El regreso de Jodie Foster como directora

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El regreso de Jodie Foster como directora



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Habla la direcotra y protagonista de la película "Mi otro yo" que ya está en la salas de cine del país.





Para Jodie Foster el trabajo de promocionar su última película, Mi otro yo –desde el viernes en cartelera–, ha sido doble: además de defender la historia, lo ha hecho a capa y espada de su colega y amigo Mel Gibson, que ha sido portada de noticias en los últimos meses más por sus escandalosos pronunciamientos y altercados en su vida privada que por su profesión.
No obstante, por Walter Black, papel que Gibson interpreta en esta película, ha recibido muy buenas críticas, por mostrar a un ejecutivo que padece de una depresión profunda y decide que es a través de un títere con la imagen de un castor que puede canalizar su álter ego y buscar una salida a su crisis personal.
“Es un rol que no podía ser interpretado por cualquier actor, sino por alguien que entiende perfectamente lo que es lidiar con una lucha diaria contra diversos obstáculos personales y profesionales”, comentó Foster, que, además de actuar, dirige la película.
La reconocida actriz y directora habló con EL TIEMPO.



Después de 15 años sin dirigir, ¿qué la hizo elegir esta historia y a Gibson?

Es una combinación de varios factores. No había dirigido en un buen tiempo porque decidí tener hijos, y criarlos toma tiempo; además, abrí una compañía productora, que me dio toneladas de trabajo para actuar. Por otra parte, me gustan los proyectos que sean historias personales, y esa clase de películas son complicadas para hacerlas despegar financieramente y para conseguir que los guiones sean coherentes. Cuando leí este guion sentí que me hablaba en una forma muy íntima. Y una vez decidí meterme en el proyecto, Mel fue mi primera opción. Pensé que era la persona que podía entender tanto la profundidad como la liviandad y construir de una situación que pudiera parecer algo cómica, al principio, un drama complejo.


¿Cómo fue trabajar con un actor al que se puede relacionar con lo que vive el personaje en el filme?

Bueno, estoy orgullosa de su desempeño y me siento agradecida de que decidiera trabajar conmigo. Cuando se comienza un proyecto, lo primero que uno espera es contar con el elenco ideal y, como director, poder guiar al actor en los pensamientos del personaje. Pero depende del talento del intérprete recrearlo y hacerlo creíble. Quedé fascinada con su interpretación y yo sabía que iba a ser así. A Mel lo conozco desde hace muchos años y, obviamente, sé de ese lado que todos conocemos: ser cordial y simpático en sus personajes, ponerles humor.
Sin embargo, él también puede mostrar un lado emocional ante las dificultades psicológicas que puede enfrentar un hombre. Y querer cambiar tras afrontar la vergüenza y la desilusión ante la vida y retomar de nuevo el camino para volver a sentirse orgulloso es algo que no solo Mel entiende, sino algo de lo que hemos conversado muchas veces.


¿Qué tanto de su actuación en el filme agregó a la dirección?

Cuando terminé de rodar mi primera película como directora dije que nunca más iba a volver a hacerlo (risas). Y luego, como una idiota, reincidí. Pero son experiencias de vida. En esta ocasión decidí interpretar a la esposa de Mel porque necesitaba a alguien que pudiera darle ese toque dramático que requería la historia, que no se dejara tentar con la facilidad de escenas de humor y que tomara la perspectiva de la audiencia, porque la del castor no es objetiva tampoco en su narración. Necesitaba alguien que, al igual que el espectador, aceptara al títere: ella lo ve como algo inocuo, pero con el tiempo se da cuenta de que no solo está destruyendo a su esposo, sino también a toda la familia.
También pensé en alguien que tuviera la edad apropiada para hacer creíble un matrimonio largo. Y como conozco a Mel desde hace tiempo, me dije ‘¿por qué no?’ Cumplo con los requisitos básicos (risas). Sé que no es un neurótico y también que es un actor y director; además, hemos trabajado juntos. Así que le pedí permiso, y me dijo que sí.


La cinta refleja los miedos de un hijo que teme convertirse en su padre.

Absolutamente. Y pienso que todos vivimos con esa clase de temor de una forma u otra. Este filme habla de cómo tratamos de correr hacia la dirección contraria.


En su caso, ¿hay cosas que no quisiera repetir de sus padres?

Seguro. Por ejemplo, de mi mamá, que decidió criarnos sola y no se volvió a casar nunca más. Ella solía decir: “Soy hija única, así que prefiero estar sola”. Viendo eso en retrospectiva, me preocupó que pudiera ser como ella, porque se la pasa viendo CNN (risas) y cientos de DVD. El deseo de mantener una experiencia solitaria encaja con ese miedo a estar sola y mantenerse así mientras se envejece es algo que no quisiera vivir.

Más proculive al cine eurpeo

Para la directora y actriz, ‘Mi otro yo’ es una cinta con un componente psicológico alto, que mezcla una trama familiar con un estilo visual intimista y lleno de momentos dramáticos.

En su experiencia dirigiendo, ¿de dónde provienen sus influencias en el manejo de cámara?

La verdad, no lo sé, porque obviamente mis antecedentes provienen de actuar. Así que no vengo de estudiar en una escuela de cine. Las películas que llevo conmigo son las que me han gustado desde siempre y con las que crecí. Siento que tengo una voz más proclive a ser de cine europeo que de cine estadounidense. Sin embargo, hago películas sobre historias en mi país. Es como una perspectiva europea sobre la vida americana.

Pero con un tono emocional muy fuerte.

Me gusta hacer películas que toquen fibras de la familia americana y de la sociedad en la que vivimos.