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Ver la Versión Completa Con Imagenes : 100 años de éxtasis made in Rolls-Royce


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
kiek78
15-02-2011, 10:56:14
Conmemoración del centenario del "espíritu" de la marca inglesa a lomos del Phantom.

http://www.revistagq.com/uploads/images/thumbs/201106/rolls_royce_5645_668x384.jpg

Según la Real Academia Española, la palabra "éxtasis" se refiere a un estado del alma enteramente embargada por un sentimiento de admiración o alegría. Desde ese punto de vista, podríamos concluir que el sustantivo éxtasis se adapta bastante bien a las sensaciones que experimentas a los mandos de un Rolls-Royce –aunque la definición, como tantas veces ocurre, no le hace entera justicia–.

Se podría decir también que un Rolls no es un coche para conducir, sino un carruaje para ser conducido. Y es verdad que esta berlina de súperlujo está plagada de detalles destinados a mimar al pasajero. Incluso, en detrimento de la comodidad del conductor –en los mandos de la puerta trasera del Phantom, por ejemplo, existe un botón que te permite adelantar la posición del asiento del chófer en caso de que te apetezca estirar un poco más las piernas; dudo mucho que haya otro vehículo en el mundo con un dispositivo similar–.

Sin embargo, después de experimentar ambas cosas, viajar con chófer y ser el chófer mismo, he de decir que me quedo con la segunda opción. Solo después de unos kilómetros contemplando frente a ti el interminable morro de un Rolls Royce eres capaz de entender por qué los conductores de librea son más arrogantes aún que sus adinerados patrones. Y, si viajas a Londres, hábitat natural de los coches de la doble R, verás muy pocos con más de un pasajero.

Pero sigamos hablando del éxtasis. Porque, en la factoría de Goodwood, 2011 es un año de conmemoración. Celebran el centenario del espíritu del éxtasis –el seis de febrero, sin ir más lejos; y no, no nos referimos a ese frenesí que invade a los pastilleros en las discotecas de la ruta del bakalao, sino a la bella estatuilla que corona el capó de todo Rolls Royce–.

Su nacimiento está envuelto en un velado misterio. Los protagonistas iniciales de la leyenda son tres: Charles Rolls, aristócrata e ingeniero; Henry Royce, ingeniero eléctrico y pionero en la manufactura de coches; y Claude Johnson, un genio del marketing que puso a los dos hombres en contacto y, con el tiempo, se unió a la compañía.

A principios del siglo XX, empieza una moda entre los fabricantes de coches de lujo: los adornos del capó en forma de figuritas. Claude Johnson, que ya había acuñado para Rolls Royce la frase publicitaria "The Best Car in the World", volvió entonces sus ojos hacia un artista que había colaborado con bastante éxito en la publicación de su amigo John Scot Montagu, The Car Illustrated: el pintor y escultor Charles Sykes. Él fue el encargado de cincelar un icono que está tan asociado en nuestras mentes al lujo como la corona de cinco puntas de un Rolex.

Mi primer contacto con ese mundo de ensueño y suntuosidad que representa Rolls Royce fue un tanto abrupto. Antes de poder hacer las debidas presentaciones ya me encontraba en un circuito haciéndole la prueba del alce a un Phantom (por cierto, que impresiona el dinamismo que puede alcanzar un coche de 2,6 toneladas). Fue durante unos tests en Madrid y me tocó conducir el prototipo que la marca utiliza para comprobar la fiabilidad del vehículo. Le hacen 500.000 km en seis meses y está lleno de sensores por todas partes (incluida la carrocería, para comprobar su torsión).

A mi lado estaba sentado el ingeniero encargado de estas lides y, no sin cierta delectación, me abrió el maletero en cuanto paramos por primera vez para enseñarme todas las computadoras que recogen los datos obtenidos durante el rodaje. "Todo esto significa que no puedo darle el más mínimo golpe al coche, ¿no?", le inquirí. "Exactamente, si no quieres que pierda mi trabajo", me contestó con esa particularísima flema inglesa.

Así que ahí estaba yo, en medio del tráfico del centro de Madrid conduciendo un barco de 5,8 metros, con los rodamientos por corbata y adivinando aviesas intenciones a diestra y siniestra, temiendo a cada momento el fatal accidente, conjeturando si los demás coches podrían tener otro propósito en la vida que estrellarse contra mi Rolls Royce...

El enigma de los orígenes

Más bien lo contrario a una sensación extática, diría yo, pero volvamos al éxtasis. Porque en esta historia entra una mujer y eso siempre lo hace todo mucho más interesante. Su nombre es Eleanor Thornton, y fue la secretaria de Johnson primero y Montagu después. Parece ser que esta dama, además de un increíble talento y una infatigable capacidad de trabajo, poseía una belleza cautivadora. Tan inspiradora que, según reza el mito, fue la mujer que posó para Charles Sykes en la creación del espíritu del éxtasis, pero nadie sabe a ciencia cierta la verdad –guardando las distancias, algo parecido ocurre con la Gioconda de Leonardo–.

Y llegados a este punto, el mito se convierte en leyenda. Eleanor murió unos años después, en plena guerra mundial, en un naufragio. Regresaba de Egipto junto a Montagu cuando un torpedo alemán hundió su barco, el SS Persia, en aguas del Mediterráneo. Montagu sobrevivió al ataque. Lo suficiente para leer su propio obituario en el Times. Parafraseando a Mark Twain, "las noticias sobre su muerte eran un tanto exageradas".

Si fue o no Eleanor la musa que inspiró el símbolo automovilístico más famoso del mundo, es algo que se llevó a la tumba, y Skyes mantuvo la boca cerrada sobre ella hasta su muerte, en 1950. Aunque su hija, Josephine, nos dejó unas enigmáticas palabras: "Eleanor fue una persona encantadora. Es una historia interesante y, si te hace feliz, deja que el mito perviva". Al fin y al cabo, qué hay más bello que un misterio y más aburrido que una certeza.

A día de hoy, cada espíritu del éxtasis que sale de los talleres de Rolls-Royce sigue siendo una pieza única, ya que se fabrica por el procedimiento de pérdida de cera. De algún modo, el encanto de la imperfección persigue esta bonita historia. Fuera quien fuera la mujer que posara para la primera escultura, fuera Eleonor o no, su singular hermosura sigue siendo tan artesanal como la manufactura de los coches.

Pero por terminar con alguna certidumbre este artículo y con el ánimo de desvelar algún enigma en el transcurso del mismo, por anodino que sea, diré que conseguí aparcar el Rolls Royce frente al Casino de Madrid, meta de nuestra prueba, sin un solo rasguño. "Bueno, creo que después de todo vas a conservar tu puesto de trabajo", tranquilicé a mi ingeniero con una sonrisa. A lo que me contestó: "Todavía tengo que llevarlo yo al aeropuerto...".

Ver toda la galeria: http://www.revistagq.com/galerias/100-anos-de-extasis-rolls-royce-a-lomos-del-phantom-1/5232

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
..::B.D.S.M::..
15-02-2011, 10:58:47
ximbota de carro

amon007
15-02-2011, 11:05:01
gracias...
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hiperdel
15-02-2011, 11:45:13
Buena informacion. gracias...