrando y saliendo de su estrecho culito? ¿Le dolerá? ¿Por qué come los mecos de mis primos? ¿Sabrán ricos?... Cuando limpiaban el cuerpo de mi madre me retiré y volví con mi hermana.


Mi primos, Ángel y Beto, se reían mientras le daban cachetadas a mi hermana con su verga erecta, Luís se la seguía cogiendo y Pablo le sobaba las tetas desnudas, ya que la blusa la tenia enrollada en el cuello.


-¿Todavía no te rindes? –Le dije a mi hermana, con mis señales-. Ya son todos contra ti sola.


-Ya me rindo, me rindo. –Decía riendo mi hermana-.


En eso entraron Manuel Rafa y Pancho y sonriendo se sentaron a observarnos.


-¿No se la quieren coger? –Les dijo Beto-.

chido666
23-11-2012, 11:44:32
-Yo no. -dijo Manuel-. Esta muy buena Tere pero esta mejor mi tía.


-Que te pasa, -le dijo Ángel, y levantando con ambas manos, los hermosos cantaron de carne de mi hermana le dijo-. Mira las chichotas que tiene, están pesadas y bien duritas. Además le encanta chupar la verga y que se la metan por las nalgas.


-Si, se ve que va a estar bien tetona la prima, jaja. –Dijo Rafa-. Pero todavía le falta algo, yo tampoco le entro.


-Aunque sea una mamada. –Les dijo Beto, mientras seguía cacheteando con su verga el rostro de Tere-. Solo se conforman con ver encuerada a la tía, están bien pendejos.


Todos sonrieron pero no dijeron nada.


-Vamos a ver primita, que tan bien mamas la reata. –Dijo Pancho, extrayendo su pene semi erecto de su pantalón, y colocándosela a mi hermana en la boca-. Tere abrió su boquita y engullo con deleite el falo de Pancho, que rápidamente aumento de tamaño, poniéndose duro como roca.


Se me hacia agua la boca, quería probar esa verga grande y sabrosa, ser yo el que moviera mi cabeza de adelante hacia atrás, abriendo al máximo mi boquita y engullendo tremendo trozo de carne y probar sus mecos.


Al observar el bello rostro de mi hermana, mi mente colocó el rostro de mi madre al lado del de mi hermana, cuando le metían la verga por el culo. Observé sus rostros, se me grabaron en mi mente, aunque fingían, sus caras denotaban satisfacción, lujuria, deseo. En verdad les gusta lo que les hacían.


Mis sentimientos eran encontrados, me regocijaba que admiraran la belleza de mi madre y de mi hermana, pero no me gustaba como las tratan ni lo que le hacían. La pureza del amor que sentía hacia ellas, se hizo añicos, cuando mire sus bellos rostros sonriendo, mientras les escurrían goterones de semen por sus mejillas.


De pronto me di cuenta que tenia el pene parado, estaba muy duro, me encontraba excitado, pero, ¿Qué me excitaba? De mi madre: su bello rostro, su largo cuello, su redondo busto, su piel suave y blanca, su ombligo, su abdomen plano, los vellos rojos de su entrepierna, sus enormes nalgas, sus torneadas piernas, sus delicados pies. De mi hermana: su carita de ángel y sus pechos, tan grandes y gordos. En mis primos: Sus vergas, de diferente tamaño, grosor y color, rugosas, venosas, deliciosas, jugosas… Y mi verga dio un respingo.
¿Me gustan las vergas de mis primos? Si. Pero ¿Por qué? Tal vez me llamaban la atención por ser las primeras vergas ajenas que veía o porque las miraba paradas, duras, excitadas y escupiendo semen, leche, mecos.


Mi puta madre, Era imposible que no se diera cuenta que se la estaban cogiendo; con un dedo metido en el culo, cualquiera despierta. Sintió un poco de remordimiento al principio, porqué dejó de tomar la siesta por quince días, pero cuando volvió nuevamente a dormirse por las tardes, mis primos no desaprovecharon la oportunidad de volver a cogersela, la cual, al igual que la primera vez, se hizo la dormida… Se la cogían con furia y sin miramientos, la movían como un trapo, era imposible, como ya te dije, que no se despertara.


Continuará....

Autor: Chido666


Nota: la historia no esta terminada, la voy ir haciendo en partes... Si hay comentarios, continua la historia :) , si no, se termina :(

CANTI*
23-11-2012, 17:42:04
muy buen relatooo....
algo distinto pero muyy buenooo...
esperando el resto de relatooo

jackryan
24-11-2012, 15:24:43
No!! como se va aterminar inconclusa, continua por favor!!
Tus historias son extensas pero muy interesantes de leer.

rodrigarcia
24-11-2012, 22:00:27
esta muy chevere, esperando la tercera tanda, gracias

alexelmoro
24-11-2012, 22:43:26
me sumo a los demas esperooooooooooooooooooooooo

chido666
27-11-2012, 12:22:34
139 visitas y solo 5 comentarios???

mmh, o sea, que a 134 no les ha gustado nada este relato.

Será porque agregue homosexualidad en el relato?

quieren que terminé?

saludos.

Chido 666.

chido666
27-11-2012, 13:51:34
Interrumpiendo su relato, se dirigió a una cómoda y tomo algo entre sus manos.

-Mira, -me dijo Javier (Así se llamaba), mostrándome un álbum de fotografías-. Aquí estoy yo de pequeño, esta es mi hermana Teresa y mi Madre.

Estaban muy hermosas, y bien buenotas no cabía la menor duda, estuve hojeándolo mientras Javier continuaba con el relato, de pronto me topé con unas fotos mas intimas donde mostrabas tanto la madre como la hija sus lindos atributos. Su Madre con el pelo rojizo como el fuego, en varias fotos mostraba su panocha exquisita, con su pelambrera recortada, y en otras estaba con su panochita sin pelo alguno, una rajita rosadita que daban ganas de meter la lengua entre sus labios vaginales. Y la hermana, una morena cachonda, con unas nalguitas paraditas y unas chiches grandes y redondas. Me la imaginaba con ese cuerpo de Diosa y su mente de 12 añitos, metiéndole mi pescuezona en su rajita o bombeándole mi macana y destrozándole su lindo y prieto culito.
Sin que Javier lo notará me guardé unas cuantas fotos para que me sirvieran de inspiración en mis masturbaciones diarias.

El vino y la cerveza estaban haciendo su efecto, me sentía mareado, pero sobre todo me sentía cachondo, mi verga estaba que reventaba de lo caliente. Estaba a punto de venirme y sin siquiera tocarme la verga, pero es que las películas en el Bar, la historia cachonda de este guey y las fotos… ¡Uy! Que buenas viejas, y para agregarle mas erotismo al ambiente estaban las miradas de Javier que embelesado me miraba el bulto de la entrepierna, se le hacia agua la boca…

Recuerdo cierto día. – Continúa relatándome Javier, interrumpiendo mis pensamientos, sin despegar su mirada libidinosa de mi entrepierna-. Y lo recuerdo tan bien, como si lo hubiera vivido ayer.

Mi hermana vestía una pequeña blusa que no le tapa ni el ombligo, esta tan escotada que parecía que se le iban a salir sus enormes pechos, traía un pantaloncito tan corto que se le salía las nalgas. Mi madre vestía un bata transparente que le llega a la mitad de sus torneados muslos, no traía sujetador, por lo que sus enormes cantaros de carne estaban a la vista, sus turgentes y erectos pezones parecen traspasar la frágil y diáfana tela. Bajo la bata solo lleva un diminuto calzón, que lo único que le alcanza a cubrir son los vellos perfectamente recortados de su pubis, pero por atrás parecía que estuviera desnuda pues se podía ver la totalidad de sus enormes nalgas y la raya de su culo. Tanto mi madre como mi hermana; en casa, siempre andan vestidas así. Los vecinos lo sabían, por eso merodeaban la casa, fisgoneaban por las rendijas para contemplarlas.

Afuera, mis tíos, Esteban y Roberto estaban tomando cerveza. Estaban en pantaloncillos cortos, sin camisa, tienen un torso musculoso y velludo, y unos brazos fuertes. Mi madre se asoma por un hoyo de la madera, para ver que sus hermanas (mis tías) les avisan a sus maridos que van al mercado. Sonríe enigmáticamente mientras se muerde el labio inferior; así como está vestida, sale con el cesto de ropa sucia para lavar.

Mis tíos no le quitan la vista al sensual movimiento de las enormes nalgas de mi madre al tallar la ropa. En la parte de adelante se les forma un bulto monstruoso, están con las piernas abiertas y por las holgadas perneras del pantaloncillo, exhiben sus peludos testículos. Mi madre sigue provocándoles, moviéndose sensualmente. Ellos ya no disimulan su calentura y se soban el paquete de su entrepierna.

Cuando mi madre les pide ayuda para poner otro mecate como tendedero; la hacen que suba a una silla para que sea ella quien haga el nudo del amarre final. Mi Tío Roberto por delante y mi tío Esteban por atrás, empiezan a magrear a mi mamá, metiendo las manos por debajo de la bata, simulando que la sujetaban para que no cayera. No alcanzaba a ver lo que le hacia mi otro tío, pero el tío Esteban, sin que mi madre se diera cuenta, apartó un lado su pantaloncillo, dejando al aire una impresionante verga morena casi negra, parecía una enorme boa oscura, completamente erecta y debajo de ella colgaban unos impresionantes testículos, gordos y peludos. Cuando mi madre bajó de la silla, la bata le quedó en la cintura, y observé, como se le incrustaba esa moronga negra, en medio de sus paradas nalgas.

Mi madre los apartaba débilmente, en el forcejeo divisé como mi tío Roberto tenia uno de sus turgentes pezones en la boca y con una de sus manotas amasaba uno de los redondos cantaros de carne. Cuando escucharon llegar a mis tías. Soltaron a mi madre, presurosos escaparon corriendo para sus casas. Mi madre también se introdujo a la casa rápidamente, y mirando por el mismo agujero reía quedamente, mientras murmuraba: “Quien les manda a mis hermanas estar tan gordas”.

Otro día estaba acostado en mi cama, cobijado, por que hacía mucho frió, eran las seis de la mañana, estoy vigilando por una rendija el patio; siempre que mi madre se baña, vienen los vecinos a fisgonear. De súbito aparece Manuel el soldador acompañado de Carlos el albañil, y ambos se agachan y miran por las rendijas de la puerta. Me bajo sigilosamente, y voy hasta donde mi madre se esta bañando, me acerco a ella y con señas le digo que por la puerta la están viendo los vecinos.

-Déjalos mi amor, -Me dijo mi madre sonriendo, acariciándome los cabellos-. Dios los va a castigar y se le van a poner los ojos al revés, tú no te preocupes por esos hombres malos, ve a dormir que aún es temprano.

Contemplaba curioso, como mi madre, a pesar de darse cuenta que la observaban, no decía nada, al contrario, mi madre orgullosa posaba enfrente de la rendija o agujero y sonriéndome, como diciendo, mira hijo, para que se les acaben de voltear los ojos, se agachaba y fingiendo tallarse el cuerpo mecía sus enormes cantaros de carne, bamboleándolos de un lugar a otro con un sensual movimiento, luego se enderezaba y parando su inmenso trasero, les enseñaba sus enormes nalgas o su precioso triangulo de vellos rojos como el fuego. Esta vez, se tardó mucho bañándose, lo mismo que arreglarse, de vez en vez, miraba hacia las rendijas de la puerta para comprobar que seguían ahí sus admiradores secretos.

Hasta que salió mi madre a su trabajo, me volví a dormir. Tiempo después, mi hermana me despertó con el ruido que hacia; estaba preparando el agua caliente, para bañarse. Nuevamente vigilé el patio. Sabía que don Pepe, estaba obsesionado con Tere. Anteriormente, cuando pasaba mi hermana, la desnudaba con la vista y se acariciaba el pene, no le importaba que lo viéramos, su mirada me daba miedo. Tenía mala fama, decían que era un viejo mañoso, pero nadie le decía nada porque era el dueño de la vecindad. Desde hace como un año que el viejo don Pepe quiere cogerse a mi hermana. Después de un rato, descubrí al dueño de la vecindad, atisbando por las rendijas.

Desde mi lugar, miraba a mi hermana, como desnuda, se introducía al baño de lámina, y con un bote, se echaba agua sobre el cuerpo; sus pechos se miraban enormes cuando se agachaba a recoger el agua de la tina y se movían eróticamente con el movimiento de su cuerpo, estaban gordos, redondos y aparentaban estar duros y pesados.

Mi madre le había enseñado a depilarse la panocha, cuando le hizo un comentario a mi hermana sobre su pelambrera:

-“Hija, mira que peluda esta tu cosita, ya eres toda una mujer”.

-¡Yo no soy una mujer, soy una niña! –Respondió enojada, debido a su trastorno mental, y luego, con los ojos llorosos y una mirada infantil, agregó -. Mamá yo no quiero tener pelos.

-No te preocupes mi amor, yo te enseñaré como quitarte los vellos de tu cuevita”.

Y ahí estaba mi hermanita, bañándose y enseñando sus gordas tetas, sus paradas nalgas con su prieto culito y su panochita rosita, como la de una verdadera bebe a un Depravado.

Nuevamente dirigí mi vista hacia el patio, Don Pepe, tenia su falo fuera del pantalón, y con su mano lo movía velozmente, cubriendo y descubriendo una inmensa cabeza roja babeante, su rostro estaba completamente pegado a la puerta. Mi hermana al agacharse apuntaba su moreno y juvenil trasero hacia la puerta, alcancé a escuchar un leve quejido de satisfacción donde atisbaba don Pepe,

Teresa, inocentemente tallaba su cuerpo sin enterarse que era observada por el perverso dueño de la vecindad. Yo, embelesado, miraba la gruesa vergota de Don pepe, toda venosa, rugosa, potente, deliciosa, observaba extasiado como aparecía y desaparecía la enorme cabeza roja de su pene con el movimiento febril de sus manos fuertes.

Cuando mi hermana se estaba secando las morenas nalgas, Don pepe escupía un raudal líquido blancuzco, con una fuerza inusitada, miraba estupefacto como chocaban los chisguetes de semen sobre la vieja madera de la puerta. Cuando salí al baño, segundos después de desaparecer Don Pepe, mire extasiado el líquido que resbalaba por la puerta. Lo toque con mis dedos, se sentía pegajoso, lo olí y tímidamente lo probé.

Sabía que estaba haciendo algo prohibido y eso me excitaba. Recogí con la lengua los goterones que escurrían de la madera, y lo saboreé, lo pasaba por mi paladar, por mis dientes, por el interior de mis cachetes, sintiendo, su tibieza, su pegajosidad. Quería conocer su sabor, ¿porqué parecía gustarles tanto a mi madre y a mi hermana?, ¿porqué les gustaba mamar la pinga de los hombres?.

chido666
27-11-2012, 13:53:11
Recuerdo un día en que estábamos jugando mi hermana y yo a las canicas. Don Pepe esta sentado enfrente de nosotros y no le quita la vista a mi hermana, ella esta en cuclillas, y con su diminuta falda, se le ve todo el calzón, lo tiene movido hacia un lado por lo que se le ve parte de su panocha, un raja rosita y sin pelos. Don Pepe, se mece en la mecedora, estirando sus gruesos bigotes blancos hacia arriba. De vez en vez se acaricia la entrepierna, la cual muestra una protuberancia enorme. Se levanta, se introduce a su casa y de rato sale tapándose con las manos la entrepierna.

Nosotros seguimos con nuestro juego, pillo a don Pepe mirando fijamente a mi hermana, mientras mueve misteriosamente su mano dentro de algo que tiene al frente.

-¡Hey Retardados! –Nos grita don Pepe-. ¿No quieren unos chocolates?

-¡Si! –Grita mi hermana y saltamos alegres los dos-. Y no acercamos hacia él. ¿Dónde están? –le preguntó-.

-Aquí, adentro de esta bolsa, metan la mano y traten de sacarlo.

Tenia una bolsa de papel sobre su entrepierna, con la mano derecha abría un poco la bolsa y con la izquierda la cerraba por la base. Mi hermana metió la mano, pero rápido la sacó provocando las risotadas del dueño de la vecindad.

-No, don Pepe, como es usted, ahí no hay chocolates, tiene su pito adentro.

-Acarícialo un ratito, y te regalo un chocolate. Pero si me la mamas como a tus primos, pequeña putita, te regalo todos los chocolates que quieras… Todos los días.

-Yo no he mamado nada, -dijo Tere, asustada-. Yo no sé porque dice eso.

-¿Crees que no te he visto? Eres una pequeña putita como tu madre, pero esta bien, no se lo voy a decir a nadie, solo tócame la verga.

-No sé. –Dijo Tere pensativa y volteando a todos lados. Al ver a varias vecinas que estaban tendiendo ropa, agregó-. No. No quiero ningún chocolate.

Mi hermana se fue corriendo hasta desaparecer tras la puerta de la casa.

-¿Y tu Javier? ¿No quieres tu chocolatito? Jeje. –Me dijo don Pepe-.

Me asomé a la bolsa de papel, estaba agujerada y tapaba su enorme verga morena completamente erecta, con el capullo descubierto, mostrando un glande rojizo, por la punta asomaban unas gotas de liquido pre-seminal, al fondo reposaba sobre una gran cantidad de vellos entrecanos.

Mi corazón empezó a latir aceleradamente, algo me decía que estaba prohibido lo que me pedía el viejo dueño de la vecindad, pero me empezaba a gustar lo prohibido.

-Primero deme el chocolate. -Le dije, mediante señas-.

Sonriendo extrajo de la bolsa de su pantalón un “Carlos V” y me lo obsequió.

-Te toca mariconcito.

Mirando hacia todos lados para que nadie me viera, metí mi mano y con la palma limpie el liquido que salía de la punta, la sujeté tímidamente, palpándola con curiosidad, no alcanzaba a abarcarla por completo. La sensación era maravillosa, se sentía la piel tan suave, lisita y tan caliente. La meneé despacio de arriba abajo.

-¡Ah! ¡Que rico! – Exclamó don Pepe-. Así putito, que rica me la jalas, vas a ser un gran maricón. Mueve más rápido tu manita, así, de arriba a abajo, así mariconcito, así. Si quieres te puedo dar la caja de chocolates. Pero vamos para adentro de la casa. Ahí te metes mi verga en la boca y te doy la caja de chocolates.

Seguía moviendo mi mano. Mi madre salía de la casa llamándome. Cuando pensaba soltar su verga, me sujeto mi brazo y me dijo:

-Espera, sigue moviendo tu manita, ya voy a terminar… ¡más rápido putito!

La moví con desesperación, no quería que mi madre nos descubriera. Don Pepe gruño y lanzando chorros de semen, me manchó la mano y empapó la bolsa. Salí corriendo al encuentro de mi madre, mientras me llevaba a la boca y tragaba las gotas de semen que quedaron impregnadas en mi mano”.

Mi hermana se hizo novia de un muchacho de otra colonia que tenía síndrome de Down. Mis primos dicen que es un tonto, que no se explican como se atrevió a declarársele a Tere, pero que solo andan de “manita sudada”.

Ya había pasado un año en el que mis primos mayores: Manuel, Rafa y Pancho, le pidieron permiso a mi madre, para ver la televisión. Todos los días, antes de que ella tome la siesta. Mi madre aceptó encantada, solo con la condición que la pusieran con volumen bajito y que la cuidaran para que no les hagamos ruido, mis otros primos, mi hermana, y yo. Ahora mis primos mayores nos mandan afuera a jugar, para que no molestemos a mamá mientras duerme.

Mi hermana ya no quería jugar a las luchas porque dice que ya no es una niña. Creo que se esta curando poco a poco, porque en su mente ya esta creciendo, aunque va con varios años desfasada. Después de un año sin que juguemos con mis primos. Volvió hacerlo. Batallaron para convencerla, le rogaron mucho, pero al fin acepto “Luchar”, pero solo contra Ángel y Beto, siempre que Luís y Pablo, lucharan contra mi.

Hace varias semanas que se cambió Carlos el albañil y su familia, por lo que la casa, ahora estaba deshabitada, era ideal para el juego. En el fragor de la lucha yo me rendí rápidamente. Al terminar fuimos a ver como iban los demás.

Mi hermana estaba completamente desnuda, sobre su panocha se vislumbraba un sutil triangulo de diáfanos vellos negros. Tenía todo el chisme de Beto dentro de su boca y desplazaba la cabeza para adelante y para atrás velozmente. Sus pechos ahora enormes, se movían de un lugar a otro con un sensual bamboleo mientras Ángel sujetándola de las caderas la bombeaba furiosamente.

Ahora sabía que no estaban luchando. Se la estaban cogiendo entre mis dos primos. Luís y Pablo se arrimaron con la verga al aire, pero Tere los apartó.

-No. –Dijo, sacándose la verga de Beto de la boca, sujetándola de la base mientras se la meneaba despacio. Ustedes vayan a ver si no viene nadie.

Mis primos salieron enojados. Mientras que Tere lanzaba un grito.

-¡Ay! Espérate, ¿qué haces? Me dolió.

-Jeje. Es que ahora la tengo más grande y ahora sí se te esta metiendo por el culo.

-No. Sácala, me duele.

De pronto se escuchó un portazo que nos asustó a todos. En la puerta, muy enojado, estaba Don pepe.

-¡Con que andan cogiendo cabrones! –Gritó don Pepe-. A ver que dice su madre de esto… Por lo pronto, se me van a la chingada de aquí.

Luís y Pablo, no estaban cuidando; se habían enojado y se habían retirado a su casa. Todos tomaron sus ropas como pudieron y salieron corriendo. Yo no tenía miedo, no había hecho nada malo, además de que ya iban tres veces que don Pepe me regalaba chocolates, si le jalaba la verga. Observé como estaba de excitado, comiéndose con la vista a mi hermana Tere, mientras se cambiaba apresuradamente. Se apretó tres veces el bulto, mientras se acariciaba el bigote. Mis primos ya habían desaparecido, cuando mi hermana quiso salir corriendo por la puerta, don Pepe la sujetó del brazo.

-¡Quieta putilla! Tú vienes conmigo a mi casa, vamos a esperar ahí a tu madre para decirle lo guila que le salió su querida hija, a ver que piensa de eso.

Tere, lloraba sin parar, pidiéndole de favor que la dejara ir. Se la llevó a tirones hasta su casa. Yo los seguí a cierta distancia, pero no me atrevía entrar. Me introduje al patio, y por una ventana mire como don Pepe le acariciaba el pelo a mi hermana, hablaban pero no escuchaba nada. Estuvieron mucho tiempo platicando, Tere ya no lloraba, de pronto, don Pepe, se bajo los pantalones y la trusa hasta los tobillos, mientras que Tere, le sujetaba la enorme verga y se la meneaba, después se la metió en su boquita y se la mamó despacio. Don Pepe, la tomó de la nuca acelerando los movimientos, de vez en cuando mi hermana se apartaba y escupía gran cantidad de saliva y daba la impresión de querer vomitar, hasta que intempestivamente, don Pepe la sujetó de la barbilla y le escupió varios trallazos de esperma en su bello rostro, después la obligo a abrir la boca y a que se la siguiera mamando.

Cuando Tere salió de la casa, en mi lenguaje, le pregunté lo que pasó y me dijo que don Pepe, ya no le iba a decir nada a mamá.




Continuará....

Autor: Chido666


Nota: la historia no esta terminada, la voy ir haciendo en partes... Si hay comentarios, continua la historia :), si no, se termina :sad:

chido666
27-11-2012, 15:22:00
Javier interrumpió nuevamente el relato y me dijo:



-Ya estoy bien mareado, me voy a dar un baño a ver si se me pasa la borrachera.


El estéreo tocaba una melodía de moda, la cara me ardía, no sabía si era la borrachera que me cargaba o de excitación, me dolía la verga de lo dura que la tenía. No se me había bajado desde que salimos del Bar, y con la historia de la familia del Javi, estaba a punto de explotar. Me recosté un rato en la cama, todo se miraba borroso, cerré los ojos y la habitación empezó a girar alrededor mío… Un pie golpeo mi rostro y me despertó, se escuchaba un delicioso silencio, el cual era roto por algún vehículo que transitaba por la calle. Me enderecé para despabilarme; recorrí la habitación tratando de ubicar a Javier, hasta que miré en la cama a un costado mío, Javier yacía profundamente dormido, la sabana le cubría el rostro hasta la mitad de su dorso y estaba desnudo.


Me levanté y me preparé una bebida, volvía a la cama y le observé. Tenia la piel blanca y suave, parecía de porcelana, unas nalguitas redondas y paraditas y unas piernas lisitas, sin vello alguno, desde mi posición le podía ver el remolino de su culito, rosadito, hermoso, tenía la piel de su madre; ni las putas con las que me había metido tenían unas nalgas tan sabrosas. Solo porque lo había visto con anterioridad, si no, juraría que esas nalgas eran de una vieja súper buena. Mi reata se elevó inmediatamente y se puso rígida como el acero mejor templado. No resistí la tentación de acariciarlo, mis manos recorrieron sus muslos, su suavidad me mataba, mi respiración se aceleró, pasé mi dedo medio por entre sus cachetes, ¡que suavidad Dios mío!


Abajito de sus hermosas nalgas de porcelana, se apreciaban unos testículos rositas sin vello alguno y su hermosa verga… ¿Hermosa? Pero que chingaos me pasa, ¿me estoy volviendo marica? Pero… Es que si es hermosa, un bonito color de piel. La sujetó con mi mano izquierda y jaló la piel hacia abajo descubriendo su glande. ¡mmmhh! Que hermosa cabezota tiene, rosita, se ve tan limpia, tan rica, tan jugosa.

Rojo de la excitación, ensalivé mi dedo corazón de la mano derecha, y se lo fui metiendo en su culito, entraba y salía deliciosamente, estaba tan cachondo que ya nada me importaba. Solo vaciar mis pelotas. Me incliné hacía él y chupé esa verguita sabrosa sin que Javier se enterase por estar en los brazos de Morfeo. Su pene, era succionado con deleite, por mi golosa e impúdica boca Relamiéndome, acerqué mis labios hacia la rozada cabeza y la mamé lentamente, deleitándose con su sabor. ¡Mhhh! Que locura hacer algo tan prohibido, pensaba mientras recorría con mi boca el pene de Javier, desde la punta del glande hasta su base, le pasaba la lengua por esos testículos lisitos sin vellos. Mi boca glotona volvía recorrer desde la base de su verga hasta la punta de su glande notando como se ensanchaba poco a poco en mi interior. En un acto desesperado estrujé sus bonitas nalgas con mis dos manos y ya fuera de sí, me desvestí en un santiamén, besé esas nalguitas hermosas, blancas y suaves, pasé mi lengua por toda la raya de su colita y metí mi lengua en su culito. Saboreé su sabor acre como el mejor de los manjares. No sé cuanto tiempo estuve degustando esas nalguitas paraditas mordiéndolas, chupando su ojetito, mojándolo y preparándolo para lo que se avecinaba.


Me acomodé a un lado, le coloqué mi rifle entre sus cachetes y tanteando acomodé la cabeza de mi verga en su culito y empujé sin miramientos, era la gloria, sentir como se abría su ojete y le taladraba con mi pollón, se sentía calientito, y que rico me apretaba la verga.


-¡Augggg! –Se quejó Javier, deteniéndome con sus manos en su espalda y empujando mi abdomen-. Que rico me chupaste mi colita Carlos, pero espera, no lo metas todavía, la tienes muy grande y me vas a lastimar.


Estiro la mano y tomó un frasco del buró, era aceite de bebe, se lo unto en sus manos y me embarró la verga con su manita, y se metió dos dedos llenos de aceite en su colita.


-.Ahora si papi, métemela toda, párteme en dos.


No me lo dijo dos veces empuje y ¡Oh! El cielo, mi verga lo taladró deliciosamente hasta que mis guevos chocaron en sus blancas nalgas, sin sacársela le movía la verga en círculos dentro de su ojete, ¡Oh, que delicia!. Luego empecé un vaivén cadencioso, sacando casi la totalidad de mi macana para luego volver a ensartarlo con fuerza, del movimiento cadencioso pasamos a uno violento hasta que escupí chorros de mecos dentro de su culito, leche acumulada por todo una semana, era algo fuera de este mundo el sentir como mi verga se ensanchaba dentro de su culito para lanzar los chorros de esperma y empaparle las paredes de su intestino.


Al punto pedo me valió madres trenzarnos a besos, nuestras lenguas luchaban con frenesí una contra la otra. Nos metimos a bañar juntos, sin dejar de besarnos, después me mamó la verga, pero que mamada de verga me dio, jamás me la habían chupado tan rico, de mi verga salían trallazos de leche que no pudo contener en su boquita, cerraba los ojos y mi verga inmisericorde le seguía lanzando mecos a diestra y siniestra, le embarré toda el rostro y parte de su cabello de leche. Me lo volví a coger, pero ahora ya mas tranquilo, saboreando cada arrempujada que le daba y así con mi reata adentro de su culito nos quedamos dormidos.


Al día siguiente me despertó Javier.


-Levántate papi, ya es mediodía, ven te preparé algo para que comas.


¿Papi? Pero a este maricón de mierda ¿que le pasa?... Me dolía terriblemente la cabeza y de pronto como un flechazo a escasos centímetros, vinieron a mi mente los momentos vividos la noche anterior. ¡Trágame tierra!


Le expliqué a Javier, como pude, que lo que pasó en la noche no volvería a pasar, que fue producto de la borrachera, un traspié, que yo no era maricón (Homosexual pasivo) ni mayate (homosexual activo) que no me explicaba como pudo pasar lo que pasó.


Javier me desconcertó por completo, ya que esperaba un berrinche o reclamación.


-No te preocupes Carlos, tienes razón estábamos bien pedos anoche y se nos fueron las patas, jaja. Pero no vuelve a pasar, ven siéntate a comer.


Comimos, me eché un baño y ya me disponía a retirarme.


-Antes de que te vayas –Me dijo Javier-. Vamos a echarnos la última cerveza, sirve que te cuento el resto de la historia de mi familia.


Un poco cabreado y sin muchas ganas tomé asiento y bebí sediento la dichosa cerveza.




Continuará....

Autor: Chido666

chido666
27-11-2012, 16:06:45
Esto va que vuela para novela, jeje

Ya se hizo muy largo y falta mucho por contar, no se como terminarlo rapidamente.

tal vez solo haga falta un... Fin y cogieron felices pasra siempre.

:funny:

rodrigarcia
27-11-2012, 20:40:45
no chido 666, le animo a que siga, la historia esta muy interesante, dele con confiaza, al que le guste, pues que la lea, y al que no, pues tambien, ajjaja

Rogelio67
27-11-2012, 23:48:27
Tu siguele... buen relato; y al que se sienta incomodo por la cuestion homosexual pues es simple y sencillamente porque no esta seguro de lo que es... O no?

Sabias palabras que denotan una gran profundidad de pensamiento filosofico mi estimado rodrigarcia: Al que le gusto le gusto, y al que no le gusto pues no le gusto... meditenlo...

Stone Cold
28-11-2012, 20:44:25
buena men,aunque quisiera saber si el maricon logra comerse a la hermana o a la mama,o los primos se lo maman

juan7
28-11-2012, 22:57:33
viejo ud escribe esto o la vio o donde porque esta buena la trama ...jejeje

JUNIER
01-12-2012, 15:48:08
Muy buen relato,,, .

chido666
04-12-2012, 18:11:08
Un día, me acababa de meter al baño cuando enseguida, atrás de mí, se introducen mis primos y cierran la puerta.

-Vamos a bañarnos contigo, para aprovechar el agua, ya que avisaron que la iban a cortar –Me dijo Luis sonriente-.

Estaba algo incomodo, pero no le tomé importancia, ya nos habíamos visto desnudos con anterioridad.

Nos desnudamos alegremente e inocentemente me metí bajo la regadera. Me estaba tallando, cuando sentí la mirada de Beto en mi trasero, estaba sonriendo perversamente y les murmuraba a mis otros primos.

-Javi. –Me dijo Beto-. Como Tere, desde que tiene novio, ya no quiere jugar a las luchas con nosotros, es mejor que juguemos contigo.

-Está bien. –Dije, con el movimiento de mis manos; mirando asombrado como les empezaba a crecer su pene, que en cuestión de segundos, ya lo tenían completamente erecto, se la jalaban lentamente sin apartar la vista de mis pompas-. Si quieren en la tarde jugamos, les dije en mi lenguaje a base de señas.

Me metí nuevamente al agua bajo la regadera, cuando siento que Beto me toma de la cintura y se pega a mi trasero con fuerza, siento como su verga trata de entrar entre mis nalgas.

-¡No! –Gritó Beto, mientras me sujetaba-. Vamos a jugar ahora. Yo y Luís, contra Pablo y tú.

Reí inocentemente, pensaba que jugábamos en verdad a las luchas. Fue entonces que miré como Luís sujetaba a pablo de una mano, y éste luego-luego se rendía.

Sentía la verga de Beto como se deslizaba por la raya de mis blancas nalgas, la percibía calientita y muy suave. Se acercó Luís y tomándome de la nuca con fuerza hizo que me agachara hasta rozar su pene contra mis labios y mejillas. Con ese movimiento sentí que la verga de Beto se metía completamente entre mis nalgas. Pablo parado a un lado nos observaba extasiado, su verga era larga y delgada, estaba casi pegada a su ombligo, la sujetaba con una de sus manos y deslizaba la piel hasta arriba cubriendo su cabeza rosa y luego hasta abajo descubriéndola totalmente.

-¡He! ¿Porque me hacen eso? -les dije, en mi lenguaje, mientras les apartaba con dificultad-. Eso, no son luchitas, lo que quieren es cogerme; les decía manoteando en el aire.

-¿A poco no te gusta? –Me dijo, Beto-.

-No. No quiero, -dije, moviendo la cabeza, apartando la verga de Luís que trataba a toda costa de meterlo en mi boca-.

-Es lo que le hacíamos a tu hermana. -Dijo Luís-. Antes de que tuviera novio, ¿Ya no te acuerdas? A ella le gustaba mucho.

-Y ¿porqué no dejas que te cojan a ti?, o a Pablo. –Les decía, señalándolo-.

-Es que solo tú tienes unas nalgas muy bonitas. –Dijo Beto-. Aunque están más chiquitas, se parecen a las de tu mamá, que esta bien nalgoncita. Están blanquitas y paraditas, hacen que se nos pare la verga de volada, mira como la tenemos. –Dijo restregado a un mas su pene en mi trasero-. Cuando unas nalgas, redonditas como las tuyas, hacen, que se paren las vergas, es porque quieren que se las metan. Ándale déjate coger, ya ves que a tu hermana le gustaba.

No sé como lo aprendí, pero sabía que a los hombres no se les debe de coger, que era prohibido.

-A ella le gustaba porque era mujer, pero yo soy hombre y a mi no me gusta, les decía mediante señas a la vez que los apartaba mientras me rosaban con su pene por todos lados.

-Pues aunque no quieres te la voy a meter. –Dijo Beto enojado-. Me tumbó con fuerza, caí de rodillas, se colocó sobre mi trasero y forcejeaba tratando de meter su chisme en mi colita.

-Le voy a decir a mi mamá. –Les amenacé-. Lo que hacen es malo.

-No es malo Javi. –Dijo Pablo-. Si fuera malo no le hubiera gustado a Tere.

-Ella es mujer, igual que mi mamá, por eso les gusta la pinga, les recalcaba moviendo mis manos con ansia para enfatizar lo que quería que entendieran.

-A los maricones también les gusta la reata. –Dijo Beto, sin soltarme, me tenía completamente abrazado de la cintura-. Y son hombres, pero les gusta que les metan la verga.

Por estar discutiendo con mis primos, Beto me tenía más a modo, cada que movía mis manos para decir algo, él me acomodaba su verga mejor, ya se deslizaba por toda mi raya, se sentía tan suave y calientita, me empezó a gustar la sensación.

-Yo no soy maricón. –Dije forcejando, sin mucha convicción-.

Beto y Luís, se dieron cuenta que ya no los apartaba como al principio, por dignidad o no sé qué, mantenía mi boca cerrada, pero ya no apartaba mi rostro de su verga, la contemplaba extasiado, se sentía tibiecita, dura y de piel suavecita, me encantaba la sensación cuando rozaba mis labios y mejillas. Beto sujetaba con la mano derecha sus huevos y la base de su larga verga, y me la pasaba por toda la raya de mis paradas nalgas.

-¿Cómo sabes que no eres maricón? –Me dijo Pablo, que observaba mi escasa resistencia. Se acercó y colocando su verga a un lado de la de la Luís, ahora, entre los dos, la seguían rozando por mis labios -. Chúpanos la verga, a Luís y a mí; y deja que te coja Beto; si no te gusta, significa que no eres maricón; pero si te gusta, te vamos a seguir cogiendo todos los días. ¿Estas de acuerdo?

-Mi cabeza estallaba de lo caliente que la sentía, y sin razonar ya nada, solo moví la cabeza afirmativamente…

No alcancé a terminar de hacer eso cuando sentí como se abría camino la verga de Luís entre mis labios, la rodee con mi lengua, disfrutando de su aroma. Tenía un sabor acre que me gustó mucho. Fui metiéndola poco a poco en mi boca, hasta que mis labios acariciaban su pubis y sus huevos, luego deslicé mis labios hacia fuera, poco a poco, hasta que el sonido de un “chomps” anunciaba que estaba lejos de mis labios. Pablo al ver mi boquita vacía, inmediatamente metió su carajo, degusté el nuevo sabor, repitiendo la misma operación, metiéndome hasta el fondo de mi cavidad bucal y sacándolo por completo hasta escuchar el “chomps”.

-¿Que tal mama la verga? –Le dijo Beto a Luís, quien seguía pasando, su hirviente verga, suave como la seda, por la raya de mi cola-. Porque las nalgas las tiene bien ricas. Pásame el jabón para ver si le puedo meter la verga. –Le dijo a Pablo-.

-Chupa la verga bien rico, se me hace que si es maricón.

-¿Te gusta como nos mamas la verga? –Me preguntó Luís-.

-No sé. –Contesté, moviendo los hombros

-¿Te da asco cuando nos chupas la verga?

-No. –Dije moviendo mi cabeza al mismo tiempo que la rica verga que tenia entre mis labios-.



Continuará....

chido666
04-12-2012, 18:17:41
-Entonces te gusta. –Dijo convencido Luís-. No hay duda, eres maricón.

-Y ¿eso es malo? –Dije con dificultad mientras me tambaleaba al perder soporte con mis manos y quedando apoyado solo con el rabo de Pablo en la boca, mientras Beto, paciente, me llenaba mi culito, con la espuma del jabón, produciéndome escalofríos cada vez que acariciaba mi colita con sus dedos-.

-No. –Contestó sonriente Luis-. Si fueras hombre si sería malo, pero al ser maricón, no es malo, vas a ver que vas a sentir muy rico, por lo pronto nosotros te vamos a coger todos los días.

Una vez con mi cola llena de jabón. Beto volvía a colocar su verga entre mis nalgas. Y empujó despacio. Sentía un calorcito delicioso, cuando se deslizaba su tranca por mis nalgas. Al topar en mi esfínter, la volvía sacar lentamente hasta afuera, para luego volver a introducirla, produciendo un delicioso mete y saca, abrazado a mi cintura y pegando su boca a mi oído, me dijo:

-¿Te gusta primito?, como te meto la verga. –Me dijo-.

-No sé. –Contesté moviendo mis hombros, sin oponer resistencia a lo que mi primo Beto me hacía-. Se siente extraño… pero creo que me gusta, dije con mis manos.

Alternaba, chupando a veces la verga de Luís y la de Pablo. Beto seguía con el mete y saca, su pene estaba duro y calientito, era más grande y poco a poco trataba de introducirse en mi culito. Me dijo que me agachara un poco, para metérmela mejor. Me estaba gustando el interés que mis nalgas despertaban en mis queridos primos.

Hice lo que me dijo y me la fue metiendo despacito. Cuando se iba deslizando por mis nalgas se sentía muy rico, pero al llegar a mi culito, y al querer meterse, me vino un dolor intenso entre mis nalgas.

-¡Arrg! Gruñi, separándome bruscamente y con señas le dije que me dolía. Ya, déjenme. –Le repetí-

Beto me volvió a empinar con fuerza y se colocó detrás de mí, no me soltaba, colocó su verga en la entrada de mi culito que estaba lleno de jabón y empujó con fuerza, yo gruñía de dolor y él en vez de compadecerse de mí, al contrario metía más y más su gruesa verga, sentía que me partía en dos, me ardía mi colita una enormidad.

-Espérate. –Dijo Beto-. Ya te entro la cabeza, lo más difícil.

-No, déjame. Me duele mucho, manoteaba.

-Ándale, déjate. Te lo hago despacito para que no te duela, tú me avisas hasta donde te la meto, cuando empiece a dolerte me dices y te la saco.

-Bueno, esta bien, pero sácala ahora. –Dije, mientras me agachaba y abría mis nalgas-.

Me la metió despacio, cuando se introducía un poco y me dolía, le pegaba en la mano, y él la sacaba un poco, así estuvimos por un buen tiempo.

-Haber deja se la meto yo también. –Dijo Luís, a la vez que me estiraba y me llevaba a un rincón del baño-.

Me agaché mientras Luís introducía su larga verga entre mis nalgas, era menos gruesa que la de Beto, por lo que se me metía mas adentro de mi culito. Sentía los empujones de Luís en mi trasero y como resbalaba su suave y caliente verga por mi colita-.

-¿Que tal esta? –Le dijo Beto a Luís, se había lavado su pene y ahora me ordenaba que se lo chupara-. Tiene buenas nalgas Javi ¿verdad?

-Se siente bien rico. –Le contestó Luís y luego le dijo a Pablo-. Deberías de cogértelo tú también primo.

De rato, sujetaba con mis manos el tronco de las vergas de Beto y Luís, mientras los masturbaba y se las chupaba, mientras me cogía Pablo. Sentía como palpitaban sus gruesas verga entre mis manos, se sentían tan suavecitas y calientes, me gustaba la sensación que experimentaba al estarlos masturbando, pero ya estaba agotado de estar agachado en una sola posición

-Ya me cansé. –les di a entender-. Me enderecé sacándome la verga de Pablo de mi colita, éste se dio por satisfecho y se empezó a enjabonar, Beto y Luís me acariciaron por un tiempo las nalgas, luego besándomelas, por fin dejaron que terminará de bañarme.

A partir de esa vez, todos los días jugaban a las luchitas los tres contra mi solo. No era malo que les chupara la verga y me la metieran en el culo, ya que habían descubierto que yo, no era hombre, sino un maricón. Porque me gustaba mamarles la verga a mis primos… Hasta me gustó la vez que Beto eyaculó en mi boca.

Esa vez abrí mi boca y entró la mitad de su gran trozo de carne, estaba hirviendo. Esta vez descubría un extraño sabor. Ni me agradó ni me disgustó por lo que seguí mamándole la verga. Beto ponía sus ojos en blanco, mientas me sujetaba de la nuca y acompañaba con sus manos el movimiento de mi cabeza alrededor de su falo. Mientras entre jadeos elogiaba mi habilidad bucal. Estuvimos poco tiempo así, hasta que sentí que se hinchó más su mástil y estremeciéndose, escupió en el interior de mi boca un torrente de líquido pegajoso y muy caliente. Rápidamente la extraje de mi boca, pero Beto me tenía bien sujeto de la nuca y seguía escupiendo varios trallazos de semen, bañando mi rostro por completo. Pero no era lo mismo probar los mecos de Don Pepe, que escurrían de la puerta de mi casa, después de varios minutos que probarlos directamente saliendo de una caliente e insolente verga. Me dio un poco de asco lo caliente y pegajoso del semen que tenía en la boca, por lo que me dio una arcada.

-¡No los escupas! ¡Debes comértelos! –Me gritó Beto-.

Con dificultad los trague, me dio otra arcada, pero al fin pasaron por mi esófago.

-¡Ay! Me dio asco, que me echaste. –le dije, moviendo mis manos-.

-Es leche de macho. –Me dijo orgulloso, mientras meneaba su verga y me daba pequeñas cachetadas sobre mi cara-. ¡Que rico! Te comiste mi corrida, es el alimento de los mariconcitos como tú, debes aprender a tragarlos, después te van a gustar mucho vas a ver.

-Ahora mamela a mí. –Dijo, Pablo-.

Con el paso del tiempo, aprendí a comerme el semen de Beto sin asco. Degusté las corridas de Pablo y de Luís. Últimamente, después de meterme la verga por el culo, a los tres les encanta eyacular en mi rostro y que me limpie con los dedos y me coma su semen… ¡pervertidos!

Javier nuevamente interrumpió su historia, mientras meneaba sus blancas y redondas nalgas en círculos, mientras su cabeza se apoyaba de lado al ras de la cama; mi reata estaba hinchada a todo lo que daba, y me deleitaba mirando como entraba y salía de su culito rosita, de un movimiento cadencioso, pasé a otro vertiginoso hasta que exploté inyectándole siete chisguetes de mecos dentro de su apretado culito. Minutos antes me había mamado la moronga llenándole hasta el esófago ocho chisguetes de leche.

A la noche siguiente, mientras tocaba el timbré de su casa, mi mente analizaba todos los detalles de mi relación con Javi. “Este guey me calienta con sus historias” –pensaba. “Y termino rempujándole los frijoles con mi anaconda. Pero es que tiene unas nalgas bien bonitas, más bonitas que cualquier vieja que he conocido, y que rico me aprieta la verga con su culito, y su boquita. Si solo le faltan tetas para… Pero que chingaos me pasa, me esta gustando ese guey ¿o que?, Ni madres, esta vez no va a pasar nada, ya basta de tanta Mariconada.

Un día. –Continuó Javier con la historia-. Mi madre se bañaba siendo observada por los dos hijos de un nuevo vecino llamado Macario. Sabía que la miraban, porque se acariciaba mientras se bañaba, se agarraba sus enormes tetas y agachándose un poco hacia la puerta las movía eróticamente, después se vaciaba el bote del agua mientras se metía un dedo en su panochita, simulando que la limpiaba, luego les mostraba sus enormes nalgas. Se cambió lentamente deleitándoles la vista a sus ocultos admiradores y satisfecha, salió a trabajar. Me estaba quedando dormido, cuando escuché un ruido, me asomé y era don Pepe, metió la mano por una de las ventanas y quitó la aldaba que cerraba la puerta. Se introdujo sigilosamente. Se desnudo lentamente, su prominente barriga estaba llena de pelos blancos lo mismo que su pecho, su enorme pene lo tenía completamente erecto, se acarició los gordos y peludos testículos mientras observaba a mi hermana dormida en su cama. Tere estaba con las piernas abiertas, su bata, completamente transparente la tenia arriba de su cintura, y traslucía sus enormes pechos. Deslizó pacientemente la bata de mi hermana hasta el cuello, luego le quitó el calzoncito azul con dibujos de gatitos, lentamente para que no despertara. Una vez desnuda, don Pepe se enderezó, la contemplo de arriba abajo y se masturbó lentamente, su enorme boa negra estaba imponente, tiesa, le colgaban unas grandes, pesadas, peludas y canosas bolsas de piel.

Volteó hacia mí y descubrió que estaba despierto. Mi hizo una seña de que no hiciera ruido y se acercó a mi lado con cautela.

-Mira Atarantado. –Me dijo susurrando-. Vale más que te quedes quietecito si no quieres que te de un par de tortazos en el hocico, para que aprendas a hacerle caso a tus mayores. ¡Entendiste! –Me dijo al mismo tiempo que con su vergota negra me cacheteaba el rostro.

Mire sus ojos diabólicos, y me entró cierto pánico, los tenía rojos de excitación, comprendí que estaba dispuesto a cualquier cosa, hasta hacernos daño si era necesario con tal de satisfacer sus instintos… Y asentí con miedo.

chido666
04-12-2012, 18:19:52
Tenía mi pequeño pene completamente duro, me excitaba ver como se bamboleaba la canosa vergota de Don Pepe, respiraba su aroma a macho y entreabría mis labios tratando se saborear el liquido pre seminal que asomaba en la punta de su glande.

-Eres un mariconazo. Anda métetela en la boca y ensalívala bien- Me dijo, mientras me tomaba de la nuca y empujaba su tremenda tranca caliente en mi boca. -.
Un día de estos te voy a encular a ti también, pero hoy le toca a tu hermanita.

Trataba de abarcar la mayor cantidad de verga con mi boca, la abrazaba con mi lengua y chupaba desesperado saboreando el sabor marino de su enorme boa. Hasta que con brusquedad me separó de su lado, mi corazón se sobrecogió sentí que algo se desprendía de mi alma. Se dirigió hacia la cama de Teresa y con ternura le abrió sus piernas y le mamó su panochita por unos minutos, mi hermana parecía despertar, pero no lo lograba, don Pepe subió hasta sus cantaros de carne y goloso mamó los enormes pechos, mientras dirigía su enorme garrote en la entrada de la cuevita de mi hermana. Cuando mi hermana abrió sus ojos asustada, don Pepe con sus manotas le tapo la boquita, y aunque trataba de gritar no podía, solo quejidos y gruñidos salían del forcejeo, hasta que metiendo un brazo le abrió las piernas por completo y acomodándose, movió su pelvis provocándole un quejido enorme a mi hermanita, de sus hermosos ojos rodaban lagrimas. De pronto don Pepe empezó a mover su cintura salvajemente, hasta que después de unos minutos que se hicieron eternos, se desmadejó sobre ella y se dedicó a mamar los pezones de mi hermana, que continuaba llorando.

-Buu! Snif, buu, usted es un hombre malo. –Le recriminaba mi hermana con su mente de niña-. Me metió su vergota en mi cuevita y me dolió.

-¡Cállate Puta! Si bien que te encanta la verga. Jaja.
El viejo, se vistió lentamente, antes de salir le dio un beso en la boca a mi hermanita que seguía sollozando.

Espérate, Javier. –Le interrumpí-. Deja de hablar y para las nalgas… Después de unas ricas mamadas de culito que le di y de haberle aventado mecos de a madre en su carita de ángel. Nos recostamos en la cama, así como Dios nos trajo al mundo, le levanté una de sus hermosas piernas y le metí mi cipote, lentamente saboreando la acalorada sensación de cómo su humectante culito me apretaba la verga mientras esta lo taladraba despacio, sin prisa pero también sin misericordia ni contemplaciones.

-Sígueme contando la historia, así mientras te perforo el ojete, mi vida.

Y Javier continuo la historia.

Yo estaba muy asustado, al principio pensé que sería igual que con mis primos, que mi hermana lo disfrutaría, pero no era así, la lastimó. Corrí a su lado, y la abracé, y estuvimos los dos llorando, al mirar hacia su entrepierna, le escurrían gotas de sangre, ahí comprendí que mis primos no le habían metido la verga, solamente le punteaban la entrada a su rajita y la entrada a su culito. Nos acostamos abrazados, por unas horas. Sentía su cuerpo desnudo aún, temblar entre mis brazos. Ya más tranquilos, después de bañarse, mi hermana me hizo jurarle que no le diría nada a nadie. Todo el día caminaba zamba, porque decía que le ardía la entrepierna.

La semana siguiente se repitieron los mismos hechos, don Pepe nuevamente se cogió a mi hermana, esta vez no lloró ni le salió sangre, pero nuevamente durante el día caminaba zamba.

Don Pepe miraba a mi madre bañarse, luego cuando salía, se metía a nuestra casa me obligaba a mamarle su cipote delante de mi hermana y luego se cogía a Tere con lujuria.

-Ya no me coja don Pepe, puede regresar mi mami o vernos alguien por la puerta.

-Cállate putita, bien que te encanta la verga. –Le decía el viejo dueño de la vecindad, mientras presuroso se desnudaba-. A tus primos bien que les mamabas la verga y te la metían por el culo, cabrona. A ver, quítate la bata y abre las piernas, que te voy a comer la panochita, ya veras que te va a gustar.

Cuando mi hermana se quitó la bata, y sus enormes melones bailaron ante los ojos del viejo, este exclamó.

-Que melonzotes tienes mi amor, ya están más grandes que los de tu mamá. No se si mamarte las chichotas primero o tu panochita.

La abrazó besándole toda la cara, bajo hasta el cuello, luego la sujetó de sus nalgas y se las apretaba fuertemente. La tumbó en la cama y le abrió las piernas. Se posicionó en medio de ellas restregando su cipote en el conejito de mi hermanita.
Sus manos se adueñaran de sus enormes pechos, mi hermana suspira como una boba mientras los dedos expertos exploraban las enormes tetas hasta alcanzar las sensibles cimas. Tenia una de las manos permanentemente ocupada en su agradecido pezón, a la vez metía dos de sus dedos en su intimidad. Alternándolos de tal modo que la estaba llevando al borde del orgasmo. Con su boca se adueñado de su otro pecho, chupando y succionando su pezón como si le fuera la vida en ello, mientras sus grandes manos amasaban y apretaban su descomunal cántaro de carne.
Como si fuera una muñeca de trapo, la acostó boca abajo y se dedico a mordisquear y lamer su virginal trasero, estrujándolo a manos llenas. Tere al sentir su húmeda lengua buceando en su cola arranco el primero de sus quejidos de excitación.
-¡Ay! Don Pepe, ¿qué me hace?, que se siente tan rico. Me gusta como mete su lengua.
-Te dije putita, que te iba a gustar, te voy a enseñar a ser una gran putita, la mejor de todas, ya lo veras.
Nuevamente le dio vuelta y separando sus piernas se introdujo en medio de las piernas de mi hermana y siguió succionando con avidez su almejita.
-¡Uy! Don Pepe, ahí, chúpeme, me gusta… Jiji, me hace cosquillas con su bigote.
Intempestivamente mi hermana sujetó con violencia la cabezota de don Pepe y empezó a resollar con fuerza, se estremeció por completo y luego moviendo su pelvis contra la cara de don Pepe, sonreía agradecida.
El viejo se enderezó y le puso su garrote en la boquita de mi hermana, ella empezó a lamer como pudo la punta roja y brillante. Pronto se acostumbró lo suficiente a su sabor como para meterse otro pedazo en la boca. Por ser tan larga no podía albergar mucho trozo, pero el movimiento de su lengua debía de ser muy bueno, porque don Pepe empezó a jadear de placer, pero la apartó con fuerza.

-Espera niña, vas a hacer que te aviente los mecos, y todavía me falta estrenar tu culito.

Fue hacia la cocina y se embarró en los dedos un trozo de manteca.
Se arrodilló detrás de ella. Con las manos separé los cachetes de su trasero y le embadurno el culo de manteca. Ella se inclinó hacia abajo, parando las nalgas y pegándose al prominente vientre del viejo, totalmente resignada y entregada a su suerte.

Con toda la delicadeza de que fue capaz, comenzó a penetrar su virginal culito. Le costó un poco de trabajo. Pero la manteca ayudó mucho. Y pasado un primer punto muy estrecho, y a pesar de los sollozos y de los pequeños gritos de mi hermana, su enorme boa pareció ser engullida por su culo. Otro grito más de dolor que otra cosa, salió de la garganta de mi hermana. Yo me quedé inmóvil, asustado pero sin perder detalle. El viejo empezó a mover su vientre, abriendo los cachetes de las nalgas de mi hermana con sus manos, deleitándose, viendo como tenía completamente ensartada a Teresa, se movía lentamente al principio, hasta que lo hizo con cadencia. Mi hermana le gritaba que se la sacará, que le dolía mucho, pero él, insensible a sus lamentos, siguió machacando su tierno culito hasta que extrajo su falo chorreante de leche y pringando con ella, las prietas nalgas de mi hermanita. Mi hermana quedó recostada boca abajo, sollozando en silencio.

-Ven para acá putito. –Me dijo con aplomo-.

Me acerqué asustado -mientras mi hermana sollozaba en silencio-.

-Límpiale las nalgas a tu hermana. –Me ordenó-.

chido666
04-12-2012, 18:22:21
Iba a tomar una toalla, cuando me gritó: Con tu lengua maricón y vas a tragarte mis mecos.

Observé las nalgas redondas y paradas de mi hermana, su piel morena resaltaba la blancura de los mecos de Don pepe, gruesos goterones pringaban sus suaves posaderas, mientras del interior de su colita le salía un liquido anaranjado, que era la mezcla de semen y sangre. Tímido pasé mi lengua por los goterones de leche, saboreándolos, y goloso le chupaba las nalgonas a mi hermana dejándoselas limpias y ensalivadas.

Don Pepe, me observaba fascinado. Y me dijo:

-Mete la lengua dentro de su culito, para que se lo dejes limpio.
A pesar de mi gusto por la leche de Don Pepe, el color del liquido que salía de su ojete, no me gustaba, el probar la sangre de mi hermana no me satisfacía mucho y además alrededor de su culito tenía algunas manchas amarillas producto de las heces que le sacó el cipote de Don Pepe. Moví mi cabeza negándome a realizar la orden del dueño de la vecindad.

Me dio un golpe en la cabeza con su mano abierta, mientras me gritaba:

-No te lo estoy pidiendo de favor, ¡Te lo estoy ordenando, tonto pedazo de mierda!

Asustado y con asco empecé a limpiarle el culo a mi hermana, tenía un sabor acre no tan desagradable como me imaginaba y el olor a popó, desapareció después de un instante. Así que goloso metía mi lengua en su ojetito hasta dejarlo reluciente.

Mi hermana sollozaba al principio, pero cuando empecé a meter mi lengua en su culito, empezó emitir unos pequeños ronroneos de satisfacción.

Cuando terminé me miró con tanta dulzura que me estremecí por completo, sus ojos me agradecían que con mis suaves caricias mitigue un poco su dolor.

El Cipote de don Pepe estaba semierecto aún, y me ordenó que se lo limpiara también. Lo hice gustoso, aunque aparentaba que me disgustaba delante de mi hermana, se lo deje limpiecito.

-Que rico mamas la verga Javiercito, lastima que estoy muy viejo y no aguanto echar dos palos, si no te aventaba los mecos en la boca.

Cuando me enderecé, El viejo miro mi entrepierna y sonriendo nos dijo:

-Bueno, ya Javier te limpio la colita Tere, es justo que tu también le ayudes y le limpies la verga a tu hermano ¿no crees? Anda Javier, sácate la verga y pónsela a tu hermana en la boca. Y tú teresa, mámasela tan bien como me la mamaste a mi, o como se la mamas a tus primos, putita.

Teresa seguía agradecida conmigo y se acercó hacia mí, arrodillándose, me bajó los pantalones, saltando mi pene ante sus ojos. Abrió la boca y la engulló por completo, me hizo la mamada mas hermosa de toda mi vida, me besaba mis testículos, me besaba la base de mi verga y se la volvía a meter toda en la boca… No dure mucho, estaba tan caliente, mi verga estalló lanzando con potencia cinco chisguetes de esperma adentro de su boquita, tragó toda mi leche, sin gestos ni arcadas, cuando acabé siguió mamándome la verga hasta dejarle flácida y limpia.

El viejo dueño de la vecindad soltó una carcajada.

-Lo sabía, jaja. Son unos degenerados, son igual de cachondos que su puta madre, jaja. ¿Qué creen que suceda si se enteran de lo que pasó aquí hoy? A mi me vale verga, y si pone muy loca su madre o sus tíos, los mando a la chingada y los correo de mis casas, jaja. Pero que pensaran cuando se enteren de que Teresa le mamó la verga a Javier, o que Javier le mamó la cola a teresa, jaja. Por eso les dijo, no hay que decir nada y hay que estar calladitos, esto será un secreto entre nosotros tres, jaja.
Nos abrazamos asustados mi hermana y yo, mientras don Pepe salía de la casa sonriente, se fue silbando una canción.

Esta vez el dolor le duró más tiempo, tres días caminó con las piernas abiertas.
Don pepe, una o dos veces a la semana, se metía a nuestra casa y se cogía a Teresa. A veces se la metía por la panocha y otras veces por el culo, pero siempre la dejaba roja de sus pezones, le encantaba mamárselos.


Continuará......
Chido666

chido666
05-12-2012, 11:18:48
Vamos a tratar de acabar este relato en honor a mis 5 fieles lectores
jeje.
Chido666.


Recuerdo un día -Continuaba relatando javier-., estaba enfermo de fiebre, aun así me levante despacio de la cama al escuchar ruidos provenientes de la habitación de mi madre. Me asomó con precaución. Veo una lucha de cuerpos que no distingo bien, hasta que poco a poco le voy encontrando forma.

Mi madre, esta completamente desnuda, como siempre cuando toma su siesta. Mis primos no están viendo la televisión, sino que se la están cogiendo. Mi madre aun simula que esta dormida, pues sus ojos están cerrados y su cuerpo esta flojo y la mueven como si fuera muñeca de trapo. Mi primo Manuel, esta recostado en la cama, con sus pies en el suelo, tienen a mi madre de rodillas, sentada sobre él, mientras mi primo sujeta sus enormes nalgas blancas para que no se caiga, ya que están casi al borde de la cama, y hace que lo cabalgue. Mi primo mueve su pelvis violentamente, se ve como una parte de su verga entra y sale velozmente de su encharcada panocha. Rafa esta parado atrás de mamá, una pierna la tiene arriba de la cama, también se mueve cadenciosamente y al parecer le esta metiendo la verga por el culo, mientras Pancho sujeta su nuca, metiendo y sacando su rabo de la tierna boquita de mi madre.

En eso se escucha un portazo, después mucho alboroto, alcanzo a escuchar los gritos de mi tío Esteban regañando a mis primos. Cerré la puerta asustado y escondido a través de una rendija me asomó a la habitación de mi madre.

-¡Así te queríamos encontrar Perra degenerada! ¡Eres una puta depravada! –Le gritó a mi madre, mi tío Roberto; luego dirigiéndose a los muchachos, les gritó-. ¡Ustedes que esperan para largarse!, después ajustaremos cuentas.

Mis primos cabizbajos y avergonzados tomaron sus ropas y se vistieron rápidamente y salieron de la habitación desolados, mi madre, esforzándose por ocultar una mueca de sonrisa, simulaba sollozar desconsolada, y les decía que ella no sabía nada, que estaba profundamente dormida, no se había enterado que estuvieran abusaron de ella.

-No te hagas pendeja. -Le dijo mi tío Esteban-. Te tenían como pollo rostizado, ensartada por tus tres agujeros, como no vas a despertar. Que tus mentiras te las crean los muchachos, pero lo que es a nosotros, no nos engañas.

-Y ¿que piensan hacer?... -Dijo mi madre, sonriendo, al ver la enorme carpa que formaban sus pantalones en la entrepierna. Mientras contoneándose majestuosamente, desnuda como una diosa, se introducía al baño de lámina que estaba a un lado de la cama y con bote se echaba agua en su escultural cuerpo-.

.-Ya estamos hasta la madre, -le dijo mi tío Roberto, rojo de excitación al ver a mi madre bañándose a escasos centímetros-, que solo nos des caldo y nada de carne. No sé porque prefieres cogerte a nuestros hijos que son unos idiotas que no saben nada sobre el sexo, son unos inexpertos, lo único que tienen es su fogosidad juvenil, pero no te hacen un buen trabajo, porque terminan muy rápido. En cambio con nosotros no vas a pasar hambre de sexo, te lo aseguro. Ya déjate de andar cogiendo con niños.
-Es que a mi me gustan los jovencitos –Les dijo mi madre, sonriendo, con voz sensual-., los niños no me gustan, tienen que ser mayorcitos, hombrecitos, de 18 pa'arriba pero tampoco me gustan los hombres grandes, que batallan para que se les pare la verga, jaja.

Mis tíos se sacaron el pene del pantalón y se lo mostraban orgullosos.

-Así te gustan las vergas paradas y duras. Le dijo Tío Esteban, mostrando su enorme pene lleno de venas exaltadas y masturbándose lentamente-. Ya Estamos hartos que pases frente a nosotros, te contonees semidesnuda o como ahora, desnuda y no te dejes coger.

-Es cierto. –Afirmo el tío Esteban, mientras se acariciaba el pene, observando como mi madre se quitaba el agua de su cuerpo con una pequeña toalla, mediante movimientos sensualmente eróticos, parecían movimientos naturales, pero no lo eran, mi madre sabía como moverse para explotar al máximo sus atributos -. Ya nos cansamos de que juegos con nosotros así como con los vecinos, lo que necesitas son vergas de machos hechos y derechos, y a partir de hoy te la vamos a dar.

Mi madre los escuchaba mientras se introducía el dedo índice en la boca, les miraba el cipote con lujuria, mientras mordía sensualmente su dedo, se recostó en la cama acariciando su hermoso cuerpo, moviéndose como una gatita en celo. Cuando se dio vuelta y quedó con sus nalgonas en pompa mis tíos exclamaron:

-Que buenas nalgas tienes Lala. –Le dijo mi tío Roberto-.

-Estás bien buena cuñada. –Gruño el tío Esteban-.

No aguantaron más, se desnudaron velozmente, mostrando un torso atlético. Parecían osos, su cuerpo estaba cubierto de vello, sus piernas eran poderosas, musculosas y de su entrepierna se elevaba un enorme cipote moreno, grande y gordo, que se bamboleaba majestuoso, sus enormes bolas colgantes, peludas, estaban a punto de estallar. Se le echaron prácticamente encima. Mis tíos, le besaron todo el cuerpo, peleaban por acaparar y besar más partes de la blanca y suave piel de mi madre. El tío Esteban,
se arrodilló, metió su cabeza entre las nalgas de mi mamá y lambía hurgando en lo más profundo de su agujerito. Ella jadeaba. Movía la cabeza con desesperación. Nunca había visto a mi madre tan caliente.

Mamá se recostó de lado, con las piernas muy abiertas. Tío Roberto comenzó a lamerle el coño. Tío Esteban, después de degustar sus enormes posaderas, se dedicó a acariciarle los monumentales senos, pero rápidamente los dejo para chuparlos por unos breves segundos, luego se incorporó, arrodillándose a un lado de la cabeza de mi madre, y tomando su enorme mástil oscuro, de su gruesa base, la fue colocando en la boquita de mi madre, pero ella estaba estremeciéndose de la calentura que le prodigaban las mamadas de tío Roberto, la oía gemir ahogadamente, como se corría como una loca, tomó con su mano la estaca de tío Esteban, la cual no la abarcaba por completo de lo gruesa que estaba, la apartó de su boca, para gemir con deleite, gritar embelesada, su cuerpo se curvó y finalmente cayó casi sin sentido sobre la cama. Abrió sus hermosos ojos verdes y miró con lascivia el garrote duro como la roca de tío Esteban a milímetros de sus carnosos labios, al principio ella solo se dedicó a pasarle la lengua por el colorado glande, degustando su sabor, deleitándose con su aroma, pero luego sin aviso alguno, se lo metió todo en la boca, tío Esteban tenía la verga completamente erecta, pero una vez que ella se la tragó toda, mi tío se estremeció sintiendo como si le fuera a estallar de lo dura que se le había puesto. Mi madre le regaló una de las mamadas más maravillosas de toda su vida.

Tío Roberto colocó a mi madre a gatas en la cama, sus anchas espaldas y atlético torso, estaba sudoroso, estaba arrodillado detrás de ella, penetrándola cadenciosamente, mientras le azotaba con fuerza las enormes nalgas. Mi madre gateó hasta alcanzar la vergota de tío Esteban, la sujetó con una mano y comenzó a lamerla con tanta parsimonia, con tanta habilidad que me dejó anonadado. Y me di cuenta que mi tío tenía una verga tan grande que llamaba la atención. Mamá, al sujetarla con su mano, no era capaz de rodearla, de lo gorda que la tenía.

Durante varios minutos mamá siguió lamiendo lentamente la tranca de tío Esteban. Deslizaba su cabecita, de arriba hacia abajo. Se detenía en los huevos. Los lamía también. Y volvía hacia ese capullo descomunalmente grande. Entonces se lo metía en la boca. Lo absorbía. Lo devoraba. Mientras su mano acariciaba diestramente los genitales. Mi tío jadeaba con la cabeza hacia atrás y las manos sobre la cabeza de mamá.

-Que rico me mamas la verga cuñada, que rico me chupas la pinga que todas las noches le meto en la panocha a tu hermana. ¿Qué sientes al tener el garrote que era exclusivo de tu querida hermana?

Mi madre no contestaba, pero arreciaba las mamadas al chorizo de mi tío.

Tío Roberto arreció los embates a sus impúdicas nalgas, provocando que el rostro de mi madre chocara con las gordas pelotas de tío Esteban, batallaba para engullirse los testículos de mi tío o atrapar con sus labios la gruesa barra babeante.

-¡Que buena estás Lala! No sé porqué saliste tan puta, como te encanta el tolete de los machos, tus obscenas nalgotas están destinadas a ser taladradas por las reatas, como te gusta que te perforen el ojete.

Los enormes melones de mi madre oscilaban sin parar de un lugar a otro por el feroz zarandeo de que era objeto. Mi tío la bombeaba fuertemente, sin misericordia a los continuos jadeos de mi madre.

Aferrado a ella de sus caderas, por detrás, tío Roberto, clavaba con su verga a mi madre. El la tomaba por la cintura y era perfectamente visible como su enorme verga se escondía y salía bajo las enormes nalgas de mamá, aunque no era muy claro si su verga taladraba su ano o su vagina. Lo que si era visible era el rostro de placer de tío Roberto quien en su cara reflejaba la maravillosa sensación de sacudir su verga dentro del sexo de mi mamá, y la cadencia rápida con la que su abdomen se mecía contra el gigantesco trasero de mi madre. Colocó su peluda mano en la base de su blanca espalda, mientras con la otra presionaba por la nuca, la empujaba para que se metiera más adentro el chisme de tío Esteban. Mi madre elevó más sus enormes y redondas nalgas, entonces las caderas de tío Roberto, la embistieron agresivamente y comenzó a bombear su culo a un ritmo brutal. Gotas de sudor resbalaban por su rostro, con su cuerpo sacudiéndose de atrás para adelante, con cada acometida, mientras las firmes nalgas de mi madre, recibían su cruel castigo. Mi tío se estremeció, gruñendo fieramente, sacó el mástil del fondo del culo de mi madre, escupía goterones de semen a diestra y siniestra bañando por completo las enormes nalgas blancas de mamá.

Continuará....

rodrigarcia
05-12-2012, 12:36:06
Muy buen avance, gracias chido, a espera de la continuacion

Stone Cold
05-12-2012, 17:08:36
uuufff genial como ha seguido este relato,y al parecer javier no era el unico maricon,los primos tb jajaja.
De todos modos muy bueno y esperando el final

chido666
07-12-2012, 11:57:15
-Así te quería tener putita. –Le dijo tío Esteban-. Con toda mi verga dentro de tú linda boquita. Desde que primer día que te vi he querido cogerte, taladrarte el culote que tienes, mamarte las nalgotas que te cargas… Cómetela toda puta, hasta el fondo, quiero eyacular dentro de ti.


La sujetó fuertemente de la nuca, y se estremeció por completo, movía su pelvis salvajemente, clavándosela hasta el fondo de la garganta, a mi madre se le ensanchó el cuello, las venas se le marcaban y su rostro se puso colorado. Cuando salió la verga de tío Esteban de sus labios, ésta estaba flácida, semi erecta, y completamente limpia. Mi madre sonriéndole, abrió su boquita y le enseño la lengua para que viera que se había tragado toda su leche.

-Eres una puta golosa. Le dijo tío Esteban-.

-¿Mi hermana te la mamá tan rico como yo?

-Y tú. –Le dice a mi tío Roberto-. Tu mujer mueve las nalgas como yo, le metes tu gorda verga en el culo como a mí… Estoy segura que ni siquiera le metes la cabeza en su gordo culo, cuando ya esta chillando, jaja.

-¡Cállate puta! Y mámame la verga, que apenas estamos empezando. A mi esposa, tu hermana, no la metas; ella no es puta como tú, ella es una mujer decente, ella no chupa garrotes, ni se la meto por detrás, para eso están la viejas como tú, las que les encanta que se las ensarten, las que les encanta mamar vergas.

-Jaja. -Rió mi madre-. Luego sujetando ambas anacondas con sus manitas, las sacudió y las miró con impúdica obscenidad-. Tienen razón, a mis puritanas hermanas, solo métansela por delante, como Dios manda. Pero a mí, mamen mi panocha hasta venirme una y otra vez, chápenme le culo, muérdanme las nalgas, métanme su garrote por donde más les plazca, por la panocha, por el culo, derramen sus mecos en mis tetas, en mi rostro, en mis nalgas. -Mamando las vergas de mis tíos con glotonería, añadió-. Para eso tienen a la puta de su cuñada, para que le hagan lo que no pueden hacer a sus mujeres.

Tío Esteban, le abrió sus torneadas piernas y le pasaba su pene por su rajita que se abría como una flor. La envistió con toda su fuerza y ella con los pies en sus hombros, recibiendo todo con gran placer, mientras sus chichotas redondas se mecían con obscenidad. Mientras tío Roberto la estaba follando por la boca literalmente. Era algo alucinante, verlos a los tres en el éxtasis, mi madre con las piernas en el aire como buscando que ese pene entrara mas en su vagina.
Mi madre se introducía la gorda pija en la boca, a la vez que tío Roberto se la metía hasta la garganta. La verga de tío Roberto comenzó a desaparecer dentro de la boca de mi madre. No desapareció toda. Era demasiado larga. Y poco a poco fue saliendo de su boca, con lentitud… Repitió el proceso varias veces más, sin dejar de acariciarle los genitales. Y deteniéndose en lamer lascivamente su capullo cada vez que se lo sacaba de la boca. Después de esto comenzó con mayor rapidez a meterse y sacarse aquella polla de la boca. Cada vez más rápido. Hasta alcanzar un ritmo tan frenético que creí se rompería el cuello. Él le apartó la verga de su boca, y lanzando un prolongado gemido, entrecortado, se agarró la verga y meneándola, le llenó el cuello y el rostro con su leche. Aún con el semen deslizándose hacia sus pechos, mi madre agarró con dulzura su verga aún erecta y se la mamó con delicadezas, saboreando el suculento néctar extraído.

No sé cuantas veces, eyacularon en el cuerpo de mi madre ese día, pero me cansé de mirar, sentía el rostro muy caliente, tenía escalofríos… Por lo que me retiré a dormir nuevamente.

A mis primos les prohibieron que vinieran a la casa, ahora eran mis tíos que todos los días llegaban a la hora en que mi madre tomaba la siesta, se la cogían por largo rato, después, ella sonriente, les daba de comer, luego ellos, se retiraban a trabajar nuevamente.



En este punto Javier interrumpió el relato y se lanzó desaforadamente buscando mi verga que me dolía de lo parada que estaba. Me lo cogí tres veces en esa noche, hasta que nuestros cuerpos sudorosos y agotados, se adormecieron.

La noche siguiente que llegue a su Departamento, me sorprendió que me abriera una hermosa muchacha, de pelo largo, de piel blanca y suave, su maquillaje resaltaban unos hermosos ojos color esmeralda, vestía una blusa blanca y una minifalda de cuadros y calzaba unos zapatos altos de tacón, se le apreciaba una cintura pequeña adornada con un cinto blanco grueso, tenía unas piernas torneadas de infarto, sus labios carnosos estaban pintados de rojo y su sonrisa mostraba una dentadura blanca y cuidada, era como ver una deidad en este mísero mundo, estaba hermosa la condenada. En un principio pensé que era algún familiar de Javier. Cuando se colocó de lado para abrir la pequeña puerta de la jardinera, pude apreciarle unas tremendas nalgas redonditas y paradas.

-Hola, hasta parece que no me conoces. –Me dijo con una voz femenina, suave y sensual-.

-¿He? Disculpe…. –Balbucee tontamente-.

-Jajaja, jajaja. –Rio sensualmente-. Soy Javier, ¿apoco cambié tanto? Jaja.

No lo creía, lo estuve contemplando durante varios minutos, de arriba abajo, parecía toda una putita.

- No pienses, no digas nada, -Me dijo con una vocecita tan erótica que me estremecí-. Solo bésame como si fuera la primera vez Como si fuera la última.

No lo dudé ni un segundo, nos besamos apasionadamente durante varios minutos, luego, tomándolo del brazo, me lo lleve a la recamara casi a rastras. Lo tumbé en la mullida cama y con una parsimonia casi religiosa le fui sacando la ropa a medida que mis labios iban besando todo su suave y perfumado cuerpo.

Me hice adicto al sabor de sus labios, a la ternura con que me contemplaban embelesados sus lindos ojos. Tomé la pequeña botella de aceite aromático de la mesita del buró y lentamente me acaricie mi gorda verga que hinchada parecía querer explotar.

-Cierra los ojos. –Le dije con dulzura-. Y Déjate llevar por el instinto de mi caliente verga. No dejes que el murmullo de la noche distraiga tus sentidos, aflójate para que sientas la calidez que mi tolete.

Coloqué sus torneadas piernas en mis hombros, apunte mi gorda verga en la entrada de su culito y empuje suavemente, la gloria celestial se abría al mismo tiempo que mi tolete traspasaba los pliegues de su esfínter. Nuestras lenguas se enfrascaron en una lucha bestial a medida que mi rifle le perforaba el ojete en una cadencia sensual.

-¿Lo sientes? –Le murmuraba en su oreja-. ¿Sientes lo gruesa que esta, lo hinchada que me la pones? Esta verga es solo tuya, para toda la vida, si así tú lo quieres.

Sus piernas rodeaban mi cintura cuando exploté en su interior. No habían pasado siquiera cinco minutos, cuando nuevamente estábamos en el fragor de las caricias, estábamos ebrios de deseo, nos revolcábamos como dos animales en celo. En un momento dado, el se monto en mi, metiéndose todo mi pene en la boca, su pequeña verga, dura y caliente me rosaba las mejillas, hasta que presuroso abrí mi boca y la atrapé entre mis labios, era el más delicioso sesenta y nueve de toda mi vida. Siento un delicioso cosquilleo que parte de lo más profundo de mis testículos hasta la base de mi cabeza, mi cuerpo empezó a convulsionar y le suelto un río de semen en su boquita, con tanta fuerza que alcanzó a pringarle toda su carita y parte de el pecho antes que le atrapara con sus labios, era tanta mi excitación cuando veo que un chorro de semen sale de la verga de Javi, me abalanzo a tragarlo con desesperación, estábamos los dos tragando el semen del otro al mismo tiempo. Cuando Javi se vino a raudales dentro de mi cavidad bucal, no hice gestos ni arcadas, era el elixir de mi amada, era líquido de la fuente de la vida y el amor… Me los trague por completo, y le deje su penecito, flácido y limpio.

Todos los días, me recibía vestido de mujer, a veces se disfrazaba de enfermera, en otras ocasiones de maestra, en algunas de colegiala, en fin, era un erotismo de la chingada. Pasaron semanas sin que hubiera necesidad de que me contara la historia de su vida.

Una noche, mientras retozábamos desnudos en la cama, sentí que la mano de Javi toco mi mano y la llevo justo sobre su pene, lo tenia duro y calientito. Me besó con frenesí mientras me susurraba:

-¿No quieres saber que se siente? ¿No tienes curiosidad? Tener una verga dura y caliente enterrada en tu culito… Te la quiero meter, quiero que sientas el cielo, lo rico que es, no quiero ser egoísta y ser solo yo, el que disfrute de esta agradable sensación, es otro mundo, se siente riquísimo estar ensartado por una verga rica y jugosa.

chido666
07-12-2012, 11:59:23
Me quede sin aliento, no sabia que decir. El ante mi silencio, me acariciaba y me pegaba su verga entre mis nalgas. Se ungió su pequeña y delgada verga con aceite aromático, luego se lleno dos dedos y me los empezó a pasar por toda la raya de mis temerosas nalgas, para luego meter en mi culito, su dedo medio hasta los nudillos.

-¡Ahhh! ¡Arrgg! Duele –Le dije-. Despacio que por ese agüero no ha entrado nada.

-Relájate mi vida, no tengas miedo y afloja el culito. Ya veras que te va a gustar. –Me decía mientras trataba de meter dos dedos en mi estrecho agujerito-.

Me colocó en cuatro patas, y se posiciono atrás de mí. Sentía su suave pene palpitando de excitación, recorriendo toda mi raya. Mientras me acariciaba la verga que la tenía dura a más no poder. Su miembro erecto empezó a empujar mi adolorido ojete, y sin aviso, me metió de un solo golpe ese hermoso animal dentro de mi apretado culo. Sentí que me faltaba la respiración, que me ahogaba mientras mi rostro se ponía morado.

-¡Ayyyyy, Gueeey! ¡Ya me desgraciaste, cabrón! ¡Ayyyy! Ya me partiste en dos Guevón de mierda, ¡Sacala por favor! ¡Ya no aguanto!

El muy cabrón solo se reía mientras me sujetaba con fuerza de la cintura, y me pompeaba vertiginosamente.

-¡Aguanta! ¡No seas llorón! Vas a ver que después vas a llorar por querer que te coja todo el día y vas a suplicar que no te la saque, jaja. ¡Que rico culito apretado tienes amor! ¡Toma, toma, aguanta mi vida, toma, toma, siéntelo, ¿ves que rico es?

-¡Puf! ¡Duele! ¡Ayy! ¡Sácala! ¡Arg! ¡Puf! –Solo pujaba y me quejaba, Le empujaba con las manos para que se desenchufara, pero el muy ladino, me tenía bien cogido - .

Al parecer no tardo mucho en venirse a raudales en mi adolorido ojete, pero a mi se me hizo una eternidad.

Duré como una semana rozado y caminando zambo y eso que tiene la verga chiquita y flaquita, si no yo creo que ya estaría muerto. Javier todos los días me hablaba pidiéndome que le perdonara. Lo hice después de dos semanas, pero antes le hice prometerle que no volvería a cogerme. Las reglas están bien claras, -le dije-, tu eres la buena, la culona, la mujer bella, la muchacha hermosa de quien estoy enamorado y yo soy el macho, ¿para que andamos experimentando?

Hoy cumplimos tres meses de Novios, fuimos a cenar y a tomarnos unas copas.

-Estoy muy cansado. -Le digo-, en vez de coger creo que mejor nos acostamos ya ¿No crees?

-Claro mi amor. –Me dijo con voz sensual, mientras me recostaba en la cama, sintiendo una rica pesadez-. Por cierto, no te he terminado de contar la historia de mi familia ¿verdad?

Mi hermana se puso más buena. –Empezó a relatar Javier-. Sus hermosas piernas estaban más torneadas, sus enormes melones llegaron a su máximo tamaño y poseía un bonito, redondo y parado trasero. Tenía ya, las tetas más grandes que mi mamá, más no así su trasero, porque las nalgas de mi madre eran de otro mundo.

Con el tiempo nos enteramos que su novio era de dinero, y la visitaba los sábados y domingos, y se quedaban platicando de dos a tres horas. Un día los estuve vigilando a ver si hacían travesuras y lo único que hicieron fue darse dos besos con la boca cerrada. Eran unos aburridos.

Don Pepe se la cogía una o dos veces al mes, la llenaba de regalos, y ella se acostumbro a que le dieran obsequios por sus favores. Mis primos para cogérsela tenían que darle dinero, comida, collares, golosinas o cualquier cosa que para mi hermana tuviera valor. Debían de traer dos raciones, la mayor parte para ella y una pequeña parte para su querido hermanito, para que les eche aguas (Vigile, que no los vea nadie). Por su linda panochita o su ensanchado culito, pasaron las vergas de todos mis primos, uno que otro vecino, y la de muchos, pero muchos jovencitos de la colonia (todos Jóvenes a excepción de don Pepe).

Su fama creció en toda la colonia y diariamente se la cogían tres veces. Una en la mañana, otra a mediodía y la última en la noche… Pasaron meses realizando estas actividades, A veces eran dos o tres los encargados de perforarle sus agujeritos.

Mis primos Rafa y Pancho se habían cogido a mi hermana en el medio día, ahora eran las ocho de la noche, mi hermana estaba adentro de un coche (Estaba descompuesto, le faltaban las ruedas) con dos amigos de mis primos. Me habían regalado una soda y un submarino (pan), para que les echara aguas, no me enteré que les pidió mi hermana a cambio de sus servicios.

Vigilaba que no se acercara nadie, a veces transitaban por ahí la gente, como a 20 metros de distancia… Si se acercaban más, corría y le pegaba al capacete del coche para prevenirlos. Cerca del auto había un poste con una lámpara. Con su luz, alcanzaba a ver las siluetas de mi hermana y los dos muchachos dentro del auto.

Mi hermana vestía una falda de tablones y una camiseta sin sujetador. Por las siluetas, observé como los dos muchachos se bajaban los pantalones hasta los tobillos, sentados en el asiento trasero, con las vergas al aire. Mi hermana se bajó los calzones, se levantó su falda hasta la cintura y se sentó arriba de un muchacho, metiéndose la verga poco a poco, hasta desaparecer, no distinguía si se la metían por su panocha o por su culo. Mi hermana empezó a subir y a bajar sobre la cintura del joven, éste desesperado, le levantó la camiseta dejando al aire sus enormes melones, inmediatamente los comenzó a magrear fieramente, su pelvis se movía frenéticamente de arriba abajo, haciendo brincar a mi hermana, la cual comenzó a jadear y a quejarse, mientras, éste le besaba en la boca. El otro muchacho empezó a mamar los cantaros de carne de Teresa. Segundos después empinaba la cabeza de mi hermana hasta su enorme falo para que se lo mamara. Minutos después se cambiaban de posición y se la trajinaban salvajemente. El coche se mecía lentamente de un lado hacia el otro, mientras en su interior, los sudorosos cuerpos de los muchachos, sacudían a una velocidad vertiginosa su pelvis en las rotundas nalgas de Teresa.

La sesión terminaba, cuando a través de las siluetas, vislumbraba como mi hermana tomaba algo de papel sanitario y se limpiaba cuidadosamente su entrepierna, mientras los afortunados poseedores de su cuerpo, bajaban del auto, sonrientes y satisfechos.

Mi hermana llegaba hasta mí, apestosa a semen, me besaba tiernamente en la mejilla y nos regresábamos a casa. A veces miraba algunas manchas de semen en su sedosa cabellera, otras en su falda, pero lo que más me gustaba era ver sus hermosos dientes blancos, que asomaban perfectamente delineados a través de su radiante sonrisa, satisfecha y llena de felicidad.

Mi hermana crecía, ahora rondaba los 14 años, pero solo en su mente, a causa de su enfermedad porque su edad y su cuerpo era el de toda una mujer escultural, nada de grasa en su abdomen, piernas torneadas, nalgas redondas y paradas y un par de grandes y redondas tetas y una carita de ángel… En verdad eran afortunados los que le taladraban sus agujeros.

Pero todo lo bueno se acaba, un día, que no estaba yo presente, para echarles aguas, mi madre la descubrió, y le puso tremenda paliza que se le quitaron las ganas de andar de güila, como le dijo mi madre. La verdad no sé si fueron los golpes, o la charla que tuvo con ella, ambas lloraron, y al final, felices se abrazaron.


Otro día que recuerdo muy bien, fue cuando estábamos en la casa de mis primos, me habían ordenado que, llegando de la escuela, me bañara y los visitara. Estábamos los tres desnudos. Beto besaba mis nalgas y de vez en cuando me daban unas pequeñas mordidas, me gustaba mucho cuando introducía su lengua en mi trasero. Con sus manos, me abrió los cachetes, y escupió abundante saliva en mi culo, luego escupió nuevamente sobre su verga parada. La apuntó a mi agujerito y me la metió despacio. Sentí un poco de molestia.

-Espera. –Me dijo, extrayendo su caliente verga-. Me voy a poner algo para que resbale mejor.

Fue a la cocina y se untó un poco de aceite en su pito y sus manos aceitosas me las pasó por en medio de mis nalgas, me metió un dedo en mi culito para que el líquido me llegará bien adentro, luego tomó su verga de la base y sacudiéndola eróticamente de arriba abajo, me hizo señas para que me acomodara. Me puse de rodillas en la cama, con las nalgas en pompa y me separe los cachetes.

-¡Que ricas nalgas tienes Javier, blancas y suaves, gorditas como a mi me gustan. Ahora si, primo. –Me dijo- Te voy a meter toda mi verga en tu apretado culito.

Beto deslizaba por la raya de mis blancas nalgas su larga reata, me encantaba lo calientita y suave que se sentía. Luís estaba sentado en la cama con las piernas abiertas, su pinga estaba dura y a escasos milímetros de mi rostro. Impaciente me tomó de la nuca y me la metió en la boca.

chido666
07-12-2012, 12:01:18
Mi culito se abría por completo albergando la larga verga de Beto, sentí, orgulloso, como su pelvis chocaba con mis nalgas.

-Ya tienes toda mi verga adentro de tu culo, primito. ¿Te gusta?

-Si. –Respondí moviendo mi cabeza, con el vergajo de Luís dentro de mi boca-.

Beto comenzó a moverse lentamente, sacando y metiendo su verga, a un ritmo pausado, después fue aumentando el ritmo, con sus manos me apretaba y sobaba mis nalgas.

-Tienes un culito bien sabroso Javi, tus nalgas están bien bonitas, redonditas y paraditas, que rico se siente como resbala mi verga por tus nalguitas y como me la aprietas con tu culito.

Yo tomaba la verga de Luís con la mano, lo saboreaba gustoso, lo enrollaba con mi lengua desde la base hasta su lindo glande, estaba lleno de mi saliva y resbalaba divinamente, a veces lo masturbaba un poco y en otras me gustaba rozarlo contra mis labios y mejillas o sacando mi lengua, lo golpeaba contra ella.

-Chúpame también las bolas Javi. –Me dijo Luís, empujando mi cabeza hacia ellas-.

Le pasé la punta de la lengua, luego me los metía completamente en la boca, para volver a su banano y seguir mamándolo.

La puerta del cuarto se abrió y todos asustados saltamos y nos cobijamos con una sabana, simulando que estábamos acostados, viendo la televisión.

-¿Qué están haciendo cabrones? Jaja –Gritó mi primo Ángel, que venía acompañado de su hermano Pablo-. Les saqué un pedo verdad, se asustaron, jaja.

-Ya ni chingas. –Le dijo Beto-. Deberías de tocar primero. Nos estamos cogiendo a Javier, entre mi hermano y yo, estaba a punto de aventarle los mecos, cuando interrumpieron… Bueno, en lo que estábamos.


Se apartó la sabana, me tomó de la cintura y se colocó atrás de mí, metiéndome de un empuje su larga verga, haciéndome gemir. Luís me abrazó con sus piernas introduciendo su verga en mi boca. Beto comenzó a machacarme con un frenético mete y saca, mientras continuaba con mi mamada sobre el pene de Luís.

-Órale, encuérense para que se lo cojan. –Les dijo Beto a sus primos, Ángel y Pablo-.

Pablo se desvistió rápidamente y colocándose a un lado de Luís, me pidió que se la mamara también. Tenía una verga en cada mano y alternaba mi boca para engullirlas por completo, les pasaba la lengua por sus pelotas, me las metía en la boca, luego las envolvía con mi lengua y recorría desde su base hasta la punta para tragármelas nuevamente hasta el fondo de mi garganta.

-¿Que tal coge? –Le dijo Ángel a Beto-.

-Mira, acércate. –Le contestó Beto, mientras sacaba completamente su rabo de mi colita, luego colocándolo en al puerta de mi agujerito, le dijo. Mira como se la traga, como se le abre el culo. –le dijo mientras empujaba poco a poco-. Ves, me lo aprieta bien rico… Mira, Javi tiene su pito parado, le gusta como me lo estoy cogiendo, le gusta la verga por eso esta caliente, jeje.

No lo había notado, pero si, mi pene estaba duro y grande, no tanto como el de Beto y Ángel pero si muy parecido en tamaño al de Luís y Pablo.

Ángel se bajó los pantalones hasta los tobillos, mostrando una larga y gorda verga morena, se bajo la piel descubriendo la roja cabeza y situándola entre mis labios.

-Chápame la verga, putito. –Me dijo, ronco de la excitación-.

Beto aceleraba los movimientos de su pelvis contra mis adoloridas nalgas. Observé la hermosa reata de mi primo, en la punta sobresalía una pequeña gota cristalina, mientras mi cuerpo era sacudido en un vaivén violento, mis manos en forma automática con una verga en cada una de ellas, masturbaban a mis otros primos. Curioso, pasé mi lengua por el colorado glande, tomando la gota y degustando su rico sabor, deleitándome con el aroma a macho, para luego sin aviso alguno, me lo metía todo en la boca. Durante varios minutos seguí masturbando a mis primos y lamiendo lentamente la tranca de Ángel. Deslizaba mi cabeza, de arriba hacia abajo. Me detenía en los huevos peludos. Los lamía también. Y volvía hacia ese capullo colorado, grande. Entonces me lo volvía a meter en la boca. Lo absorbía y lo devoraba.

Beto gruñía estrepitosamente, acelerando los movimientos, hasta que sacando su chisme me bañaba con su semen hirviente, mis nalgas y mi espalda. Luís tomó su lugar y me metió sin dificultad su verga en mi abierto culo.

Beto, apartando a Pablo le dijo:

-Espera primo, deja que me limpie primero la verga, y después que te la vuelva a mamar.

Ahora tenía en una mano la gorda reata de Ángel y en la otra la larga verga de Beto, chorreante, apestosa a semen y a mi cola, a veces les acariciaba diestramente los genitales y en otras, alternaba las vergas de mis primos, chupándolas como si fueran las mejores paletas que probaba en mi vida. Mientras que Pablo me agarraba las nalgas, me las apretaba y me abría los cachetes, para que Luís, me trituraba sin dificultad, mi tierno culito, con un feroz mete y saca.

Ese era el cuadro que descubrió mi madre cuando intempestivamente abrió la puerta.

Trataba inútilmente de meterme las dos vergas en mi boquita, cuando se escuchó el golpe de la puerta. Mi madre peló sus hermosos ojos verdes, incrédula ante lo que veía, su rostro de asombro se transformó en ira. Mis primos asustados no reaccionaron a moverse, Luís continuaba con toda su verga en lo más profundo de mi culo, Pablo continuaba abriéndome los cachetes de las nalgas y Beto y Ángel seguían con su chisme entre mis labios.

-Pe-pero que le están haciendo a mi hijo. ¡Malditos pervertidos! –Gritó mi madre iracunda-. ¡No ven que el esta enfermo, su mente es la de un niño, cabrones! ¡Suéltenlo desgraciados!

Todos se vestían rápidamente y trataban de salir de la casa, se cubrían con los brazos, los golpes que les lanzaba mi furiosa madre. Asustado recogí mi ropa y me vestí lo más rápido que pude y esperaba llorando, los golpes que me corresponderían.

Cuando quedamos a solas, levantó la mano para golpearme… pero la dejó ahí, arriba. Su mirada de furia se transformó en una mirada llena de ternura. Me abrazó fuertemente, mientras me llevaba a casa, gruesas lágrimas se deslizaban por sus mejillas. Ya en casa se me quedo viendo durante un largo rato y luego, jugueteando con mi cabello me dijo:

-¿Te obligaron? para que te dejaras hacer… Eso.

-No. –Le respondí asustado, en mi lenguaje corporal-.

Se tapó la boca con su mano, ahogando un sollozo.

-¿Porqué mijo? ¿Porque te dejaste? –Me dijo mi madre, en mi lenguaje, moviendo sus blancas manos y sus largos y delgados dedos-.

-Es que soy un maricón, mamá. –Le dije resignado-.

No sabía si mi madre, sonreía o lloraba más.

-¿Porqué dices que eres un marica?

chido666
07-12-2012, 12:03:19
Sin pronunciar palabras, allí estábamos, mi madre y yo, platicando lo sucedido.

-Mis primos dices que lo soy. –Le respondí-, porque al ver mis pompas se les paro su pito, y cuando eso sucede, es porque el dueño de las nalgas, es maricón. Dicen que, solo los maricones tienen las nalgas hermosas, y que yo, las tengo muy bonitas, porque dicen que se parecen a las tuyas.

-¡Eso no es cierto! –Manoteo molesta-. Lo que pasa es que son unos degenerados. Tus pompas están muy hermosas mijo, pero para las mujeres, y no solo tus pompas, eres muy guapo, vas a romper el corazón de muchas chicas.

-Me dijeron que si me metía su pinga en mi boca, y si no me daba asco, significaba que era maricón. Me las metí en la boca y no me dio asco, porque no vomité.

-¡Mienten! Nuevamente mijo. Muchos hombres tienen dudas, a veces hasta que son adultos, deciden su preferencia sexual. Tú lo que sentías era curiosidad. Quiero que comprendas bien lo que te voy a decir… El sentir curiosidad no te hace marica, ni el haber permitido que tus primos te hicieran eso. Pero, no es correcto que los hombres hagan eso. No permitas que nadie te vuelva a tocar, ¿está bien?

-Si. Mamá.

-Y ¿por qué tenías curiosidad? –Me dijo-.

Jamás habíamos charlado tan bien, como buenos amigos, los mejores amigos. Le platiqué lo que mis primos le hicieron a mi hermana, lo que sentí. Le comenté que la vi con mis tíos. Le dije que la espiaba cuando mis primos se la cogían. Mi madre se tapó su sensual boca con los dedos de la mano, asustada. Luego, me aseguró que ella en verdad dormía y nuevamente insistió que mis primos, eran unos pervertidos. Así continuamos conversando por largo tiempo.

Me hizo prometerle que jamás, me dejaría que me cogieran nuevamente, a cambio, ella me prometió que no volvería a coger con mis primos o mis tíos.

Mis primos, a la semana de que mi madre nos descubriera, querían cogerme nuevamente, después, me solicitaban que al menos les mamara la picha, al final me suplicaban que tan solo los masturbara… Pero yo, aún tenía miedo, que mi madre nos descubriera otra vez, así que siempre me negaba. Pero va tanto el cántaro al agua hasta que se rompe.

-Ándale primo, déjame meterte la verga. –Insistía mi primo Pablo-.

-No. ¿Para que insistes? Ya te dije que no soy marica, y ya no voy a dejar que me cojan, ni a mamárselas ni nada. –Respondía manoteando en el aire-.

-Deja te cojo sobre el pantalón, no tienes que quitártelos, nomás quiero apoyar mi verga en tus redondas nalgas.

-Ya te dije que no, no estés jodiendo. –Le dije, molesto, mientras me retiraba-.

-Espérate. –Me dijo, sujetándome del brazo, y mirando hacia todos lados, agregó-. Si me dejas restregar mi verga en tu trasero, sobre los pantalones, yo te jalo tu verga. ¿Qué dices? ¿No quieres que te la jale?

Me quedé helado, no sabía que responder, ya no quería que me tomaran por marica, porque cuando lo hacían, me trataban mal, me hablaban despectivamente, me insultaban y me sentía menos… Ahora me suplicaban, me hablaban bien… Y hasta estaban dispuestos a masturbarme. No tuve tiempo de pensar mucho, Pablo estiro su mano buscando mi pene, cuando lo encontró, lo empezó a sobar sobre el pantalón. Mi cuerpo se estremeció por completo, y mi verga dio un respingo, parándose inmediatamente.

-¡Sácatela! para jalártela.

Me baje el cierre velozmente y la extraje de mis pantalones, estaba dura como la roca, inclinada hacia arriba. Pablo se sacó la suya poniéndomela entre mis nalgas, la guiaba con su mano, pasándomela por la raya de mis nalgas, hasta que encontró el hueco que buscaba y se metió un poco. Con su brazo izquierdo me abrazó de la cintura y con su mano derecha tomaba mi verga de la base y la empezó a mover muy despacio, besándome la oreja me decía:

-Que ricas nalgas tienes, me encanta como se te mete. Mmh, tienes la verga bien bonita y esta bien calientita y suave, se siente rico jalártela. –Me decía mientras arreciaba el movimiento, produciéndome algo de dolor-.

-Jálamela despacio. –Le dije, ante sus caricias inexpertas-. Me duele un poco.

Era una experiencia maravillosa, ahora comprendía porque les gustaba tanto cogerme, si yo sentía riquísimo que mi primo me masturbara, ¿qué sentiría si me la mamara o me lo cogiera?

Me recosté en el pecho de mi primo, cerré los ojos disfrutando del torrente de sensaciones maravillosas que experimentaba mi cuerpo, por un lado su caliente verga tratando de traspasar la tela de mi pantalón mientras bombeaba desesperado mi trasero y por otra, una mano extraña, que no era la mía, me apretaba la verga, me estiraba la piel descubriendo el jugoso glande y lo cubría nuevamente, con una cadencia lujuriosa, produciéndome cosquillas que partían de mis talones y recorrían cada parte de mis piernas hasta llegar a mis suaves pelotas. Pablo me abrazaba mas fuerte, resollaba fuertemente en mi oído, repitiendo frases entrecortadas: “que rico, nalgas, caliente, verga, me vengo”.

Mi cuerpo convulsionó por completo, no sentía los espasmos de Pablo, ni me di cuenta cuando me mancho los pantalones con su esperma, mi vista y todos mis sentidos estaban concentrados en mi verga, que poco a poco se engrosó más, ensanchándose misteriosamente, la mano desconocida seguía con su movimiento rutinario, arriba-abajo, se pronto de la punta, se abrió un ojo, escupiendo torrentes de leche, una y otra y otra vez, parecía una fuente inagotable de leche de hombre, en el suelo se formó un pequeño charco y la mano no dejo de mover mi verga hasta que las ultimas gotas resbalaron por el glande.

-Aventaste un chorro de leche, primo… ¿Te gustó?

-Si. –Respondí desfallecido, moviendo afirmativamente mi cabeza, si mi primo no me tuviera abrazado, tal vez me hubiera caído. Fue maravilloso-.

Mis otros primos, seguían insistiendo en cogerme. Sin decirles lo que hicimos Pablo y yo, les propuse lo mismo, que me restregaran la verga en el culo siempre y cuando me masturbaran… De más esta decir que se negaron, diciendo que ellos no eran maricas.

Con Pablo lo repetí un par de veces más, hasta que noté que su fijación no eran tanto mis nalgas sino mi verga, y aposté un poco más alto. Me negué a realizarlo un par de veces y cuando lo mire desesperado, le dije que si quería restregar su pene en mi trasero debería no solo masturbarme sino mamarme la verga. Se quedó pensando unos minutos hasta que aceptó.

Era maravillosa la sensación de tener unos labios alrededor de mi verga. Era inexperto, a veces me lastimaba con sus dientes, pero su ímpetu lo redimía, me chupó hasta los huevos y sentí un enorme orgullo cuando le bañe la cara con mi esperma, hice que se comiera algo de leche, pero estuvo a punto de vomitar y ya no insistí.

La última vez que lo hicimos fue cuando mis oídos escuchaban incrédulos su proposición.

-Ándale, vamos. –Me decía-. Pero bájate los pantalones para meterte la verga en el culo, si te dejas te la mamo hasta que te vengas y me trago tu corrida.

-Que no. Ya te dije que no voy a dejar que nadie me coja nuevamente.

-Que te cuesta primo, ¿a poco no te gusta?

-No. No me gusta.

-¿No te gustó cuando te mamé la verga?

-Si. Ahí si me gusta, pero a cambio tu quieres cogerme y no pienso dejarme.

-Es más, a la una y una… Yo te meto la verga en el culo, y luego tú me la metes… ¿Qué dices?

Cuando me masturbó fue maravilloso, cuando me chupó la verga fue sensacional, ¿Que se sentiría meter la verga en un culo?

-No sé… -Le dije dubitativo, siempre en lenguaje con señas-. Es que ya no quiero que me cojan.

-Anímate, además nadie se va a enterar, a mi no me conviene decirle a nadie.

-¿Y si yo te la mamo, y luego tú, dejas que te coja? –Le dije, pues no quería que me la volvieran a meter, se lo había prometido a mi madre-.

Se quedó pensando un momento y luego dijo: “Sale, tú primero me la chupas”.

Se quitó los pantalones y la trusa, mientras yo solo me bajaba los pantalones hasta los tobillos. Su verga estaba completamente erecta, la engullí de un solo embiste, la bañe de saliva y procedí a mamársela. Al minuto me apartaba la cabeza.

-Ya, ya. Porque siento que me voy a venir. Ahora sigues tú. Méteme la verga. Cuando termines, me la vuelves a mamar hasta que yo me venga, ¿Esta bien?

chido666
07-12-2012, 12:36:40
-Bueno. -Le dije-.

Sacó de su pantalón un botecito de aceite. (Ya lo tenia planeado y venia preparado, el muy marica) y se lo puso en la cola, se agachó y con sus manos se abría los cachetes de las nalgas. Coloqué mi parada verga en medio de sus nalgas y empuje una y otra vez, el rocé con sus nalgas me estremecía y producía cosquillas a mis huevos. Pero no lograba metérsela. Pablo desesperado, con una de sus manos sujetó mi verga desde la base y la guió hasta su hoyito.

-Ahí primito, empuja y méteme tu vergota.

Empujé y sentí como le abría el ojete a mi primo Pablo, como se lo tragaba, ahorcándolo con fuerza.

-¡Aay! Me duele. –Se quejó Pablo-.

Lo abracé de la cintura y se la deje ir hasta el fondo.

-¡Ajuuum! ¡Uf! Que grande la tienes, me duele, ¡sácala! ¡Me duele!

-Así duele al principio. –Le conforté-. Solo aguanta un poco y vas a ver que ya no te dolerá.

Le deslizaba la verga lentamente, se la sacaba dejándole solo el glande incrustado y luego se la volvía a meter hasta el fondo. Mi primo ya no se quejaba, tenia los ojos cerrados, y comenzó a rotar sus nalgas, metiéndose mi verga el solo. Me mecía sobre mi primo con un movimiento cadencioso y ondulante, me sentía en el paraíso, la presión sobre mi pene era exquisita, deliciosa, un torrente de descargas eléctricas recorrían todo mi cuerpo, desde la nuca hasta mis pompas, miraba asombrado como sus nalgas se tragaban mi pito por completo para luego, con dificultad, extraerlo, lubricado y pringado de manchas color acre, no me importaba el aroma a mierda con que se impregnó la habitación, al contrario, me extasiaba, enervaba, me excitaba. Mi rostro esta hirviendo, mi palo se ensanchó estirando los pliegues del culo de mi primo al máximo, lo sujeté de las caderas con ambas manos, empujando mi pelvis y cerrando los ojos, levanté el rostro hacia el cielo, arqueando la espalda hacia atrás mientras se la metía hasta el fondo, a la vez que le escupía varios trallazos de esperma en el fondo de su desvirgado culito.

La presión de su culo en la base de mi verga hacía que los trallazos salieran a presión y con fuerza. Un chisguete, hasta el fondo de su culo, otro chisguete, igual hasta el fondo, otro más… de pronto, escucho un sonido sordo “Plop” y siento que mi pene se libera bruscamente de la presión. Abro los ojos, y veo a mi primo Ángel, arrastrando de los cabellos a su hermano Pablo.

-¡Eres un maricón de mierda! –Le gritaba enojado-. Le voy a decir a papá para que te meta una golpiza cabrón.

-No, por favor, no le digas nada. –Gritaba llorando mi primo Pablo-.

Mi pene escupió varios trallazos en el suelo. La menee un poco hasta que la última gota se desprendió del glande. Lentamente subí mis pantalones y salí de ahí sin que nadie lo impidiera.

….

Javier estaba de rodillas arriba del sillón sus torneadas piernas rodeaban mi cintura. Las nalgas blancas a perladas de Javi subían y bajaban a una velocidad endemoniada, me cabalgaba fieramente, toda la larga y dura estaca se le introducía sobre su perforado culito, jadeaba con lujuria, mientras me besaba toda la cara.

-Carlos, ya me voy a venir, ya puedes eyacular papito, eyacula en mi interior, riégame con tu esperma, así querido, así… ¡Que rico!...

Era por demás, así estuviera muerto de cansancio, Javier se las arreglaba para todas las noches le taladre su estrecho agujerito trasero.

Estaba fumando un cigarrillo, mientras Javier arreglaba la cama para dormir.

-Javi, ¿Nunca te cogiste a tu mamá o a tu hermana?

-No… A mi mamá nunca, pero a mi hermana si me la cogí.

Si. Fue después de cogerme a mi primo Pablo, fue una noche que hacia frío, se acostó en mi cama a dormir. Al tenerla abrazada, me di cuenta que mi pene estaba en contacto con sus nalgas, mi pene automáticamente se paró, estuve unos minutos restregando mi pene en su raya, después, le baje su calzón lentamente para que no despertara y se lo coloqué en medio de sus prietas nalgotas, se sentía un calorcito agradable, el saber que estaba realizando algo prohibido, me excitaba sobremanera. Sujeté con mi mano, la base de mi verga y metiéndosela, buscaba afanosamente la entrada de su culito.

-Hermanito. –Me dijo, Teresa en voz baja, sobresaltándome-. ¿Me quieres coger?

-¿Te desperté? –Le dije asustado-.

-¡A chinga! ¿Hablaste o fue mi imaginación?

-Desde hace dos semanas que puedo hablar, pero no le digas a nadie, y a mi mamá menos.

-¡A chinga! Y ¿por qué?

Estoy buscando un buen momento para decirle que ya puedo hablar, pero no lo encuentro aún, además me cansa mucho hablar, me es más fácil comunicarme como siempre con señas.

chido666
07-12-2012, 12:40:01
-¡Ah, bueno! Y si, estaba despierta desde hacer rato, antes de que me bajaras el calzón…

-¿No estas enojada?

-No… Y pues, eres hombre, es natural que quieras cogerte a las mujeres, y como soy la única con la que pasas más tiempo… Además ya me has visto muchas veces coger, es normal que también tú quieras hacerlo… ¿Quieres cogerme?

-Si. Ábrete las nalgas para metértela por la cola.

-No. Es mejor por delante. –Me dijo. Mientras se daba vuelta, colocándose boca arriba, y abría sus torneadas piernas-. Ponte en medio de mis piernas y métemelo por aquí. –Me dijo señalando su raja-.

-Me gusta más por atrás. –Le dije-.

-Que es mejor por aquí… Yo se lo que te digo. Además puedes besarme las chiches.

Me situé en medio de sus piernas, observe su raja abierta y su triangulo de vellos negros, ya que tenia varios días sin depilarse. La vista de su panocha, no me excitó en lo más mínimo, pero mi poca experiencia me decía que si experimenté un enorme placer al meter mi pene en el culo de Pablo, el hacerlo por la raja de mi hermana sería la gloría, además me llegaron como ráfagas las imágenes de los rostros de mi primos, de Don pepe y de todos los que se habían cogido a mi querida hermana; rostros lujuriosos, que denotaban la tremenda satisfacción que les producía meter su chisme en la panocha de Teresa.

-Mámame las chiches hermanito. –Me susurró Teresa-.

Mis manos tomaron las enormes montañas de carne y sus largos pezones me miraban desafiantes, me metí uno en la boca y lo saboree, lo enrollé con mi lengua y luego lo succioné con fuerza, no le encontré ningún sabor, procedí a morderlo con delicadeza, era como mamar una diminuta verga, me gustaba como se mecían sus enormes chiches cuando las presionaba con mis labios. Luego alternaba un pezón dentro de mi boca y luego el otro, mi hermana jadeaba, metí mi cabeza en medio de la raya que formaban sus dos tremendas tetas y chupé con deleite la redondez de su busto.

-¡Que rico hermanito!

Mi pene estaba duro y pegado a mi ombligo, lo coloqué en la entrada de su raja, un embriagador calorcito lo envolvió, y se la enchufé hasta el fondo, un líquido caliente hizo que se deslizara con facilidad, mi hermana gimió de placer.

-¡Um! Se siente tan bien. Muévete más rápido.

Comencé a sacar y meter mi verga en esa cálida y lubricada cavidad, era agradable la sensación pero yo me imaginaba algo mejor. La vista de sus torneadas piernas alrededor de mi cintura, su monte de Venus en mi entrepierna no me llamaban la atención aún. Solo el bamboleo de sus enormes pechos me prodigaba una suave excitación. Ella disfrutaba mucho pero yo no, y se lo hice saber.

-Teresa. Me gustaría más si te la meto por la cola.

-Está bien. –Me dijo, resignada-.

Se puso de rodillas con sus redondas nalgas en pompa. Al verla en esa posición engrosó más mi pene. Lo situé en la entrada de su culito y con la lubricación que tenía de su chochito, se la empotré hasta el fondo, hasta que mis testículos chocaron con sus nalgas. La presión de culito, no era tan fuerte como la Pablo, pero el verla empinada me excitaba mucho, me comencé a menear suavemente al principio hasta que tomé velocidad, agarrándome sobre sus caderas, metía y sacaba mi verga del fondo de su hoyito, hasta que las cosquillas que recorrían toda mi columna, me avisaban que eyacularía, se la saqué y cuando me disponía a bañarle sus prietas nalgas, mi hermana se giró violentamente, introduciéndose mi verga en la boca, de mi pene salieron expulsados tres o cuatro chisguetes de esperma, las cuales devoró golosa, hasta dejármela limpia.

-¿Te gustó? hermanito. –Me dijo, sonriente-.

-Mucho. –Le dije-. Estuviste maravillosa.

Me dio un beso en los labios. Cuando me acosté a dormir, sentí que la cama se movía, al voltearme, observé a mi hermana con su mano en su entrepierna, se metía un dedo velozmente en su rajita y con otra mano se estiraba el pezón con fuerza, estuvo así unos minutos, hasta que de repente se desvaneció, se restregó ella misma las piernas por unos segundo y después se durmió.

Lo repetimos dos noches más… Hasta que mamá la descubrió con los muchachos de la colonia, fue cuando charló con ella, y ya no volvió a dormirse en mi cama. Nunca jamás, volvimos a coger, y ella en cierta forma, me agradecía que nunca se lo pidiera.

Continuará....
Chido666

chido666
07-12-2012, 13:49:13
Vamos darle fin a este relato de una vez por todas
Chido666


Estaba en el patio jugando, cuando se escuchó una fuerte algarabía, corrí hasta la calle y descubrí a varias personas haciendo una rueda, me acerqué como pude y asustado miraba como mi madre se trenzaba a golpes con mi tía Ernestina. Mi madre llevaba un vestido de seda, que le llegaba a la mitad de sus torneados muslos y una blusa azul escotada, corta, con la cual mostraba su sensual ombligo. Mi tía traía unos pantalones de mezclilla y una camiseta de fútbol. Ambas se sujetaban de los cabellos y se zarandeaban con fuerza. Luego ambas rodaron al suelo, el vestido se le subió a mi madre hasta la cintura mostrando a los mirones su mini calzón rojo, que solo le tapaba la pelambrera, pero sus nalgas estaban al aire para beneplácito de los mirones.

Mi madre a base de fuerza se montó sobre mi tía, con sus rodillas le inmovilizó los brazos abiertos de mi tía, y sujetándola por los cabellos, la propinó varias cachetadas. Mi tía estaba a punto de rendirse, cuando su hermana, mi tía Gloria, tomando la cabellera de mi madre por la parte de atrás, se la quitó de encima. Como mi tía Ernestina la tenia agarrada de la blusa, esta se rompió al estirarla mi tía Gloria, quedó hecha jirones. Para cuando mi tía Gloria arrastraba a mi madre, a ésta, de la blusa ya no quedaba nada, solo le tapaba el busto el sujetador.

Revolcándose, mi madre logró levantarse y sujetar a tía Gloria de los cabellos. La tumbó y ambas rodaron por los suelos. Tía Ernestina, le ayudó a tía Gloria y trataba de sujetar a mi madre por las piernas, en el forcejeo le deshizo la falda. Mi tía por fin logró sujetarla de las piernas, instalándose en medio de ellas.

Mi madre estaba trenzada con mi tía Gloria de los cabellos, mi tía Ernestina le sujetaba las piernas y se las mantenía abiertas. Algunos vecinos que estaba mirando, ya tenían una tremenda erección al ver como mi madre mostraba sus enormes nalgas y por la parte delantera se le escapaban algunos vellos de su entrepierna.

-No sean montoneras. –Les gritaba mi madre a sus hermanas-. De a una por una, viejas fodongas.

-Te vamos a dar un escarmiento cabrona. –Le dijo mi tía Ernestina-. Para que se te quité lo puta y no te metas con nuestros maridos.

-¡Encuérenla! ¡Que la desnuden! Gritaban excitados algunos vecinos, ocultándose entre la muchedumbre.

-Mis tías al ver que así se ganarían a la gente, le arrancaron a tirones el sujetador y los calzones, hasta que la desnudaron por completó.

-¡Que belleza! –Gritaban unos, al ver el cuerpo desnudo de mi madre-. ¡Que nalgotas tiene! –Gritaban otros-. Esta bien buena.

-Tiene el cuerpo de Puta. –Les gritaban mis tías a la muchedumbre-.

Mi madre, se zafó como pudo, dando varias patadas en el rostro a tía Ernestina. Y se montó sobre tía Gloria, trenzándose a golpes las dos.

Uno de los mirones intervino, abrazando con un brazo a mi madre por la cintura y con la otra mano le magreaba las chiches. Le restregaba su pene erecto en las enormes y redondas nalgas desnudas de mi madre, diciéndole con voz apenas audible:

-Tranquilas, ya basta.

Mi madre se tranquilizó un poco, pero tía Ernestina al ver su rostro lleno de sangre, se le fue a golpes a mi madre, que no pudo defenderse bien al tenerla agarrada el sujeto. Se trenzaron nuevamente a golpes, hasta que otros dos hombres la separaron. Pero solo querían manosear a mi madre, se peleaban por sujetar a mi mamá, ésta pasaba de unos brazos a otros, siendo magreada por ellos. Uno de ellos la agarró las dos tetas, magreándoselas descaradamente, con sus manos, las sujetaba como pesándolas y luego asiéndolas por los pezones, se las estiraba y se las rotaba en círculos, mientras desvergonzadamente movía su pelvis sobre el trasero de mi madre, como si estuviera cogiéndosela, se reía a carcajadas. Mi madre se dejaba magrear unos segundos, después se revolvía hasta zafarse, para luego caer en otros brazos masculinos. Este otro, le acariciaba el coño y le apretaba las enormes nalgas, mientras chupaba los pezones erectos de mi madre. Mientras mis tías aprovechaban cualquier descuido para golpearla en el rostro.

Mi madre por fin se escapó de sus acosadores, para volver a enfrentarse con tía Gloria. Un golpe de mi madre, y la nariz de mi tía, estalló en sangre. Tía Ernestina la tomó de la nuca y tumbó a mamá. Colocó sus rodillas arriba de sus brazos sujetándola, mientras tía Gloria la tomaba de los tobillos, le abría las piernas y le doblaba el cuerpo hasta colocar cada una de sus piernas a un lado de su cabeza. El color rozado de la raja de su panochita y el agujero de culo, quedaron a la vista de todos.

-¡Suéltenme desgraciadas montoneras! –Les gritaba mi madre-. Me las van a pagar, cuando las agarré de a una por una.

Tía Gloria la golpeaba en la cara, hasta romperle la nariz. Se hizo un silencio sepulcral, la mirada lujuriosa de los hombres se tornó siniestra, se sobaban el paquete de su entrepierna descaradamente, se miraban unos a otros, las mujeres presintiendo cosas peores, se retiraron llevándose a los niños. Pronto quedamos solo mis tías, yo, y cuatro hombres lascivos.

Lloraba en silencio, asustado, al ver el rostro sangrante de mi madre. Me oculté entre los coches. Mis tías al ver a los hombres, les gritaron.

-¡A esta puta la encontramos cogiendo con nuestros maridos! ¡Le gusta coger con hombres ajenos! ¡No le importó enredarse con los esposos de sus hermanas! A ver, quien es macho que le mete la verga… Nosotras aquí se la detenemos.

Uno de los hombres se sacó tremenda verga, gruesa y larga, hincándose entre las piernas de mi madre, la guió hasta la entrada de su panocha, apuntó y empujó su pubis con sus caderas fuertemente, al parecer tenia la verga muy gorda, porque no entró por completo. Desesperado, sujetó su grueso falo con la mano y lo rotaba circularmente, tratando de agrandarle la raja. Intentó nuevamente sin éxito.

-¡No! ¡Desgraciado aprovechado! ¡Suéltame maldito! –Les gritaba furiosa mi madre-. Luego les gritó a sus hermanas. ¡Desgraciadas! ¡Malditas sean! ¡Me las pagaran!

No le entraba la gruesa verga del fulano. Éste la sacó, se escupió el pene, luego, escupiendo el conejito de mi madre, se la metió, ahora sí, hasta el fondo, hasta que chocaron sus peludos huevos en las nalgas de mi madre.

-¡Ayy! -Gritó mamá-. Maldito, ya me la metiste toda.

La zarandeaba con fuerza, chocando su pubis contra la panochita de mamá. Luego, con fuerza, le dio vuelta, hasta colocarla de rodillas. Con el forcejeo apartó a mi madre de mis dos tías. El otro sujeto, acercándose, le metió todo su chisme en la boca, mientras el otro, bombeaba con fuerza sus enormes nalgas.

Mamá, lloraba humillada. Mis tías asustadas, corrieron a sus casas, abandonando a mi madre a su suerte. Cuando en ocasiones, le sacaba la verga de la boca, mi madre les suplicaba que la dejaran, pero estaban demasiado excitados para complacerla.

Primero fue, el que le bombeaba el trasero, quien se derramó abundantemente sobre las blancas nalgas de mi madre. Luego, casi instantáneamente, el que la follaba por la boca, escupía toda su esperma, mi madre cerró su labios, y aunque volteaba el rostro, el hombre la sujetó con fuerza de sus cabellos, hasta vaciarse por completo en su carita.

Al terminar, siguieron los otros dos. Tomando un lugar cada uno, uno por delante y otro bombeándole sus aterradas nalgas. Por fortuna los cuatro, duraron pocos minutos, tal vez por que estaban demasiado excitados, o por lo peligroso de la situación.

Mi madre llorando se fue a casa, tomó un baño y se durmió.

chido666
07-12-2012, 13:53:33
Al día siguiente, temprano se baño, se miró al espejo, y con unos lentes, trató de ocultar su hinchado rostro. Salió hacia su trabajo.

A los pocos minutos, se escuchó un ruido. Me asomé, y era don Pepe abriendo la puerta.

Mi hermana dormía plácidamente. Don Pepe se desnudó, contempló a Teresa mientras se estiraba la piel de su gruesa verga colgante, su voluminoso estomago lleno de vello entrecano, le dificultaba el movimiento.

Cuando mi hermanita despertó, don Pepe, estaba engolosinado mamando el chumino de Teresa. Mi hermana le apartó como pudo.

-No. Don Pepe, déjeme, no me toque.

-Mira lo que te traje. –Le dijo Don Pepe, mostrándole un precioso reloj -.

-No quiero nada. –Le dijo Teresa-. Y quiero que se vaya de mi casa.

-Y ahora ¿que mosca te picó?, ¿Que tienes?

-Nada. Solo que ya no voy a dejar que me cojan. Ya voy a casarme con mi novio y, necesito portarme bien.

Don Pepe tenía su rabo completamente tieso.

Pues a mi, me vale un carajo, si te casas o no, pero lo que es esta verga. –Dijo meneando su cipote con fuerza-. Seguirá machacando tu panochita, quieras o no.

-No. No y no, no quiero, váyase por favor.

Don Pepe se abalanzó sobre mi hermana, forcejaron unos minutos.

-¡Ya don Pepe! ¡Suélteme por favor! ¡No me coja! ¡No me meta su verga! ¡Déjeme! –Le gritaba mi hermana-.

-Ahora, por rejega, te la voy a meter por el culo –le decía don Pepe mientras forcejeaban

La fuerza del viejo dueño de la vecindad se impuso, puso a mi hermana de rodillas, con una mano, sujetaba su nuca contra la cama, mientras con la otra, sujetaba su gruesa verga, y buscaba el agujero trasero, se escupió la anaconda, y se la metió sin miramientos.

-¡Ay! Don Pepe, ¡me duele mucho! Sáquela por favor, no esta lubricada, me esta partiendo el culo.

Sus gritos, me taladraban los oídos, me tapé las orejas con las manos. Estaba muy asustado, nunca había visto así a don Pepe.

-¡Cállate putita! Si bien que te la he metido otras veces.

-Me arde mucho, antes se ponía aceite. Por favor ya no me coja.

Don Pepe, inconmovible a las suplicas de Teresa, zarandeaba el trasero de mi hermana salvajemente.

-Que rico me aprietas la verga, tienes el culo más cerradito.

El viejo, sacaba hasta la punta su gruesa y enorme verga del culo de mi hermana, para luego, en forma brutal, volver a encajárselo hasta el fondo.

Armándome de valor, llorando asustado, tomé la escoba, y le di con ella en la espalda, al viejo abusador.

-¡Suéltela don Pepe!, suéltela. –Le grité-.

Me la quitó fácilmente, mientras me gritaba.

-Lárgate de aquí, maldito marica, y no estorbes, o te la meto por el culo a ti también. -Me dijo, mientras me aventaba, y caía al suelo estrepitosamente-.

-¡Ay! ¡Maldito viejo, me esta partiendo el culo con su vergota! -Gritaba mi hermana-. Por favor, don Pepe, ya no me coja, me esta doliendo mucho, en verdad, me esta agrandando mi agujerito, tenga piedad, por favor.

El dueño de la vecindad, inclemente, arreciaba sus movimientos, le excitaban los gritos suplicantes de Teresa. Agarraba las nalgas de Teresa y le abría los cachetes, mirando extasiado como se le metía su gruesa verga por el estrecho agujero de su culito, y sin aviso, contorsionándose, eyaculaba con fuerza en el interior de mi hermana.

-Pero ¿qué diablos le pasa? ¡Viejo degenerado! –Gritó mi madre, quien apareció de pronto en la puerta de la casa. La pobre había desistido de ir a trabajar por lo hinchado que tenia el rostro y regresaba a casa a descansar, encontrándose con este desastroso cuadro-. ¡Suéltala desgraciado! O juro que te mato.

Don Pepe saltó de la cama asustado, y diciendo frases entrecortadas, disculpándose, se vestía velozmente, hasta salir huyendo de la casa.

Mi hermana llorando, abrazó a mi madre, luego ambas abrieron sus brazos para abrazarme y lloramos los tres desconsoladamente por largas horas.

Mi madre denunció a don Pepe a las autoridades. Le hicieron muchas pruebas a mi hermana, pero la prueba, que refundió al viejo por muchos años en la cárcel, fue ver, el ano desgarrado de Teresa, y las pruebas de ADN, en el semen encontrado en el interior de su culito. Descubrieron que mi hermana tenía un mes de embarazo, y la niña era hija de Don Pepe.

También, denunció a los que la violaron, la noche que se peleo con mis tías. A estos no les dieron muchos años, pero si se pasaron un buen tiempo tras las rejas.


Mi madre asesoró a mi hermana para que cogiera con su novio (como ya había dicho padece Síndrome de Down, pero es muy buena persona, quiere mucho a mi hermana y sobre todo es riquillo). Meses después se casaban, obligados por mi madre, al asegurar que Teresa estaba embarazada por culpa de él. Tiempo después, nacía mi sobrina Araceli, una preciosa niña, que mi madre aseguraba era siete mesina.

Por otra parte, mi mamá, nuevamente se trenzó a golpes con mis tías, pero esta vez, se peleó con ellas, una por una. Las buscó cuando estaban solas. Las golpeó con furia hasta sacarles sangre del rostro, las encueró, y las correteó, varias cuadras, para que todo el vecindario las viera desnudas.

Creo que, en vez de que se deleitaran la vista, al ver a tus tías desnudas. –Decía mi madre-. Los torturé, son unas fodongas, tienes las nalgas gordas y sus lonjas no dejaban apreciar su conejo, jaja.

Mi madre jamás, nunca les dirigió nuevamente, la palabra a mis tías. Pero se siguió cogiendo a sus cuñados. La descubrí cogiendo con ellos, cogiendo con los vecinos, y con uno que otro desconocido.

Como ella no cumplió su palabra, pues yo tampoco, así que cada que había oportunidad mis primos me cogían y a escondidas sin que nadie se enterará me cogía a mi primo Pablo.

Un día en un golpe de suerte, mi madre se ganó la lotería. Nos cambiamos de casa, a una colonia nueva y alejada… Esta es la historia de mi familia.



Nos liamos a besos e hicimos el amor toda la noche.

Cuando Javi, se operó para tener unas bonitas tetas redondas y paraditas, fue que conocí a su hermana y a su madre en persona. En Verdad eran muy hermosas… No sé si lo que me contó Javier sobre ellas fue verdad, yo creo que no, porque su hermana no tenía trazas de estar enferma, si estaba casada con Hugo, una persona con Síndrome de Dawn, pero de tonto no tenía nada. Además vestían elegantemente, eran muy educadas y refinadas, nada que ver a las arrabaleras que me describió Javi en su cachonda historia.

Con el tiempo me casé con Javi. Todas las noches antes de hacer el amor me cuenta historias calientes, es mi Sherezada de las mil y una noches.

Colorín colorado, y cogieron felices por siempre.

Fin

Si no les gustó el realto, pues NO comenten.
Pero si, si les gustó...Comenten, sus comentarios
es lo que nos motiva a seguir escribiendo.

Autor: Chido666

DO MAYOR
07-12-2012, 15:50:24
Fiferente , pero bueno y hasta pics, si asi es la hermans , hasta yo

Stone Cold
07-12-2012, 21:43:05
Buena men,de principio a fin fue un excelente relato, y ojala proximamente tenga otra historia.

rodrigarcia
07-12-2012, 23:24:25
muy buen relato, dio gusto leerlo, gracias chido

garca1
08-12-2012, 09:07:30
continue la historia

garca1
08-12-2012, 09:08:19
continue con la historia ....

chido666
18-12-2012, 17:24:20
continue con la historia ....

Ya esta terminada,

Con la boda de carlos y Javier y la frase cogieron felices por siempre.

Saludos.

Chido666

theshadowmose
06-08-2016, 11:00:21
que excelente historia, y que mujersota.

Herman0511
08-08-2016, 22:12:30
Excelente relato bien manejado de tiempo e interaccion y ademas complementado con fotos

corsario
15-10-2016, 18:24:32
Es una historia rara pero está buena...

Adonay198
25-01-2018, 00:03:24
Woow que hermosa y exitante historia me encanto muchas felicodades espero y relates mas hostorias como estas....suerte.

karlosdonoso16
21-02-2018, 16:02:45
Esta excelente y bueno este relato, sigue escribiendo asi!!!