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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
06-03-2022, 14:28:07
Infortunadamente, la Coalición Centro Esperanza se fragmentó diluyendo las esperanzas que muchos teníamos de un nuevo modo de hacer política.

No obstante, persisto en mi apoyo a Alejandro Gaviria. Queda el Pacto Histórico, un movimiento caudillista que aspira a gobernar por mucho tiempo. Sin líderes que tengan el peso de Petro, éste como el propio Uribe, creen que sólo eternizándose en el poder pueden sacar adelante sus propuestas.

La posibilidad de que Petro reforma la Constitución en su beneficio, inquieta. A elegir responsablemente un congreso que lo ponga a raya en el eventual caso de que gane la presidencia.

“El Pacto Histórico es un proyecto de largo plazo”

Marzo 04, 2022

Juanita León

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Jorge Rojas es una de las personas que más se la ha jugado a favor de Gustavo Petro. Fue su secretario privado, secretario de Gobierno encargado y secretario de Integración Social en la Alcaldía de Bogotá y es uno de los pocos que lo acompañó en el 2018 y está repitiendo en el 2022.

En el libro “Las Elecciones que pueden cambiar la historia de Colombia”, de la editorial Controversia, hay varias entrevistas a personajes de izquierda que desde diversas perspectivas analizan la importancia de las elecciones que se avecinan por las posibilidades de ruptura con el status quo que existen.

En el capítulo “A las puertas de la Casa de Nariño” Jorge Rojas analiza la posible llegada de Petro al poder. La Silla Vacía retoma algunos apartes de esa entrevista y agrega contra contrapreguntas adicionales que le hicimos.

¿Qué ha cambiado en la estrategia política de Gustavo Petro para aspirar nuevamente a la Presidencia de la República en el 2022?

El exalcalde Gustavo Petro es un líder político sólido y su mayor fortaleza es la coherencia entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Eso no significa que sea infalible y que no haya cometido errores, pero su esencia y su convicción son la de un hombre que se ha preparado para gobernar a Colombia y, sobre todo, para cambiar el rumbo del país, sacarlo del atraso semifeudal en el campo, reactivar la producción industrial y agrícola, potenciar la democracia, adaptar el territorio a la realidad del cambio climático y mitigar sus efectos y romper los ciclos interminables de violencia para inaugurar una era de paz.

Ese cambio de rumbo exige unas reformas que han sido aplazadas o burladas por la clase política que ha gobernado el país y que se pueden hacer en el marco de la Constitución de 1991.

Tengo la certeza de que Petro no va a reformar esa Constitución para eternizarse en el poder y de que su mandato tendrá el impulso del pensamiento liberal progresista de López Pumarejo y Lleras Restrepo en temas agrarios y en un pacto por la industrialización, de Gabriel Turbay y Jorge Eliécer Gaitán en el ejercicio de la democracia, de Luis Carlos Galán en la lucha contra la corrupción y la superación del narcotráfico, de Virgilio Barco en su política exterior de “buena vecindad”.

Petro está buscando alianzas con esa clase política que usted dice que burló las reformas que el país ha aplazado ¿Qué garantiza que él si las puede hacer si llega al poder de la mano de de ellos?

Toda la clase política que ha gobernado tiene responsabilidad en la crisis del país. Petro está hablando y construyendo alianzas con parte de esa clase política sobre la base de acuerdos programáticos para hacer las reformas. Por primera vez son ellos los que buscan al progresismo porque saben que Petro va a ganar. Ahora bien, el Pacto Histórico se construye con todos bajo la premisa de cambiar el rumbo. No vamos a repetir el error del Frente Nacional de mediados del siglo pasado que dejó por fuera una parte de la sociedad con las consecuencias que ya conoce el país.

¿Qué es y qué significa exactamente el Pacto Histórico?

La estrategia política para aspirar por tercera y última vez a la Presidencia está fundamentada, esta vez, en acordar un pacto de país, un pacto histórico, que es el nuevo nombre del “acuerdo sobre lo fundamental” que proponía Álvaro Gómez Hurtado, un salto hacia adelante que, a diferencia del Frente Nacional, no excluye a nadie, ni a los trabajadores ni a los empresarios, ni a la izquierda ni a la derecha, ni siquiera a los sectores extremistas que han intentado desde el poder silenciarlo, enjuiciarlo, embargarlo, desterrarlo, encarcelarlo, destituirlo o eliminarlo.

De nada sirve dedicar toda una vida al diálogo, la democracia y la paz si en el momento de gobernar se acude a las mismas prácticas de persecución, represión, exclusión. Eso no va a ocurrir en un gobierno del Pacto Histórico, obligado a asegurar una transición firme y tranquila de Colombia a la modernidad democrática, a una nueva economía y a una era de paz.

El Pacto Histórico no es un partido político, es una convocatoria que intenta llenar un vacío de nación, identificando las diferencias de una sociedad fragmentada para construir acuerdos comunes.

El Pacto Histórico no es de izquierda, trasciende los sectores progresistas y se proyecta como un pensamiento y una forma de gobierno que necesita Colombia para transformarse en los próximos 20 años.

El Pacto Histórico se fundamenta en el reconocimiento de la diversidad nacional y en el respeto por la diferencia. Petro interpreta ese sentimiento de Nación y tiene la inmensa responsabilidad de responder a las expectativas de cambio que ha provocado.

Ahora bien, me preocupa quién va a suceder a Petro, porque no es solo elegirlo presidente por cuatro años sin preparar desde ya los nuevos liderazgos que Colombia requiere para consolidar el cambio. Pareciera que el Pacto Histórico es el escenario de esos nuevos liderazgos y que Colombia Humana emerge como una plataforma política para organizar el progresismo, algo en lo que Petro ha sido poco asertivo.

Creo que Petro tiene animadversión a ciertas formas estalinistas de los partidos de izquierda y lo entiendo, pero esa animadversión no puede eliminar los procesos de organización política que deben ser horizontales, democráticos, incluyentes y participativos.

Su idea de multitudes y movilización permanente como esencia de una sociedad democrática viva no siempre ha estado acompañada de procesos de organización. Tal vez su idea de nodos que se movilizan alrededor de causas sea un buen experimento de horizontalidad, pero genera cierta anarquía.

En un territorio uno convoca una reunión de partidos y movimientos del Pacto Histórico y asisten uno o dos delegados del Polo, de la UP, del Mais y como diez de Colombia Humana.

En cuanto a su sucesor, yo recuerdo que en el 2012, recién posesionado Petro como alcalde de Bogotá, se reunió con el entonces presidente Lula de Brasil. Estábamos los tres en la secretaría privada y lo primero que hizo Lula fue preguntarle a Petro si ya había decidido quién lo iba a reemplazar en la alcaldía de Bogotá. Petro sonrió y le respondió: “Es que apenas estamos empezando el gobierno”. A lo que Lula respondió: “Debes hacerlo ya. Lo único que no puedes permitir es perder la alcaldía de Bogotá dentro de cuatro años”.

¿Por qué tiene la certeza de que Petro no va a reformar la Constitución para eternizarse en el poder?

El Pacto Histórico es un proyecto de largo plazo (como la concertación nacional en Chile), pero Petro sabe y es consciente de que solo gobernará 4 años de la mano de la Constitución del 91. Esa certeza es también su fortaleza. Petro será el presidente de la transición, después llegarán otros a continuar la tarea.

¿Son las coaliciones con sectores de la política tradicional una estrategia riesgosa de Petro o la única opción para ganar?

Es la única opción para construir un nuevo país “con lo que da la tierrita”. El Pacto Histórico es programático y quienes llegan a este acuerdo saben que es para cambiar el país que algunos de ellos llevaron a la crisis que hoy enfrenta.

Por eso el Pacto trasciende la izquierda y llega a sectores tan disímiles como los militares que combatieron a las Farc, ganaderos que sucumbieron al “encanto paramilitar”, políticos tradicionales que quieren reinventarse, empresarios afectados por un modelo económico especulativo y extractivista que arruinó la producción nacional y, sobre todo, los sectores sociales que demostraron en el Paro Nacional que son la fuerza determinante del cambio político que se avecina. Es como el sancocho nacional del que hablaba Bateman.

¿Cómo interpreta las encuestas electorales que dan a Gustavo Petro como el favorito en la intención de voto de los ciudadanos?

Es la constatación de que Gustavo Petro interpreta un sentimiento nacional de cambio, que no alcanzó a consolidarse en la campaña del 2018.

El modelo uribista se agotó y terminó desgastando a la sociedad tanto como la lucha armada de las Farc y el ELN. Por eso llegan al Pacto Histórico los arrepentidos de semejante desastre, los excluidos que jamás han gobernado y, probablemente, los oportunistas que se suben con mucha habilidad al tren de la victoria.

Es curioso que durante décadas la izquierda en Colombia fuera vagón de cola del Partido Liberal y que ahora sea al revés. El reto es incluir para cambiar, no para mantener las prácticas sempiternas de clientelismo y corrupción, que se han enquistado en el sistema político. Ese reto necesita de la experiencia y del liderazgo firme y tranquilo de Gustavo Petro.

En el 2019 usted expresó su inconformidad por la forma en que Hollman Morris fue elegido candidato a la alcaldía de Bogotá, y según usted la decisión debió haber sido “tomada democráticamente por una asamblea de Colombia Humana”. ¿Existe una cultura política vertical en las decisiones internas de la Colombia Humana?

Reitero que no se puede proclamar democracia para el país y no ejercerla dentro de los movimientos políticos progresistas. Un reto del nuevo país es la construcción de partidos políticos democráticos, que elijan sus candidatos en elecciones primarias, teniendo en cuenta enfoques de género, edad, origen étnico y territorial, orientación sexual, capacidades y discapacidades, que elija en democracia sus directivas y que vigile el comportamiento ético de sus dirigentes. Poco a poco avanzamos en ese camino de democracia y horizontalidad en la organización política.

En 2018, Iván Duque obtuvo 18 de cada 100 votos en Antioquia. ¿Puede repetirse este escenario a favor del candidato del Equipo por Colombia?

Antioquia cambió y es muy difícil que el electorado repita lo que ocurrió en el 2018. En primer lugar, porque no tienen un candidato con fuerza decisiva en Antioquia. En segundo lugar, por el tremendo desprestigio de Duque como presidente, un asunto que tiene connotación nacional y que pesa mucho en el momento de decidir el voto. En tercer lugar, porque Petro está cosechando hoy en Antioquia lo que se sembró entre la primera y la segunda vuelta presidencial del 2018. Petro pasó en Medellín de 72.000 votos en la primera vuelta a 212.000 en la segunda. Hoy la gente de Antioquia perdió el miedo, y el discurso de odio tiene menos cabida. El temor es el fraude y la violencia.

¿Cómo ayudó la movilización social políticamente a Petro, más allá de que él interprete ese deseo de cambio?

Como en Chile, en Colombia todo el progresismo participó en la movilización social. El estallido social debería reflejarse en los resultados , pero un sistema político que se fundamenta en la corrupción y el fraude va a tratar de impedir que esto ocurra.

¿Son suficientes las fuerzas sociales y políticas que integran el Pacto Histórico para llegar a la Presidencia?

El Pacto Histórico necesita muchos más sectores políticos y sociales para ganar en primera vuelta y para construir una poderosa legitimidad en el ejercicio de gobierno. Los candidatos presidenciales apuestan todo por pasar a la segunda vuelta con la ilusión de ganarle a Petro. La estrategia del Pacto Histórico es ganar en primera vuelta. Ya no es una utopía. Por primera vez es posible.

¿ Cuáles son sus cuentas para que gane en mayo 6 millones de votos más que los que sacó en la primera vuelta del 2018?

El país se cansó de un modelo político y económico que profundiza la desigualdad y no asegura derechos fundamentales. Habíamos dicho que se necesitan una conciencia colectiva de cambio que no ocurrió en las pasadas elecciones, porque el miedo a lo nuevo nos hace un país conservador. Ahora, hasta los conservadores quieren el cambio. Es un fenómeno parecido al de Uribe en el 2002, pero del otro lado del péndulo político.

¿Cuántos votos calcula que va a sacar el Pacto Histórico y la consulta?

La votación de la consulta debe llegar a 5 millones. La votación por la lista del Pacto Histórico al Senado debe asegurar 21 senadores

Petro propone cambios radicales en el modelo económico. ¿Tiene sentido hacer esto en plena crisis económica?

Es que Petro es visionario. Ya sabe cómo enfrentar la crisis económica y de hambre que hoy vive el país y como preparar el país para la crisis que se avecina cuando se acaben las reservas de petróleo. Lo que debe saber la gente es que Petro hará la transición de manera gradual y en forma responsable.

¿Qué pasa si Petro pierde la Presidencia?

Si es en franca lid (es decir, si no hay fraude) el Pacto Histórico aceptará la derrota y Petro no vuelve a aspirar a la Presidencia. Es un escenario posible en términos electorales, pero muy difícil en términos de la realidad política que hoy vive el país. Ya veremos.

Fuente: La Silla Vacía

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
getuliovargas
06-03-2022, 14:46:29
Menos mal ya se va a acabar el mundo.