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Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
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jav01
12-02-2016, 15:08:45
Peñalosa vs. Petro: ¿la confrontación o la ciudad?

Las diferencias entre los modelos que representan Enrique Peñalosa y Gustavo Petro, que datan de los 90, quedaron expuestas de nuevo en medio de la discusión por los desmanes en Transmilenio. Si la confrontación sigue, la única que pierde es Bogotá.

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Enrique Peñalosa Alcalde de Bogotá y Gustavo Petro, exalcalde.

La primera prueba de fuego del segundo mandato de Enrique Peñalosa en relación con Transmilenio dejó no sólo a civiles y policías heridos, buses dañados y vidrios rotos en estaciones de la troncal de las Américas, sino la evidencia de que la ciudad está en riesgo de meterse en cuatro años de una confrontación política que irá más allá del mero cruce de opiniones ponderadas entre gobiernistas y opositores.

Los principales protagonistas son el exalcalde Gustavo Petro, a punta de trinos que mueven opinión y como la figura más sobresaliente del inconformismo con la nueva administración. Y, por otra parte, el propio Peñalosa (cuyas intervenciones sobre temas de movilidad han generado polémica entre sectores de oposición), quien en el caso de los desmanes de esta semana puso el espejo retrovisor para dar a entender que los problemas no los generó él.

En medio de calificativos como “terrorismo”, “intereses privados”, “rabia digna” y “protestas con intereses políticos”, que iban y venían desde ambos bandos durante las protestas del miércoles, se esbozó lo que podría convertirse, guardadas las proporciones, en una versión local del enfrentamiento que en el plano nacional han protagonizado el expresidente Álvaro Uribe y el primer mandatario, Juan Manuel Santos.

Para ponerlo en contexto, lo que la ciudad está presenciando es un choque ya viejo entre dos representantes de visiones muy diferentes de ciudad. Petro, hay que recordarlo, fue candidato a la Alcaldía en 1997, cuando Peñalosa ganó por primera vez. Un dato que recuerda lo ocurrido entonces lo dio el actual alcalde en una entrevista publicada en el libro ¿Está jodida Bogotá?, de la exconcejal peñalosista Lariza Pizano. Allí cuenta: “Todavía estoy pagando los costos políticos de las calumnias que inventaron para promover mi revocatoria, como que yo tenía negocios con los bolardos”.

-¿Qué político estuvo detrás de esa revocatoria? –le pregunta la periodista.

-Bueno, Gustavo Petro, entre otros –responde Peñalosa.

En realidad, el principal promotor de la revocatoria fue el exconcejal Luis Fernando Rosas, quien le dijo a este diario que Petro era crítico de Peñalosa, pero no participó en ese fallido proceso.

Incluso desde antes, el exalcalde progresista había planteado públicamente su desacuerdo con una visión expansionista de Bogotá, particularmente sobre el borde norte, recuerda José Cuesta, un ex M-19 que asesoró al exalcalde durante su período como representante a la Cámara por Bogotá entre 1991 y 1994, cuando adelantó debates en el Congreso sobre el tema. “La primera vez que se enfrentaron por la Alcaldía”, anota Cuesta, “ya el modelo de ciudad de ambos era opuesto”.

Con la creación de Transmilenio en el primer gobierno de Peñalosa, sus opositores arreciaron las críticas debido a los términos de los contratos con los operadores privados, pero sobre todo porque la inclinación por el sistema de buses impidió que se comenzara a construir el metro. Más de una década después, en marzo de 2012, cuando Petro se estrenaba como alcalde y enfrentó su primera y más grande crisis por las protestas en Transmilenio, le achacó las dificultades en movilidad a la falta del metro y, claro, nombró a Peñalosa.

El presente

En el primer mes de la nueva administración de Peñalosa se ha notado un cambio brusco en ciertas políticas y formas de gobernar. La incursión de la Policía en la Plaza de La Mariposa, de San Victorino, para llevarse a un grupo de trabajadoras sexuales; y la propuesta urbanizar parte de la Reserva Thomas van der Hammen, al norte de la ciudad, por poner sólo dos ejemplos, son motivos de crítica por parte de la oposición.

“Petro ha encontrado en algunas de esas primeras disposiciones, entre las que también está el uso de la fuerza, la excusa perfecta para presentarse como el experto en la ciudad”, explica Carlos Arias, profesor de comunicación política de la Universidad Externado.

En ese sentido, algunos conocedores de la ciudad consideran que el alcalde debe ser estratégico. De hecho, agrega Héctor Riveros, exsecretario de gobierno del Distrito, su “desafío político no es tanto hacer las mayorías en el Concejo, sino administrar la agitación social, que será el mecanismo del que se valdrá la izquierda”. En su concepto, Petro quiere erigirse como cabeza de la oposición, pero de una que tiene más peso en las calles que en el propio cabildo, donde cuenta con Hollman Morris como único concejal de sus afectos.

En las propias redes sociales, agrega el profesor Arias, “Petro sigue siendo el alcalde y lo que él señala sigue teniendo la credibilidad y legitimidad para un importante segmento poblacional que lo considera el portador de una nueva sociedad”, por más que concejales afectos a Peñalosa como José David Castellanos (Cambio Radical) califiquen de “populismo oportunista” los trinos del exalcalde.

A Peñalosa, además, le piden moderar su tono. Angélica Lozano, exconcejal y hoy representante a la Cámara por Bogotá de la Alianza Verde, dice que aunque el alcalde “tiene mayoría en Concejo, necesita apertura al diálogo con la ciudadanía”. Es la misma postura de Riveros, que plantea que “tendrá muchos problemas si mantiene una política que genere confrontación; tiene que abrir procesos de diálogo que le permitan ampliar su base de apoyo, no quedarse solo con los que votaron por él”.

También es cierto que hay una suerte de desmesura en algunos sectores de la oposición, independientemente de que sea o no petrista. Ya hay campañas en redes sociales organizando, a poco más de un mes de iniciado el gobierno, la revocatoria del mandato. Esa misma acción, cuando la adelantaron contra Petro, comenzó en serio un año después de iniciado su gobierno. “La polarización del cuatrienio pasado se extendió a este cuatrienio y la damnificada es la ciudad”, dice Lozano. “Bogotá perdió porque quedó en un sánduche de egos y de miradas simples que retrasan su desarrollo”.

José Cuesta indica que, más allá de querer polarizar, la pretensión de él y del sector de la ciudadanía que se siente identificada con Petro y con los tres gobiernos de izquierda que tuvo Bogotá, es defender un legado social. “Vienen más movilizaciones, eso sí, de corte pacífico. No estamos en una oposición acérrima, sino promoviendo un ideario de una partitura de los últimos 12 años”.

Es previsible, entonces, que la confrontación siga en la ciudad, algo propio de cualquier sociedad democrática. De la forma como los líderes de los distintos bandos manejen cada situación depende en buena medida el futuro de la ciudad. La continuación de la polarización, por ahora previsible, no parece sana.


FUENTE: elespectador.com

Ayudante De Santa
06-11-2015, 22:19:08
Los mejores licores
Miguelito87
12-02-2016, 16:13:15
Lo mejor es aprovechar que el inepto esta inhabitado y ya no es una amenaza, para así hacer de cuenta que nunca existió.