Roger Milla: quien regresó del retiro para convertirse en leyenda [Archivo]

Tyler Durden

27-01-2010, 08:27:16

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En plena madurez es cuando uno empieza a decir: "nunca me he sentido tan joven". Esta cita de Jules Renard parece escrita expresamente para Roger Milla. El delantero camerunés, la gran figura del fútbol africano, irrumpió en la escena internacional a la madura edad de 38 años. Milla, un veterano capaz de realizar potentes cambios de ritmo y dotado de un infalible olfato de gol, condujo a Camerún allí donde no había llegado ninguna selección africana. Poseedor de una técnica depurada y de una excelente visión del juego, colocó a su equipo en cuartos de final de la Copa Mundial de la FIFA Italia 1990, prácticamente él solo. Y cuatro años después, lo que resulta todavía más increíble, también participó en la edición de Estados Unidos.

Saltando a la fama lentamente
La ocupación de su padre como empleado de ferrocarriles hizo que la familia se trasladara constantemente de un lugar a otro, sin establecerse definitivamente en ninguna parte. Sin embargo, el joven Roger no tenía problemas para hacer nuevos amigos, gracias al amor que profesaba por el bello deporte del fútbol. En cualquier parte en que se estableciera la familia, Milla se dedicaba a jugar descalzo y enseguida se hacía famoso en el lugar con el apodo de "Pelé".

Su excelente técnica y su capacidad de remate eran evidentes, y a los 18 años ya jugaba en el primer equipo de uno de los principales clubes de Camerún, el Léopards de Duala. Tras hacerse con otro campeonato de liga, Milla fichó por el Tonnerre Club de Yaundé, y no tuvo que esperar mucho para que su nombre apareciera en la alineación de la selección nacional.

Su carrera internacional despegó con un muy prometedor comienzo en 1976, pues ese mismo año recibió el Balón de Oro africano. Sin embargo, en el ámbito de clubes, Milla seguía esperando pacientemente a que sugiera el gran contrato de su vida. Creyó que el gran momento había llegado doce meses más tarde, cuando el club francés Valenciennes lo sedujo para cruzar el Mediterráneo ofreciéndole un contrato muy jugoso. Pero, por más que se esforzó, Milla no logró dejar huella en el equipo.

No le fue mucho mejor su cambio hacia el sur en el AS Mónaco. Pasó la mitad de su estadía en el club sentado en el banquillo y la otra mitad lesionado. Tampoco la temporada que militó en el Bastia sirvió para mejorar la reputación del jugador. Sus improvisados viajes a Camerún no eran del agrado del equipo técnico. "La gente me juzgaba por lo que oían o leían en la prensa y los grandes clubes no tenían ninguna fe en mí", declaró Milla años más tarde.

La salvación llegó de la mano del Saint-Étienne, equipo que acababa de descender a segunda división. En ese club, y ya con 32 años, Milla volvió a colocarse en la senda del gol y marcó 22 tantos en 31 partidos a lo largo de dos fructíferas temporadas. Rindió incluso a más altura tras fichar por el Montpellier, donde llegó a sentirse como en casa y donde pudo hacer gala de sus prolíficos regates y de su gran capacidad goleadora. Tan a gusto llegó a sentirse en el Montpellier que, cuando puso fin a su carrera deportiva, entró a formar parte del equipo técnico. Tras colgar las botas en Francia, en mayo de 1989, había anotado un total de 152 goles.

Un éxito demorado
Milla consiguió su primer gol como internacional en el partido de su debut con la selección, en julio de 1978. Extraordinariamente, lo mejor de Milla aún estaba por llegar. Ya había conseguido grandes logros con su selección, al formar parte de aquel Camerún que entró en los anales de la historia de la competición al conseguir por primera vez un pase a la Copa Mundial de la FIFA España 1982. Los Leones Indomables realizaron una actuación tan magnífica en esta primera participación en el campeonato que volvieron a casa sin conocer la derrota.

Después de ganar un segundo título de la Copa Africana de Naciones en 1988, Milla se retiró por primera vez de la selección. Tras recibir homenajes inolvidables en Duala y Yaundé, a los que asistieron 100,000 espectadores, el jugador fijó su residencia en la Isla de la Reunión, en el Océano Índico, donde se dispuso a disfrutar de lo que él creyó que sería una tranquila jubilación. Para entonces, la Copa Mundial era el recuerdo de un pasado remoto, hasta el día en que recibió una inesperada llamada telefónica del mismísimo Presidente de Camerún, en la que le rogaba que dejara su retiro y atendiera la llamada que le hacía su país. ¿Cómo negarse?

A los 38 años, Roger Milla vivió sus momentos más dulces como futbolista. Fue uno de los grandes protagonistas de Italia 90, con sus cambios de ritmo, sus fulgurantes internadas, sus inteligentes pases y, por supuesto, el baile de Makossa que ejecutaba moviendo las caderas junto al banderín de córner para celebrar cada uno de sus cuatro goles. En el partido inaugural del torneo, en el que Camerún se impuso contra pronóstico (1-0) a Argentina, defensora del título, entró en juego en los últimos minutos. En el segundo encuentro, frente a Rumania, inscribió su nombre en el libro de récords de la Copa Mundial de la FIFA. Tras salir del banquillo en el minuto 58, se convirtió en el goleador de mayor edad de la historia del torneo, al superar a la defensa rumana y adelantar a su equipo en el marcador a falta de trece minutos. Diez minutos más tarde volvió a ver puerta.

Ese triunfo garantizó a Camerún un puesto en la segunda ronda, en la que Milla fue nuevamente el héroe. Sus dos tantos en la prórroga contra Colombia clasificaron a los Leones Indómitos para cuartos de final, el mejor registro logrado nunca por una selección africana. El primero fue fantástico: el veterano artillero se deshizo de Perea y de Escobar antes de batir por bajo a Higuita de un zurdazo. El segundo fue un regalo del portero, cuyo intento de regatear a Milla terminó con un gol del camerunés a puerta vacía. "Quiso regatearme. A Milla no lo regatea nadie", dijo el gran triunfador de aquel choque.

Y brilló incluso en la eliminatoria de cuartos de final, ante Inglaterra, que se saldó con derrota (3-2). Provocó el penal con el que Emmanuel Kunde anotó la primera diana de los suyos, y luego asistió a Eugene Ekeke en el segundo gol. Milla, que había anhelado desde siempre conseguir el más alto reconocimiento como futbolista, podía por fin sentirse orgulloso: no sólo sería elegido mejor jugador africano del año, sino que el gran rendimiento de su selección, junto con los logros de Egipto en Italia, en 1990, fueron decisivos para que la FIFA proclamara que, a partir de entonces, tres equipos, y no dos, representarían a África en la gran cita mundialista.

Para sorpresa de propios y extraños, cuatro años después, Milla volvió a la competición para disputar la Copa Mundial de la FIFA EE UU 1994. Camerún quedó eliminado en la fase de grupos, pero Milla, a sus 42 años, consiguió un gol contra Rusia, con el que estableció el récord de realizador más veterano del certamen.

Roger Milla ha conseguido otros récords. Por ejemplo, fue el primer africano que participó en tres fases finales de la competición.
Actualmente, este hombre inmensamente generoso y humano, vive entregado a varias causas humanitarias a favor de África. Es embajador itinerante de Camerún y de la UNAIDS; recorre incansablemente todo el mundo, pero no le pregunten con cuántos goles o convocatorias internacionales cuenta en su palmarés: "No lo sé. Nunca me ha interesado saberlo. Lo único que realmente importa es el fútbol". Esta cita es fiel reflejo de su personalidad.

http://www.youtube.com/watch?v=gaAq2LcbKPY

http://www.youtube.com/watch?v=94gD1TbNStU