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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Tyler Durden
13-05-2010, 09:11:11
ANTES DEL MUNDIAL
Al triunfar Italia en 1938, la copa quedaría en su poder por cuatro años más, ya que la había obtenido también en el ´34. Pero en realidad la mantuvo en su poder por doce años ya que por haberse desencadenado la segunda guerra mundial en la cual se estima que fallecieron 55 millones de personas y que quedaron heridas 35 millones, se suspendieron los torneos del ´42 (para el cual se habían postulado como posibles sedes Alemania y Brasil) y del ´46.

Luego de doce años de ausencia debido a la segunda guerra mundial, en 1950 vuelve la Copa del Mundo, en ésta oportunidad a Brasil. La candidatura se la disputaban Argentina y Brasil, pero en un arreglo entre ambas asociaciones y entre ambos presidentes de estado, el general Juan Domingo Perón por Argentina y Getulio Vargas por los cariocas pactaron que el primero se realizaría en tierras brasileñas mientras que el próximo a realizarce en Sudamérica se haría en Argentina.

Aunque en un principio la F.I.F.A. había acordado, en la primera reunión de la postguerra, realizada en Luxemburgo el 1 de julio de 1946 (donde se aprobó bautizar a la Copa del Mundo con el nombre de Jules Rimet, su creador, hasta ese momento el trofeo no tenía nombre alguno), organizar el Mundial en Suiza en el año 1949.
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Suiza no tenía estadios de fútbol, pero en sus bancos se encontraba todo el dinero de los no participantes, de los vencedores y de los vencidos de la segunda guerra mundial.

Más tarde en el congreso de la F.I.F.A. de 1947, realizado en París se resolvió atrasar un año el campeonato del mundo, para que las naciones golpeadas por la guerra tuvieran mas tiempo para organizar sus selecciones y que la copa la organice Brasil, quién había logrado el apoyo unánime de toda Sudamérica.

Los lineamientos generales del torneo se definieron finalmente en el Congreso de Londres, Inglaterra en 1947, con motivo de los Juegos Olímpicos, el proyecto aprobado incluía los siguientes puntos:
• Los 16 equipos participantes en la competición de Brasil, serán divididos en cuatro grupos de cuatro equipos. Para cada grupo, la comisión organizadora designará a un equipo cabeza de grupo. Los otros tres serán designados por sorteos.

• Los cuatro equipos victoriosos en cada grupo, intervendrán en la segunda serie.

• Cada equipo que participe en éste segunda serie, jugará un solo partido contra los otros tres que constituyan éste último grupo.

• El equipo que haya obtenido mayor número de puntos ganará la copa.

Sedes

Belo Horizonte Estádio Independência 25.000

Curitiba Estádio Durival de Britto e Silva 12.000

Porto Alegre Estádio Eucaliptos 7.000

Recife Estádio Ilha do Retiro 60.000

Río de Janeiro Estádio Maracaná 220.000

São Paulo Estádio do Pacaembu 45.000


O mais grande do mundo



Se lo llama popularmente Maracaná, aunque su verdadero nombre es “Jornalista Mario Filho”, en honor al periodista y dueño del diario “Jornal dos Sports”, quién treinta meses antes de comenzar el torneo comenzó una campaña, mediante la publicación de notas y presionando a los altos dirigentes del fútbol brasileño para que se construyera un estadio para 200.000 espectadores.

Las autoridades del Municipio de Río, luego de ver el empeño puesto por el periodista para la construcción de semejante obra, decidieron bautizarlo con el nombre del reportero y convertirse de esa forma en el único estadio de fútbol que lleva el nombre de un cronista.

El estadio que fue sede de la final del mundo se construyó especialmente para esa ocasión por decisión del gobierno brasileño y la Municipalidad de Río de Janeiro, por intermedio del general Anego Menees de Moráis, quién movilizó a mil quinientos conscriptos para que pudieran colaborar con la terminación a tiempo del estadio.

La obra comenzó el 2 de agosto de 1948 y duró veintidós meses, 665 días exactamente, contaba con una capacidad de 183.354 espectadores, aunque a la final asistieron 203.849 personas exactamente, donde había solamente unos cien hinchas uruguayos.

Fue inaugurado en 1950, un día antes de comenzado el mundial, con un partido de entrada gratuita donde se enfrentaron cariocas y paulianas. El partido se disputó con varios parates sosteniendo vísceras y tribunas ya que no habían fraguado por completo los materiales. Ese mismo día Anego Moráis les dijo, por los altoparlantes del estadio, a los futbolistas seleccionados brasileños: “Yo hice mi obra, ahora les toca a ustedes”.

Pero ustedes se preguntarán, ¿por qué todos le llaman Maracaná en vez de Jornalista Mario Filho?, o ¿por qué Maracaná?, o ¿que quiere decir Maracaná?, no se pongan ansiosos. Popularmente se lo conoce como Maracaná, porque el estadio se ubica en el barrio de Maracaná, sobre la avenida Maracaná, y Maracaná es una palabra de origen Guaraní que es una especie de loro que vive en la selva.

En la construcción del estadio se emplearon:

• 464.650 toneladas de cemento.

• 1.275 metros cúbicos de arena.

• 3.933 metros cúbicos de piedra.

• 10.597.661 kilogramos de hierro.

• 55.250 metros cúbicos de madera.
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El Maracaná en construcción El Maracaná durante la copa El Maracaná en la actualidad
Cuando se disputó el primer partido del Mundial en el Maracaná, los accesos al estadio y los vestuarios estaban en obra, mientras que el palco de prensa no existía. Los organizadores lograron que la cancha se habilitara de todas formas, aunque la obra se completó al año siguiente.

Tanta expectativa
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La pelota ingresa lentamente en el arco inglés
Los ingleses, especialmente para éste torneo, por primera vez en su historia contrataron un entrenador para dirigir al equipo, ya que antiguamente la selección la formaba un honorable comité que citaba a los jugadores por correo y los nominados se juntaban minutos antes del cotejo, en el vestuario del estadio de turno.

Su debut sería frente al seleccionado de Chile, al cual derrotaron por 2 a 0, luego enfrentaron a la débil selección norteamericana, ante la gran confianza imperante en el conjunto inglés, optaron que el rival era tan fácil que la noche previa al cotejo se la tomaron libre.

Curiosamente, el seleccionado inglés cayó derrotado frente a los Estados Unidos por 1 a 0 y el gol de la victoria lo convirtió un delantero haitiano nacionalizado norteamericano, llamado Larry Gaetjens.
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Impotente, el arquero de Inglaterra solo mira el pique de la pelota
Los espectadores brasileños que se encontraban en Belo Horizonte viendo el partido, invadieron el campo de juego y levantaron en andas a los integrantes del seleccionado de U.S.A.

El conjunto norteamericano, estaba integrado por inmigrantes latinoamericanos, italianos, portugueses, belgas y caribeños, el entrenador era el escocés Bill Jefrey, durante las eliminatorias habían caído derrotados por 6 a 0 y 6 a 2 frente a México.

Pero lo más curioso no fue el inesperado resultado del partido, sino que los medios de comunicación ingleses, al recibir la noticia no pudieron creer una derrota de los creadores del fútbol a manos de la endeble U.S.A., algunos periódicos esperaron unas horas para confirmar la noticia, mientras que otros, convencidos de que había ocurrido un error de omisión en vez del 0 a 1 en contra publicaron 10 a 1 a favor. Le erraron por diez nada más.
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Espectadores brasileros lleban en andas a Gaetjens
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Gol de España a Inglaterra y despedida del primer mundial para los galos

Años más tarde, el goleador del partido frente a Inglaterra, Larry Gaetjens, (quién meses mas tarde jugó en el Racing de Paris) reconoció: “Yo nunca tuve la ciudadanía norteamericana”.

Al partido siguiente Estados Unidos cae derrotado contra Chile por 5 a 2, mientras que los ingleses se despedian de la copa con una derrota por un tanto contra cero frente al seleccionado de España.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Tyler Durden
13-05-2010, 09:13:17
¿CÓMO LLEGARON A ESTA INSTANCIA?
Brasil y Uruguay deberían disputar el último partido del cuadrangular, ya que éste fue el único Mundial que la definición fue entre cuatro equipos, en el recién inaugurado estadio “Maracaná”, el más grande del mundo. Brasil, por ser el dueño de casa y por la excelente campaña realizada antes y durante el Mundial, eran los favoritos, incluso ninguno de los 200.000 espectadores presentes desde las diez de la mañana (la máxima audiencia para un partido de fútbol en la historia de la humanidad) ni ningún brasileño podían siquiera pensar en una derrota.

Como se trataba de un cuadrangular y el seleccionado anfitrión había ganado sus dos partidos anteriores, mientras que los charrúas habían empatado el primero en dos tantos frente a España y ganaron el segundo por 3 a 2 contra Suecia, con un empate en la final, los dueños de casa se adjudicarían la Copa.
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Confianza que le dicen
Los jugadores brasileños en vistas a lo hecho hasta ese partido y minutos antes de rodar la pelota, le fueron entregados en los vestuarios un reloj de oro para cada uno, que en el dorso, estaban grabados con la siguiente consigna: “Para los campeones del Mundo”.

A la salida del estadio se encontraban once limusinas listas para llevar a cada uno de los jugadores brasileños a sus hogares.

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Los principales diarios de Brasil ya tenían sus primeras planas impresas, las carrozas de carnaval estaban preparadas para encabezar el carnaval de los festejos y ya se habían vendido mas de 500.000 camisetas con la inscripción de: “Brasil Campeao 1950”, el estadio se encontraba decorado con pancartas que decían: “Homenaje a los Campeones del Mundo”, además la Casa de la Moneda había acuñado monedas conmemorativas con los nombres de los jugadores brasileños, la banda de músicos presente en el estadio, quienes al finalizar el cotejo debían tocar el himno del ganador, no tenían la partitura del Himno Uruguayo.

Incluso el mismo presidente de la F.I.F.A., Jules Rimet, estaba convencido del triunfo local, en el bolsillo derecho de su saco llevaba un discurso en homenaje a los campeones brasileños, escrito en portugués.
Maracaná = Vietnam
Roque Máspoli, integrante del seleccionado visitante, recuerda algunas de las hostilidades recibidas por la “torcida” brasileña: “Llegamos al Maracaná al mediodía. Y nos habían acercado unos colchones para descansar hasta la hora del partido. Pero el estadio no estaba totalmente terminado, y por algunos huecos en las paredes del vestuario nos molestaban tirando petardos. Parecía que era la guerra y nosotros esquivábamos las granadas”.

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Ante la espectacular campaña realizada por el local, los dirigentes uruguayos le pidieron a los jugadores que aunque sea traten de perder por poco para evitar el papelón y que con ese pedido ya estaban hechos, más precisamente les dijeron: “guante blanco (en señal de juego limpio o nuestro Fair Play), ya estamos cumplidos con haber llegado y poder jugar la final”, a lo que Obdulio Varela concluyó con una arenga a sus compañeros diciéndoles: ”no piensen en toda esa gente, no miren para arriba, el partido se juega abajo y si ganamos no va a pasar nada, nunca pasó nada”.

El dirigente uruguayo Jacobo, le recomendó especialmente al defensor “cotorra” Míguez que: “traten de no comerse seis, con cuatro estamos cumplidos”, a lo que su compañero Schubert Gambetta respondió: “los de afuera son de palo” y el mediocampista Obdulio Varela les respondió a los dirigentes: “Hechos un carajo, hechos solamente si ganamos...si entramos vencidos es mejor ni salir al campo de juego, no vamos a perder ese partido, y si la hacemos no será por cuatro goles”.

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Antes de comenzado el partido, el arquero uruguayo Roque Máspoli, le realizó un expreso pedido al director técnico de su país, Juan López: “los defensores nuestros deben apretar bien a los punteros de Brasil, para que no tiren centros”. A lo que el entrenador respondió con la única indicación de la corta charla técnica: “Bueno muchachos, ahora un huevo en cada zapato y vamos para arriba”.

Todavía en los vestuarios, Obdulio Varela juntó a sus compañeros y los aconsejó: “muchachos, si los respetamos a los brasileños, nos caminan por arriba, así que nada de esquemas conservadores, vamos a salir a ganar al partido”.

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Una vez en el campo de juego, todos los fotógrafos, retrataban al seleccionado local, así que Eusebio Tejera, con un dejo de clarividencia les gritó: “¡Vengan para acá, que el campeón está acá!”.

Tyler Durden
13-05-2010, 09:16:45
Maracanazo: crónica de un día que no terminó

Hace 55 años, por estos días de julio, comenzaba a nacer una de las gestas más importantes del fútbol mundial. Que se recuerda con vigencia y fervor. Con dolor e incredulidad. Los uruguayos, capitaneados por Obdulio “El Negro jefe” ante 200.000 almas le ganaban a Brasil, en el mismísimo Maracaná y obtenían, por entonces su segundo Campeonato Mundial.
Dicen, quienes aseguran saberlo todo, que los brasileños diseñaron posters conmemorativos del mundial y entraron tan confiados a la grama que debajo de su tradicional camiseta llevaban otra en la que podría leerse “Campeones del Mundo“. Nunca nadie las vio. Los locales desaparecieron entre un silencio de sepulcro que nadie podrá olvidar.
El último relator sobreviviente, Don Duilio De Feo, rotulado desde entonces como el “Speaker de la victoria”, hace unos años rompió el silencio y, con una gravedad que casi no le permitía desplazarse, narró:

Cita :
A las 7 de la mañana del 16 de julio de 1950 le regalé el último suspiro al espejo. Enseguida abandoné la habitación y el ascensor me condujo a la planta baja del hotel, donde se servía el desayuno. La ansiedad se presentaba hasta en los posillos. Me apresuré a tomar el café y a devorarme un trozo de bizcochuelo. A las 8:30 con mi compañero Cesar L. Gallardo nos subimos a un taxi que media hora después circunvaló con penuria el Maracaná. Era increíble lo que estaba frente a mis ojos: una muchedumbre, que provenía como cataratas de todo el Brasil y que pernoctó y acampó en las cercanías del estadio. Ya hacía cola para ingresar cuando el partido estaba programado para las 15:30: Las gradas estaban vacías. Y en la cancha una cuadrilla le daba los últimos toques al gramado. Enseguida nos ubicamos en el lugar asignado a CX 24 La Voz del Aire para realizar la transmisión. Comenzamos al mediodía. A tres horas del partido la cancha se convirtió en el templo de la torcida brasileña, desgarraban alegría, magia, esplendor y confianza. La gente disfrutaba de antemano. El partido, aun sin haberse jugado, “ya estaba ganado”.
Cita :
Cuando comenzó el encuentro, 200.000 personas lanzaban fuegos de artificios. Llegó el gol de Brasil y la locura invadió al país. Miré a mi compañero y no se lo podía creer.

Cita :
Abajo once hombres de piernas fuertes y valientes desafiaron a todos: Obdulio Varela sacó la pelota del arco vencido y a los gritos arengó a sus compañeros: “Vamos, vamos, que los de afuera son de palos“.

Cita :
Llego el primero, uruguayo y Río de Janeiro pareció entrar en terapia intensiva… Primero el de Schiaffino era empate. Después el de Alcides Ghiggia que la clavó contra un palo y dejó sin asunto al brasileño Barbosa. Éramos Campeones del Mundo. Quedaban 23 minutos, ya casi no podía ver. Se nublaban los ojos. Los minutos transcurrían cómplices de la tragedia. Recuerdo que por un instante me solidarice con la gente. Reparé en el sufrimiento del publico y me dije: “La pucha, parece que le hicimos un gran daño a toda una nación…” No hubo vuelta olímpica. A la cancha ingresaba mucha gente buscando una explicación. Miraban con estupor a los rostros de los que habían profanado el Maracaná. Daban lastima verlos a ellos. Aun siendo uruguayo daba mucha tristeza. En los morros estaba toda la gente de las favelas pronta para bajar a la ciudad y festejar. Volvieron a sus casas como pudieron. Afuera del estadio una fila de 11 autos estaba esperando la consagración de Brasil, era el obsequio para los héroes, pero nunca llegaron. Sin alfombra roja, casi a escondidas, apareció Obdulio Varela y Jules Rimet, presidente de la FIFA, le entregó la estatuilla, casi a escondidas, pues hasta parecía que aquel objeto, ese trofeo, le pesaba demasiado…”

Un relator radial de fútbol brasileño, llamado Ary Barroso, que en ese momento estaba relatando la final del mundo para todo el país concluyó su relato inmediatamente después del segundo gol charrúa repitiendo: “...yo ya sabía, yo ya sabía, yo ya sabía, no relato más”, en ese momento decidió abandonar la cabina de transmisión y su profesión, se dedicó a la música, entre sus creaciones figura “Aquarela de Brasil”, un clásico de la música de Brasil.
El pueblo carioca se sumió en la mayor congoja colectiva que se tenga memoria provocada por un hecho deportivo, la gente deambulaba por Río de Janeiro en silencio, otros lloraban sin encontrar consuelo.

Por un día Brasil se vistió de luto, las enormes fiestas populares programadas se suspendieron y la alegría seguro que no fue brasileña.

Jules Rimet descendió al campo de juego con la Copa del Mundo en sus manos, por allí deambulaba sin rumbo en un mar de periodistas, fotógrafos, hinchas, jugadores brasileños, hasta estuvo a punto de dársela al capitán brasileño, ya que no estaba enterado del segundo tanto charrúa, pero Obdulio “El Negro Jefe” Varela, advirtió el desconcierto y salió corriendo a arrebatársela de las manos.

La banda de música que tocaría el himno brasileño (seguro vencedor), el podio no había sido colocado y hasta los policías de custodia que acompañarían a Jules desde el campo al podio estaban llorando.

Aunque, años más tarde recordando ese momento de desconcierto don Jules, dijo: “...Todo estaba previsto, excepto el triunfo de Uruguay. Al término del partido yo debía entregar la copa al capitán del equipo campeón. Una vistosa guardia de honor se formaría desde el túnel hasta el centro del campo de juego, donde estaría esperándome el capitán del equipo vencedor (naturalmente Brasil). Preparé mi discurso y me fui a los vestuarios pocos minutos antes de finalizar el partido (estaban empatando 1 a 1 y el empate clasificaba campeón al equipo local). Pero cuando caminaba por los pasillos se interrumpió el griterío infernal. A la salida del túnel, un silencio desolador dominaba el estadio. Ni guardia de honor, ni himno nacional, ni discurso, ni entrega solemne. Me encontré solo, con la copa en mis brazos y sin saber que hacer. En el tumulto terminé por descubrir al capitán uruguayo, Obdulio Varela, y casi a escondidas le entregué la estatuilla de oro, estrechándole la mano y me retiré sin poder decirle una sola palabra de felicitación para su equipo... ”.

Luego de que el juez del partido pitara el final del mismo, los comentaristas deportivos calificaron aquel partido como “La peor tragedia de la historia de Brasil”.

Tyler Durden
13-05-2010, 09:17:52
Al día siguiente un diario tituló “Nuestro Hiroshima”.

El periodista brasileño Mario Filho, ideólogo del Maracaná, escribió en su columna: “La ciudad cerró sus ventanas, se sumergió en el luto. Era como si cada brasileño hubiera perdido al ser más querido. Peor que eso, como si cada brasileño hubiera perdido el honor y la dignidad. Por eso, muchos juraron aquel 16 de junio no volver nunca más a un estadio de fútbol”.

Mientras tanto el diario Clarín de Argentina, titulaba: “La derrota por 2 a 1 en el Maracaná provocó hasta suicidios”.
Una vez finalizado el cotejo, los periodistas acosaron al artífice de la jornada, preguntándole como había ocurrido el triunfo de Uruguay sobre Brasil, Obdulio pensó la respuesta unos segundos, meneando la cabeza y con voz firme respondió: “Fue casualidad”, inmediatamente después le quisieron sacar una foto, entonces él se puso de espaldas. El mismo Obdulio ampliaría su declaración a los tres días del partido: “Ganamos porque ganamos, nada más. Brasil era una máquina: nos llenaron a pelotazos. Métanselo en la cabeza: jugamos cien veces y sólo ganamos esa...La casualidad nos dio el triunfo”.

Obdulio pasó la noche de la coronación bebiendo cerveza de bar en bar, (mientras que varios de sus compañeros tenían miedo de que los mataran al salir) abrazado a los vencidos, en los mostradores de Río de Janeiro y negándose a festejar el triunfo con los hipócritas dirigentes uruguayos. Al día siguiente en Montevideo huyó de los hinchas y periodistas que los estaban esperando con un gigantesco cartel luminoso con su nombre, se colocó un impermeable con la solapa levantada, anteojos oscuros, un sombrero y desapareció entre la multitud. Nunca más aceptó hablar en un reportaje sobre aquella final del ´50.

Mientras Obdulio Varela vistió la camiseta de la selección uruguaya en un Mundial, ésta nunca cayó derrotada.

El centrodelantero brasileño Adhemir Menezes, declararía horas más tarde: “Ninguno de nosotros pensó jamás que Uruguay pudiera ganarnos. Nos parecía que se conformaban con el segundo puesto”.

Tan grande fue la tristeza brasileña que por dos años su seleccionado de fútbol no volvió a disputar un partido internacional.
Julio Pérez, integrante de aquél seleccionado uruguayo recordaba: “Los cronistas se dejaban impresionar por las goleadas de Brasil, pero no se daban cuenta que los rivales se achicaban. Y no era para menos. La tribuna, la multitud, y todas esas cosas que pesaron en el ánimo de los españoles y los suecos, permitieron las goleadas. Pero eso con nosotros no camina. El equipo nuestro jugaba bien y estaba integrado por hombres”.

Skoglund, jugador sueco, recuerda aquel partido contra Brasil: “Cada vez que tocaba el balón, explotaban petardos a mi alrededor: era como un campo minado”.

También Oscar Omar Míguez rememora: “¿Por qué nos iban a ganar?, ¿quiénes eran?. Nosotros nos teníamos confianza. Si usted entra sugestionado es peor...Ese campeonato no se perdía...Estaba escrito que ese día ganaríamos, no temíamos ni a Dios ni al Diablo. Si Máspoli hubiese jugado de delantero, hacía dos goles, y si yo hubiera ido al arco, atajaba dos penales”.
A la hora de regresar a su patria, el avión no despegaba porque había exceso de peso, entonces Obdulio se paró delante de los pasajeros hasta que individualizó a uno de los dirigentes que los había subestimado y le gritó: “¡Usted, abajo!”, a lo que el dirigente respondió descendiendo del avión con su mujer y su pequeño hijo.

El premio que recibió Obdulio Varela por ganar la copa del mundo, le alcanzó para comprar un Ford usado del ´31, que le robaron a la semana siguiente. Pero el reconocimiento más importante lo recibió 69 años más tarde, cuando fue elegido como el deportista uruguayo más importante del siglo XX. “El negro jefe” murió pobre, el gobierno se encaró de todos los gastos de su muerte, pero nunca se encargó de su vida.

Los dirigentes del fútbol uruguayo, quienes antes de comenzado el partido se conformaban con perder por menos de cuatro goles, como recompensa por haber logrado la copa del mundo, se otorgaron a sí mismos medallas de oro, mientras que los jugadores se tuvieron que conformar con unas de plata y algún dinero.
Ademir, el goleador del torneo con nueve tantos, no solo nunca tuvo un homenaje ni una sola mención, sinó que inmediatamente finalizado el torneo, fue condenado a un ostracismo futbolístico, al igual que la mayoría de aquel conjunto carioca.
Al arquero de Brasil, Moacyr Barbosa, quien tuvo una intervención poco feliz en el segundo gol uruguayo, su vida dió un giro de 360 grados, se convirtió de un día para otro en un verdadero infierno.

Bastaba que ingresara a un bar cualquiera en Brasil, para que todos los clientes del mismo huyeran como si hubieran visto a un fantasma. Sobre ésta y otras reacciones que tuvo el pueblo brasileño, recordaba el guardameta: “Si no hubiera aprendido a contenerme cada vez que la gente me reprochaba lo del gol, habría terminado en la cárcel o en el cementerio hace mucho tiempo”.

También recordó en su momento el hecho más triste de su condena futbolística: “Fue una tarde de los años ochenta en un mercado. Me llamó la atención una señora que me señalaba mientras le decía en voz alta a su pequeño niño: “Mirá hijo, ese es el hombre que hizo llorar a todo Brasil”.

Moacyr Barbosa, trabajó durante más de veinte años en el lugar que le dio el mayor disgusto futbolístico, se desempeño en la intendencia del Maracaná, y de premio a su excelente labor y debido a que se avecinaba una gran remodelación en el estadio, su administrador le ofreció los dos palos y el travesaño del fatídico arco. Regalo que no despreció, convocó a sus amigos, y ante tanta expectativa creada, un bidón de nafta y un encendedor. De esa forma el arquero pensó que eliminando a su testigo más cercano, podría exorcisarse del mote de “mufa” que le indilgaron algunos, pero luego... .

Fue echado de la concentración de la selección brasileña en 1993, por el entonces ayudante del técnico Mario Lobo Zagallo, a donde había llegado para desearle suerte a los jugadores que luego ganarían el Mundial del ´94.

Poco antes de morir dijo desconsolado: “En Brasil, la pena mayor que establece la ley por un matar a alguien es de treinta años de cárcel. Hace casi cincuenta años que yo pago por un crimen que no cometí y yo sigo encarcelado, la gente todavía dice que soy el culpable”.

Otra frase que se le escuchó en sus últimos días fue: “No fue culpa mía, éramos once”.

Barbosa falleció el 7 de abril del 2000, aislado y pobre, quien fuera (a pesar de la mala intervención en el segundo tanto charrúa) uno de los mejores arqueros de la historia de Brasil, murió en la pobreza y el olvido, a su entierro asistieron 50 personas, entre familiares y amigos, ninguna figura se hizo presente, ningún dirigente del fútbol carioca estuvo despidiéndolo.

Al día siguiente uno de los diarios más importantes de Brasil sintetizó la vida del guardameta en el título, allí se podía leer: “La Segunda Muerte de Barbosa”.

http://www.youtube.com/watch?v=6pMmRFKKZfk

http://www.youtube.com/watch?v=P1Qb23Msb1A (http://www.youtube.com/watch?v=P1Qb23Msb1A)

http://www.youtube.com/watch?v=Xzb6ghb4EB0 (http://www.youtube.com/watch?v=Xzb6ghb4EB0)

▬Goos Fraba▬
13-05-2010, 09:29:07
En mi opinión, la hazaña más grande en la historia del fútbol, junto con la de Alemania en el 54.

miguelg72
15-05-2010, 11:45:53
excelente historia, me encanto

Sinclair
15-05-2010, 12:54:04
Mas que una hazaña, eso si era amor por la camiseta.