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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Un viejo me folla parte 4


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
wuiliss
10-07-2010, 06:25:43
Primero repasé su miembro con la lengua, él se inclinaba para poder verlo bajo su barriga. Recorría de la base de su gruesa verga hasta su húmedo glande, tenia un sabor a sudor con una pequeña esencia a orines; me gustaba, el sabor a calentura de viejo me gustaba, bañé su mástil con saliva y sus testículos también, que me sumergiera entre su vello para alcanzar sus testículos con mi lengua le encantaba, podía sentirlo en los apretones o palmadas en mi cola. Cuando atrapé su glande con mis labios cada una de sus manos apretó la respectiva nalga que tenia atrapada.

- Eso puta, chupamela... demuéstrame de lo que se ha pérdido tu estúpido marido.

Empecé a chupar su verga de forma hambrienta, mientras mis labios la recorrían de arriba hasta donde alcanzara a entrar en mi boca, mi mano apretaba y masturbaba lo que quedaba fuera de está; mi lengua acariciaba su glande sin descanso y mi cola se meneaba sin sesar. Ya llevaba un rato así cuando empecé a bajar el ritmo.

- ¡Vamos puta!, sigue chupando... síguele chupando la polla a este viejo caliente - exclamó mientras me pegaba fuertes palmazos en mis nalgas.

Reanudé mi ritmo, mi excitación había crecido. Al tratarme de puta y ordenarme que siguiera, me hacia mas deseable... más puta... más rastrera. Mientras chupaba no podía evitar emitir sonidos de gemidos atrapados en mi garganta, mi calentura se me notaba; y mas se notaba cuando disminuía el masaje en su verga, con la intención de que me volviera a gritar, a insultar y a darme palmazos como a una niña que no cumple con su tarea.

- Me gustaría ver al hijo de puta de tu marido viendo como me la chupas... aaarrgg... el cuerpazo de mujer que tiene chupándosela a su despreciable vecino... mientras este le manosea su delicioso culo... aaaahhhh... eso puta, comete tu dulce, reverenda puta - decía sabiendo que yo me calentaba mas con sus insultos.

Apartó su delicioso ******o de mí y se paró detrás de mí. Agarró mis tangas y me los dejo a medio muslo. Lo miré, estaba mirándome el culo ya desnudo y mi entrepierna totalmente expuesta. Puso su mano sobre mi húmeda vagina y la acarició impregnando mi escaso vello con mis propios flujos.

- Estas toda mojada puta... como perra en celo - dijo mientras ponía la punta de su verga sobre mis labios vaginales.

- No Don Tito, no me la meta... por favor... no me viole - imploré sabiendo que no me haría caso; ya les dije, me encanta que no le importé si yo quiero o no.

- Estás loca porque te la metan... la muy puta... piensas que te voy a dejar así no más, pues ahora me lo vas a pedir, me vas a pedir que te la meta… anda, pídeme que te atraviese, pídeme que te haga mía, pídeme que posea el cuerpo de la mujer de mi vecino... anda puta, no te la voy a meter hasta que me lo pidas - dijo el viejo mientras rozaba su glande en la entrada de mi vagina.

Estuvo un rato acariciándome el culo y la entrepierna con su falo, sus palmadas se mantenían sobre mis nalgas. Mi excitación me dominaba, estaba ese viejo manoseándome y mirando mi cuerpo desnudo a excepción de mi blusa mojada y ya no aguantaba las ganas de que me lo metiera. Me volví a mirarlo, nuestras miradas se encontraron, su sonrisa malévola me hacia sentir dominada y descontroladamente caliente.

- Por favor Don Tito… aaaaayyyyyy... poséame, desquítese de Pablo follando a su mujer, quiero sentir que abusa de mí... uuuuyyyy, quiero sentir su gruesa verga dentro de mí... por favor Don Tito, complázcame y seré suya para siempre... para que desahogue su placer en mi cuerpo... por favor Don Tito, calme mi calentura - dije mirándolo a los ojos en forma suplicante, mientras yo misma acariciaba mi culo a la vez que lo meneaba como sabia que a él le gustaba.

El viejo aguantó hasta que terminó mi desesperada petición; se agasajó mirando mi excitado rostro mientras le pedía que me clavara esa verga. Lo dejé de mirar cuando me tomó de las caderas, ubicó la punta de su miembro y de una sola embestida me lo clavó completo. Su gruesa verga se abrió paso en mi interior como un taladro. Me sacó un grito desgarrador, el dolor y el placer se mezclaban de forma exquisita entre mis piernas. Se quedó ay un momento, con toda su carne dentro de mí; nunca había sentido nada tan adentro. Me calentaba pensar en como me había dejado joder por el viejo vecino; la idea era repetitiva pero no podía dejar de excitarme. De pronto empezó el violento mete y saca, me tenia agarrada de las caderas y me empujaba hacia él con la misma fuerza que me estaba clavando. Pude sentir su barriga sobre la parte baja de mi espalda cuando se inclinó para agarrarse de mis tetas; estaba sobre mi follandome salvajemente. Yo tenía las piernas juntas, amarradas por mis tangas a medio muslo, y mis codos, apoyados sobre la mesa, daban el espacio para que manoseara a placer mis excitados pechos. Me tenía montada como a una perra.

- ¡Aaayyy!... ¡me duele!... ¡me parte!.... ¡Don Tito!... ¡No pareee...!.

- ¡Cállate maldita puta! ¡Mañana cuando tu hijo de puta marido este trabajando, yo vendré a culearte otra vez¡ - gritaba mientras me cogía.

- Si Don tito... aaayyy... lo voy a esperar sumisa y complaciente, ¡dispuesta a todo!, voy a ser su perrita. La mujer de Pablo, ¡Aaaahhh… aaahhh…mmmm...!

Estalló mi segundo orgasmo, fue largo e intenso, pero no me dejó satisfecha; me dejó cansada y más calmada pero no satisfecha, aún estaba hambrienta. El viejo se detuvo, no me lo sacó, pero se quedó quieto parado detrás mío. No demoré mucho en empezar a moverme en suave vaivén, ahora era yo la que me estaba comiendo su falo. Podía sentir como mis nalgas se pegaban a su ingle cuando mi culo se clavaba bajo su barriga. Me movía hacia la mesa sintiendo el roce de su miembro dentro de mí, para luego volver a clavármelo y sentir su peluda piel en mis muslos y nalgas.

- Eso putita, comételo, muéstrame que te gusta, muéstrame que te encanta - decía el vejete mientras acariciaba mi espalda - Ahora más rápido... ¡más rápido te dije!.

Volvió a azotar mis pompis con sus arrugadas manos. Aceleré el ritmo de mis movimientos. Él no se movía, era yo la que, bajó el yugo de sus palmazos, devoraba su herramienta por entre mis piernas en un mete y saca frenético, como una yegua complaciendo a su jinete. Sabia que le encantaba mirarme dándome placer con su verga, sabia que gozaba mientras me dejaba golpear con tal de mantener su falo dentro de mí. El sentirme como su puta; el escucharlo insultarme, e insultar a mi marido, me tenia descontrolada. Mi único control se basaba en dejar que abusara de mi cuerpo, con tal que siguiera gozándome, me mantenía sumisa ante él. Luego de un rato de gozar de mis movimientos, sorpresivamente se apartó de mí, sacándomelo y dejándome un gran vació entre las piernas. Me volví a ver que hacia y me asusté al verlo subiéndose los pantalones.

- Siga Don Tito... por favor, siga abusando de mí- suplique jadeante.

- Quiero seguir gozándote en tu cama puta, donde duermes con tu lindo maridito - dijo el viejo maldito.

- No, por favor Don Tito, no nos humille así. Por favor se lo pido, haga la que quiera conmigo ¡pero no lo humille así! - rogué levantándome de la mesa.

- Sólo por el placer de humillarlo a él, me voy a follar a su esposa en su propia cama y tú me vas a seguir; porque eres una perra hambrienta de verga y mi verga va a tu dormitorio. Y no demores puta o la leche que tengo guardada para ti, la voy a regar en su almohada - dijo sacando su desgarbado cuerpo de la cocina.

Me subí el tanga; mi blusa, esta vez mojada por mi propio sudor, seguía pegada a mi cuerpo. No podía creer que aquel viejo me hubiera dejado botada en la cocina, asegurando que no podría aguantar el deseo de seguirlo. Quería humillar a Pablo follandome en nuestra cama matrimonial. Recogí mi pequeña falda y pensé en ponérmela, ir a buscar a ese maldito viejo y sacarlo de mi casa. Él podría molestarse y violarme crudamente ay mismo, quizá era más bajo y entrado en años pero seguía siendo más fuerte que yo. La idea me calentó. Luego pensé en seguirlo, darle en el gusto a ese vejete de mierda; mostrarle que con tal de que siguiera abusando de mí, humillaría a mi amado esposo de la peor de las formas. Me di cuenta que me gustaba, me gustaba la idea de ser sumisa ante él y entregarle mi cuerpo en nuestra cama. Me excité, parecía una drogadicta afligida por falta de droga; necesitaba verga he iría por ella sin importar las consecuencias.

Cuando entré en la habitación me sentía como una niña que asiste por primera vez a clases; estaba nerviosa, ansiosa y asustada, aún así caminé con un andar sensual y orgulloso. Él estaba desnudo junto a la cama, sólo conservaba unos viejos calcetines que al parecer no pensaba sacarse.

- Ven acá Cristina, ven donde mis manos te alcancen. Anda, complace a Don Tito, este viejito que te dará tu merecido - dijo el miserable vejete.

Me acerqué a él, como me lo ordenó. De un tirón desprendió todos los botones de mi blusa y dejó mis pechos libres frente a él. No demoró en atraparlos entre sus manos y chuparlos como un becerro hambriento; sus manos recorrieron mi trasero y disfrutaba tirando de mi tanga para que este se apretara contra mi intimidad, mientras su lengua subía hacia mi cuello y luego a mi cara donde inclusive se atrevió a besarme asquerosamente. Me excitó. Le respondí como una vil zorra su asqueroso beso. Por primera vez sentía su piel peluda y arrugada abrazar mi cuerpo. Ya descontrolada, me entregué y le abracé por sobre los hombros dejando a su merced, y sin ninguna protección, todo mi cuerpo. Le Acaricié suavemente la nuca mientras me gozaba. Me apartó bruscamente, y esta vez fueron mis diminutos tangas los que fueron apartados de mí de un fuerte tirón. Me tomó del brazo y me arrogó sobre la cama, caí de espaldas, dominada, entregada, excitada. Se masturbaba lentamente, mientras se deleitaba mirando mi cuerpo con esa mueca enfermiza que tanto me calentaba.

- Abre tus piernas puta, muéstrale a este viejo como te entregas en la cama donde duermes con tu marido... y pídemelo, pídeme que te tome, que te folle como a una puta - dijo el viejo con malicia.

Lo miré, sabia que le gustaba verme a los ojos cuando lastimeramente le pedía que me tomara, cuando se lo pedía como una hembra desesperada.

- Don Titoooo... por favor poséame aquí, en la cama que comparto con Pablo.

Abrí mis piernas lentamente, doblando mis rodillas expuse por completo mi intimidad, ofreciéndome como una puta.

- Anda viejo... aaayyyy... abusa de mi cuerpo, abusa del cuerpo de la mujer de otro hombre... úsala como una puta - continué, a la vez que mis manos recorrían suavemente mi entrepierna y mis tetas, expuestas para él.

- Don Tito, venga tómeme, métame esa rica verga... anda viejo... culeame... viola a la hembra de tu vecino, desquítese usando mi cuerpo.