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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Messi se queda con el balón


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
RZR
01-12-2009, 20:11:08
Una vez al año, el fútbol le da la palabra al balón. Y nunca como ahora el esférico ha hablado tan claro: el mejor es Messi, designado 'Balón de Oro 2009' con el 98,5 por ciento de los votos del jurado. El menudo Messi llegó al mundo hace 22 años como un milagro desapercibido. Pero sólo había que fijarse un poco. Así lo vio Bilardo, ex seleccionador argentino: «Si le hiciéramos una radiografía veríamos un objeto redondo, un balón, pegado al pie».
«Leo es resistente, rápido, hábil, tiene gol, va bien de cabeza y ve el juego», define Guardiola, su técnico en el Barcelona. «Los rivales saben lo que va a hacer, pero él lo hace más rápido», añade Jorge Valdano, director general del Real Madrid. «Es como un futbolista de dibujos animados», dice Eto'o. Aunque quizá talla mejor el valor de Messi la frase de otro mito, Di Stéfano: «Ojalá jugara en el Madrid». Ahora hay unanimidad. El fútbol parece difícil hasta que llega a las botas de Messi. Pero ha tenido que recorrer una enorme distancia entre el genio actual y aquel nene chiquito que peloteaba en Rosario, ciudad industrial a 300 kilómetros de Buenos Aires.
En las estanterías de su casa hay un montón de gente. Fotografías que se ponen a recordar. «Nadie quería jugar con él a las cartas porque hacía trampas», rescata Celia, su madre. La abuela ya no está, aunque con ella empezó todo. El crío no paraba de dar patadas en la cocina. Y se colgaba de su brazo para ir al campo del Grandoli, el equipo del barrio. A Leo le habían bautizado como Lionel por una carambola musical. Durante el embarazo, Celia se hartó de escuchar a Lionel Ritchie. El nene tenía ritmo. Bailaba con el balón. Así que la abuela lo metió en el Grandoli. Una tarde, al ver que faltaba un jugador en el equipo de 7 años, pidió al entrenador que alineara a Leo, de cinco.
Un imán en el pie
El balón tuvo la palabra. «Póngalo, si ve que se asusta lo saca», rogó la 'vieja'. El entrenador, descreído, asistió al inicio de un relámpago que perdura. Leo entró, agarró la pelota, la paró y salió gambeteando. El renacuajo tenía el balón atado a un campo magnético. «Eso no se lo enseñó nadie», dice Ernesto Vecchio, su entrenador luego en el Newell's Old Boys. Leo anotaba cien goles por temporada.
Ahora en el Barça, Guardiola no se preocupa de enseñarle nada. «Sólo de que sea feliz». El niño del balón en el pie. «Si no ganaba, lloraba», recuerdan en su casa.
Aunque el motivo para las lágrimas le vino por una enfermedad que su madre definió con ternura: «Su crecimiento estaba dormido».
Tenía 9 años y apenas medía 1,27 metros. El genio no cabía en la botella. Su cuerpo no daba para albergar tanto talento. Un endocrino le puso precio a la solución: una inyección subcutánea diaria de hormona de crecimiento. Pócima cara. A mil euros mensuales. Un dineral para los Messi, sostenido por el sueldo de obrero siderúrgico. El Newell's Old Boys no quiso costearlo.
Jorge, el padre, lo llevó a una prueba con el River. Tan pequeño. No lo sacaban al campo. En eso, casi al final del entrenamiento, el técnico se giró y le espetó formulariamente: «¿De qué jugás?». El chico respondió en ese idioma que vosea y chechea. «Estoooo... de media punta». Su padre fue testigo: «A la primera que cogió la bola lanzó un par de regates. El entrenador se quedó paralizado y dijo: Quiero a ese chaval. El milagro ya era evidente. Pero caro. Tampoco River quiso pagar el tratamiento hormonal ni negociar el traspaso con Newell's. Mil euros al mes por un jugador que hoy tiene una cláusula de rescisión de 250 millones.
Así que a los trece años, la familia tuvo que aclimatarse al destierro. El Barcelona había escuchado el eco de Messi. Un genio preso de su enfermedad. Los Messi durmieron dos semanas con el Nou Camp en la ventana de su habitación de hotel. Catorce días esperando a Charly Rexach, responsable de la cantera, que estaba de viaje. «No venía, así que decidimos volver. Pero Leo se negó. Dijo que quería jugar en Primera con el Barça», cuenta el padre. Messi tenía 13 años. Al decimosexto día, alguien llamó a los Messi: había regresado Rexach.
Messi acudió a la Masía. Lo pusieron a jugar frente a chicos un par de años mayores. Como siempre. Pero Rexach no venía. Llegó tarde, pausado. Para él era un día más. No lo olvidará. «Cuando llegué ya había empezado el partido. Iba andando por el borde del campo. Y lo vi. Era fácil de ver porque era tan pequeño. Pregunté quién era y me dijeron que era el argentino. 'Ése se queda', dije». Para calmar a la familia, Rexach firmó el precontrato en una servilleta de cafetería. Hoy es un documento histórico en la biografía centenaria del Barcelona.
La 'pulga'
El ganador del 'Balón de Oro' otorgado cada año por la revista 'France Football' tuvo que hacerse adulto antes de tiempo. Sus compañeros, sus padres y sus hermanos le vieron cada noche arrimarse a la nevera, cargar la jeringuilla e inyectarse su dosis hormonal. En silencio, como es.
Y aún es el Messi de barrio, el de Rosario, el que todavía habla de noche con la abuela que se fue. Sin tatuajes, con su pelo partido en dos por una raya, sin ropa brillante, con el 'Audi' que le pone el club. Con el cuello doblado, como si quisiera camuflarse. Sin vida nocturna ni lista de novias. Sin más vicio que zampar 'milanesas' -carne adobada y con queso- en 'Las cuartetas', un restaurante argentino de Barcelona. Era su rincón preferido hasta que los dietistas del cuerpo médico del Barcelona se lo prohibieron. Sospechan los médicos que eso influye en su cadena de lesiones musculares. Lo único que le frena; que los defensas no pueden.
Messi da calambre. Diseca rivales. Como en aquel partido de Copa ante el Getafe: calcó el célebre gol de Maradona ante Inglaterra en el Mundial de México'86. Para muchos, el mejor tanto de la historia. Pues bien, Leo recorrió la misma huella y encima dribló al portero. Más que el 'Pelusa'. Más que nadie. Dicen los suyos que Messi seguirá así mientras se mantenga ajeno al mito que ya es. A salvo de la fama en su propia inconsciencia. Rijkaard, ex entrenador del Barcelona, asegura que el argentino juega igual en un Camp Nou atiborrado que en la calle. Que es introvertido hasta que acaricia el balón. Entonces, se fusiona con la pelota. Messi corre y el balón habla. Y claro: el Balón de todos es para Leo.

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Void
01-12-2009, 20:12:40
Viva Messi y viva el Barca!!!

Lirikal Flow
01-12-2009, 20:52:26
grande messi

Sinclair
01-12-2009, 22:05:08
Obvio, era de esperarse se lo merecia por todo lo que ha conseguido este año, y creo que tambien pelea el proximo , aunque me gustaria ver con el balon a jugadores como iniesta o xavi.