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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Angelripper2005
21-11-2017, 12:07:45
EL BARÓN VUELA SOBRE CALI



Barón Rojo volvía a Colombia y 30 años después repetirían toque en nuestra ciudad. La cita estaba cantada hace más de dos meses. Compré mi boleta con anticipación y a esperar la añorada fecha. A falta de una semana para el toque, me toca irme de trabajo a un pueblo a más de 15 horas de Cali, con acceso difícil, de esos lugares del país donde hablar de ir en avión es como un chiste. La cuestión es que regresaría precisamente el día del concierto y con el tiempo justo para llegar, y eso si todo en el trabajo salía bien.

Tras varios días, termina el trabajo, llegan las 4 am del 15 de noviembre, e inicio mi viaje. Todo al límite como siempre. Un trancón o uno de los habituales derrumbes de la zona y estaré perdido. Pese a la lejanía, optimismo total pensando en no perder mi cita. El Barón me espera. Sin embargo, mi plan B en caso de no llegar a tiempo, era llamar a Pao y decirle que le dé la boleta a uno de mis parceros. No es justo que una boleta se pierda metida en un nochero sin cumplir su misión.

En medio del agotador viaje la vi grave, la noche se aproximaba y apenas íbamos entrando al Valle. Julián, mi colega de profesión y de gusto musical, me confirma que hay tres o cuatro bandas teloneras y que el toque comienza a las 7. Alcanzo a llegar para ver al Barón, no importan las otras bandas, pensé.

Llego a Cali agotado, taxi de una hasta el apartamento, descargo equipos de trabajo y maletas, baño, comida con mi Pao y transporte hacia el Bolívar… Me toca un conductor lento que no conoce el hundimiento de la avenida del río y que no sabe dónde queda el teatro Bolívar. Le pregunto si es de Cali y me dice que sí… Increíble. Le doy las indicaciones y por fin estoy frente al Bolívar. Mi parcero Santa me está esperando junto a algunos viejos amigos como El Gato, Juano y Johan. Empezamos a hacer la laaaarga fila de una, cerveza en mano como debe ser. De repente la fila que se acelera, que las mujeres por acá, que los hombres por allá, la gente en la fila silba, grita, aparece el típico “movámosle pues”, por lo que es evidente que Barón Rojo está saliendo a escena… Apuramos la entrada, se escuchan las guitarras, los tarros, el bajo, no cabe duda, es el tema “Barón Rojo”, lleva veinte segundos sonando, lo recuerdo porque los conté uno a uno mientras madreaba al conductor caleño que no conoce Cali. En el segundo 21 pasamos la puerta de vidrio y estamos adentro. Armando de Castro dejando que sus pocos pelos se desordenen por los ventiladores, Carlos de Castro al lado, serio y sobrio, y los más jóvenes Ángel Arias y Rafa Díaz en el bajo y la batería respectivamente. En este instante todo es música, todo es Barón Rojo. Logré llegar a mi cita.

A los lados dos pantallas que la verdad poco vi, pero que cuando vi, contenían imágenes acordes al tema tocado de manera muy sincronizada. El ambiente impecable, buen público, sitio fresco. El sonido no es el mejor, pero no está mal. El infaltable olor a concierto, que es el mismo de la chaqueta de Otto.

Una vez superado el ingreso se van sucediendo los temas, uno tras otro, sin descanso y sin el típico “Buenas noches Cali”. Barón solo tocaba, así que en esos minutos todo es música. Tocó sacar un espacio para unirse al grupo de amigos y saludar a las Sandras, al Warner, Eliana, Rosa, Robin, etc. Recuerdo que sonaron “Son como hormigas”, “Tierra de vándalos”, “Chica de la ciudad”, un solo de guitarra de Armando de Castro, “El Malo”, “Las flores del mal”, “Caso perdido”, “Hermano del Rock and Roll”. Todo era éxitos. La música, a un Volumen Brutal hizo que sufriéramos una Metalmorfosis. Era Barón Rojo dándole Larga vida al Rock and Roll. Ya a esta altura tuve la sensación de que el sonido de Barón Rojo era diferente al de los anteriores toques: era renovado, más duro, más rockero y más técnico. Todo eso al mismo tiempo. En una palabra, Barón Rojo tocaba mejor. Concierto para saborear.

Después de un rato de total entrega al público y de por fin saludar, empieza a sonar “Los rockeros van al infierno”, tema que magistralmente mezclaron con otros entre los que recuerdo “Casi me mato”, “Desertores del rock” y “Cueste lo que cueste” además de su versión de “Smoke on the wáter”. Espectacular.
Para terminar, hicieron una pausa en la que inexplicablemente una parte de la gente se fue. Antes de eso recuerdo que tocaron “Resistiré” y “Siempre estáis allí”, y el broche de oro de la noche fue la versión a ultra velocidad de “Herencia Letal”, A mi gusto, lo mejor de la noche.

Finalizado el toque aparecieron más amigos y conocidos y se hizo el correspondiente remate. Esta vez fue en Ritual, cervecería artesanal, donde el viejo Carlos nos hizo un resumen del proceso de fabricación de la cerveza. A pesar de que en el Bolívar vendieron cerveza, se tomó suave y había lugar en la panza para más. Era hora de combinar el sabor amargo y delicioso de la birra con el gusto dulce que dejó el concierto, rematando la noche en un buen sitio.

Llegar al concierto contra el reloj me hizo acordar de una ocasión en que con Warner, Sandra y Eliana llegamos a última hora a Pereira a ver justamente al Barón. Eran las épocas en que viajábamos a dedo o en un puerco bus lechero cuyo conductor o ayudante, para capturarnos, nos decía que iba directo, pero que va… desde el terminalito empezaba a parar. Siguiente parada en Palmira y así en cada pueblo hasta llegar a Pereira o al destino musical correspondiente. Y eso para no hablar de los “toures” que son otro cuento y que nos gozamos y padecimos en varias oportunidades. Esta vez la llegada contra el reloj no fue por el tour, o porque nos fue mal echando dedo ni porque el bus paró en todo lado, sino por culpa del trabajo. ¡¡Como cambia todo con el tiempo!! Barón Rojo ha cambiado y los rockeros de Cali, mis amigos y yo también hemos cambiado. Ojalá el cambio nos lleve en el mismo sentido del Barón, al que los años lo han mejorado y lo han hecho más rockero.