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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Lionel Messi: gloria, desilusión y resurrección


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
WeBMaSTeR_ShEvI
28-12-2011, 11:30:51
Volvió a ser genio, figura y campeón con el Barcelona. Ratificó su título de mejor jugador del planeta con memorables actuaciones. Pero otra vez quedó en deuda con la selección argentina: su trago amargo fue la Copa América



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Comenzó el año recibiendo el Balón de Oro al mejor futbolista del mundo por sus extraordinarias actuaciones en 2010. En el Palacio de Congresos de Zürich, se vistió de gala para recibir por segunda vez la distinción más importante que otorga la FIFA e impulsado por tamaño reconocimiento siguió brillando. Un primer semestre soñado con el Barça le dio un nuevo baño de gloria. El mal trago con su selección lo debilitó. Pero logró sobreponerse a la adversidad y acabó la temporada como indiscutido rey.

Al final de la temporada 2010/2011, Lionel Messi alcanzó la cifra de 53 goles en 55 partidos jugados y por tercer año consecutivo se quedó con el trofeo de máximo goleador de la Liga de Campeones. Igualó el récord de Ruud Van Nistelrooy en la campaña 2002/03, como jugador que más tantos consiguió marcar en una misma temporada del torneo más prestigioso de Europa. Y junto a Cristiano Ronaldo batió la marca de máximo goleador en una temporada.

Apoyado en su destreza y capacidad para concretar situaciones de gol, el Barcelona conquistó su tercera Liga Española en forma consecutiva y se adjudicó su tercera Champions League sobre las últimas seis ediciones. "La Pulga" volvió a convertir en la final ante Manchester United, como lo había hecho en la definición de 2009, y se quedó con el trofeo de jugador más valioso. En ambas competencias, los blaugranas lograron amargar al eterno enemigo: Real Madrid.


Pero no todas fueron alegrías. Los de José Mourinho tuvieron su consuelo y se adjudicaron la Copa del Rey en el mano a mano disputado en Valencia. Messi no pudo evitar la caída en tiempo suplementario por 1-0 y sintió en carne propia el amargo sabor de la derrota. Se esfumaron las posibilidades de conseguir la triple corona en la primera mitad del año. Aunque terminaría ganando los dos títulos de mayor valía.

Ganar la Copa América en su país pasó a ser su gran desafío. El hambre de gloria y la motivación estaban intactas. El fracaso mundialista y el despido de Diego Maradona ya habían quedado lejos. El nuevo ciclo encabezado por Sergio Batista, con quien conquistó el oro en los Juegos Olímpicos de Pekín 2008, parecía darle las alas necesarias para lograr su primer título grande con la albiceleste. Pero terminó sufriendo su peor pesadilla: por primera vez se lo vio rendido y se retiró silbado de un estadio.

Después de un pobre debut ante Bolivia, el equipo argentino jugó un mal partido ante Colombia en la provincia de Santa Fe y el crack del Barcelona, con el peso de la 10 en la espalda, se mostró como un extraño a lo largo de todo el partido. A pocos minutos del final dio la sensación de estar rendido. Ejecutó un tiro libre por las nubes, agachó la cabeza, y con el silbatazo finalrecibió una reprobación masiva que lo afectó en lo más profundo.

Aquella floja actuación dejó abierta una gran incógnita sobre su futuro en la selección. Versiones de prensa pusieron en duda su continuidad en el equipo. Y luego del silencio, respondió con una soberbia actuación frente a Costa Rica para sellar el pase a cuartos de final. Cambió silbidos por aplausos y se fortaleció anímicamente de cara al juego frente a Uruguay. Debía regresar al estadio de Colón de Santa Fe, donde diás atrás había recibido la primera reprobación de su carrera.

Decidido a revertir la historia, jugó uno de sus mejores partidos con la camiseta nacional y estuvo cerca de convertir. La gente se lo reconoció y terminó con las manos rojas de aplaudirlo, pero su sequía de goles con la selección lo hizo tropezar una vez más. El portero Fernando Muslera prolongó las chances de Uruguay hasta la definición por penales y allí terminó de convertirse en el gran héroe del Río de La Plata. Latinoamérica lo remarcó como la debacle argentina.

Ante la frustración, "Leo" miraba al suelo. En vez de lágrimas, una seriedad funeraria inundaba su cara. El mentón hundido, la boca torcida, el ceño apretado dejaban fácilmente en evidencia su fastidio, su bronca, su dilema de no saber por qué no puede ser el del Barça cuando juega para su selección. Se lo pregunta una y otra vez en la soledad de su hogar, ubicado en la cima de una montaña frente al Mediterráneo en las afueras de Barcelona, pero no encuentra respuestas.

Después de unos días de descanso en las playas de Ibiza junto a su novia Antonella, Messi adelantó su regreso para ponerse a las órdenes de Guardiola de cara a la Supercopa española frente al Madrid. Y con sólo una semana de entrenamientos, volvió a frustrar a los blancos para celebrar el decimosexto título de su carrera. Otra vez frente al clásico rival. Otra vez frente a Iker Casillas. Dos goles fantásticos y una asistencia para vencer 3-2 a los de "Mou".

Estaba intacto y lo confirmaría nueve días más tarde adjudicándose un nuevo trofeo para su registro personal. Una vez más anotando en una definición. Triunfo por 2-0 sobre el Porto y obtención de la Supercopa de Europa. El genio estaba de regreso para alegría culé. Con el inicio de la liga y la Champions League siguió rompiendo récords para mantener a los blaugranas en la cima del mundo y con la selección tuvo su pequeña revancha.

Fue en el último partido del año, después de sufrir una dura derrota en Venezuela y un empate como local frente a Bolivia, se puso el equipo al hombro en la victoria albiceleste como visitante ante Colombia. Logró reconciliarse con el público y demostró su amor a la camiseta en la calurosa Barranquilla. Alimentó su ilusión de jugar al más alto nivel en 2012 y alcanzar el ansiado campeonato del mundo en Brasil 2014.

Su cierre de año fue mágico. Un nuevo triunfo frente al Real Madrid en el Bernabéu, una maravillosa actuación frente al Santos en el Mundial de Clubes para alzarse con un nuevo trofeo de campeón, y un nuevo récord: haber anotado en las seis competiciones oficiales con el Barça en 2011. Con apenas 24 años, 18 estrellas, talento, sencillez y humildad, trascendió las fronteras del mundo deportivo para convertirse en una de las celebridades más influyentes e indiscutibles del planeta.