PDA

Ver la Versión Completa Con Imagenes : Microcuentos


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Guy Fawkes
13-06-2010, 10:32:16
Comercio con toda pompa.

Hay en la plaza del pueblo, desde largo tiempo atrás, un celebérrimo anciano con sombrero de paja deshilachada y alpargatas de lana. Todos lo conocemos porque es un expendedor de drogas declarado: vende pompas de jabón. Arturito Garcés, a sus escasos ocho años, ha tenido que ver la decadencia comercial de un negocio ancestral. Su familia había vendido el mágico artefacto que producía las pompas desde tiempos inmemoriales. No entendía cómo podían los niños preferir comprar burbujas inasibles que juguetes certeros. Nuestro célebre anciano siempre fue ignorado, algunos historiadores incluso usan el participio “despreciado”, por la pueril clientela; nunca vendió nada, nadie sabía de que vivía, puesto que sus entradas eran nulas. Pero un día, contra todo pronóstico, varios niños se acercaron, preguntaron el precio y adquirieron la quimera. Cuentan los testigos que el espectáculo fue totalmente surrealista. Un grupo de cinco, diez, quince o veinte niños, niños desencantados, desencanto ineluctable, bailando al ritmo del baile incoherente de cientos de círculos transparentes. A partir de entonces, y sin explicación alguna, domingo tras domingo, hora tras hora, minuto tras minuto, siempre hay un infante cazando. Aventuran los académicos, en sus tesis doctorales, múltiples teorías e hipótesis. La más aceptada, la pompiliana, dice que en principio el anciano ofreció a quien pudiera capturar una de sus burbujas, su deshilachado sombrero de paja; de no lograrlo, la sanción sería clara: quinientos pesos por fallo. Y así lo expresa en términos claros el Doctor Gustavo Andrade cuando dice que: “El imaginario colectivo ha entronizado bajo la creencia dogmática del rito dominical un sinfín de formalidades dentro de las que se incluyen estas prácticas quimérico-comerciales, dado que el sujeto pueril no puede abstraer mediante un ejercicio intelectual la pompa de jabón de la realidad conceptual se ve forzado a reinventar una y otra vez su propia percepción de la pompa de jabón como construcción histórica del ser.” Terminaré con la opinión que me dio un niño de unos once años después de escuchar el anterior párrafo: “A nosotros nos gusta cazar burbujas porque nos enjabonamos las manos y quedan todas pegotudas”

Salvarsán.

Fuente: http://elmalcuentero.pvblogs.net/2010/05/15/comercio-con-toda-pompa/


Huida-Jabón.

Después de leer un artículo microscópico en una revista de mala muerte, me di a la tarea de buscar el rastro de un anciano. La promesa de aquel, anunciada en unas cuantas líneas, había hecho nacer en lo más profundo de mis esperanzas la idea de una salvación inesperada. Llevaba varios días huyendo de la policía, que me perseguía por un delito del que soy inocente. Soy inocente puesto que fallé. Le maté, pero no de la forma como quería hacerlo. Mi fuerte no es el derecho penal, pero si fuese un dogmático de él, tendría elementos suficientes para afirmar que, si el delito no se comete estéticamente, pierde la calidad de tal. Me embarco en un amasijo de latas que pretende ser bus, y corridas unas cuantas horas, me hallo en lo que creo es el fin del túnel, un viejo paradero. Me voy corriendo en búsqueda del parque principal. No tardo mucho en hallarle, ahí está él, con su viejo sombrero de paja. Tiene en su mano derecha un extraño artilugio, en su izquierda una curiosa hilera de niños que le aguardan. Soy mayor, me fijo en el movimiento bufón de los niños. Intentan atrapar las pompas pero presiento que son tan inalcanzables para ellos como un par de ojos negro para mí. Es mi turno. Mi estrategia difiere, visualizo el génesis de una burbuja, veo con parsimonia su lento ascender, calculo el punto exacto, llegado, me tiro de bruces contra ella y ¡pum!, me hallo aquí, en su interior, huyendo mientras escribo.

Salvarsán

Fuente: http://elmalcuentero.pvblogs.net/2010/05/27/huida-jabon/

Mula: retrato incesante de una obsesión.

El intrépido sol me acorrala haciendo conjeturas sobre mi mula testaruda. No se mueve, está quieta, impávida, parece muerta: parece humana. Le hablo suavemente, le muerdo una oreja: nada. Puta Mula. Mula insensata, caminá mula terca. Fluyen las nubes y con ellas se va el canto de una bandada de loros que pasa gritando en coro infernal, infierno en do mayor: “La Mula no se le mueve por hijueputa, por hijueputa la mula no se le mueve”. A tanta grosería respondo concordando. Hondas cavilaciones sobre tal condición me acompañan cómo música de fondo en la búsqueda de leños, chamizo, hojarasca muerta, bosque vivo, fuego seguro. Pienso qué, tarde o temprano, la mula terminará cediendo algún día. Indeterminado. Fuego y caza presentes estaré esperándolo. Hago una búsqueda corta y desesperada, machete en mano. Ni un animal, ni un alce, ni un coyote, ni una vaca, ni un pollo asado con papas y arepa que cazar, nada, nada hay en este tierrero, en este muladar con Obispo que es Colombia. En el crespúsculo inútil de mi expedición bosque adentro, veo una mula, una mula sórdida. Mira con desdén a la luna tonta que va naciendo, que en poco tiempo estará destazando nubes y achicharrando mares con su magnetismo disoluto. Esta es mi oportunidad: le corto la cabeza de un solo tirón, con mi cimitarra veloz, con mi sable antioqueño. Cae la cabeza, pero no la mula. Sigue allí, impasible, como si nada. Desde el reino del Thánatos continúa en su eterna quietud, en su ineluctable terquedad. Terquedad enfrentada a muerte con mi trémula obsesión; kilos de carne soportarán horas y días de espera: pero estos huesos han de moverse.

Salvarsán.

Fuente:http://elmalcuentero.pvblogs.net/2010/06/10/mula-retrato-incesante-de-una-obsesion/