El cementerio de los blindados del régimen

[Ayudante De Santa]

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El cementerio de los blindados del régimen



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Rebeldes celebran la destrucción del los tanques de guerra de Gadafi.





Cañones de artillería calcinados y tanques destrozados yacían junto a cadáveres de combatientes.



Los cuerpos de los combatientes subsaharianos (supuestamente mercenarios) estaban vestidos con el uniforme caqui de las fuerzas de Gadafi, en un campo bombardeado por la coalición a las puertas de Bengasi, bastión rebelde en el este.
Es aquí, a 35 kilómetros al oeste de Bengasi, donde los aviones franceses atacaron desde primeras horas de la mañana de ayer decenas de vehículos militares estacionados de las fuerzas leales al dictador.
La operación aérea, efectuada por aviones de la coalición internacional -que los rebeldes denominan "cazabombarderos franceses"-, se inició hacia las 5:30 (hora local) y duró unas dos horas. Muchos habitantes curiosos de Bengasi se agolparon en la mañana alrededor de un carro T72 y un T55, y de un lanzador de cohetes Grad, inmovilizados o ya inofensivos.
Algunos tomaban fotos, otros hurgaban en los bolsillos de los cadáveres.
Los rebeldes pidieron que pararan y respetaran a estos muertos, "que también son musulmanes", y que les ayudaran a trasladarlos para su entierro. Los insurgentes también buscaban municiones que aún no habían explotado, en medio de la chatarra.
En los enfrentamientos con las fuerzas de Gadafi, la debilidad armamentística de los rebeldes forzó su retirada en los últimos días. El viernes y el sábado, el ejército del régimen lanzó una gran ofensiva sobre Bengasi y amenazó la parte oeste de la ciudad costera. Este último ataque, que se produjo después de que Trípoli proclamó un alto el fuego, dejó al menos 90 muertos, entre civiles y rebeldes, según médicos.
En el trayecto desde Bengasi a Al Uayfia, unos cinco tanques estaban prácticamente inutilizados, casi destruidos. Los rebeldes intentaban ponerlos en marcha sin éxito. La carretera está llena de vehículos de muchas personas que quieren ver los lugares bombardeados, la derrota de los hombres de Gadafi.
Al fondo se divisaban columnas de humo negro. A cinco kilómetros hacia el oeste, había todavía señales de las fuerzas de Gadafi, sin apreciar ningún movimiento. Ayer, la calma parecía reinar en Bengasi, que, además de bastión de los rebeldes, se convirtió en el cementerio de los blindados de Gadafi.