Hipatia de Alejandría, la 'pop star' de la antigüedad que se resiste al olvido [Archivo]

Heráclito

02-05-2023, 17:29:10

Una figura fascinante de la historia.

Hipatia de Alejandría, la 'pop star' de la antigüedad que se resiste al olvido

La filósofa, matemática y astrónoma fue asesinada en tiempos dogmáticos. Pero su camino de libertad sigue vivo.

MAR PADILLA

29/04/2023 - 10:43 COT

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'Muerte de Hipatia', de Alexis Clerc, de finales del siglo XIX.
IMÁGENES DE BRIDGEMAN (EDAD FOTOSTOCK)

A veces, la muerte es un símbolo que sobrevive al paso del tiempo. Cientos de años después de su asesinato a instancias del obispo Cirilo, Hipatia —una intelectual de corte renacentista que defendía la separación entre Iglesia y Estado— sigue viva, asociada a la lucha por la libertad.

Voltaire, Edward Gibbon y Bertrand Russell mencionaron a Hipatia en su trabajo. Sobre su vida se han realizado documentales y películas, como Ágora , de Alejandro Amenábar . En su enormemente popular serie de televisión Cosmos , Carl Sagan describió así la muerte de Hipatia: “En el año 415, cuando se dirigía al trabajo, fue asaltada por una turba fanática de feligreses de Cirilo. La sacaron a rastras de su carro, le arrancaron la ropa y, armados con conchas de abulón, le arrancaron la carne de los huesos. Sus restos fueron quemados, sus obras borradas, su nombre olvidado”.

Pasan los años, pero el recuerdo de la alejandrina vuelve una y otra vez. Es una especie de estrella pop milenaria que se adapta a cada época y sobrevive al paso de los siglos. Actualmente está en marcha Hypatia I, una misión de dos semanas liderada por científicos catalanes en la Estación de Investigación del Desierto de Marte en Utah, donde han probado, entre otras cosas, un protocolo de comunicaciones con la Tierra. Cada 15 de marzo se celebra el Día de Hipatia para promover la investigación científica femenina. La rapera Gata Cattana —quien cantó que “no uso perfumes de Nina Ricci, me gustan más los libros de Silvia Federici”— nombró a Hipatia como una de las muchas “hijas de Eva en busca de una luz”. Y muchos más la siguen recordando: a finales de 2022, la novela Hipatia, de Charles Kingsley (Legare Street Press), se volvió a publicar.

¿Hay alguien hoy que, como Hipatia, esté dispuesto a morir por defender sus ideas? “Los filósofos viven al borde del abismo, porque la mayoría de la gente busca respuestas en la religión, no en la filosofía”, reflexiona la ensayista Costica Bradatan, autora del libro Dying for Ideas: The Dangerous Lives of the Philosophers . Para el autor rumano, el pensador alejandrino tenía una dedicación casi religiosa a la filosofía. Su asesinato —al igual que la muerte de Sócrates— representa el nacimiento y consolidación de la filosofía, una especie de fundamento basado en actos sacrificiales. “Son muertes violentas de carácter público, que tienen cierta conexión con la idea de mártires”, dijo en conversación telefónica.

Bradatan describe la muerte como “un escándalo metafísico”. Incluye en su libro una reflexión de Pasolini, quien describe a la muerte como el “editor” que da sentido a nuestra vida. Si es así, la muerte de Hipatia —filósofa, matemática, astrónoma y maestra neoplatónica, quien luego se convirtió en símbolo de la Ilustración, el romanticismo , el protestantismo, el cientificismo y el feminismo— representa la lucha de la razón contra el fanatismo, combate por el cual dio su vida.

Una pensadora libre

Hypatia sabía que su posición filosófica abierta, frente a la creciente influencia cristiana, podría ser un peligro. “Ella era muy consciente de la posibilidad de asesinato, pero también era muy valiente. Fue capaz de hacer lo que fuera necesario en nombre de sus principios”, dice Silvia Ronchey, una de las máximas conocedoras del pensador alejandrino.

Para esta investigadora italiana, la de Hipatia no fue una muerte religiosa, sino política. “Murió por la libertad de pensamiento, por enfrentarse al fundamentalismo. Fue su posición moderada lo que hizo que la asesinaran”. Su instigador fue el obispo Cirilo. Aunque la historiografía católica afirma que Hipatia murió en un motín callejero, Ronchey contradice ese relato: “No era un asunto de paganos contra cristianos. Hypatia tenía muchos estudiantes cristianos y no era una pagana radical”, explica. Pero Hipatia defendía la separación de poderes entre iglesia y estado, mientras que el obispo quería concentrar todo el poder político. Después de la muerte de Hipatia, intelectuales y filósofos huyeron de la ciudad a Atenas en busca de seguridad.

Más allá del contexto histórico, la confrontación entre la duda y el dogma, entre la apertura de miras y el fanatismo, es un drama arquetípico. Sigue siendo “un conflicto eterno, que aún no ha terminado, por el que muchos arriesgan la vida, como podemos ver en Ucrania o lo que pasa con las mujeres en Irán”, dice la experta. Por eso, Hipatia es “una figura muy contemporánea, una especie de paladín de las personas que sufren todo tipo de injusticias”.

¿Una amenaza pública?

Clelia Martínez Maza, catedrática de Historia Antigua de la Universidad de Málaga, destaca el protagonismo de Hipatia en el panorama intelectual y político del momento, papel entonces vedado a las mujeres, incluidas las de la élite o la aristocracia. Su vida y su comportamiento “era algo muy extraño, observado con recelo, como si fuera una amenaza pública”, explica Martínez, destacando que en esa época las mujeres no tenían ningún tipo de independencia. “Puede haber mujeres más educadas que otras, pero su destino era cuidar bien la casa, los hijos y el marido”.

Hipatia fue una mujer que habló y dio su opinión en un mundo de hombres. También fue una excelente docente, “reconocida públicamente a pesar de vivir en una estructura patriarcal, pero una cosa son las estructuras que permiten cierta libertad de acción y otra desafiarlas”, dice Martínez. Hipatia fue también una importante figura intermediaria entre judíos, cristianos y paganos. Encarnó el espíritu de consenso.

Está claro que Hipatia vivió en una época particularmente agitada, durante la decadencia del Imperio Romano y sus luchas internas. En ese momento, Alejandría era la gran metrópolis mediterránea, un lugar de peregrinación para los filósofos y pensadores del mundo. La polis se parecía a la Atenas del siglo V a. C., donde los políticos visitaban a filósofos influyentes para recibir consejos sobre asuntos de estado.

Pero a partir del año 400 AC, Alejandría se convirtió en un lugar cada vez más dividido. El nuevo orden ordenó que los templos paganos fueran convertidos en iglesias o destruidos. Estas tensiones se ejemplificaron en la relación entre el prefecto pagano Orestes y el arzobispo cristiano Cirilo. Mientras el primero se mantuvo fiel a su paganismo y cultivó una estrecha relación con Hipatia, Cirilo quiso borrar de la ciudad toda sombra de paganismo. Culpó al filósofo por la negativa del prefecto a someterse a la fe “verdadera”. Fue en ese contexto volátil que Hipatia fue asesinada. En tiempos dogmáticos, ella era un enemigo peligroso. Pero, paradójicamente, terminó ganando: su estela de libertad sigue viva.

Fuente: El País de España