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Ayudante De Santa
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Los mejores licores
James91
23-09-2012, 08:19:18
Dios y Abraham Lincoln


Abraham Lincoln fue el décimo sexto presidente de los Estados Unidos y el primero del Partido Republicano. Durante su mandato fue que estalló la Guerra Civil. Dentro de sus mayores logros fue el introducir medidas que propiciaron la abolición de la esclavitud.

Las reflexiones de Lincoln sobre el papel de Dios en la historia de los Estados Unidos de América se exhiben permanentemente sn su monolito. Del lado izquierdo de la estatua, inscrito en el muro, está el discurso de Gettysburg. Este discurso es de sólo 267 palabras (en inglés), pero concluye con la percepción que Lincoln tenía en cuanto a la relación de Estados Unidos con Dios: “Aquí resolvamos noblemente que estos fallecidos no han de morir en vano; que esta nación, bajo Dios, tenga un nuevo nacimiento de libertad.”

El segundo discurso inaugural de Lincoln, considerado por algunos como el más sobresaliente, está inscrito en el muro del lado derecho de la estatua. Este discurso es de 703 palabras, pero menciona a Dios catorce veces y dos veces cita la Biblia. Aquí Lincoln reflexiona que el curso de la Guerra Civil no fue controlado por el hombre, sino por el Todopoderoso, cuyos propósitos eran distintos que aquellos de los dos grupos en el conflicto:

“Cada uno (de la Unión y los confederados) buscó un triunfo más fácil y un resultado menos fundamental y asombroso. Ambos leen la misma Biblia y oran al mismo Dios y cada uno invoca su ayuda contra el otro. Puede parecer extraño que los hombres se atrevan a pedirle a un Dios justo ayuda para partir su pan con el sudor del rostro de otro hombre; pero no juzguemos, para no ser juzgados. La oración de los dos no pudo ser respondida y la de ninguno de los dos lo fue enteramente. El Todopoderoso tiene sus propósitos.”
Como se puede leer, Lincoln lamenta la destrucción causada por la guerra civil y urge a los compatriotas estadounidenses a “no juzgar para no ser juzgados”. Lincoln culminó su discurso apelando al amor para curar las heridas de la guerra:

“Sin malicia hacia nadie, con amor para todos, con la firmeza en el derecho que Dios nos da para ver lo justo, luchemos para terminar la obra en que estamos, curar las heridas de la nación, cuidar de los que libraron la batalla y de la viuda y del huérfano de aquel que cayó y hacer todo aquello que pueda lograr y abrigar una paz justa y duradera entre nosotros y con todas las naciones.”
Abraham Lincoln dependió del poder de la divina Providencia para guiar a la nación por cuatro largos años de una guerra que cobró las vidas de 620,000 estadounidenses. El 6 de octubre de 1862, Lincoln escribió:

“Si mi voluntad se hiciera, esta guerra nunca hubiera comenzado. Si se me hubiera permitido hacer las cosas a mi manera, esta guerra hubiera acabado antes que todo esto aconteciera. Pero vemos que aún continúa; y debemos creer que Él permite todo esto por algún sabio propósito suyo, misterioso y desconocido para nosotros; y aunque con nuestro limitado entendimiento no podamos comprenderlo, no podemos sino sólo creer, que Aquel que hizo el mundo aún lo gobierna.”

En una cena en la Casa Blanca durante la guerra, el clérigo que ofreció la bendición concluyó con este pensamiento: “El Señor está de parte de la Unión”, a lo cual Lincoln le respondió: “No me preocupa tanto eso, porque sé que el Señor siempre está de parte de lo justo. Pero es mi constante ansiedad y oración que yo y esta nación estemos de parte del Señor”.

Anteriormente a eso, la viva dependencia de Lincoln en Dios se registra en una historia que le contó al General San Sickles que había participado en la batalla de Gettysburg:

“Bien, te diré como fue. En lo recio de la campaña allí (en Gettysburg) cuando todos parecían estar en pánico y nadie sabía qué iba a pasar, oprimido por la gravedad de nuestros conflictos, fui a mi habitación un día, cerré la puerta y me puse de rodillas ante el Dios Todopoderoso e hice oración intensa a Él por la victoria en Gettysburg. Le dije que esa guerra era de Él y nuestra causa Su causa, pero que no podríamos soportar otro Fredericksburg o Chancellorsville… Y después de eso, no sé cómo fue ni puedo explicarlo, pero una dulce calma inundó mi alma. El sentir que vino sobre mí fue que Dios había tomado toda aquella cuestión en sus manos y que las cosas saldrían favorables en Gettysburg y por esa razón no temía por ti. (5 de julio de 1863)”

En el mes de noviembre seguido a la Batalla de Gettysburg, el mismo mes del discurso de Gettysburg, Lincoln proclamó que el último jueves de noviembre de allí en adelante sería apartado como el día de Acción de Gracias (Thanksgiving Day). Muchas días de acción de gracias había sido proclamados por presidentes anteriormente, pero esta proclamación fue la que finalmente estableció el feriado nacional que se celebra anualmente. Lincoln explicó:

“Me pareció bien y apropiado que estos (los dones de Dios) sean solemnemente, con reverencia y agradecimiento, reconocidos con un solo corazón y una sola voz por todo el pueblo estadounidense. Por lo tanto, invito a mis conciudadanos en cada lugar de Estados Unidos, en alta mar o residiendo en tierras extranjeras, a que aparten y observen el último jueves de noviembre como un día de acción de gracias y alabanza a nuestro benevolente Padre que Mora en los cielos. (3 de octubre de 1863)”
Un año después, al recibir una Biblia como obsequio de un grupo de afroamericanos de Baltimore, Lincoln ofreció estas palabras de agradecimiento:

“En referencia a esta gran Libro, debo decir que es el mejor regalo que Dios ha dado a los hombres. Todo lo que el buen Salvador dio al mundo fue comunicado a través de este Libro. Sin él no sabríamos distinguir lo correcto de lo incorrecto. Todo lo deseable para el bienestar del hombre, para esta vida y el más allá, se encuentra descrito en él. A ustedes les expreso mi más sincero agradecimiento por venir elegantemente acompañados del gran Libro de Dios que aquí me presentan. (9 de setiembre de 1864)”

Tomado del libro Rediscovering God in America, escrito por Newt Gingrich y publicado por Thomas Nelson, Inc.
Editor Agenda de Dios: Olman Rímola