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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Heráclito
06-05-2017, 16:51:31
La ignorancia es atrevida, dice el pueblo sabio. Claro que si nos situamos en esta Colombia donde el salgareño tiene su iglesia, más bien diríamos que es fundamentalista, donde la única verdad es la del credo del CD, y todo lo demás es anatema.

Bien lo recuerda Héctor Riveros. Lo que hoy se tilda de Castrochavista para el campo lo propusieron los liberales hace más de 80 años en el gobierno de Alfonso López Pumarejo. con su llamada "Revolución en marcha" y luego las sucesivas reformas agrarias.

El salgareño lo sabe, pero se aprovecha de la ignorancia supina de nuestras gentes que viven en un eterno presente preñado de suposiciones, intolerancia y miedo, limitándose a repetir su evangelio: impunidad, terrorismo, castrochavismo, mientras el ladino hacendado ríe sin pudor.

Pa’ castrochavistas: los López, los Lleras, Gaviria….

Por HÉCTOR RIVEROS · 06 DE MAYO DE 2017

En Colombia cuando a un funcionario público le piden que haga algo siempre piensa en qué abogado contratar para que prepare el proyecto de ley. A la voz de tener que hacer una política de desarrollo rural integral que está prevista en el punto 1 del acuerdo con las Farc salieron con ¡un proyecto de 168 artículos! y, claro, la discusión que se armó amenaza con impedir el cumplimiento de ese compromiso.

En general, como en muchos otros temas, en esta materia no se necesita una nueva norma sino la aplicación de las existentes que están vigentes desde hace ochenta años. Seguramente serán necesarias algunas modificaciones legales para resolver absurdos obstáculos que se presentan en la aplicación práctica, más por interpretación enrevesada que hace algún burócrata que porque la ley dice lo que él dice que dice.

Lo curioso es que ese ejercicio ritual de expedir leyes que resultan inútiles se lo creen todos: los que las proponen y los que las critican y se trenzan en un debate que parece de verdad. Así está pasando con el proyecto que prepararon en el Ministerio de Agricultura. Después nadie se preocupa porque eso que queda escrito se cumpla, así fue en 1936, cuando los discursos eran virulentos y parecidos a los de ahora, así fue con la reforma agraria de los años 60, así fue en la Constituyente y cuando se debatió la Ley 160 de 1994.

Los miembros de las Farc ya andan enredados en lo mismo. Dicen que en la Comisión de seguimiento al cumplimiento del acuerdo le han gastado horas a discutir parágrafo por parágrafo un proyecto que en al menos el 80% de su contenido ya está en otras normas vigentes. Han repetido el discurso de las injusticias del campo y dicen que el proyecto va en contravía de lo que se pactó en La Habana.

El Centro Democrático, que legítimamente representa a los terratenientes, como que su presidente – fundador es uno de ellos, aprovechó para revivir la discusión de siempre: que si los van a expropiar, que si las tierras improductivas también, que qué tanta tierra van a poder acumular, que si toca preguntarles a los campesinos o a los indígenas, que si la expropiación se puede por vía administrativa y concluyeron con la sentencia tipo: es un proyecto castrochavista.

Sería interesante si la lectura del proyecto se hiciese borrando lo que ya existe en alguna parte de la legislación y lo que además se pudiera hacer a través de algún decreto reglamentario. La discusión quedaría reducida prácticamente a nada.

Colombia tiene uno de los regímenes jurídicos más progresistas en materia de derecho de propiedad: la define como una función social lo que ha permitido desarrollar la extinción del dominio, permite la expropiación por interés social o utilidad pública, autoriza que la expropiación se haga por vía administrativa y que la indemnización no sea plena, sino que se calcule de acuerdo con los intereses de “la comunidad y del afectado”.

A eso hay que sumarle un largo conjunto de normas constitucionales y legales que establecen la protección de los campesinos, de la economía campesina, de la propiedad solidaria y cooperativa, incentivos en el crédito, asistencia técnica, apoyo en la comercialización, etc, etc, etc

Fue López Pumarejo en 1936, no el fantasma de Chávez en 2017, el que introdujo en la Constitución la posibilidad de que la expropiación, “por razones de equidad”, se hiciera sin indemnización y fue en esa llamada “revolución en marcha” en que la que se ordenó que las tierras improductivas podían pasar gratuitamente a propiedad del Estado. Fueron Lleras Camargo y después Lleras Restrepo los que adoptaron una legislación de tierras más progresista que la que se propone ahora y crearon el Incora para desarrollar una reforma agraria, no mediante la adjudicación de baldíos sino mediante la compra o la expropiación de tierras a terratenientes para adjudicársela a campesinos.

Fue Gaviria el que, en el proyecto de Constitución que puso a consideración de la Asamblea Constituyente, propuso que la expropiación se hiciera por vía administrativa y que la indemnización no fuera plena para que fuera no solo un método de redistribución de tierras, sino además un mecanismo de redistribución de la riqueza. Esa fórmula de que la indemnización se calcule teniendo en cuenta los intereses de la comunidad y del afectado, que permite que a una persona que le expropien un terreno no le paguen lo que vale sino menos se copió de la muy capitalista constitución alemana, que consagra una fórmula igual.

Después, ni se aplicó el concepto de función social para extinguir el dominio de las tierras improductivas, ni se hizo la reforma agraria, ni se ha hecho expropiación por vía administrativa, ni se ha expropiado sin que la indemnización sea plena todo lo contrario casi siempre resulta un gran negocio para el propietario que lo expropien como resultaba un gran negocio para los propietarios que los “incoraran”, que es como se llamaba coloquialmente la acción de comprar tierras para adjudicar a campesinos.

La discusión es muy curiosa: el gobierno propone unas cosas que ya están como la del artículo 4 que dice lo que está dicho, desde el primer artículo de la Constitución, que: “las acciones y normas en materia de Ordenamiento Social de la Propiedad Rural tienen por finalidad el bien común y por lo tanto el bienestar colectivo prima sobre el bienestar particular,” y el editorialista de La República, de propiedad de un grupo económico, asociado también a la propiedad de la tierra, se escandaliza ¡Habrase visto!

Fuente: La Silla Vacía

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Hannibal Lecter
06-05-2017, 17:52:50
Osea, en los acuerdos plasmaron lo que ya esta en la ley hace 80 años y nunca se ha aplicado.

Malditos castrochavistas de incógnito, desde el siglo pasado y antes de la revolución cubana tratando de volvernos ateogaycomunistas.

INDIVIDUAL
07-05-2017, 10:42:59
Solo queda esperar
Que pasen los años y veremos quién tiene la razón

Titta
07-05-2017, 11:28:56
El viaje es el tierrero que se avecina en medio de la implementación ,ello es claro tan solo al ver la aprobación de los puntos de negociación por via fastrack dejan escualido lo firmado .
Pienso que la razón de la disputa por la tierra quedará a medias porque esto es un tira y afloja entre los mismos y las mismas desde que se iniciaron las tales negociaciones,sin lugar a dudas mientras no se haga viable una redistribución de la tierra en el país todo continuara igual.

SpitfireII
07-05-2017, 11:44:27
...mientras no se haga viable una redistribución de la tierra en el país todo continuara igual.
https://pbs.twimg.com/media/BQHUSXOCMAA2RWw.jpg

Titta
07-05-2017, 11:54:24
ná , no es tan asi , ese ritmo de acabar y mantener lo hacen a diario los parttidos politicos con nosotros a diario,lo de redistribuir es dejar de lado a ese 1% que es dueño de todo en el país .

Heráclito
08-05-2017, 07:59:48
Solo queda esperar
Que pasen los años y veremos quién tiene la razón

De acuerdo, pero lo que dice Riveros no es quién tiene la razón sino un hecho objetivo y comprobable. Desde hace 80 años (en el gobierno de López Pumarejo) se ha tratado de hacer una reforma agraria y lo que él propuso se quiere hacer de nuevo ahora, sólo que más limitado. Son simplemente hechos históricos.

SpitfireII
08-05-2017, 21:57:21
lo de redistribuir es dejar de lado a ese 1% que es dueño de todo en el país .
Acá tenemos una prueba de que no solo los uribistas tienen su "coco"

El abstracto e indefinido 1% (¿POR QUÉ 1% y no 3,567% POR QUÉ UNA CIFRA TAN PRECISA?) siempre será el vecino que tenga más que uno, cuando los "ideólogos" hayan propiciado la suficiente euforia colectiva

+Wilfred
09-05-2017, 11:09:52
Cuando se habla de redistribución, sea de la tierra o de la riqueza, termina en lo mismo: quitarle al que más tiene para favorecer al que menos tiene, en un supuesto acto de justicia, que muchas veces termina siendo un robo a quienes trabajan honradamente para beneficiar a personas acostumbradas a depender de otros.

Una sociedad que desee prosperar debe proveer herramientas para que los individuos sean autosuficientes y produzcan riqueza. Ésa es la filosofía del capitalismo.

Enviado desde mi Moto G (4) mediante Tapatalk

Heráclito
09-05-2017, 15:14:54
Cuando se habla de redistribución, sea de la tierra o de la riqueza, termina en lo mismo: quitarle al que más tiene para favorecer al que menos tiene, en un supuesto acto de justicia, que muchas veces termina siendo un robo a quienes trabajan honradamente para beneficiar a personas acostumbradas a depender de otros.

Una sociedad que desee prosperar debe proveer herramientas para que los individuos sean autosuficientes y produzcan riqueza. Ésa es la filosofía del capitalismo.

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Bueno, esa redistribución es la marxista, quitarle todo a los ricos para dárselo a los pobres. Pero si miramos a nuestro alrededor, en la mayoría de países, unos más otros menos, hay redistribución de riqueza.

La forma más antigua es a través de los impuestos, quien recibe más ingresos paga más tributos. Con este dinero el Estado favorece a los que menos tienen con mejor educación, mejores empleos, amplia cobertura de salud, buena infraestructura, vivienda, etc.

Hay otras maneras como las reformas agrarias mediante las cuales los baldíos son entregados a campesinos, fomentando la asociación, construyéndoles caminos de penetración para que puedan sacar sus productos, créditos, canales de comercialización, capacitación, etc..

También hay una manera que se debe manejar con cuidado: los subsidios. Hay uno nefasto, el de "Familias en acción" que se creó en el gobierno de Andrés Pastrana y que fue impulsada por quien lo sucedió hasta extremos muy onerosos para las finanzas públicas. En el presente es imposible de desmontar ya que de él dependen cerca de 2.300.000 familias, convertidas en mendigos que sólo esperan el cheque mensual.

Hay más como la reparación de daños (desastres naturales, violencia, ineficiencia, etc.) que también ayudan a esta redistribución e incluso otros como el "impuesto a la guerra" que pagaron los más ricos para mejorar la capacidad de las Fuerzas Armadas.

En resumen, redistribuir es que los que más necesitados tengan mayores oportunidades para salir adelante.

Hannibal Lecter
09-05-2017, 17:38:28
Obviamente, pedirle a gente que predica " si no piensa como yo, entonces es guerrillo" que entiendan que no se puede llevar todo al extremo, es una falacia.

+Wilfred
09-05-2017, 18:41:17
Obviamente, pedirle a gente que predica " si no piensa como yo, entonces es guerrillo" que entiendan que no se puede llevar todo al extremo, es una falacia.
Difícil si a cambio se devuelve el favor y se descalifica como guerrerista o enemigo de la paz a quienes cuestionamos el contenido del acuerdo.

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Heráclito
09-05-2017, 19:09:41
Difícil si a cambio se devuelve el favor y se descalifica como guerrerista o enemigo de la paz a quienes cuestionamos el contenido del acuerdo.

Enviado desde mi Moto G (4) mediante Tapatalk

No es lo mismo pásame la pinza que písame la panza.

Estar de acuerdo con un proceso de paz no significa ser guerrillero. De serlo así, Trump lo sería, lo mismo que la Unión Europea, la ONU, la OEA y los gremios económicos colombianos. Cada uno, a su manera, celebra alborozado el fin del conflicto armado con las Farc y se meten la mano al dril para apoyar el postconflicto en el que, paso a paso, se construirá la paz.

Ahora, ir en contra de este proceso de paz que ha reducido a niveles mínimos las víctimas de la población civil, de los uniformados, de los guerrilleros, hasta el punto que los pabellones del Hospital Militar que hasta hace poco estaban inundados de mutilados hoy están desiertos, significa la guerra.

Claro que las propuestas del extremismo se disfrazan de la paz de los cementerios: aniquilación o entrega sin condiciones como si el enemigo hubiera sido vencido. Pedir condiciones imposibles es decirle sí a la guerra.

Se calumnia, se manipula, se siembra el miedo, para que se vuelva a la guerra, porque sin la guerra la extrema derecha no tiene razón de ser. Como los vampiros (igual la extrema izquierda) se nutre de la sangre de las víctimas.

Claro que el apoyo a dinamitar el acuerdo significa el regreso a la guerra. A otros 50 años de muerte y destrucción, luego de los cuales los enemigos se volverán a sentar para hablar de nuevo sobre la paz. No es la primera vez. La historia nuestra es rica en frustraciones. Siempre ganaron los amigos de la guerra, de uno y otro bando.

Hoy, por fortuna, ganó la cordura y en las próximas elecciones todos los sectores democráticos, de izquierda, de centro, de derecha, deben unirse para derrotar a los que quieren la guerra. Hay que mandar a esta ideología perversa al lugar donde hace mucho debía estar reposando, los museos.

Como se derrotó al títere de Uribe en 2014, igual debe hacerse en 2018. En Francia se derrotó al pasado tenebroso que quiere revivir. En Colombia también podemos hacerlo.

+Wilfred
09-05-2017, 22:01:59
No es lo mismo pásame la pinza que písame la panza.

Estar de acuerdo con un proceso de paz no significa ser guerrillero. De serlo así, Trump lo sería, lo mismo que la Unión Europea, la ONU, la OEA y los gremios económicos colombianos. Cada uno, a su manera, celebra alborozado el fin del conflicto armado con las Farc y se meten la mano al dril para apoyar el postconflicto en el que, paso a paso, se construirá la paz.

Ahora, ir en contra de este proceso de paz que ha reducido a niveles mínimos las víctimas de la población civil, de los uniformados, de los guerrilleros, hasta el punto que los pabellones del Hospital Militar que hasta hace poco estaban inundados de mutilados hoy están desiertos, significa la guerra.

Claro que las propuestas del extremismo se disfrazan de la paz de los cementerios: aniquilación o entrega sin condiciones como si el enemigo hubiera sido vencido. Pedir condiciones imposibles es decirle sí a la guerra.

Se calumnia, se manipula, se siembra el miedo, para que se vuelva a la guerra, porque sin la guerra la extrema derecha no tiene razón de ser. Como los vampiros (igual la extrema izquierda) se nutre de la sangre de las víctimas.

Claro que el apoyo a dinamitar el acuerdo significa el regreso a la guerra. A otros 50 años de muerte y destrucción, luego de los cuales los enemigos se volverán a sentar para hablar de nuevo sobre la paz. No es la primera vez. La historia nuestra es rica en frustraciones. Siempre ganaron los amigos de la guerra, de uno y otro bando.

Hoy, por fortuna, ganó la cordura y en las próximas elecciones todos los sectores democráticos, de izquierda, de centro, de derecha, deben unirse para derrotar a los que quieren la guerra. Hay que mandar a esta ideología perversa al lugar donde hace mucho debía estar reposando, los museos.

Como se derrotó al títere de Uribe en 2014, igual debe hacerse en 2018. En Francia se derrotó al pasado tenebroso que quiere revivir. En Colombia también podemos hacerlo.

Apoyar el acuerdo de paz no hace guerrillero a nadie, eso debe quedar claro. Pero de nuevo, se encuentra una justificación al calificativo de guerreristas que se nos ha otorgado por mostrar nuestra posición en contra de muchas concesiones que se le hicieron a las Farc, a quienes consideramos que la paz no sólo es el cese de la violencia sino la impartición de justicia, a quienes consideramos que los cabecillas deben pagar una pena significativa (aunque reducida) por los miles de crímenes cometidos y no deben ser partícipes de ninguna decisión democrática en tanto no se pague esta deuda con la justicia.

Qué buena noticia es saber que una parte de la violencia está cesando, pero desafortunadamente estamos viendo que resurge en otros frentes y con mucha fuerza. Ahora vemos un ELN crecido y operando en zonas donde ni siquiera se conocía su nombre. Ni qué decir de los reductos del paramilitarismo, que también andan crecidos. Los cultivos de coca se han incrementado. Nada para celebrar aún.

Uno de Uribe podrá decir muchas cosas. Difiero mucho de él en muchos temas. Pienso que la gestión de su gobierno, aunque importante para lo que ha pasado en los últimos años, es sobrevalorada en muchos otros ámbitos. Pero han sido él y su partido, junto con miembros de otros colectivos, los únicos que han hecho advertencias importantes sobre las terribles consecuencias de esta paz mal negociada. Eso no quiere decir que se opongan a que haya paz, simplemente tienen una visión diferente y no se están pidiendo cosas imposibles para mejorar un acuerdo que pueda dejar satisfechos a una gran mayoría: simplemente se pide que prevalezca la Constitución vigente, que haya justicia, que no se premie el crimen.

Santos no quiso nunca escuchar estos reclamos y tuvo como resultado la desaprobación del acuerdo, aún con estrecha mayoría. Y cuando tuvo la oportunidad de convertir ese 49% en una mayoría ostentosa, volvió a pecar al no hacer las modificaciones sustanciales y pasar el "nuevo" acuerdo por la vía legislativa y por ende, desconociendo el mandato popular. De ahí a que ese 51% restante siga creciendo, aún apelando a alianzas con sectores poco gratos, y seguramente con la intención de deshacer lo acordado. No es algo que me alegre, pero son las consecuencias de actuar por vanidad.

Así que aquí vamos de nuevo: ni vos, ni yo, ni nadie, quiere que haya guerra. Es de los peores males de la humanidad. La paz es un sueño común, pero muchos no creemos que dando concesiones generosas a unos criminales sin que haya consecuencias y a cambio de esperar que no quieran hacer daño de nuevo (porque eso no lo garantiza nadie), sea precisamente la forma de alcanzar una paz estable y duradera.

cesar coy
09-05-2017, 22:13:35
Todos queremos la paz, eso no se discute.

Pero algunos la quieren YA! aunque haya que concederles a los guerrillos la misma impunidad que han disfrutado todos nuestros politicos por décadas.

Y otros la quieren en un ratico, una vez hayamos derrotado -como debe hacerse- definitivamente a la guerrilla.

El asunto es que ese "ratico" puede ser de dias, como aseguran quienes quieren volver trizas los acuerdos, o puede ser de medio siglo, como ha sucedido hasta el momento.


Pero ambas opciones son validas. Con defectos y beneficios cada una. Lo que no es coherente es afirmar que acabar con los acuerdos no es volver a la guerra -asi sea por un "ratico"-.

Heráclito
10-05-2017, 10:22:33
Apoyar el acuerdo de paz no hace guerrillero a nadie, eso debe quedar claro. Pero de nuevo, se encuentra una justificación al calificativo de guerreristas que se nos ha otorgado por mostrar nuestra posición en contra de muchas concesiones que se le hicieron a las Farc, a quienes consideramos que la paz no sólo es el cese de la violencia sino la impartición de justicia, a quienes consideramos que los cabecillas deben pagar una pena significativa (aunque reducida) por los miles de crímenes cometidos y no deben ser partícipes de ninguna decisión democrática en tanto no se pague esta deuda con la justicia.

Qué buena noticia es saber que una parte de la violencia está cesando, pero desafortunadamente estamos viendo que resurge en otros frentes y con mucha fuerza. Ahora vemos un ELN crecido y operando en zonas donde ni siquiera se conocía su nombre. Ni qué decir de los reductos del paramilitarismo, que también andan crecidos. Los cultivos de coca se han incrementado. Nada para celebrar aún.

Uno de Uribe podrá decir muchas cosas. Difiero mucho de él en muchos temas. Pienso que la gestión de su gobierno, aunque importante para lo que ha pasado en los últimos años, es sobrevalorada en muchos otros ámbitos. Pero han sido él y su partido, junto con miembros de otros colectivos, los únicos que han hecho advertencias importantes sobre las terribles consecuencias de esta paz mal negociada. Eso no quiere decir que se opongan a que haya paz, simplemente tienen una visión diferente y no se están pidiendo cosas imposibles para mejorar un acuerdo que pueda dejar satisfechos a una gran mayoría: simplemente se pide que prevalezca la Constitución vigente, que haya justicia, que no se premie el crimen.

Santos no quiso nunca escuchar estos reclamos y tuvo como resultado la desaprobación del acuerdo, aún con estrecha mayoría. Y cuando tuvo la oportunidad de convertir ese 49% en una mayoría ostentosa, volvió a pecar al no hacer las modificaciones sustanciales y pasar el "nuevo" acuerdo por la vía legislativa y por ende, desconociendo el mandato popular. De ahí a que ese 51% restante siga creciendo, aún apelando a alianzas con sectores poco gratos, y seguramente con la intención de deshacer lo acordado. No es algo que me alegre, pero son las consecuencias de actuar por vanidad.

Así que aquí vamos de nuevo: ni vos, ni yo, ni nadie, quiere que haya guerra. Es de los peores males de la humanidad. La paz es un sueño común, pero muchos no creemos que dando concesiones generosas a unos criminales sin que haya consecuencias y a cambio de esperar que no quieran hacer daño de nuevo (porque eso no lo garantiza nadie), sea precisamente la forma de alcanzar una paz estable y duradera.

Lo digo por experiencia propia y con conocimiento de causa por haber participado como consultor en un proceso de paz en Centroamérica y haber estudiado el tema a profundidad alrededor del mundo que el acuerdo de paz conseguido con las Farc es el mejor que se ha hecho en las últimas décadas y va a servir de ejemplo para otros procesos de paz.

Es increíble cómo, las manipulaciones de Uribe le cambiaron la cara al acuerdo haciéndole ver como el peor convenciendo a la gente que se estaba entregando el país a los terroristas. Pero si uno lo estudia, las reformas pedidas son más limitadas que las que hace 80 años quiso llevar a cabo en su gobierno el liberal Alfonso López Pumarejo.

Y respecto a la justicia transicional, la mayoría de procesos de paz alrededor del mundo son mucho más generosos que el colombiano. No solo se otorgan amnistías lo que implica que nadie paga un solo día de reclusión, ni siquiera penas alternativas, sino que los insurgentes entran a formar parte del nuevo ejército como sucedió en El Salvador.

Nunca, y esto se recibió muy bien en el mundo, un proceso de paz se había centrado en las víctimas. Esta es una de las mayores ganancias del colombiano. Las víctimas siempre han quedado de lado y los procesos de paz se centran en la desmovilización de los combatientes.

Igual sucedió con el enfoque de género. Primera vez en el mundo que se tiene en cuenta en un proceso de paz a la mujer que en las guerras es un botín sexual, hecho que fue tergiversado miserablemente por los fundamentalistas encabezados por Ordóñez.

Y así muchas cosas más como por, ejemplo, haberse conseguido expedir el "estatuto de la oposición", intentado muchas veces, pero siempre hundido en el Congreso. De igual manera, resulta novedoso el esfuerzo considerable que ya se está llevando a cabo sobre el desminado.

Y para terminar, la justicia transicional pactada es una de las mejor diseñadas en el mundo y se basa, como las mismas víctimas lo pidieron, en saber la verdad sobre sus seres queridos y obtener el perdón de los victimarios. Esto también es inédito. En vez de la pena de prisión participar en la reconstrucción del país es mucho más efectivo, salvo los que cometieron crímenes de lesa humanidad.

Tantas cosas buenas tiene este proceso que asombra la cantidad de concesiones que dio la guerrilla, renunciando a sus convicciones políticas al apoyar reformas liberales, lejanos del ideario marxista que los movía a cambio unas pocas curules con reducida fuerza electoral. Y lo que resulta curioso es que lo conseguido es menos generoso que lo que estaba dispuesto Uribe a darles a cambio de su desmovilización. Ni siquiera ofrecía penas alternativas sino amnistía.

RICARDO69
10-05-2017, 10:31:06
O sea, les salimos a deber!!

¡Vea, pues!

Heráclito
10-05-2017, 10:31:45
Todos queremos la paz, eso no se discute.

Pero algunos la quieren YA! aunque haya que concederles a los guerrillos la misma impunidad que han disfrutado todos nuestros politicos por décadas.

Y otros la quieren en un ratico, una vez hayamos derrotado -como debe hacerse- definitivamente a la guerrilla.

El asunto es que ese "ratico" puede ser de dias, como aseguran quienes quieren volver trizas los acuerdos, o puede ser de medio siglo, como ha sucedido hasta el momento.

Pero ambas opciones son validas. Con defectos y beneficios cada una. Lo que no es coherente es afirmar que acabar con los acuerdos no es volver a la guerra -asi sea por un "ratico"-.

No estoy de acuerdo. La extrema derecha no quiere la paz porque es la guerra la que nutre su ideología de exclusión y oculta la corrupción en la que ha sido protagonista. Les conviene un conflicto por los grandes recursos que se emplean donde pueden obtener grandes ganancias como en la compra de armamento o teniendo a raya las reivindicaciones sociales so pretexto de luchar contra el terrorismo lo que les permite leyes que perpetúen el régimen de inequidad que les permite mantener sus privilegios de siglos.

Y respecto a que se quiere YA la paz, este es el último de muchos intentos que se han hecho casi desde que comenzó el conflicto armado y es el resultado de la experiencia conseguida en múltiples frustraciones. Llevamos 50 años tratando de hacer la paz y sólo hasta ahora y después de CINCO años de arduas negociaciones y con acompañamiento internacional es que se consigue.

Un mejor acuerdo es imposible conseguirlo y solo basta estudiar los intentos pasados y lo conseguido con otras organizaciones guerrilleras para ver que a diferencia del llevado a cabo con el M-19, por ejemplo, no se concede amnistía. Destruirlo es condena a Colombia a inaugurar un nuevo período de guerra con impredecibles consecuencias.

+Wilfred
10-05-2017, 10:47:21
Y dale con lo de extrema derecha. Una connotación que siempre se utiliza para demonizar a un colectivo político que, si uno se pone a mirar detenidamente, tiene elementos de todas las tendencias, aunque claro está que hay unas que son más notorias que otras, incluída la tan mentada extrema derecha, que no es más que posiciones muy conservadoras respecto a temas sociales, y en ocasiones económicos, y que suele ser confundida con las ideas nacionalistas.

Y bueno...se podría decir que técnicamente deshacer o cambiar el acuerdo puede devenir en un reanudar la confrontación con las FARC, pero realmente tiene que ser así? Yo creería que se puede buscar un mejor acuerdo y no tendría por qué "volver la guerra", porque se podrían ofrecer garantías a los cabecillas y demás desmovilizados a cambio de que cumplan en su totalidad las condiciones que se presenten. Pero lo cierto es que es difícil vender esa idea en este punto. El anhelo de una paz tan pronto como sea posible es muy poderosa. La única posibilidad que queda entonces es vencerlos en las urnas.

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INDIVIDUAL
10-05-2017, 10:59:37
Se sale del tema candado