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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
29-04-2022, 06:04:54
Los grandes estafadores tienen una inteligencia mayor que la ordinaria. Sus vidas son fascinantes.

La increíble historia de Victor Lustig, el estafador que vendió la Torre Eiffel dos veces

INFORMACIÓN GENERAL

La capacidad para engañar a Al Capone, para vender una máquina de hacer dinero, y una particular habilidad para zafar de la cárcel, fueron algunos de sus atributos.

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Corrían los locos años 20' y París era una fiesta. Allí habitó un hombre, a priori, vulgar. Tenía un rostro algo tosco, pero su elegante porte y sus maneras refinadas hacían que esa primera impresión careciera de importancia. Hablaba inglés, alemán, francés e italiano, y tenía una cultura exquisita. Pertenecía –o eso creyeron muchos– a la nobleza europea.

Se trataba del conde Victor Von Lustig, un joven del Imperio austrohúngaro que, en los días previos a la Gran Guerra, se había convertido en pasajero habitual de los trasatlánticos que recorrían la costa europea, al norte o al sur del continente. A bordo de ellos jugaba al póquer y al bridge con los nuevos ricos estadounidenses.

Su padre, alcalde de aquella ciudad, lo envió a estudiar a Alemania y a Francia. Su destreza con los idiomas y otras materias le permitió pasar menos horas de las necesarias ante los libros y aprovechar, en otros menesteres, los fondos paternos destinados a los estudios. De este modo, Lustig no tardó en descubrir que el lujo y las mujeres eran un buen plan para pasar el resto de su vida.

Como ocurre con las mejores leyendas, existen varias versiones para cada uno de los episodios de su vida. Sean cuantas sean las versiones, todas concluyen que Victor Lustig fue un maestro en su terreno. Hasta una veintena de apodos pueden rastrearse de él a lo largo de su carrera, y hay constancia de, al menos, cuarenta y cinco arrestos. La mayor parte de las veces se las arreglaba no solo para quedar en libertad, sino para ser, incluso, compensado por las molestias.

Estafa de la máquina de dinero

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Una de las estafas más conocidas de Lustig fue la "máquina de impresión de dinero". La promesa era que el artefacto era capaz de crear sus propios billetes copiando otros puestos previamente. En concreto una fotocopiadora de efectivo que desde ya en estos tipos sería lisa y llanamente una falsificación.

Para convencer a sus víctimas Lustig incluso mostraba el producto con prometedores resultados. En una pequeña caja ponía previo a la demostración tres billetes reales de 100. La máquina era supuestamente capaz de copiar un billete cada 6 horas.

Fascinados, los compradores pagaban unos 30.000 dólares por la "máquina de impresión de dinero". A ese ritmo tardarían mucho en recuperar la inversión, pero creían que lo valía.

Sin embargo, el truco era ganar tiempo. Al cabo de 12 horas el artefacto escupiría efectivamente otros dos billetes de 100, para en adelante solo emitir papel en blanco. Para cuando los estafados se daban cuenta, Lustig ya se había desvanecido.

Cómo hizo para "vender" la Torre Eiffel dos veces

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¿Se imaginan París sin la Torre Eiffel? Lustig no solo lo hizo sino que tramó toda una estafa detrás de esa idea, que ejecutó no una, sino dos veces, aunque en solo en la primer tuvo éxito.

Para 1925, Francia se había recuperado de la Primera Guerra Mundial, y París estaba en auge. Pero tenía el problema de que la icónica escultura se había vuelto muy costosa de mantener para la ciudad. Así lo reflejaba un artículo periodístico que Lustig y a partir de allí ideó su plan.

La obra no había sido planificada como algo permanente. Fue construida para la Exposición de París de 1889 y tendría que haber sido trasladada en 1909

Haciéndose pasar por subdirector general del Ministerio de Correos y Telégrafos, Lustig convocó a una reunión secreta a seis empresarios a los que les aseguró que la idea del gobierno parisino era vender como chatarra la Torre Eiffel, incluso les mostró documentación falsificada que acreditaba la propiedad del monumento. Incluso llevó a los hombres a la Torre en una limusina alquilada para realizar una visita de inspección.

Lustig finalmente eligió al empresario André Poisson como "comprador". Lo consideraba el más ingenuo de los seis y además estaba fuera de los círculos de poder que podrían haberlo advertido del engaño.

Pero la esposa de Poisson sospechó y frenó la operación. Lustig organizó otra reunión y entonces ideó una salida. Dijo que como funcionario público no ganaba lo suficiente y que por eso buscaba otras fuentes de dinero para sostener el nivel de vida que deseaba. Así fue como además de cobrar por la "venta" de la Torre Eiffel se llevó un jugoso soborno.

Cuando Poisson descubrió el engaño ya era tarde y el estafador ya había huido a Viena. El empresario no hizo denuncia alguna para evitar ser avergonzado públicamente.

Un mes después, Lustig volvió a París, seleccionó a otros seis vendedores de chatarra y trató de vender la Torre nuevamente. Esta vez, la víctima elegida acudió a la policía antes de cerrar el trato, pero Lustig y su cómplice, conocido como Dan Collins, lograron escapar antes de que pudieran arrestarlos.

Cómo logró engañar a Al Capone

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Tiempo después de la estafa de la Torre Eiffel, Lustig se mudó a Estados Unidos donde conoció al capo mafia Al Capone. Se puede decir que lo engañó, aunque no lo estafó realmente.

Pese al riesgo que implicaba jugar con Al Capone, Lustig lo convención de invertir 50.000 dólares en un negocio. Se llevó el dinero y dos meses después volvió con la cifra íntegra alegando que el proyecto había fracasado. Ocurrió que nunca existió y que lo único que hizo fue guardar el dinero.

Cuando regresó con los 50.000 a Al Capone, el mafioso estaba tan a gusto con la honestidad de Lustig que le entregó 5.000 dólares solo por su actitud. Para esos años era una suma para nada despreciable.

De vuelta en Europa, es detenido de nuevo por la policía en París en julio de 1929, acusado de preparar una estafa financiera mediante documentos falsos, haciéndose pasar por un rico banquero estadounidense.

Logró liberarse y siguió con su carrera criminal. En 1930 Lustig se asoció con un químico de Nebraska llamado Tom Shaw, experto en fabricar placas grabadas para la impresión de billetes de banco falsificados.

Juntos organizaron una red de falsificación con el fin de hacer circular los cientos de miles de billetes falsos por todo el país. En mayo de 1935 una llamada anónima lo delató y fue detenido.

En realidad la llamada no fue tan anónima. Quien lo delató fue su amante, en un acto de venganza porque Lustig había tenido una aventura con la pareja de su socio delictivo.

El día antes de su juicio logró escapar de la Cámara Federal de Detención de la ciudad de Nueva York, pero fue vuelto a capturar 27 días después en Pittsburgh. Lustig se declaró culpable en el juicio y fue condenado a 20 años en la isla de Alcatraz, California.

El 9 de marzo de 1947, contrajo neumonía y murió dos días después en el Centro Médico Federal para los reclusos en Springfield, Missouri. En su certificado de defunción, en la casilla ocupación, figuraba como aprendiz de vendedor.

Fuente: Ámbito