patrick TILLMAN
03-07-2011, 08:18:14
Todas las mañanas, una inocente y agraciada religiosa recogía setas cultivadas en el huerto del convento. Cierto día, un tío decidió jugarle una buena broma a la monja.
Temprano al día siguiente y conociendo la rutina de la hermana, se apresuró en desvestirse y enterrarse de espalda en el huerto, dejando, eso si, su pene fuera de la tierra y en apariencia semejante a las callampas que allí crecían. Lamentablemente, ese día nuestra protagonista se encontraba enferma, por lo que fue reemplazada por la más fornida y corpulenta de las religiosas, quien comenzó la cosecha diciendo:
"¡Una callampa, otra callampa, otra callampa!
Al llegar a la 'diferente' dice:
"¡Una calla...!"
"¡Una callam... uf!"
"¡Una callampa y dos papas!