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Ver la Versión Completa Con Imagenes : Primera infidelidad con una madura


Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
ace8421
07-01-2024, 23:06:22
No es mi historia pero la quería compartir

Para aquella época yo tendría unos 33 años (ahora ya son 44), de aspecto juvenil, fornido por el ejercicio, equilibrado de peso, moreno con ojos verdes, morboso e intrépido. Tenía pareja y hacía casi 10 años que andábamos juntos; el caso es que lel sexo era ausente o insatisfactorio, entre otras cosas que no vienen al caso.

Desde hacía algún tiempo iba indagando por intenet, en la red social por excelencia de aquella época, buscando a la mujer casada con un compañero de rutas en bicicleta de montaña. La mujer en cuestión era muy atractiva: rubia, ojos claros y muy buen tipo... Se llamaba Marta (nombre ficticio) y bajo ese nombre busqué su perfil por la red social. Mi fortuna fue cuando vi el perfil de otra mujer con el mismo nombre que captó rápidamente mi atención: Era de mi misma ciudad, aparentaba ser mayor que yo (más tarde supe que era unos 12 años mayor que yo), rubia de ojos verdes, sentada en una silla de jardín con las piernas cruzadas, portando un vestido veraniego con un escote generoso que permitía adivinar la dimensión de sus pechos... no lo dudé y le envié una solicitud de amistad, total, no perdía nada!

Y así fue como al día siguiente éramos amigos virtuales en la red. Fue ella la primera en escribirme preguntándome si nos conocíamos; así empezamos a conversar a diario, preguntando por hobbies, inquietudes, situación familiar. Me dijo que estaba casada y que tenía 3 hijos. Por mi parte le conté cuál era mi situación y así empezados a tener más confianza, llegando a hablar de sexo abiertamente, llegándome a contar que ella y su marido habían participado en intercambios de pareja, que tanto ella como su marido habían tenido amantes y algunas cosas íntimas más. Finalmente me atreví a decirle que ojalá yo pudiese disfrutar con ella de tales placeres; se rió y me dijo que por qué no, si nos gustásemos. Fue el momento en el que nos dimos los números de teléfono y empezamos a conversar por teléfono. Cada vez nos calentábamos más y yo me pajeaba como un adolescente pensando en follármela.

Por fin nos decidimos y quedamos en un lugar céntrico y frecuentado por mucha gente en nuestra pequeña ciudad mediterránea. Yo había aparcado el coche en un pàrquing muy cercano a la cafetería donde quedamos. Para la ocasión me vestí con un pantalón blanco de lino con caída, unas sandalias veraniegas y una camiseta; estaba muy nervioso... y ella estaba radiante... cuando la vi me embrujó... su melena rubia, ojos verdes claros, sus labios carnosos, sus pechos turgentes, su cuerpo esbelto... toda una diva ante mis ojos. Nos sonreímos tímidamente, nos saludamos y nos dimos dos besos. Era la primera vez que nos veíamos cara a cara. Pedimos un café cada uno y conversamos por un rato que se me hizo muy corto, hasta que ella rompió el hielo:

- No sé a ti, pero a mí me apetece mucho besarte.

- Yo estoy loco por besarte.

Pagué las consumiciones y le dije que tenía el coche aparcado en el párquing anexo. Bajando las escaleras nos besamos como adolescentes. Su vestido ligero y veraniego me permitía sentir sus nalgas y adivinar que usaba tanga; tenía unas nalgas duras, de culo respingón. Nos besamos lujuriosamente entrecruzando las lenguas, descubriendo nuestros cuerpos abrazándonos y metiéndonos mano de forma tímida. Mi erección era más que notable en su muslo y ella palpaba mi polla por encina de la tela de lino. Una vez en el coche continuamos besándonos, metiéndonos mano y ya sin tapujo sobando nuestro sexos. Metí la mano por debajo de su vestido palpando sus muslos, hasta sentir su tanga húmedo, deslizando mis dedos arriba y abajo de su sexo... tan solo la tela del tanga separaba nuestro deseo; desplacé lentamente el tanga y deslicé mi dedo hasta encontrar su clítoris y empezar a frotarlo delicadamente. Ella emitió unos gemidos tímidos de placer y deseo mientras descubría mi polla, acariciándola con delicadeza de arriba abajo, sintiendo todo su poder, su dureza y, sobre todo, su grosor.

- (Marta) ¿Dónde te apetece que vayamos? Yo no tengo casa donde ir porque está mi hijo allí y mi marido no debe terdar en llegar. Le he dicho que estaba con unas amigas.

- Podemos ir a mi piso. En realidad es de mis padres, pero ellos viven en una urbanización y mi novia y yo vivimos en un pueblo del interior, así que vayamos al piso.

Arranqué el coche con dolor de huevos y la polla bien dura y parada hasta llegar al piso. Una vez allí continuamos comiéndonos a besos, juntando las lenguas, besándonos el cuello, acariciando nuestros cuerpos... Ahora podía sentir aquellas tetas en todo su esplendor. Eran duras, muy paradas y turgentes, deseaba comérmelas y devorarlas. Le ayudé a desprenderse del vestido y se quedó ante mis ojos en ropa interior. Llevaba un sujetador blanco de encaje y transparencias, con el tanga a conjunto, blanco de encaje y transparencias. Me volvía loco, me derretía por ella y por comérmela entera. Ella hizo lo propio y me dejó únicamente con el bóxer negro puesto, sobre el cual la punta del capullo luchaba por salir de la prenda, asomando la punta por arriba.

Nos tumbamos en la cama, le quité el sujetador y empecé a comerme sus tetas. Eran las primeras tetas postizas que me comía y eran sencillamente perfectas y deliciosas. Ella lo disfrutaba, así que empecé a bajar recorriendo su cuerpo con mi lengua, comiéndomela a besos y mordiscos, hasta llegar a sentir la humedad de su coño sobre la tela del tanga. Disfruto mucho comiendome el coño con el tanga puesto, pensando que luego se lo va a poner húmedo y lleno de babas mías, así que me recreé paseando la lengua por el hilo del tanga hasta llegar al orificio de su culo, metiendo la lengua por el lateral del tanga, succionando sus labios vaginales, succionando su clítoris hasta sentir que ya no cabía más humedad en su prenda. Nos desprendimos de la poca ropa que nos quedaba y observamos nuestros cuerpos. Ella iba totalmente depilada.... uuufff....

- Mmmm qué guarro eres cariño, qué polla más bonita y deliciosa ¿te gusta comerme el coño? ¿Te gustan mis tetas?

- Uuufff... me pones muy guarro. Mira cómo estoy

- Ahora me toca a mí, túmbate que quiero comerme esa polla tan rica

Así lo hice, me tumbé y empezó a comerme la polla como nunca antes lo habían hecho. Era una maestra. Recorría todo el tronco de la polla con sus labios, se la tragaba casi entera de golpe, luego subía lentamente acompasando su mano, pajeando al ritmo que succionaba; una vez tenía los labios sobre la punta del capullo, sacaba la lengua, lo chupaba con devoción, recorría toda la polla con la lengua masajeando mis huevos y volvía a engullirse la polla casi entera. Así estuvo un buen rato hasta que me dijo:

- Fóllame ya porque me estoy muriendo de ganas por sentir tu pollón dentro de mi, guarro

- Quiero follarte y no parar de hacerlo nunca, Marta

-Eres un cerdo y un cabrón

- Eres una puta guarra y te voy a dar lo que quieres

Empezamos a follar en posición de misionero, pero pronto la cosa se puso juguetona. Ella puso sus pies sobre mis hombros y yo empujaba con fuerza hasta sentir mis huevos cómo golpeaban su sexo, llegando al tope. La penetración era máxima, el ritmo endemoniado y la lubricación perfecta. Tuvo un par de ormasmos antes de pedirme que parásemos, cambiando de posición. Ahora era ella quien quería el mando y se puso a horcajadas sobre mí. Agarró mi polla y la introdujo con cuidado en la entrada de su vagina. El placer era máximo y mi corrida no se iba a hacer esperar. Empezó a cabalgarme lentamente primero, para ir imprimiendo ritmo poco a poco. Le advertí que mi corrida estaba al límite y llegamos juntos al orgasmo. Nos tumbamos en la cama exhaustos y con la respiración agitada. Ella me miró y sonrió, bajando la mirada a mi polla:

- Vaya, bendita juventud... Tu amiguita todavía quiere guerra

- Y tú, ¿quieres guerra?

- Yo siempre quiero más. No me doy por satisfecha fácilmente

La puse a cuatro patas en el borde de la cama y estando yo de pie, le introduje la polla por detrás, empezando un mete saca lento al principio...

- Dame más, cerdo, más rápido! Dameee!!

-¿Quieres más, guarra? - Aumenté el ritmo de la follada, empujando fuerte, agarrándola de las caderas, hasta meterle la polla hasta lo más profundo.

- Dámela toda, cariño, que me corroooo..mmmmmmm

- Te gusta bien fuerte, eh puta?

-Síiii qué polla más tremenda, qué rica, cómo me follas cabrón! me voy a correr!!! Me corroooo!!!

- Mmmmmmmmmm - Volvimos a llegar al orgasmo al unísono. La volví a llenar de semen y nuestras corridas se mezclaban y chorreaban por sus piernas. Mi polla estaba anegada de semen, babas, corrida.... el olor a sexo impregnaba la habitación.

- ¿Sabes que ese agujero era mi culo?

- Sí, lo sé ¿te ha gustado?

- En días como hoy lo gozo mucho, cariño

Nos besamos, nos abrazamos y nos acariciamos durante un rato más. Ella debía irse a casa, puesto que su marido la esperaba y yo debía marchar al pueblo porque mi pareja no tardaría en llegar de trabajar. Nos despedimos con un beso y con el deseo de volver a repetir. Volvimos a quedar unas cuantas veces más, en diversos hoteles de la ciudad, pero eso son otras historias. A día de hoy aún mantenemos la amistad de una manera cordial... aunque ya se sabe: quien tuvo, retuvo...