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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
01-04-2023, 11:06:15
Un análisis ponderado entre tanto ruido de ambos extremos.

Las reformas van a pasar

Abril 01, 2023

Héctor Riveros

A pesar de las señales que provienen de algunos de los partidos que conforman la coalición de gobierno, los proyectos de reformas a la salud, al sistema pensional y al régimen laboral serán aprobados por el Congreso antes de las elecciones regionales de octubre próximo. Los textos finales tendrán modificaciones, en el caso de la salud, sustanciales, que serán aceptadas por el gobierno y casi todas las fuerzas políticas.

Las propuestas terminarán teniendo dos peluquiadas. Una, la que ya han tenido antes de ser presentadas al Congreso y otra la que hagan los legisladores. Lo normal es que los gobiernos preparen sus proyectos y una vez comience el trámite legislativo se adelante el proceso de negociación del texto final, tal cual pasó en la reforma tributaria, por ejemplo. En estas reformas, en cambio, prácticamente se le impuso al gobierno el deber de llevarlas “concertadas”, lo cual además resultaba formalmente obligatorio en el caso de las reformas laboral y pensional.

Petro, además, es consciente que no tiene las mayorías congresionales para hacer aprobar leyes como él las quisiera, por eso ha hecho ya un esfuerzo de identificar cuales pueden ser las reformas viables, así, aunque a algunos les parezca que no, las reformas son ya moderadas desde la perspectiva del Presidente y de casi todos los sectores sociales que lo apoyaron electoralmente.

En salud parece probar el método maximalista de insistir en lo que parece extremo para ceder al final, pero conseguir un paquete grande.

El cambio radical del modelo de salud para volverlo totalmente estatal no es viable políticamente, el Presidente lo sabe. Sin embargo, centra la apuesta en la eliminación de las EPS para terminar consiguiendo que no sean intermediarias financieras, eliminar la integración vertical y vendiendo el relato de que habrá un modelo de salud preventivo y no curativo que los expertos saben no deriva de la reforma.

Petro se ha cuidado de no asumir personalmente la propuesta de eliminación de las EPS, ese discurso le ha correspondido a la ministra Corcho, porque sabe que no tiene como conseguirlo y no quiere que sea una gran derrota política. En las reuniones con los partidos tradicionales que conforman la coalición, Petro ha dado todas las señales de estar dispuesto a ceder, por eso al final de ellas han dicho que tienen el 95 y hasta el 99 por ciento concertado. Pero la puesta en escena de todos llevó, como quizás debe ser en este estado de la discusión, a que el debate se traslade al Congreso donde sobrevivirán las EPS, eso sí, recortadas.

Todos van a reclamar el triunfo, es decir que será el mejor acuerdo posible, porque los malos acuerdos son en los que alguna de las partes sale derrotada.

La ministra Corcho saldrá debilitada, eso sí. Ya ha dado varias muestras de ello. La primera que en algunas de las reuniones claves ni siquiera asista, como una demostración de que su postura es más un obstáculo y, últimamente, en su discurso en el que acusa el golpe y empieza a buscar culpables que, por ahora, increíblemente ubicó en los medios de comunicación.

El resultado final de la reforma pensional es totalmente previsible. Se bajará el umbral hasta el cual será obligatorio cotizar en la administradora pública de pensiones, quizás a 2 salarios mínimos y en lo demás habrá algunos retoques. El sistema de pilares, que se ha propuesto desde hace más de diez años en Colombia, ha logrado un consenso porque, por ahora, consigue impactar en las cosas que son esenciales: aumentar la cobertura y disminuir el subsidio a las pensiones altas.

La reforma laboral tendrá también modificaciones importantes, a las que se llegará después de tiras y aflojes. Sí, será a la manera de la discusión de un pliego de peticiones, como diría una de las voceras de la oposición, la procuradora Margarita Cabello.
Los incrementos a los recargos nocturnos y al trabajo dominical se aprobarán a pesar de los reclamos de los comerciantes minoristas que son los que lo soportarán, a cambio de hacer razonable la propuesta casi absurda de estabilidad reforzada que trajo el proyecto original.

Seguramente será posible crear una tercera categoría de trabajo, que no sea el blanco o negro de si la relación se desarrolla bajo los criterios tradicionales de subordinación o independencia, para ser aplicada a las relaciones que surgen en la economía digital.

El test tradicional que aplican los jueces para definir si un contrato es laboral o no, no se supera en las personas que trabajan para Rappi o Uber, para mencionar algunos ejemplos, porque no están sometidas a horarios, ni trabajan en las instalaciones de la empresa, ni lo hacen con los instrumentos del contratante.

La prueba es que quienes sostienen que sí hay subordinación tienen que acudir a criterios interpretativos que ni existen en la ley actual, ni han sido aceptados por ningún juez en Colombia. Pero, es cierto, que la consecuencia necesaria hasta ahora que sean considerados trabajadores independientes puede dejarlos con un déficit de protección inaceptable. La fórmula es definir una especie de tercera categoría y no irse por alguna de las dos existentes y pensadas para otros tiempos.

Al final habrá la promesa de un sistema de salud más cercano y empático con quienes acuden a él que normalmente lo hacen en condiciones emocionales negativas. Si se logra o no con el nuevo diseño habrá que esperar, pero en el discurso de la sanción de la ley se podrá decir que eso se ha logrado. Habrá la promesa de que los viejos y viejas que hoy están en la pobreza recibirán un ingreso que les permitirá, al menos, no estar en la pobreza extrema y se podrá decir que, al menos formalmente, los trabajadores tendrán más protección que la que tienen ahora.

Es decir que Petro podrá salir al balcón y decir que ese es el cambio, ya veremos si lo era.

Fuente: La Silla Vacía