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Ver la Versión Completa Con Imagenes : El exorcismo


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
proyectofenix
27-06-2011, 11:01:07
Hablar con el supuesto poseso para que nos explique lo que le pasa es importante, pero hay que recordar que el enfermo mental puede haberse leído todos los libros sobre el tema e imitar perfectamente los signos que ha leído. Por eso lo mejor es que el supuesto poseso nos explique lo que le pasa con gran brevedad y después sin más preámbulos orar sobre él.

Es la oración la que dará la seguridad si se trata de una posesión o no. Si la persona está posesa al bendecirla durante unos momentos, comenzará a crispar las manos, la tensión se irá reflejando en su rostro. Cerrará los ojos, si se le levantan los párpados el sacerdote verá que están en blanco. Si se sigue insistiendo en la oración, el poseso puede comenzar a gritar o a hablar, con una voz maligna. En otros casos comienza una risa maligna, o a bufar.
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Hay casos en que no se observa trance, sino que el poseso al momento abre los ojos y habla. Su voz es maligna y angustiada, y habla para ordenar que pare, que detenga la oración. Aunque no se observe trance, al volver en sí no recordará nada.

En otros casos lo que no se observa es que emerga esa segunda voluntad. Lo único que se percibe externamente es que la persona pone los ojos en blancos y no se mueve. A veces, como mucho, puede agitar un poco las manos o el cuerpo, pero levemente. Estos son los demonios mudos. Mudos porque no hablan. Pero aunque no hablen durante mucho tiempo ya comenzado el ritual exorcismo, la persona entra en trance.
1. El sacerdote ha de comenzar con el ritual y una vez que llega al final de éste, debe continuar con aquello que vea que más atormenta al demonio.

2. El sacerdote puede retirarse a hacer otras ocupaciones, mientras el grupo de laícos reza el rosario en voz alta por la liberación de la persona.

3. El ritual de exorcismos puede ser interrumpido en cualquier momento en medio de su transcurso para insistir en aquello que se vea que tiene más efecto.

4. Al demonio sólo se debe dirigir el exorcista. Aunque el demonio se diriga a alguien, el laíco no debe ni contestarle, ni preguntarle, ni increparle. No porque haya ningún peligro en tal cosa, sino porque permitir este tipo de intervenciones significaría que el rito caería en el desorden.

5. El rosario tiene un poder excepcional para debilitar al demonio. El demonio puede no obedecer en nada al exorcista, pero tras el rezo de un rosario besará el crucifijo, mirará una imagen de la Virgen o hará cualquier otra cosa que le mande el exorcista. Y si no obedece tras un rosario, lo hará tras el segundo, o sino tras el tercero. Cuando el demonio comienza a obedecer es que ya está muy debilitado por el poder de la oración. Y una vez que se debilita, su salida está ya más cerca.

6. Cuando comienza a decir cosas tales como asesinos, me estaís matando, no puedo más... es que su salida es ya inminente.

7. Es muy útil preguntarle: en el nombre de Jesús ¿que es lo que te va a hacer salir? Si uno le pregunta qué es lo que le atormenta, o lo que más le atormenta, a veces dice una cosa. Pero ante la pregunta de qué es lo que te va a hacer salir, a veces la respuesta es otra. Aunque como es lógico se resiste mucho más a responder aquello que es más importante.

8. Cuando el demonio debilitado se cierra en banda a responder qué es en concreto lo que le va a hacer salir, entonces uno puede invitar a los presentes a rezar juntos un avemaría para que responda. Rezar con fe y concentración es esencial.

9. A veces, se haga lo que se haga, los demonios no responden y llegan a salir antes que responder.

10. Conviene recorrer en círculo y asperjer con agua bendita el lugar donde se va a exorcizar para pedir a Dios Padre que derrame su sangre sobre ese lugar para que evite el que los demonios de fuera puedan comunicarse con los de dentro o ayudarles. Ya que durante el exorcismo a veces los demonios invocan a otros demonios para que les ayuden.

11. Es muy útil dar a beber agua bendita al demonio durante el exorcismo. Pero debe hacerse cuando obedezca. De lo contrario si se le introduce a la fuerza la escupirá y no servirá de nada.

12. Es de suma utilidad dar de comulgar al poseso durante el exorcismo. Por supuesto debe estar en gracia de Dios el poseso. No debe dársele la comunión a la fuerza, sino cuando obedece. Entonces el mismo poseso a la orden del sacerdote abrirá la boca y no profanará la Eucaristía.
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El consejo número 2 en que se decía que el exorcista puede retirarse a hacer otras ocupaciones en mitad de la sesión mientras el grupo de laícos reza el rosario es muy importante, porque al cabo de media hora o una hora el exorcista llega fresco y descansado, mientras que el demonio está ya muy agotado y debilitado. Este tipo de interrupciones pueden repetirse varias veces, permitiendo al exorcista dedicarse a actividades completamente ajenas al exorcismo y en otra parte de la parroquia o en la rectoría. Cuando vuelva, encontrará al demonio más débil por la fuerza de la oración, mientras que el exorcista comenzará cada vez con nuevo entusiasmo.

No obstante, hay demonios a los que el mero rezo del rosario en grupo no les afecta, de manera que el poseso sale del trance. Si esto ocurre un miembro del equipo de laícos debe ir a por el sacerdote para que retorne a exorcizarlo. Pues si el poseso sale del trance no pasa nada, no sucede nada malo, pero eso significa que el rezo del rosario no mortifica al demonio y que el exorcismo queda interrumpido en tanto en cuanto no vuelva el sacerdote y reemprenda sus oraciones.

Hay algunos sacerdotes que se decican al ministerio del exorcismo que poseen la gracia carismática del don de lenguas, un don concedido por el Espíritu Santo. Claro que se trata de un don que no se puede aprender, lo concede Dios. Si el sacerdote tiene este don de lenguas muy desarrollado, siempre será más útil el uso de este don que el ritual de exorcismo. Pero insisto en que ha de tener este don carismático muy desarrollado. Si es así, puede comenzar directamente orando en lenguas tras rezar la letanía de los santos y pedir a Dios su bendición y protección.

Que toda la sesión esté bajo la dirección del sacerdote que tiene el permiso para ese exorcismo. De manera que si un laíco u otro sacerdote presente desobedece sus indicaciones que sea expulsado del lugar sin contemplaciones y de inmediato. Por ejemplo, si un presbítero presente se pusiera a increpar o a preguntar al demonio contra la voluntad del que dirige la sesión.