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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Joe Quimby
14-09-2011, 10:35:19
El periodista y escritor Juan Gossaín hace un análisis de los costos bancarios en nuestro país.

A principios de este año, en sus páginas electrónicas, varios bancos publicaron una información según la cual "en Colombia se pagan los servicios bancarios más baratos de América Latina". Ese pintoresco trofeo olímpico merecería estar colgado en el gran salón de la orgulloteca nacional, al lado de la medalla otorgada al segundo mejor himno nacional del mundo, si no fuera por una razón simple pero aplastante: es falso.

-Además -dice atinadamente Augusto Acosta, antiguo superintendente financiero-, lo importante no es saber si nuestras tarifas bancarias son las más baratas o las más caras del mundo.
Lo importante es saber si los colombianos pueden pagarlas o no.

Un papero en Boyacá

Para obtener un crédito de 2 millones de pesos, al señor Piraquive, cosechero boyacense de seis hectáreas de papa, que no sabe dónde quedan las oficinas de Agro Ingreso Seguro, le exigieron en el banco 11 documentos para demostrar que posee casa propia, finca con represa y automóvil. Es decir, le pidieron demostrar que poseía tanto que no tenía para qué solicitar un préstamo. Ante semejante paradoja, se lanzó en brazos de los prestamistas informales. Y menos mal que no consiguió el préstamo: le hubieran cobrado intereses, al promedio de hoy, del 25,2 por ciento anual.
Antes de salir del banco, averiguó qué interés obtendría si fuera a consignar en una cuenta de ahorros los centavos de su cosecha, si es que no se la traga el invierno: solo le pagarían alrededor del 1 por ciento efectivo anual.

Mi comadre Florestina Cogollo, a pesar de su nombre primaveral, tiene 73 años. Es una viuda muy pobre. Vive en Evitar, un pueblo del centro de Bolívar. Otro día les cuento por qué el pueblo se llama así. Yurani, la hija de mi comadre, se gana la vida como cocinera en Cartagena. Le pagan lo mínimo del salario mínimo. Todos los meses le consigna a su madre, en una corporación financiera, 160 mil pesos para el sostenimiento de una niñita suya, sin padre, que quedó al cuidado de la abuela.

En Evitar hay un solo cajero automático. Después de un esfuerzo titánico, mi comadre aprendió a usarlo. Como mujer metódica, saca el dinero en cuatro partes mensuales, una cada lunes. Para comprar unas libras de arroz, para la ropita de la niña, para algún medicamento. Cada vez que hace un retiro, el cajero le cobra 7 mil pesos.

Al llegar el final de mes, no le quedan ya los últimos 40 mil pesitos, como ella suponía en sus cuentas, sino 19 mil, porque 21 mil se los cobraron por hacer los tres retiros anteriores. Eso significa que, cuando hace el último retiro, ha tenido que cancelarle al banco 28 mil pesos por el servicio, una monstruosa tasa del 17,5 por ciento mensual.

Una tarde mi comadre le relató sus cuitas a don Licurgo, el boticario del pueblo, hombre cultivado en la lectura de novelas francesas y suscriptor de revistas viejas.

-No sea boba -le aconsejó, con pretencioso acento de sabio-. Él mes entrante saque los 160 mil de un solo golpe y paga solo 7 mil.

-¿Y si me los roban juntos? -preguntó ella, con esa perspicacia que tienen las mujeres.

La chequera de don José

El mes pasado, a propósito de una crónica mía sobre los precios inauditos que se pagan en Colombia por un galón de gasolina, publicada en estas páginas, recibí el mensaje de un tendero de barrio bogotano, al que llamaré don José. Hace un año tenía cuatro empleados a su servicio. "Pero tuve que despedir a dos", aclara.

Tratando de evitar los estragos que el gravamen del 4 por mil le estaba haciendo a su tienda, don José resolvió que solo pagaría en efectivo a sus proveedores, desde el matarife hasta la fábrica de gaseosas. Ellos pusieron el grito en el cielo, porque al recibir su dinero "en rama" -como se dice- quedaban expuestos a los atracadores de la esquina. Lo malo es que tampoco le aceptaban cheques, a menos que él pagara el 4 por mil.

-Compré en mi banco una chequera de 40 cheques, en 160 mil pesos.

A 4 mil del alma cada cheque. ¿En qué parte del mundo un cheque vale 2,30 dólares? Un día, le pagó 50 mil pesos al camión de reparto por siete litros de aceite vegetal, para venderlos al menudeo. Esa noche hizo sus cálculos:

-Cincuenta mil del aceite, más 4 mil del cheque, son 54 mil. El cheque me cuesta el 8 por ciento de lo que vale el aceite. Y eso sin incluir 200 pesos más del 4 por mil.

Don José remata su carta con esta estupenda muestra del humor bogotano: "Ahora, no sé si cerrar la tienda o ponerme a vender cheques".

Los ahorros de Yurani

¿Se acuerdan de Yurani, la hija de Florestina? A ella tampoco le fue mejor. Trabajó de cocinera cuatro años en Cartagena, de sol a sol, hasta cuando, con grandes privaciones, logró ahorrar casi 400 mil pesos en la cuenta que abrió en una corporación financiera. Lo hizo pensando en el futuro de su niña. Soñaba con que algún día entrara a la universidad, "para que no se quede de sirvienta, como yo", le dijo a su madre la última vez que fue a visitarla.

En cierta ocasión, una familia de turistas panameños le ofreció irse a trabajar con ellos en su país. Panamá se ha convertido en la nueva Venezuela. Pagan buenos salarios a criadas, lancheros y albañiles. Se quedó casi dos años y le estaba yendo muy bien, pero se devolvió porque le hacían mucha falta su familia y sus amigos. Trampas de la nostalgia. Lo primero que hizo Yurani, al regresar a Cartagena, y antes de emplearse en un restaurante de la playa, fue ir a revisar sus ahorros. Soñaba despierta. Calculaba que por lo menos tendría 500 mil pesos, pero en la oficina le informaron que no le quedaba ni un centavo.

-A duras penas, la plata alcanzó para pagarnos los gastos de administración de su cuenta -le explicaron. A Yurani se le llorosearon los ojos.

No en vano los colombianos han terminado por considerar a los bancos como sus enemigos naturales. La diferencia entre captar los ahorros de una persona y concederle un préstamo, lo que se llama "tasa de intermediación", le deja al banco una utilidad que, en promedio, supera dos veces la cifra anual de inflación.

¿Se ha preguntado por qué más de un millón de familias colombianas han perdido su casa al pagarla a cuotas? La respuesta clama al cielo: porque los bancos triplican la ganancia de la plata que prestan para comprar vivienda.

Epílogo

Quedan temas por fuera: ¿cuánto valen la consulta electrónica de un saldo, el descontrol de las tarjetas de crédito (cuyo costo está en el 27 por ciento anual, según el Gobierno) o las penalizaciones por un sobregiro, que llegan al límite de la usura legal?

Lo último que supe es que la otra tarde don Licurgo estaba sentado en la mecedora, leyendo el periódico. Vio una noticia: "La utilidad de los bancos en el primer semestre de este año fue de 3,5 billones de pesos, un crecimiento mayor al 21,2 por ciento, en relación con igual período del año pasado".

Don Licurgo detuvo la lectura. Levantó la vista. Miró al frente por encima de sus antojos bifocales. Vio el cajero automático. Pero mi comadre Florestina no ha vuelto por ahí.

Sobre el autor
Juan Gossaín, retirado de la radio y dedicado a la literatura, vive en Cartagena, donde regenta el centro de Altos Estudios de Periodismo que lleva su nombre, y escribe para este diario.
Juan Gossaín
Especial para EL TIEMPO
Cartagena de Indias.

http://www.eltiempo.com/economia/finanzas-personales/costos-de-los-servicios-bancarios-en-nuestro-pais_10356604-4

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
paisafe
14-09-2011, 10:54:14
jajaja y bancolombia queria meterme una tarjeta de credito por los ojos aparte de que les pagara como 40 mil de manejo tambien les pagara intereses mari......tan bobos

armando2007
14-09-2011, 12:00:21
Toda una injusticia y no hay Gobierno que la detenga. Muy buen artículo.