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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
jav01
10-08-2017, 15:31:35
Trump redobla su amenaza a Corea del Norte: “Quizá no fue lo bastante dura”

El presidente de Estados Unidos dice que 25 años de diálogo no han servido de nada

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Donald Trump habla a la prensa junto al vicepresidente, Mike Pence, este jueves desde su club de Golf en Bedminster, en Nueva Jersey.

Donald Trump optó este jueves por echar gasolina al fuego. El presidente no solo no rebajó la tensión de estos días con Corea del Norte , sino que redobló sus amenazas al afirmar ante la prensa que su declaración del martes "quizá no fue lo bastante dura". Trump había advertido al régimen de Pyongyang con "un fuego y una furia jamás vistos en el mundo" si seguían amenazando a Estados Unidos, lo que ha desatado una crisis mayúscula. La dictadura norcoreana asegura que tiene un plan para atacar las bases militares americanas en la isla de Guam este mismo mes si Washington opta por las armas. Los países aliados de Estados Unidos han llamado a la calma, pero la escalada crece.

"Hay gente que dice que fue demasiado duro, quizá no fue lo bastante duro", enfatizó el republicano a las puertas de su mansión en Bedminster (Nueva Jersey), donde está pasando sus vacaciones. Rechazó contestar a la prensa sobre si se estaban planteando un ataque preventivo y dio una respuesta inquietante a la pregunta de qué entendía por un mensaje "más duro". "Ya lo verán", dijo. "Hemos negociado durante 25 años y no ha servido, miren Clinton, Bush... Obama ni siquiera quería hablar. Alguien tiene que hablar, yo hablo", añadió.

Durante sus vacaciones en Nueva Jersey, Trump pudo haberse dedicado a jugar a golf y disfrutar del rédito político de haber arrancado de la ONU nuevas y duras sanciones económicas contra Corea del Norte. Pero el martes, al amenazar a la dura dictadura norcoreana con un “fuego y una furia jamás visto en el mundo”, creó una crisis mayúscula, interna y externa para Estados Unidos.

Oficialmente, la Casa Blanca sostiene que las palabras de Trump habían sido previamente debatidas y decididas (así lo dijo la portavoz, Sara Huckabee Sanders y su homóloga en el Departamento de Estado, Heather Nauert). Sin embargo, asesores del presidente y miembros de su círculo más íntimo han contado a la prensa estadounidense que la declaración tomó a todos con el paso cambiado. Medio mundo se ha llevado las manos a la cabeza.

La andanada se antoja incomprensible para los analistas dentro y fuera de Washington, ya sean trumpólogos o dedicados a Corea. Su Administración acaba de lograr una victoria mayúscula, que China accediera el sábado a aprobar en el Consejo de Seguridad de la ONU un paquete de duras sanciones económicas contra Pyongyang por su carrera nuclear. Xi Jinping, el socio indispensable de EE UU para la resolución del conflicto, había cedido a las presiones de Trump, públicas —a golpe de exclamaciones en Twitter—, y más tradicionales, vinculando el futuro de sus relaciones comerciales con los resultados de las conversaciones con Corea del Norte.

La resolución de la ONU había supuesto un bofetón para Kim Jong-un, pues implica una caída de ingresos por exportaciones de unos 1.000 millones de dólares anuales, que es la tercera parte del total para un país ya de por sí aislado. El régimen actuó conforme al guion, con amenazas. Al día siguiente de que se aprobara la medida, el periódico estatal Rodong Sinmun publicó un editorial (escrito antes de la resolución de la ONU) en el que advertía que convertiría EE UU “en un mar de fuego inimaginable” si había nuevas penalizaciones y Washington optaba por la vía militar.

Y Trump cogió las cerillas y convirtió un triunfo diplomático en una crisis interna. Las críticas de los legisladores, no solo demócratas sino también republicanos, se han multiplicado. Y sus hombres han salido al paso sin orden ni concierto. El secretario de Estado, Rex Tillerson, fue fiel a su papel llamando al sosiego, mientras que el jefe del Pentágono, Jim Mattis, optó por la línea dura, presumiendo de poderío militar y alertando del riesgo de “destrucción” del pueblo coreano.

Sebastian Gorka, consejero de Trump en la Casa Blanca, pidió un cierre de filas en torno al presidente, con el argumento de que lo vivido esta semana es “una analogía” de la crisis de los misiles de 1962, el año en el que el mundo más cerca estuvo de una guerra nuclear. Entonces, el presidente John F. Kennedy se topó con que la Unión Soviética había estado instalando lanzaderas de misiles en Cuba. También entonces los generales le aseguraban la superioridad militar estadounidense y, según relata Michael Dobbs en un libro sobre este capítulo de la historia, Kenny se quedaba en ocasiones en minoría a la hora de tratar de arrancar un acuerdo con Krushchev antes de recurrir a la vía militar.

Muchas veces se ha dicho que el sistema está por encima de Trump. Que por demagogo y profano en política que resultara un candidato, la fortaleza institucional —la del Congreso y el Senado o la Justicia estadounidense— garantiza la estabilidad de la mayor potencia mundial. Pero en estas crisis el presidente sí es el verdadero comandante en jefe. Este es aficionado a la retórica atrevida. Y no ha hecho con Corea del Norte una excepción. En buena parte, les habla a sus feligreses, a aquellos a los que prometió que Estados Unidos “volvería a ganar guerras”.


FUENTE: elpais.com

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
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jav01
10-08-2017, 15:35:22
Corea del Norte: estas son las opciones de Estados Unidos

En esta nota, las alternativas de Washington para destrabar la crisis coreana, sus probabilidades y consecuencias.

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El líder norcoreano Kim Jong Un y el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, enredados en una peligrosa escalada verbal.

La crisis de Corea del Norte escala. Aquí analizamos cuáles son las opciones para resolverla.

Un golpe preventivo

Dada la creciente amenaza de Corea del Norte, algunos en Estados Unidos, también entre los seguidores de Trump, abogan por golpear a los comunistas y acabar con el problema. Consideran que el régimen norcoreano ya ha sobrepasado la línea roja, puesto que Pyongyang ya no solo podría alcanzar la Costa Oeste, sino también Chicago o Dallas, en el interior de Estados Unidos.

Un "golpe de martillo" estadounidense violento y rápido, para que Corea del Norte no pueda reaccionar, parece poco probable e impensable.

Las consecuencias serían, sobre todo para los vecinos de Corea del Norte, muy dramáticas. Posiblemente habría millones de muertos en solo unas horas.

Sin embargo, esta opción podría ser más atractiva para Trump por su limitación geográfica, ya que el conflicto tendría lugar en la otra punta del mundo, escribe la revista "The Atlantic". Pero allí están también Corea del Sur y Japón, aliados de Estados Unidos.

A esto se le añade que Estados Unidos tendría que reunir en secreto un enorme Ejército, mucho más grande que el de Irak en 2003, para mantener el factor sorpresa. ¿Cómo podría hacerse eso?

Además, los expertos sostienen que sería muy poco probable que se destruyera el arsenal completo de Kim Jong-un en un solo golpe, dada la montañosa topografía del país, escribió "The New York Times". Pero después, la respuesta del líder norcoreano sería terrible, advirtió"Atlantic".

Eso también lo sabe el Ejército estadounidense. Un golpe preventivo seguido de un caos y una desolación infernal podría ser la mayor catástrofe de la historia de la humanidad. El secretario de Estado, James Mattis, ya lo advirtió a finales de mayo. Por lo tanto, esta opción es muy poco probable.

Una serie de pequeños ataques

Los militares describen esta posibilidad como un "término medio", una forma minimizada de "apretar las tuercas". Por ejemplo, Washington podría reaccionar con un pequeño pero doloroso golpe a una zona de pruebas norcoreana tras el siguiente ensayo con misiles.

En caso de que Corea del Norte respondiera, en teoría de forma limitada, Estados Unidos reaccionaría con más dureza.

Los expertos explican en "Atlantic" la lógica que sigue esta táctica: en una escalada controlada, Corea del Norte acabaría viendo que Estados Unidos es más fuerte.

Sin embargo, esta opción es también improbable, puesto que es muy complicado controlar la escalada de un conflicto. Corea podría comportarse militarmente de forma muy diferente a lo esperado.

Asesinato del líder o cambio de régimen

El asesinato del líder para hacer caer dictaduras o autocracias se discute desde la Antigüedad. La desaparición del líder y de su cúpula podría permitir un cambio de rumbo radical.

Aparte de las implicaciones legales, un acto de este tipo sería muy difícil de llevar a cabo y nadie podría garantizar que el Ejército norcoreano no devolvería el golpe después. Sería un juego muy arriesgado. Como dijo "The Guardian": "Con las armas nucleares no se juega".

Continuar como hasta ahora y normalizar las relaciones

Esta opción es ardua, pero posible; se trata de hacer política. Estados Unidos tendría que aceptar de mala gana que Corea del Norte no abandonará sus armas nucleares, pero que por motivos de supervivencia nunca las utilizará. Entonces, Corea del Norte se calmaría y terminaría con sus provocaciones.

Los expertos consideran que esta opción no es de buen gusto ni una panacea, y que además las violaciones de los derechos humanos continuarían en el país comunista.

Sin embargo, las conversaciones directas entre los dos Gobiernos le proporcionaría a Pyongyang lo que tanto anhela: el reconocimiento de la comunidad internacional, aunque lo haya inducido mediante amenazas.

Según el Instituto Brookings, Washington podría conseguir que Corea del Norte se convirtiera en una parte más de Asia con el fin del aislamiento.

Al final, este podría ser el camino hacia un tratado de paz en la península coreana y hacia el final de las sanciones; el complicado camino de la diplomacia incluyendo a Corea del Sur y China.

"Vivir con una Corea del Norte nuclear no significa apoyar su programa armamentístico. Lo mismo ocurrió con India, Pakistán o Israel", según "Foreign Policy".

La gran diferencia es la profunda enemistad que existe, pero si esta se reduce de forma activa, el problema de Corea del Norte se minimizaría, opina el think tank CSIS.

"La contención y la intimidación son las opciones menos malas", según Brookings y eso mismo es lo que está ocurriendo actualmente.

Sin embargo, parece difícil imaginar que Trump acepte a los norcoreanos a regañadientes, cuando el presidente de Estados Unidos se ha rebajado al nivel retórico norcoreano de forma tan espontánea y no tiene ni idea de la paciencia necesaria en política exterior.

No obstante, no parece tampoco imposible, dadas las desastrosas consecuencias potenciales de las demás opciones.

"Como presidente negociaría como loco para conseguir el mejor acuerdo", dijo Trump sobre Corea del Norte en 1999.


FUENTE: clarin.com