Buches femeninos: un encanto inusual [Archivo]

Soyado

20-02-2020, 06:46:13

La dictadura del cuerpo es implacable. Al menos esta es una realidad que nos compete como occidentales, los cuales vivimos en una franja del mundo en la que el aspecto físico es considerado un objeto de valor; un activo mercantil que puede usarse para las más variopintas intenciones y que vemos reflejado día a día, -a veces hasta de una manera francamente abusiva-, por donde vos posés tu vista.

Aquí no más en el foro se nos ofrece un ejemplo más que diciente: obsesionados como estamos de ver siluetas femeninas más o menos vestidas; haciendo comentarios con diversos niveles anímicos de las mismas. No estoy juzgando como tal este proceder: simplemente remarco que se nos convirtió en algo tan arraigado que... ¡hasta parece inconsecuente que no nos sustraigamos de aquello! Y por supuesto, de una manera más o menos dramática, las mujeres entran a participar en ese juego de la exhibición de su físico (bueno, algunas, y de esas algunas lo hacen muy de vez en cuando, no siempre).

Dijo la escritora estadounidense Susan Sontag ya fallecida: 'No está mal ser bella. Lo que está mal es la obligación de serlo'; y por esa obligación, precisamente ciertas féminas toman el "desafío" de parecer más atractivas tratando de descubrirse la mayor área de piel que les permita su pudor (estamos hablando aquí de una situación normal entiéndase: en la calle, el trabajo, el estudio, etc.), y... aún sabiendo ellas que no necesariamente cuentan con algo quizá medianamente estético como lo imponen inmisericordemente los tratados de la esbeltez.

De esta manera, oh, admirables Denunciantes que se toman el trabajo de leer esta 'verriondera' a sabiendas de que no les traigo culos pa' mostrar puesto que no tengo la menor idea de dónde varios de mis 'compas' aquí sacan tanto material al respecto para deleitarnos con él, llegamos al quid del asunto de este post. En la mayoría de ocasiones cuando contemplamos (morboseamos) la figura de una hembra, nos detenemos en las partes de la anatomía más frecuentes de admirar: los senos, las nalgas, las piernas, las caderas y, que tambiėn hace parte del 'pocuer', cómo no, la cara. Pero este esfuerzo pulgar de escritura quiere hoy resaltar una región de la geografía mujeril que de alguna forma me ha levantado tremendamente la curiosidad por estos días: me estoy refiriendo, caballeros (y alguna eventual dama que le dé por leer esta güevonada), del vientre. De la panzita. Concretamente, del buche aquel que tienen algunas queridas damas para acentuar el homenaje que le estoy haciendo a este amasijo de carne.

Porque aquí no destaco esos estómagos planos que por genética, ejercicio o una combinación de ambas poseen ciertas féminas. Mucho menos voy a hacer apología de aquellos 'fitness', con la 'chocolatina' marcada que no tienen un solo milímetro de flacidez en su contorno y que al verlos, a uno le da es física pena por tener una tripa ahí que, si bien no es camionera (y se ruega y se intenta que no arribe hasta ese estado), pues no deja de producir inquietud comparándola con esas tablas.

¿Y porqué esta dedicatoria sincera y cariñosa hacia esos abdómenes fofos femeniles? Porque creo que no se les hace el debido reconocimiento aunque, la verdá sea dicha, estos tienen que ir acompañados a mi gusto personal de otras características para que dentro de un conjunto determinado resulten armoniosos. Porque una rosa sin espinas no es una rosa, vamos.

Y aquí viene entonces la argumentación de lo que les estoy explicando: si nuestra ponderada barriga al verse de perfil va acompañada de un jopo carnoso QUE TIRE HACIA AFUERA, NO QUE SEA ANCHO, y además de esta alegre circunstancia nuestra susodicha presenta unos teteros generosos en adiposidad mamaria, hay una gran posibilidad de que la lascivia se active lo suficiente como para mantenerlo a uno contento. Sí, señores: la cosa tampoco es tan sencilla.

Pues déjame te explico, caro amigo que, aunque es cierto que le estoy rindiendo unas palabras de gratitud y reconocimiento a las panzitas prominentes de mujer, no es menos cierto que cuando ya se pasan de cierto tamaño... la cosa bien puede dejar de ser sexy para quien suscribe. Uno entiende que por diversas circunstancias una dama tenga un estómago "salido": ya la cosa se convierte en algo grotesco cuando se mueve, por ejemplo, en los terrenos de la obesidad mórbida o... cuando la vieja no tiene ni su buena pucheca ni su buen rabo para darse uno su buen 'caldo de ojo'.

Quiero hacer aquí una acotación de una circunstancia que compete a este tema, y es el de aquellas mujeres que luego de haberse sometido a un proceso quirúrgico estético con el propósito de estilizar su figura... pasado un tiempo todo o casi todo lo que se mandaron a hacer se les ha ido al carajo: en otras palabras, vuelven a tener la misma flacidez de antes, ya están de nuevo anchitas y sin embargo... ¡UNO LAS VE BIEN BUENAS! Este considero yo es otro ángulo del morbo que resulta de la fascinación por el "fracaso en verse bien". Es más, yo creo que le reprobaría a una vieja de estas que intentase volver que a verse delgada a punta de bisturí. Que se cuide, sí, y que no se pase de allí, porque quién la manda a no cuidarse después de que el mago cirujano las ha convertido en supuestas princesas.

Y ya para terminar, porque me da vaina que todo esto se me "joda" como el tema sobre los Oscar que estaba haciendo igualmente por acá, también creo que tomé la decisión de hacer este, mi tercer post publicado desde el celular, como una celebración por un nuevo reconocimiento obtenido en los Premios Denunciando gracias al apoyo de varios compañeros. Les agradezco de antemano las lecturas recibidas, y si el sistema me deja brindarle 'repu' a quien escriba su respuesta acá con mucho gusto lo haré.

Por Soyado Desde El Móvil
(Empezado a escribir en mi casa a las 4:00 a.m. Terminado desayunando en el trabajo)