PDA

Ver la Versión Completa Con Imagenes : una noche swinger


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
dekert
15-02-2012, 14:32:46
UNA DELICIOSA NOCHE SWINGER

Esa mañana amanecí muy cansada. Definitivamente, la noche anterior había sido indescriptible y agotadora. Entonces, acostada aún en mi cama, cerré los ojos y comencé a recordar lo que había vivido horas antes: El placer infinito de probar las mieles de una figura femenina.

Recordé cómo, Marcos, mi mejor amigo pasó a recogerme a mi trabajo. Por años le había tenido ganas, pero por cosas de la vida no había podido disfrutármelo, así que inconscientemente y sin querer, comencé a inspeccionarlo de arriba abajo, mientras buscábamos un lugar donde tomar algo. Sus torneados brazos, su bronceada piel y el enorme bulto que se asomaba por su pantalón me embelesaron por un momento, “Qué rico estaba pensé”. De pronto, una súbita propuesta me sacó de mi pensamiento: “¿Qué tan de mente abierta eres?”, me dijo, inmediatamente le respondí -“Un poco por?”, -“Bueno, este…quisiera que fueras conmigo a un lugar que hace poco conocí”, y me pasó una tarjeta en la que estaba una chica mostrando sus redondas y bien formadas tetas con un letrero que decía “Salas múltiples, para parejas, swinger, ricas fiestas sexuales”.

Nunca imaginé que ese lugar quedara en una zona tan concurrida. Una oscura entrada, disimulada por un amplio pasillo, me introdujo a un recinto cerrado. Una pequeña recepción y el joven que atendía, sin preguntarnos nada acertó a decir que la fiesta ya había comenzado, pero que era necesario que nos desnudáramos.

Entramos a un pequeño cuarto, donde colgamos la ropa. Al salir al otro lado, la ansiedad me mataba. Mi amigo entre la penumbra, se me había perdido. Aún así seguí adelante.
Todo estaba tan oscuro que no podía ver ni mis manos, dos pasos más y sentí un piso acolchado. Una regla del lugar era no hablar en voz alta ni llamar a nadie. Me sentía intimidada.
De repente, sentí una mano que comenzó a bajar hacia mis nalgas. La caricia me tomó por sorpresa. Comencé a mojarme.

Una voz suave me susurró al oído: “¿Te molesta si sigo?”, Quien me estaba produciendo ese placer era una chica. Mi gusto aumentó cuando comenzó a acariciar mi clítoris, como sólo una mujer sabe hacerlo, mientras tanto con su lengua lamía mis tetas desenfrenadamente.

Estaba llegando al orgasmo cuando sentí que comenzaba a bajar. Quería probar mi jugosa concha. La excitación me mantenía inmóvil, de pie en el centro del cuarto. El no poder ver nada me limitaba a imaginar la situación.
Cuando creí que no podía estar más complacida, sentí cómo por detrás manoseaban mis tetas. Esta vez eran unas manos ásperas y fuertes. La sensación era indescriptible. Ella comiéndose mi conchita, mientras que una verga intentaba desesperadamente encontrar su refugio.
De pronto, mi chica dejó de lamer mi cuquita, lo que la dejó lista para que mi anónimo amante introdujera su impaciente verga. Me agaché, dejando mi cara a la altura de los senos de la chica. Ella, cogiéndome suavemente de mi rubio cabello, me dirigió a sus protuberantes senos. Ahh, que delicia… Ahora entendía por qué los hombres se embelesan con los míos. Empecé a mordisquear sus protuberantes pezones. Cogí sus senos a dos manos y comencé a lengüetearlos como muchas veces lo habían hecho conmigo. Ella ya me había dado mucho placer, ahora era mi turno.

Mientras tanto, la verga de mi oscuro amante entraba y salía cada vez más rápido. Con sus manos frotaba mis pezones. En la penumbra sólo escuchaba su rápida respiración y los gemidos de mi anónima amiga.

El estar presa de un doble placer me excitaba aún más. Sentía que ya no podía. De pronto como si nos hubiésemos puesto de acuerdo, los gemidos de mi amante trasero comenzaron a ser más rápidos y fuertes. Y pude reconocerlo: ¡ era Marcos, mi Marcos, mi morenazo amigo! La sorpresa fue el detonante para correrme. Sin dudarlo, me volteé y deje que toda su leche se derramara en mis tetas, Para agradecerle por dejarme conocer ese lugar limpie toda su verga a lenguetazos, hasta que escurrió la última gota de su semen.